Un His­tó­ri­co Viaje

THE JOUR­NEY. Gran Bre­ta­ña, 2016. Un film de Nick Hamm

El acuer­do fir­ma­do en 2006 en Esco­cia en la loca­li­dad de St. Andrew ten­dien­te a con­for­mar un gobierno com­par­ti­do entre los prin­ci­pa­les par­ti­dos cató­li­cos y pro­tes­tan­tes de Irlan­da del Nor­te a fin de lograr la paz de esa con­vul­sio­na­da región des­pués de 40 años de encar­ni­za­da vio­len­cia, cons­ti­tu­ye el telón de fon­do para The Jour­ney.

El film diri­gi­do por Nick Hamm dra­ma­ti­za esa situa­ción, crean­do como excu­sa un via­je en coche don­de se hallan dos irre­con­ci­lia­bles enemi­gos polí­ti­cos; en con­se­cuen­cia, el reve­ren­do Ian Pas­ley (Timothy Spall), repre­sen­tan­do al Par­ti­do Unio­nis­ta Demo­crá­ti­co, y Mar­tin McGuin­ness (Colm Mea­ney), como el deter­mi­na­do libre lucha­dor del Sinn Fein, se ven obli­ga­dos a man­te­ner una char­la don­de cada una de las par­tes expre­sa­rá sus diver­gen­tes pun­tos de vis­ta sobre los acon­te­ci­mien­tos que con­vir­tie­ron a cató­li­cos y pro­tes­tan­tes en acé­rri­mos enemigos.

Si bien el con­te­ni­do de esta con­ver­sa­ción his­tó­ri­ca es pro­duc­to de la ima­gi­na­ción del buen guión ela­bo­ra­do por Colin Bate­man, lo cier­to es que a pesar del con­fi­na­do espa­cio en que trans­cu­rre la mayor par­te de la acción, el pro­vo­ca­ti­vo diá­lo­go sus­ci­ta­do entre estos dos per­so­na­jes man­tie­ne la aten­ción per­ma­nen­te del públi­co. El resul­ta­do de esta tra­ve­sía es un cáli­do film, muy bien cons­trui­do y mag­ní­fi­ca­men­te actua­do por dos pres­ti­gio­sos acto­res bri­tá­ni­cos; tan­to Spall asu­mien­do la agre­si­va y gru­ño­na per­so­na­li­dad de Pas­ley, como Mea­ney carac­te­ri­zan­do la cal­ma­da y con­ci­lia­do­ra acti­tud de McGui­ness, con­si­guen crear una impe­ca­ble carac­te­ri­za­ción de sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes. Jor­ge Gutman

La Vida Comunitaria

THE COM­MU­NE. Dina­mar­ca-Sue­cia-Holan­da, 2016. Un film de Tho­mas Vinterberg

Tho­mas Vin­ter­berg quien en su momen­to, fue­ra con­si­de­ra­do como uno de los van­guar­dis­tas direc­to­res del cine danés, retor­na con The Com­mu­ne, una come­dia dra­má­ti­ca en apa­rien­cia audaz pero muy lejos de su aplau­di­do tra­ba­jo rea­li­za­do hace casi dos déca­das en The Cele­bra­tion. En esta pelí­cu­la el rea­li­za­dor se ha ins­pi­ra­do en los recuer­dos de infan­cia cuan­do sus padres deci­die­ron vivir en una comu­na inte­gra­da por gen­te inte­lec­tual con el pro­pó­si­to de com­par­tir­lo todo; con todo, el rela­to más que tra­du­cir lo que acon­te­ce con una fami­lia atí­pi­ca duran­te un perío­do en que el hipis­mo hizo eclo­sión, se bifur­ca en un trián­gu­lo amo­ro­so con­ven­cio­nal don­de lo que acon­te­ce podría haber ocu­rri­do en cual­quier otro esce­na­rio sin nece­si­dad de que nece­sa­ria­men­te suce­da en un medio comunal.

THE COMMUNE

La his­to­ria se cen­tra a media­dos de la déca­da del 70 en una zona cos­te­ra al nor­te de Copenha­gue, don­de el matri­mo­nio de cla­se media bien ave­ni­do e inte­gra­do por Erik (Ulrich Thom­sen), un pro­fe­sor uni­ver­si­ta­rio de apro­xi­ma­da­men­te 40 años, y su espo­sa Anna (Tri­ne Dyrholm), una repor­te­ra tele­vi­si­va de edad simi­lar, jun­to con su hija ado­les­cen­te Fre­ja (Martha Sofie Walls­trom Han­se) a fin de que­brar la ruti­na deci­den com­par­tir la man­sión here­da­da por Erik con ami­gos y uno que otro extra­ño como ges­to de soli­da­ri­dad y amor. Sin embar­go, esa uto­pía de libre con­vi­ven­cia se des­plo­ma cuan­do el pro­fe­sor se ena­mo­ra de Emma (Hele­ne Rein­gaard Neu­mann), una de sus alum­nas de 24 años, y con el vis­to bueno de su mujer es invi­ta­da a vivir con ellos como si se tra­ta­ra de algo com­ple­ta­men­te natu­ral; es allí que Erik deja a su espo­sa para lle­var una vida monó­ga­ma, echan­do por tie­rra la filo­so­fía de rela­cio­nes abier­tas que per­si­gue la comunidad.

