TIFF 2017. Comen­ta­rios de Films (3)

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

Resul­ta muy gra­to vol­ver a con­tem­plar a una gran actriz como es Glenn Clo­se com­po­nien­do en The Wife (Gran Bre­ta­ña-Sue­cia) un rol que le vie­ne como ani­llo al dedo don­de tam­bién cabe resal­tar la meri­to­ria actua­ción de Jonathan Prin­ce. Basa­do en la nove­la homó­ni­ma de Meg Wolitzer y adap­ta­da por Jane Ander­son, el film de Björn Run­ge retra­ta a un matri­mo­nio (Clo­se, Prin­ce) talen­to­so, cuya feliz con­vi­ven­cia es pues­ta a prue­ba a par­tir de un espe­cial acontecimiento.

La his­to­ria trans­cu­rre en Con­nec­ti­cut en 1992 y comien­za cuan­do el escri­tor Joe Castle­man (Prin­ce) es des­per­ta­do tele­fó­ni­ca­men­te a una hora tem­pra­na don­de se le comu­ni­ca que ha sido el can­di­da­to ele­gi­do para reci­bir el Pre­mio Nobel de Lite­ra­tu­ra. La inmen­sa sor­pre­sa y gran ale­gría de Joe de inme­dia­to es com­par­ti­da con su devo­ta espo­sa Joan (Clo­se).

El con­flic­to del rela­to se pro­du­ce cuan­do dos meses des­pués ambos via­jan a Esto­col­mo para reci­bir el pre­mio. En la cáli­da aco­gi­da que son obje­to por las per­so­nas encar­ga­das del cere­mo­nial, Joe adquie­re un total pro­ta­go­nis­mo con todos los hono­res de la oca­sión en tan­to que su com­pa­ñe­ra que­da lógi­ca­men­te rele­ga­da a un papel secun­da­rio como la espo­sa del pre­mia­do. Esa situa­ción crea en Joan un sen­ti­mien­to ambi­va­len­te de inco­mo­di­dad y ocul­tos resen­ti­mien­tos; eso se debe a que en su juven­tud, en 1958, habien­do ini­cia­do sus estu­dios de lite­ra­tu­ra deci­dió aban­do­nar­los al casar­se y cola­bo­rar acti­va­men­te en los tra­ba­jos rea­li­za­dos por su mari­do; que­da cla­ro, que fue ella quien se ocu­pa­ba de corre­gir y modi­fi­car en par­te sus obras dán­do­le el toque mági­co para engran­de­cer­las, per­mi­tien­do así que Joe alcan­za­ra un gran éxi­to pro­fe­sio­nal, cir­cuns­tan­cia que en todo momen­to él reco­no­ce y le agradece.

A todo ello, la indis­cre­ta inter­ven­ción de un perio­dis­ta (Chris­tian Sla­ter) que inten­ta rea­li­zar una bio­gra­fía de Joe, com­pli­ca la situa­ción rei­nan­te, como así tam­bién las reac­cio­nes moles­tas que expe­ri­men­ta David (Max Irons), el joven hijo del matri­mo­nio aspi­ran­te a escri­tor, que no logra el total reco­no­ci­mien­to de su padre.

Este dra­ma cons­ti­tu­ye un buen aná­li­sis de cómo la cele­bri­dad pue­de afec­tar la rela­ción de un matri­mo­nio, la gra­vi­ta­ción que pue­de tener una espo­sa en la labor pro­fe­sio­nal de su espo­so y los ele­men­tos cla­ves que inter­vie­nen en el pro­ce­so de crea­ción de una obra lite­ra­ria. La extra­or­di­na­ria actua­ción de Clo­se y Prin­ce con­tri­bu­ye en gran par­te a valo­ri­zar a este buen film.

