Los Inmor­ta­les Aman­tes de Shakespeare

ROMÉO ET JULIETTE

Ini­cian­do la trans­mi­sión de obras pre­sen­ta­das por la Comé­die Fra­nçai­se con subítu­los en inglés la audien­cia cana­dien­se podrá apre­ciar Romeo y Julie­ta de William Sha­kes­pea­re. Esta com­pa­ñía es la más anti­gua de Fran­cia y una de las más impor­tan­tes del con­ti­nen­te euro­peo por el alto nivel de sus pro­duc­cio­nes, con­tan­do con un elen­co artís­ti­co esta­ble inte­gra­do por exce­len­tes actores.

Esta pie­za tea­tral que no se había mon­ta­do en fran­cés des­de 1954 fue rees­tre­na­da por la com­pa­ñía en 2015, en una ver­sión moder­na de Éric Ruf que ha sido elo­gia­da por la crí­ti­ca por su sen­si­ble roman­ti­cis­mo y que es pre­ci­sa­men­te la mis­ma que se habrá de difundir.

Jérémy Lopez y Sulia­ne Brahim (Foto de Pas­cal Victor)

Esta pues­ta escé­ni­ca tras­plan­ta la acción a la déca­da del 30 del siglo pasa­do, al sur de Ita­lia, ofre­cien­do así una nue­va visión del poe­ma de amor sha­kes­pe­riano aun­que siem­pre res­pe­tan­do el espí­ri­tu de su autor y con­tan­do con los mis­mos per­so­na­jes. Con más de una dece­na de acto­res en esce­na, que­da repro­du­ci­da la riva­li­dad exis­ten­te entre las fami­lias de los Capu­le­to y Mon­tes­co con la trá­gi­ca con­se­cuen­cia que depa­ra­rá el apa­sio­na­do roman­ce de sus res­pec­ti­vos hijos, Romeo Mon­tes­co y Julie­ta Capu­le­to. Si bien la his­to­ria román­ti­ca cons­ti­tu­ye la esen­cia de la obra, exis­ten otros aspec­tos de com­ple­ji­dad mayor que tra­sun­tan en su contenido.

Jérémy Lopez y Sulia­ne Brahim (Foto de Pas­cal Victor)

El repar­to está inte­gra­do por Jérémy Lopez y Sulia­ne Brahim en los roles titu­la­res; ellos están acom­pa­ña­dos, entre otros acto­res por Gérard Girou­den, Clau­de Mathieu, Ser­ge Bag­das­sa­rian, Bakary San­ga­ré, Pie­rre-Louis-Calix­te, Giles David, Daniè­le Lebrun, Didier San­dre. Ade­más de la direc­ción de esta pro­duc­ción Éric Ruf es res­pon­sa­ble de la esce­no­gra­fía en tan­to que los ves­tua­rios per­te­ne­cen a Chris­tian Lacroix.

Con una dura­ción de 2 horas y 45 minu­tos Roméo et Juliet­te será difun­di­da en las salas per­te­ne­cien­tes a la com­pa­ñía exhi­bi­do­ra Cine­plex el 19 de Diciem­bre de 2017. Para infor­ma­ción de los cines que trans­mi­ti­rán la obra y los hora­rios res­pec­ti­vos pre­sio­ne aquí

Una Popu­lar Serie Televisiva

DOC­TOR WHO: TWI­CE UPONTIME

En una cola­bo­ra­ción con la BBC Worl­wi­de de Nor­te­amé­ri­ca y Cine­plex Events se pro­yec­ta­rá en los cines cana­dien­ses un epi­so­dio espe­cial de la serie tele­vi­si­va bri­tá­ni­ca de cien­cia fic­ción Doc­tor Who: Twi­ce Upon a Time. 