Pue­de entre­ver­se que la inten­ción de Vin­ter­berg es haber que­ri­do mos­trar cómo en el fon­do per­so­na­jes bur­gue­ses imbui­dos del espí­ri­tu libe­ral de amor libre sucum­ben en ese pro­pó­si­to para demos­trar una acti­tud deci­di­da­men­te con­ser­va­do­ra. Con todo, el guión del rea­li­za­dor escri­to con Tobias Lindhom fla­quea al adop­tar en gran par­te un tono cari­ca­tu­res­co, evi­tan­do que el film alcan­ce la serie­dad pre­ten­di­da fren­te a un con­tex­to polí­ti­co sin refe­ren­cia con­cre­ta; así estos per­so­na­jes reu­ni­dos no rea­li­zan algo que pue­da tras­cen­der más allá de bañar­se des­nu­dos en el mar, par­ti­ci­par en comi­das con­jun­tas o bien par­ti­ci­par en lar­gas dis­cu­sio­nes. A su favor, el film cuen­ta con una muy bue­na inter­pre­ta­ción de Dyrholm al com­po­ner un per­so­na­je excep­cio­nal­men­te bien deli­nea­do al que la actriz le brin­da la enver­ga­du­ra dra­má­ti­ca reque­ri­da por el mismo.

En resu­men, el film que aun­que se deja ver, dis­ta de con­ven­cer al resul­tar anec­dó­ti­ca­men­te irre­le­van­te. Jor­ge Gutman

Cáli­do Rela­to Femenino

DE PLUS BELLE. Fran­cia, 2017. Un film escri­to y diri­gi­do por Anne Gaë­lle Daval

He aquí la sor­pre­sa de apre­ciar un her­mo­so rela­to feme­nino que pro­fun­di­za en los sen­ti­mien­tos huma­nos de una mujer que ha pasa­do por un perío­do trau­má­ti­co a cau­sa de una peno­sa enfermedad.

Con gran deli­ca­de­za y abso­lu­ta pre­ci­sión en su cons­truc­ción la direc­to­ra Anne-Gaë­lle Daval en éste su pri­mer film trans­mi­te al públi­co los sin­sa­bo­res de una per­so­na cuya auto­es­ti­ma se encuen­tra en sus más bajos nive­les. Su pro­ta­go­nis­ta es Lucie (Flo­ren­ce Fores­ti), una mujer de 40 años y madre sol­te­ra que duran­te 4 años ha lucha­do con un cán­cer al pecho y que aho­ra se encuen­tra en remisión.

La enfer­me­dad le ha deja­do una secue­la emo­cio­nal que la afli­ge inter­na­men­te; por­tan­do una lar­ga pelu­ca para cubrir su cabe­lle­ra rapa­da por la secue­la de la qui­mio­te­ra­pia, no se encuen­tra boni­ta y esa cir­cuns­tan­cia moti­va que en su vida de rela­ción social se man­ten­ga dis­tan­te, inca­paz de esbo­zar una son­ri­sa y menos aún de ima­gi­nar que alguien pue­da estar sen­ti­men­tal­men­te intere­sa­da en ella.

Si en gran par­te el pro­ble­ma actual de Lucie se debe a la pre­sen­cia de una madre domi­nan­te (Josée Dre­von) que duran­te su vida no hizo más que cri­ti­car­la por lo poco atrac­ti­va que lucía, al menos encuen­tra solaz con la gran afi­ni­dad man­te­ni­da con Fre­de­rick (Jonathan Cohen), su her­mano médi­co que a la vez es el que la atien­de, y con su her­ma­na Manon (Oli­via Bonamy).

Dos fac­to­res impor­tan­tes influi­rán para que la anti­he­roi­na de esta his­to­ria vis­lum­bre un cam­bio. Uno de los mis­mos acon­te­ce cuan­do al deci­dir cam­biar de pelu­ca lle­ga a cono­cer a Dali­la (Nico­le Gar­cía), la due­ña del nego­cio, quien como pro­fe­so­ra de dan­za la invi­ta a sus cla­ses y a tra­vés de las mis­mas per­mi­te que len­ta­men­te y con mucho esfuer­zo de su par­te Lucie pue­da acep­tar­se tal cual es ele­van­do su valo­ra­ción fren­te a la mira­da aje­na. El otro ele­men­to deci­si­vo se da cuan­do cono­ce a Clo­vis (Mathieu Kas­so­vitz), un seduc­tor de muy bue­na pre­sen­cia que por pri­me­ra vez expe­ri­men­ta un ver­da­de­ro amor; pese que ella a pesar de sen­tir­se atraí­da hacia él resis­te su cor­te­jo por temor, resul­ta pre­vi­si­ble lo que sobrevendrá.

Más allá de algu­nas esce­nas que podrían haber­se pres­cin­di­do, lo cier­to es que con gran sen­si­bi­li­dad la novel direc­to­ra ha sabi­do con­ce­bir una come­dia que a pesar de su fon­do dra­má­ti­co es risue­ña, con­mo­ve­do­ra y con­vin­cen­te­men­te román­ti­ca. La duc­ti­li­dad de Fores­ti, la cali­dez de Gar­cía, la sim­pa­tía de Kas­so­vitz y la huma­ni­dad que des­ti­la el per­so­na­je de Cohen con­tri­bu­yen para que este film nada pre­ten­cio­so logre la empa­tía del públi­co. Jor­ge Gutman