Glen Clo­se y Jonathan rin­ce en THE WIFE

En El Autor (Espa­ña) el direc­tor Manuel Mar­tín Cuen­ca ofre­ce una ori­gi­nal come­dia negra rela­tan­do las aspi­ra­cio­nes de un indi­vi­duo que desea con­ver­tir­se en un impor­tan­te escritor.

El guión de Javier Cer­cas, basa­do en su nove­la “El móvil”, enfo­ca a Álva­ro (Javier Gutié­rrez) quien está casa­do con Aman­da (María León), una popu­lar nove­lis­ta. Al haber des­cu­bier­to que ella le es infiel, deci­de dejar­la para comen­zar una nue­va eta­pa de su vida. Sien­do un apa­sio­na­do de la lite­ra­tu­ra deja su tra­ba­jo de ofi­ci­nis­ta en un estu­dio de escri­ba­nía de Sevi­lla para dedi­car­se de lleno a com­po­ner su pri­me­ra nove­la. En el depar­ta­men­to de un inmue­ble don­de aho­ra habi­ta comien­za a redac­tar sus pri­me­ros bos­que­jos que no lle­gan a con­ven­cer a su pro­fe­sor de lite­ra­tu­ra (Anto­nio de la Torre); éste le reco­mien­da ins­pi­rar­se en per­so­na­jes de la vida coti­dia­na para alcan­zar la soli­dez de un buen nove­lis­ta. Siguien­do su con­se­jo, Álva­ro deci­de uti­li­zar como refe­ren­cia a algu­nas de las per­so­nas que habi­tan en su edi­fi­cio; entre ellos se encuen­tra la con­ser­je (Adel­fa Cal­vo) con quien tie­ne un affai­re de cor­to alcan­ce, una pare­ja de inmi­gran­tes mexi­ca­nos (Adria­na Paz, Tenoch Huer­ta) y un anciano ex mili­tar (Rafael Téllez) con quien jue­ga al aje­drez. Al ir mani­pu­lan­do la vida de sus veci­nos él logra­rá con­ver­tir la reali­dad en fic­ción has­ta lle­gar a un sor­pre­si­vo des­en­la­ce que sin duda con­ten­ta­rá a los espectadores.

Ana­li­zan­do las moti­va­cio­nes que impul­san a Álva­ro para lograr una obra maes­tra sin impor­tar los medios extre­mos a que debe recu­rrir, el rea­li­za­dor ha logra­do un film inge­nio­so, hila­ran­te, audaz y sin duda provocativo.

Javier Gutié­rrez en EL AUTOR

Des­pués de haber pre­sen­ta­do su docu­men­tal Blind Loves (2008) y su pri­me­ra pelí­cu­la de fic­ción Mira­cle (2013), el rea­li­za­dor eslo­va­co Juraj Lehotsky retor­na al TIFF con Nina (Eslo­va­quia-Repú­bli­ca Che­ca) con­si­de­ran­do el dra­ma de un ser afec­ta­do por el divor­cio de sus padres.

Debu­tan­do en el cine Bibia­na Nová­ko­vá se intro­du­ce en la piel de Nina, que con sus 12 años de edad tran­si­tan­do hacia la ado­les­cen­cia ve cómo su mun­do tien­de a des­plo­mar­se por la agria­da des­ave­nen­cia de sus padres (Petra For­na­yo­vá, Robert Roth) quie­nes se encuen­tran pro­ce­san­do su sepa­ra­ción. Com­par­tien­do su vida en dos hoga­res dife­ren­tes, el de su madre y el de su padre, la sen­si­ble Nina cons­ta­ta que no cuen­ta con una ver­da­de­ra fami­lia sien­do la víc­ti­ma invo­lun­ta­ria de la diso­lu­ción fami­liar. Su úni­co solaz y esca­pis­mo se encuen­tra en la nata­ción don­de en la prác­ti­ca de dicha acti­vi­dad depor­ti­va expe­ri­men­ta la cal­ma y tran­qui­li­dad espi­ri­tual que care­ce en su hogar. Cuan­do en un momen­to dado su madre le impi­de par­ti­ci­par en una com­pe­ten­cia de nata­ción, ella adop­ta una acti­tud radical.