Para quie­nes no hayan oído hablar de este “Doc­tor” cabe acla­rar que el men­cio­na­do per­so­na­je es un héroe excén­tri­co que como via­je­ro del tiem­po y el espa­cio (Time Lord) pue­de rege­ne­rar­se antes de morir y cam­biar su físi­co y per­so­na­li­dad aun­que con­ser­van­do su his­to­ria y recuer­dos. Para esta opor­tu­ni­dad es el actor David Brad­ley quien inter­pre­ta­rá al pri­mer Doc­tor en el tra­di­cio­nal espe­cial navi­de­ño de Doc­tor Who, don­de ade­más se verá la últi­ma par­ti­ci­pa­ción de Peter Capal­di como el duo­dé­ci­mo Doc­tor y se intro­du­ci­rá a Jodie Whit­ta­ker como su sucesor.

Según reza el comu­ni­ca­do de pren­sa, Dos Doc­to­res vara­dos en un pai­sa­je neva­do, don­de ambos rehú­san a rege­ne­rar­se. Mark Gat­tis encar­na a un capi­tan de la arma­da bri­tá­ni­ca des­ti­na­do a morir en las trin­che­ras dela Pri­me­ra Gue­rra Mun­dial quien ten­drá un rol impor­tan­te en esta his­to­ria. En este últi­mo capí­tu­lo mági­co de las aven­tu­ras del duo­dé­ci­mo Doc­tor, él debe­rá enfren­tar su pasa­do a fin de deci­dir su futu­ro; en ese pro­ce­so, toma­rá con­cien­cia de la resi­lien­cia de la huma­ni­dad y de afe­rrar­se a una luz de espe­ran­za en el trans­cur­so de una de sus horas más som­brías. Es el fin de una era aun­que el via­je empren­di­do por Doc­tor está recién comen­zan­do. Twi­ce Upon a Time” tam­bién pre­sen­ta al actor Pearl Mac­kie carac­te­ri­zan­do a Bill, el ulti­mo com­pa­ñe­ro del Doctor.

Este even­to cine­ma­to­grá­fi­co ofre­ce dos espe­cia­les agre­ga­dos, per­mi­tien­do al públi­co asis­tir al “detrás de la esce­na” don­de ha sido fil­ma­do este espe­cial navi­de­ño y cele­bran­do la des­pe­di­da de Peter Capal­di como Doc­tor y de Ste­ven Mof­fat en su últi­ma par­ti­ci­pa­ción como libre­tis­ta principal.

El espe­cial navi­de­ño de una dura­ción de 1 hora y 40 minu­tos será trans­mi­ti­do en los cines cana­dien­ses de Cine­plex el 27 de Diciem­bre de 2017. Para infor­ma­ción sobre las salas par­ti­ci­pan­tes y hora­rios loca­les per­ti­nen­tes pre­sio­ne  aquí 

Un Desas­tre de Película

THE DISAS­TER ARTIST. Esta­dos Uni­dos, 2017. Un film de James Franco

Éste es otro de los fil­mes don­de la reali­dad supera a la fic­ción. Aun­que no se tra­te de un docu­men­tal, la his­to­ria rela­ta­da en The Disas­ter Artist es abso­lu­ta­men­te ver­da­de­ra por­que está basa­da en el libro homó­ni­mo escri­to por Greg Ses­te­ro, quien es uno de los dos per­so­na­jes pro­ta­gó­ni­cos. James Fran­co en su doble con­di­ción de direc­tor y actor abor­da la géne­sis de una pelí­cu­la lla­ma­da The Room, que en oca­sión de su estreno fue con­si­de­ra­da como la más mala de la his­to­ria del cine.

