Ocul­tan­do la Orien­ta­ción Sexual

BEACH RATS. Esta­dos Uni­dos, 2017. Un film escri­to y diri­gi­do por Eli­za Hittman

Aden­trán­do­se en la sexua­li­dad mas­cu­li­na, el film de Eli­za Hitt­man cons­ti­tu­ye una bue­na des­crip­ción de los sen­ti­mien­tos de un ado­les­cen­te que se deba­te fren­te a sus pul­sa­cio­nes homo­eró­ti­cas y que se resis­te a revelarlas.

Harris Dic­kin­son

Tenien­do como esce­na­rio la ciu­dad de Brooklyn y en pleno perío­do esti­val, el rela­to de la direc­to­ra intro­du­ce a Fran­kie (Harris Dic­kin­son) un joven reser­va­do de 19 años de edad que evi­ta exte­rio­ri­zar a su fami­lia y al núcleo social que lo rodea su ver­da­de­ra orien­ta­ción sexual. En lo que con­cier­ne a los suyos, él con­vi­ve con su padre (Neal Huff) mori­bun­do por el cán­cer que lo está ani­qui­lan­do, su madre (Kate Hod­ge) que aten­ta­men­te obser­va su com­por­ta­mien­to mis­te­rio­so y su her­ma­na menor que está aso­mán­do­se a la ado­les­cen­cia. En esas cáli­das jor­na­das de verano, duran­te el día el mucha­cho dis­trae su tiem­po jun­to a su barra de cono­ci­dos de baja cala­ña que igno­ran su incli­na­ción sexual y que jun­tos encuen­tran pre­di­lec­ción en el con­su­mo de livia­nas dro­gas; por las noches, pasea por Coney Island pro­cu­ran­do esta­ble­cer encuen­tros for­tui­tos con hom­bres que han sido con­tac­ta­dos pre­via­men­te vía inter­net en la habi­ta­ción de su hogar, a escon­di­das de su madre.

Hacien­do esfuer­zos para modi­fi­car su natu­ra­le­za sexual Fran­kie se vin­cu­la con la joven Simo­ne (Made­li­ne Weins­tein) con quien tra­ta de inti­mar para demos­trar a sí mis­mo y ante ter­ce­ros su mas­cu­li­ni­dad; en todo caso, esa rela­ción no alcan­za a fructificar.

Más que el desa­rro­llo de una his­to­ria lineal, Hitt­man dedi­ca su aten­ción al estu­dio carac­te­ro­ló­gi­co de su prin­ci­pal per­so­na­je y en tal sen­ti­do lo logra ple­na­men­te. Aquí ha con­se­gui­do que Dic­kin­son ofrez­ca los varia­dos mati­ces por los que atra­vie­sa Fran­kie; ade­más de su bue­na pre­sen­cia físi­ca, el joven actor bri­tá­ni­co a tra­vés de su mira­da tra­du­ce inten­sa­men­te la vívi­da ten­sión que expe­ri­men­ta el intro­ver­ti­do per­so­na­je debi­do a la inco­mo­di­dad, vul­ne­ra­bi­li­dad y con­fu­sión inter­na que sien­te al no que­rer asu­mir su iden­ti­dad sexual fren­te al mun­do exte­rior que lo rodea, sobre todo sabien­do la homo­fo­bia de sus cama­ra­das. En un papel secun­da­rio sobre­sa­le la actua­ción de Hod­ge como la madre del pro­ta­go­nis­ta que que­rien­do a su hijo intu­ye que algo inquie­tan­te le está acon­te­cien­do; igual­men­te se des­ta­ca Weins­tein ani­man­do a la chi­ca que se sien­te atraí­da hacia Fran­kie pero com­pren­de que su rela­ción con él dis­ta de satis­fa­cer­la sexualmente.

Aun­que los res­tan­tes per­so­na­jes están desa­rro­lla­dos de mane­ra más super­fi­cial, el film resul­ta atrac­ti­vo por los fac­to­res ante­rior­men­te apun­ta­dos. En los aspec­tos téc­ni­cos de pro­duc­ción, se dis­tin­guen la logra­da foto­gra­fía de Hele­ne Lou­vart otor­gan­do un cli­ma atmos­fé­ri­co rea­lis­ta a los casua­les encuen­tros noc­tur­nos de Fran­kie en Coney Island, así como los bue­nos dise­ños de pro­duc­ción de Gra­ce Yun y la apro­pia­da ban­da sono­ra del com­po­si­tor Nick Leon. Jor­ge Gutman