TIFF 2017. Comen­ta­rios de Films (4)

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

El docu­men­tal Ex Libris ‑The New York Public Library (Esta­dos Uni­dos), del octo­ge­na­rio rea­li­za­dor Fre­de­rick Wise­man es una obra de arte que sin duda satis­fa­rá al públi­co más exi­gen­te. A pesar de sus 3 horas y 17 minu­tos de dura­ción no hay un solo momen­to en que el inte­rés decai­ga debi­do al tra­di­cio­nal esme­ro del excep­cio­nal docu­men­ta­lis­ta cui­dan­do de que no exis­tan tiem­pos muer­tos. Como su títu­lo lo indi­ca, el docu­men­tal se refie­re a la gran biblio­te­ca públi­ca neo­yor­ki­na ubi­ca­da en el 476 de la 5ta. Ave­ni­da de Manhat­tan como así tam­bién a las múl­ti­ples face­tas que se apre­cian en algu­nas de sus 87 sucur­sa­les ubi­ca­das en la ciu­dad; al hacer­lo, como ya es su nor­ma, Wise­man impri­me una gran huma­ni­dad a lo que expone.

Tenien­do en cuen­ta que esta biblio­te­ca ‑la cuar­ta más gran­de del mun­do- está al ser­vi­cio de la cul­tu­ra públi­ca, su fun­ción no se limi­ta a per­mi­tir que el públi­co acu­da a sus salo­nes para la lec­tu­ra, prés­ta­mo de libros, CDs y mate­rial de video. A tra­vés de lo que se apre­cia, la ins­ti­tu­ción rea­li­za una labor didác­ti­ca, alta­men­te edu­ca­cio­nal y pro­fun­da­men­te social obser­van­do las acti­vi­da­des vin­cu­la­das con infan­tes, chi­cos, ado­les­cen­tes y adul­tos de toda edad inclu­yen­do a los invi­den­tes con las cla­ses impar­ti­das para que pue­dan leer en Brai­lle. A todo ello es extra­or­di­na­ria­men­te meri­to­rio que la aso­cia­ción de esta ins­ti­tu­ción con otros orga­nis­mos cul­tu­ra­les, como lo es por ejem­plo el Lin­coln Cen­ter, per­mi­ta que el públi­co pue­da asis­tir a con­cier­tos gra­tui­tos, o bien par­ti­ci­par en mesas redon­das ana­li­zan­do los méri­tos del rea­lis­mo mági­co a tra­vés de la nove­la de Gabriel Gar­cía Már­quez “El Amor en los Tiem­pos del Cólera”.

La rique­za del film igual­men­te se debe a las visi­tas rea­li­za­das por un buen núme­ro de expo­si­to­res don­de a tra­vés de sus con­fe­ren­cias, el púbi­co tie­ne la opor­tu­ni­dad de apre­ciar temas de indis­cu­ti­ble inte­rés, como es el caso del renom­bra­do bió­lo­go evo­lu­ti­vo Richard Daw­kins expo­nien­do su pun­to de vis­ta crí­ti­co sobre la teo­ría crea­cio­nis­ta. No menos atrac­ti­va es la par­ti­ci­pa­ción del músi­co Elvis Cos­te­llo, así como la del poe­ta Miles Hodges.

El docu­men­tal mues­tra algu­nas de las con­ver­sa­cio­nes que tie­nen lugar entre los miem­bros del con­se­jo de admi­nis­tra­ción de la ins­ti­tu­ción en rela­ción al finan­cia­mien­to del sec­tor púbi­co que alcan­za a un 60% y a la posi­bi­li­dad de aumen­tar las dona­cio­nes pri­va­das; otro tema de dis­cu­sión está refe­ri­do a la mejor for­ma de satis­fa­cer a la nue­va gene­ra­ción de lec­to­res de la era digi­tal median­te el empleo de libros electrónicos.

Wise­man no inter­vie­ne en momen­to alguno, dejan­do que su cáma­ra y el direc­tor de foto­go­ra­fía John Davey cap­ten las imá­ge­nes de los libros, de la gen­te ávi­da de cono­ci­mien­tos y en gene­ral de sus dife­ren­tes acti­vi­da­des cul­tu­ra­les, como medio con­tun­den­te para soli­di­fi­car la demo­cra­ti­za­ción de la sociedad.

Gra­cias a este gran maes­tro del cine el espec­ta­dor acce­de a un docu­men­tal fas­ci­nan­te y absor­ben­te que le hace cono­cer valio­sos aspec­tos iné­di­tos de esta mag­na ins­ti­tu­ción pública.

El cele­bra­do rea­li­za­dor y guio­nis­ta Hiro­ka­zu Kore-eda por pri­me­ra vez incur­sio­na en un tema poli­cial con The Third Mur­der (Japón) que en cier­tos momen­tos pare­ce remon­tar­se a algu­nos de los rela­tos de Agatha Chris­tie, aun­que de nin­gún modo alcan­za el nivel de exce­len­cia de la extra­or­di­na­ria nove­lis­ta bri­tá­ni­ca. No es indis­cre­ción algu­na reve­lar que en la pri­me­ra esce­na se con­tem­pla a Misu­mi (Köji Yakusho), un cri­mi­nal que en un lugar des­cam­pa­do roba y mata a un indus­trial. Como lo indi­ca su títu­lo se tra­ta de un ter­cer ase­si­na­to por­que en el pasa­do ya había regis­tra­do otros dos crí­me­nes que le valió 30 años de pri­sión. No hay en prin­ci­pio intri­ga algu­na ya que Misu­mi con­fie­sa ante la auto­ri­dad poli­cial que él ha sido el ase­sino y la audien­cia no duda de tal hecho.

Masaha­ru Fuku­ya­ma en THE THIRD MURDER

La zona nebu­lo­sa comien­za a sur­gir cuan­do el abo­ga­do Shi­ge­mo­ri (Masaha­ru Fuku­ya­ma), encar­ga­do de su defen­sa al entre­vis­tar a su clien­te duda sobre la real moti­va­ción que le con­du­jo a come­ter el ase­si­na­to. Al avan­zar la inves­ti­ga­ción que rea­li­za van sur­gien­do ele­men­tos con­tra­dic­to­rios como los rumo­res de que la seño­ra del occi­so había encar­ga­do a Misu­mi que eje­cu­ta­ra a su mari­do, o bien que fue la ado­les­cen­te hija de la víc­ti­ma que pidió que lo mata­ra por haber­la vio­la­do. A medi­da que el rela­to avan­za las con­ti­nua­das vuel­tas de giro ter­mi­nan exte­nuan­do en la medi­da que los per­so­na­jes dicen y se des­di­cen en sus afir­ma­cio­nes don­de pare­ce­ría que todo el mun­do está min­tien­do con­ti­nua­da­men­te. Si aca­so el pro­pó­si­to del rea­li­za­dor es demos­trar cómo en cier­tas cir­cuns­tan­cias resul­ta difí­cil dic­ta­mi­nar dón­de resi­de la ver­dad, las incon­sis­ten­cias del rela­to moti­van a que decai­ga su inte­rés des­pués de un cier­to tre­cho. A la pos­tre, poco impor­ta saber si como resul­ta­do del jui­cio el reo será sen­ten­cia­do a pri­sión per­pe­tua o en cam­bio con­de­na­do a la pena capi­tal. En resu­men, éste es un film que aun­que no dese­cha­ble care­ce de los sufi­cien­tes ingre­dien­tes para con­fi­gu­rar un buen thriller.