Dave Fran­co y James Franco

El rela­to comien­za en San Fran­cis­co en 1998 pre­sen­tan­do a Tommy Wiseau (James Fran­co), un indi­vi­duo de apro­xi­ma­da­men­te 40 y tan­tos años deci­di­da­men­te excén­tri­co; esa impre­sión es trans­mi­ti­da con su curio­sa ves­ti­men­ta, pin­to­res­ca pelu­ca de lar­ga cabe­lle­ra, su impre­ci­so modo de hablar y con un com­por­ta­mien­to que se apar­ta de los cri­te­rios acep­ta­ble­men­te nor­ma­les. Cre­yen­do que es un buen actor en una cla­se de actua­ción tra­ta de pro­bar sus dotes de intér­pre­te aun­que su maes­tra (Mela­nie Grif­fith) no resul­ta con­ven­ci­da. En ese lugar tam­bién se halla Greg Ses­te­ro (Dave Fran­co), un joven aspi­ran­te a actor quien tam­po­co logra per­sua­dir a su ins­truc­to­ra. Al ter­mi­nar la sesión, Greg tra­ba rela­ción con Tommy don­de al poco tiem­po sur­ge entre ambos una impro­ba­ble amis­tad; el extra­ño indi­vi­duo comien­za a pro­te­ger al mucha­cho de tal mane­ra que lo invi­ta a via­jar a Los Ánge­les para tra­tar de lograr mejo­res chan­ces acto­ra­les. Cuan­do des­pués de varios esfuer­zos nin­guno de los dos logra des­per­tar el inte­rés de los pro­duc­to­res de Holly­wood, Tommy deci­de hacer su pro­pio film: así, comien­za los pre­pa­ra­ti­vos para el roda­je de The Room, una pelí­cu­la por él pro­du­ci­da, escri­ta y diri­gi­da don­de ambos asu­mi­rán los roles prin­ci­pa­les. Wiseau, que ade­más de care­cer del míni­mo talen­to jamás tuvo expe­rien­cia algu­na como rea­li­za­dor, actor y libre­tis­ta, con­cre­ta su pro­yec­to y logra que el film se estre­ne en Los Ánge­les el 27 de junio de 2003, ori­gi­nan­do desas­tro­sos comen­ta­rios críticos.

En este rela­to, el rea­li­za­dor ilus­tra qué es lo que acon­te­ció duran­te el pro­ce­so de fil­ma­ción don­de las situa­cio­nes más inve­ro­sí­mi­les se fue­ron suce­dien­do pero que por ser reales pro­du­cen situa­cio­nes hila­ran­tes. Repro­du­cien­do fiel­men­te la eta­pa del roda­je, James Fran­co no tie­ne como pro­pó­si­to bur­lar­se de Wiseau sino más bien efec­tuar un estu­dio de per­so­na­li­dad don­de refle­ja has­ta dón­de pue­de lle­gar el ego de una per­so­na deci­di­da­men­te deli­ran­te en pro­cu­ra de noto­rie­dad. Como un film con refe­ren­cia a otro, el públi­co tie­ne oca­sión de con­tem­plar una muy bue­na come­dia que deja algu­nas lec­cio­nes para poten­cia­les direc­to­res sobre cómo evi­tar de incu­rrir en los cala­mi­to­sos erro­res come­ti­dos por el inep­to novel cineas­ta. Con­vie­ne des­ta­car que a pesar de las con­ti­nuas car­ca­ja­das que des­pier­ta este agra­da­ble pas­ti­che, el espec­ta­dor sien­te un sabor agri­dul­ce de que su risa es logra­da a expen­sas de haber con­tem­pla­do la fil­ma­ción de un tra­ba­jo desas­tro­so. No menos impor­tan­te es refle­xio­nar sobre lo que defi­ne el éxi­to de una pelí­cu­la: en tal sen­ti­do, resul­ta sor­pren­den­te cons­ta­tar que el demo­le­dor comen­ta­rio crí­ti­co con­si­guió des­per­tar la curio­si­dad de una audien­cia que moti­vo a que The Room se con­vir­tie­ra en un film de cul­to duran­te las exhi­bi­cio­nes de media­no­che que tuvie­ron lugar tiem­po después.

Como rea­li­za­dor James Fran­co impri­me un gran dina­mis­mo a esta his­to­ria y como actor emer­ge triun­fan­te al trans­mi­tir en toda su dimen­sión el pate­tis­mo de un hom­bre que a la pos­tre resul­ta intri­gan­te; así nun­ca se lle­ga a saber de dón­de real­men­te es oriun­do, su ver­da­de­ra edad, como tam­po­co el modo en que ama­só su for­tu­na para inver­tir 6 millo­nes de dóla­res en la pro­duc­ción de su pro­yec­to. Dave Fran­co, her­mano de James, logra la sim­pa­tía del públi­co como el joven que acep­ta el some­ti­mien­to de su pro­tec­tor y que lue­go vol­ca­rá sus expe­rien­cias en el libro que dio ori­gen al film. En pape­les meno­res cola­bo­ran con espon­tá­nea gra­cia Seth Rogen, Zac Efron, Ari Gray­nor, Ali­son Brie y Judd Apa­tow, entre otros.

