El Corro­si­vo Poder del Dinero

ALL THE MONEY IN THE WORLD. Esta­dos Uni­dos, 2017. Un film de Rid­ley Scott

Antes de juz­gar este film por sus pro­pios méri­tos se hace impo­si­ble des­co­no­cer el tras­plan­te del que fue obje­to debi­do a cir­cuns­tan­cias que resul­ta­ron difí­ci­les de pre­ver con ante­la­ción. Habien­do Kevin Spa­cey caí­do en des­gra­cia en el pasa­do mes de octu­bre por razo­nes bien cono­ci­das, los pro­duc­to­res de All the Money in the World con­si­de­ra­ron que su par­ti­ci­pa­ción como uno de sus pro­ta­go­nis­tas del mis­mo debía ser eli­mi­na­da. Gra­cias a la bue­na dis­po­si­ción de Chris­topher Plum­mer para reem­pla­zar­lo y en una carre­ra con­tra el tiem­po, en 9 días de roda­je jun­to con otros acto­res del elen­co, inclu­yen­do Miche­lle Williams y Mark Wahl­berg, el rea­li­za­dor Rid­ley Scott y la exce­len­te mon­ta­jis­ta Clai­re Sim­pson han logra­do el mila­gro de que la pelí­cu­la pudie­se estar en con­di­cio­nes de ser estre­na­da en la fecha pro­gra­ma­da; tal como luce, nadie podrá sos­pe­char de la modi­fi­ca­ción rea­li­za­da o que algo haya sido injer­ta­do arti­fi­cial­men­te o sin sentido.

Chris­topher Plummer

De lo que ante­ce­de que­da por for­mu­lar la pre­gun­ta si aca­so valió la pena el esfuer­zo rea­li­za­do. La res­pues­ta es un rotun­do sí. Sin lle­gar a ser una obra maes­tra, Scott logró un inten­so thri­ller basa­do en la his­to­ria ver­da­de­ra del secues­tro del nie­to del mul­ti­mi­llo­na­rio Jean Paul Getty y la angus­tia des­ple­ga­da por una madre tra­tan­do de res­ca­tar sano y sal­vo a su hijo.

La acción trans­cu­rre en 1973 en Roma y en las pri­me­ras esce­nas fil­ma­das en blan­co y negro para lue­go pasar a color, se obser­va a John Paul Getty III (Char­lie Plum­mer) deam­bu­lar en horas noc­tur­nas en los alre­de­do­res de Via Vene­to don­de recha­za la invi­ta­ción for­mu­la­da por cier­tas cor­te­sa­nas del lugar; a los pocos minu­tos es secues­tra­do y una vez que es escon­di­do en la gua­ri­da de los malean­tes, Cin­quan­ta (Roman Duris), uno de los secues­tra­do­res, es el por­ta­voz que comu­ni­ca a Gail Harris (Willliams), la madre del cau­ti­vo, que se requie­re la suma de 17 millo­nes de dóla­res para libe­rar­lo. Tra­tan­do de acu­dir a su ex sue­gro (Plum­mer) para que sumi­nis­tre el dine­ro, el anciano indi­vi­duo que ha logra­do ama­sar la for­tu­na más gran­de del mun­do con su impe­rio petro­le­ro, no con­si­gue que éste acce­da a faci­li­tar la suma reque­ri­da por los mal­he­cho­res. Más aún el mega­ló­mano indi­vi­duo afir­ma que si acce­die­ra a ese pedi­do y tenien­do en cuen­ta a sus res­tan­tes 13 nie­tos, que­da­ría “en la mise­ria”; al pro­pio tiem­po agre­ga que pese a que su for­tu­na se ha vis­to incre­men­ta­da por el aumen­to del pre­cio del petró­leo, la mis­ma podría bajar brus­ca­men­te si aca­so se pro­du­je­ra un des­cen­so del mis­mo. Fren­te a la emer­gen­cia, lo úni­co que se limi­ta a hacer es desig­nar a su con­se­je­ro Flet­cher Cha­ce (Mark Wahl­berg), un ex agen­te de la CIA, para que se ocu­pe de solu­cio­nar el problema.

El guión de David Scar­pa, basa­do en el libro de John Pear­son, se cen­tra fun­da­men­tal­men­te en Gail, la entra­ña­ble madre de 4 hijos que sufre enor­me­men­te al reci­bir las con­ti­nuas ame­na­zas de los secues­tra­do­res de que su vás­ta­go podrá pasar a mejor vida de no ser sus exi­gen­cias satis­fe­chas en bre­ve tiem­po. Impo­si­ble para esta mujer dis­po­ner de esa suma ni muchos menos tenien­do en cuen­ta que se encuen­tra inde­fen­sa finan­cie­ra­men­te; así, al divor­ciar­se en 1971 de su ex mari­do, John Paul Getty II (Andre Buchan), a fin de man­te­ner la cus­to­dia de sus hijos tuvo que renun­ciar a cual­quier tipo de com­pen­sa­ción y de pen­sión ali­men­ta­ria por par­te de aquel, quien aho­ra es un hom­bre diso­lu­to y dro­ga­dic­to vivien­do en Marruecos.

Sin nece­si­dad de entrar en deta­lles adi­cio­na­les sobre el desa­rro­llo de los acon­te­ci­mien­tos cuyo des­en­la­ce es bien cono­ci­do, más allá de cier­tas licen­cias adop­ta­das por Scott y Scar­pa sobre la vero­si­mi­li­tud de este dra­ma, el direc­tor creó un sóli­do sus­pen­so impri­mien­do un rit­mo que nun­ca decae.

No se sabrá jamás cómo habría resul­ta­do este film con la inter­ven­ción de Spa­cey, pero lo cier­to es que Plum­mer des­lum­bra con su per­so­na­je a pesar de no haber con­ta­do con el sufi­cien­te tiem­po para pre­pa­rar­lo. Aun­que uno hubie­se desea­do una pro­fun­di­za­ción mayor del mis­mo, el vete­rano actor extrae lo máxi­mo de ese ser ais­la­do por com­ple­to en su extre­ma ava­ri­cia y que alie­na­do con su for­tu­na, la mis­ma lle­ga a embria­gar­lo al pro­pio tiem­po que lo des­hu­ma­ni­za. Williams en un rol com­ple­jo trans­mi­te inten­sa­men­te el dra­ma de una madre que sin caer en el his­te­ris­mo no cesa­rá de luchar con tal de recu­pe­rar con vida a su hijo. Duris satis­fa­ce ple­na­men­te como el faci­ne­ro­so líder de la ban­da que man­tie­ne con­ti­nua comu­ni­ca­ción con el joven secues­tra­do y logra sen­tir afec­to por él al pun­to de adop­tar en algu­nos momen­tos una acti­tud seu­do­pa­ter­nal. Por últi­mo, Wahl­berg sien­do un buen actor, aquí no logra satis­fa­cer ple­na­men­te aun­que eso es debi­do a que su per­so­na­je no se encuen­tra sufi­cien­te­men­te delineado.

En resu­men, este dra­ma poli­cial que deja un sin­sa­bor sobre el nefas­to y corro­si­vo poder del dine­ro está muy bien rea­li­za­do y ade­más per­mi­te apre­ciar el remar­ca­ble desem­pe­ño de Chris­topher Plum­mer quien con sus 88 años de edad demues­tra con­ser­var su gran vita­li­dad de exce­len­te actor. Jor­ge Gutman