El rela­to del cineas­ta des­ti­la gran hones­ti­dad don­de sin mora­li­zar ni juz­gar a sus per­so­na­jes, expo­ne a la ino­cen­te y tier­na niña en su con­fron­ta­ción con el mun­do de los adul­tos a tra­vés de la con­duc­ta de sus padres; en tal sen­ti­do es enco­mia­ble la expre­si­vi­dad ema­na­da por Bibia­na Nová­ko­vá en el rol pro­ta­gó­ni­co otor­gan­do abso­lu­ta vera­ci­dad y rique­za emo­cio­nal a esta huma­na historia.

Una suer­te de cuen­to de hadas es lo que se apre­cia en Tuli­pa­ni, Love, Honour and a Bicy­cle (Holan­da-Ita­lia-Cana­dá) de Mike van Diem sobre la expe­rien­cia de una joven que tar­día­men­te lle­ga a cono­cer la iden­ti­dad de sus padres bio­ló­gi­cos. La tra­ma que se desa­rro­lla entre el pre­sen­te y el pasa­do comien­za en los pri­me­ros años de la déca­da del 80 don­de la joven Anna (Kse­nia Solo) quien vive en Mon­treal con su madre Chia­ra (Dona­te­lla Finoc­chia­ro) muy enfer­ma; al morir, desea cum­plir con su últi­ma volun­tad que con­sis­te en que sus ceni­zas sean des­pa­rra­ma­das en su nati­va aldea ita­lia­na de Puglia. De este modo empren­de un via­je a Ita­lia y al lle­gar a des­tino es reci­bi­da con gran entu­sias­mo por Imma­co­la­ta (Lidia Vita­le), que fue la gran ami­ga de Chia­ra, y su hijo Pie­ro (Geor­gio Pasot­ti); es allí que Anna se impon­drá de hechos impor­tan­tes vin­cu­la­dos con su ver­da­de­ra iden­ti­dad que has­ta enton­ces había ignorado.

En 1953, Gau­ke (Gijs Naber), su padre holan­dés y due­ño de una gran­ja cul­ti­van­do tuli­pa­nes, des­pués de una seve­ra inun­da­ción resuel­ve dejar Holan­da para des­pla­zar­se en bici­cle­ta a Puglia; al poco tiem­po le segui­rá su espo­sa Ria (Anne­ke Slui­ters) estan­do ya emba­ra­za­da de Anna. La fami­lia goza al prin­ci­pio una exis­ten­cia feliz, don­de Gau­ke se dedi­ca exi­to­sa­men­te a con­ti­nuar con la explo­ta­ción de tuli­pa­nes a pesar de los obs­tácu­los que le crea un mafio­so extor­sio­nis­ta (Miche­le Veni­tuc­ci) de la región. Con todo, esta pare­ja está lejos de ima­gi­nar los duros gol­pes que le depa­ra­ría el des­tino en los años veni­de­ros y que como con­se­cuen­cia haría que la peque­ña Anna final­men­te lle­ga­ra a resi­dir en Cana­dá con Chia­ra, la abne­ga­da mujer que la crió, edu­có y le brin­dó su entra­ña­ble amor maternal.

A pesar de su tras­fon­do dra­má­ti­co el rea­li­za­dor adop­tó el tono de come­dia obte­nien­do como resul­ta­do un muy cáli­do y entre­te­ni­do film; el mis­mo está inte­gra­do por un buen elen­co que inclu­ye la par­ti­ci­pa­ción espe­cial del vete­rano Gian­car­lo Gian­ni­ni ani­man­do a un poli­cía ins­pec­tor deseo­so de escla­re­cer cier­tos hechos acae­ci­dos con la muer­te de uno de los per­so­na­jes de esta historia.