Hon­ran­do a los Difuntos

COCO. Esta­dos Uni­dos, 2017. Un film diri­gi­do por Lee Unkrich con la cola­bo­ra­ción de Adrián Molina.

Des­pués de haber logra­do en 2015 un reso­nan­te éxi­to artís­ti­co con Insi­de Out, los estu­dios Pixar vuel­ven a pisar fuer­te con Coco, una entra­ña­ble fábu­la ani­ma­da que home­na­jea a la cul­tu­ra mexi­ca­na como así tam­bién a una de sus más arrai­ga­das tradiciones.

El film está ins­pi­ra­do en la fes­ti­vi­dad del Día de los Muer­tos; se tra­ta de una cele­bra­ción que se rea­li­za en Méxi­co el 1 y 2 de noviem­bre de cada año hon­ran­do a los difun­tos; la impor­tan­cia de esta con­me­mo­ra­ción moti­vó que la Unes­co la decla­ra­ra Patri­mo­nio Cul­tu­ral Inma­te­rial de México.

Una esce­na del film de ani­ma­ción COCO

En su pri­me­ra par­te la his­to­ria trans­cu­rre en el fic­ti­cio pue­blo mexi­cano de San­ta Ceci­lia don­de Coco Rive­ra (voz de Anthony Gon­zá­lez), un niño de 12 años apa­sio­na­do por la músi­ca, ambi­cio­na con­ver­tir­se en un impor­tan­te gui­ta­rris­ta; sin embar­go sus aspi­ra­cio­nes se ven obs­ta­cu­li­za­das por­que su fami­lia impi­de que la músi­ca se intro­duz­ca en el hogar. Eso se debe a que el espo­so de su tata­ra­bue­la Imel­da (voz de Alan­na Ubach) aban­do­nó a los suyos para ini­ciar una aven­tu­ra musical.

Ansio­so de poder encon­trar a Ernes­to de la Cruz (voz de Ben­ja­mín Bratt), un míti­co can­tan­te y com­po­si­tor ya des­apa­re­ci­do físi­ca­men­te a quien tra­ta de emu­lar, en el Día de los Muer­tos Miguel mági­ca­men­te se trans­por­ta a la Tie­rra de los Muer­tos para poder ubicarlo.

En ese uni­ver­so para­le­lo, don­de los difun­tos con­ver­ti­dos en esque­le­tos pue­den seguir gozan­do de una segun­da exis­ten­cia siem­pre y cuan­do los vivos los recuer­den, el niño final­men­te des­cu­bri­rá qué es lo que ha acon­te­ci­do con sus ances­tros, inclu­yen­do a su tata­ra­bue­lo, gra­cias a la apa­sio­nan­te tra­ve­sía que rea­li­za en com­pa­ñía de Héc­tor (voz de Gael Gar­cía Ber­nal), un sim­pá­ti­co vagabundo.

A tra­vés de un minu­cio­so tra­ba­jo de inves­ti­ga­ción, Lee Unkrich y su cola­bo­ra­dor Adrián Moli­na han logra­do sumer­gir­se por com­ple­to en la cul­tu­ra del país azte­ca valién­do­se del guión muy bien urdi­do de Adrián Moli­na y Matthew Aldrich. Con sus ado­ra­bles per­so­na­jes, el film emo­cio­na ple­na­men­te sin caer en este­reo­ti­pa­dos sen­ti­men­ta­lis­mos y ade­más se nutre de un salu­da­ble humor.

Entre otros valo­res que se aña­den a la inge­nio­sa his­to­ria cabe des­ta­car los exce­len­tes dise­ños de pro­duc­ción de Har­ley Jes­sup quien en su inge­nio­sa con­cep­ción refle­ja el surrea­lis­ta mun­do de los muer­tos. Igual­men­te impor­tan­te es la músi­ca de Michael Giac­chino don­de ade­más de bellas can­cio­nes tra­di­cio­na­les de Méxi­co, se des­ta­ca el núme­ro final Remem­ber Me com­pues­to por el matri­mo­nio inte­gra­do por Kris­ten Ander­son-López y Robert López, cuyo tema gira en torno de una per­so­na que aguar­da ser recor­da­da por un ser querido.

Otro logro del film resi­de en las apro­pia­das voces pres­ta­das por un selec­to gru­po de artis­tas; ade­más de las de Gon­zá­lez, Bratt, Gar­cía Ber­nal y Ubach, se des­ta­can las de Renée Vic­tor, Jai­me Camil, Gabriel Igle­sias, Edward James Olmos y la de Ana Ofe­lia Mur­guía como Coco, la bisa­bue­la de Miguel.

En esen­cia, he aquí un film cáli­do, humano y visual­men­te esplen­do­ro­so, que real­za los valo­res de la fami­lia. Por su con­te­ni­do, su estreno no pue­de ser más opor­tuno tenien­do en cuen­ta el perío­do fes­ti­vo que se apro­xi­ma y el con­te­ni­do espi­ri­tual que lo anima.
Jor­ge Gutman