En esen­cia, aun­que de difí­cil cate­go­ri­za­ción en esta diver­ti­dí­si­ma come­dia no hay des­per­di­cio alguno. Jor­ge Gutman

Juven­tud Divino Tesoro

ROC­K’N ROLL Fran­cia, 2016. Un film de Gui­llau­me Canet

Sin ser nece­sa­ria­men­te un rela­to auto­bio­grá­fi­co, Gui­llau­me Canet en su doble con­di­ción de rea­li­za­dor y actor ofre­ce un liviano diver­ti­men­to don­de en algu­nos casos resul­ta difí­cil des­lin­dar la fic­ción de la realidad.

Marion Coti­llard y Gui­llau­me Canet

La tra­ma con­ce­bi­da por Canet jun­to con los guio­nis­tas Phi­lip­pe Lefeb­vre y Rodolphe Lau­ga se cen­tra en el tema de la juven­tud y cómo man­te­ner­la a pesar del trans­cur­so del tiem­po. Gui­llau­me (Canet) con sus 43 años de edad lo tie­ne todo para no tener de qué lamen­tar­se; feliz­men­te casa­do con Marion (Marion Coti­llard, su ver­da­de­ra cón­yu­ge) y padre de fami­lia, goza de su popu­la­ri­dad como actor.

Todo comien­za plá­ci­da­men­te don­de se ve a Canet actuan­do en una pelí­cu­la diri­gi­da por su ami­go rea­li­za­dor Phi­lip­pe Lefeb­vre y tenien­do como com­pa­ñe­ra de repar­to a la joven Cami­lle Rowe de 20 años. El fac­tor que impul­sa la acción es el comen­ta­rio que ella efec­túa en una entre­vis­ta de tele­vi­sión don­de sin mali­cia algu­na ni inten­ción de herir­lo mani­fies­ta espon­tá­nea­men­te que Canet no es “roc­k’n roll” que­rien­do sig­ni­fi­car que ya superó la edad como para per­te­ne­cer a la gene­ra­ción de gen­te joven; esa decla­ra­ción esta­lla como una bom­ba en el ego del actor y aun­que exte­rior­men­te no hay nin­gún indi­cio que indi­que que ha deja­do de ser físi­ca­men­te atrac­ti­vo, a par­tir de allí no hay otra razón que le preo­cu­pe más como la de que­rer demos­trar que los años no han pasa­do para él.

Simul­tá­nea­men­te, el rela­to se cen­tra en Marion quien absor­bi­da por sí mis­ma y sin dedi­car dema­sia­da aten­ción a la preo­cu­pa­ción de su mari­do, ella le mani­fies­ta que está ensa­yan­do hablar el fran­cés de Que­bec para actuar en una pelí­cu­la diri­gi­da por Xavier Dolan; de allí que insis­te en dia­lo­gar con quie­nes la rodean en el dia­lec­to de la belle pro­vin­ce. Natu­ral­men­te, sola­men­te los que domi­nan la len­gua de Moliè­re podrán notar esa suti­le­za que más allá de que pue­da dis­cu­tir­se si es o no polí­ti­ca­men­te inco­rrec­to, lo cier­to es que uno no pue­de evi­tar la fran­ca risa pro­vo­ca­da por esa situa­ción. Ade­más de esa anéc­do­ta y de otras que sin mayor gra­vi­ta­ción se mani­fies­tan en el desa­rro­llo del rela­to, lo impor­tan­te es el esfuer­zo de Gui­llau­me de que­rer pro­bar que aún se man­tie­ne joven; final­men­te recu­rre a una ciru­gía esté­ti­ca para reju­ve­ne­cer su ros­tro pero que en últi­ma ins­tan­cia lo con­vier­te en una per­so­na de apa­rien­cia más des­lu­ci­da; aquí podría apli­car­se el refrán de que es peor el reme­dio que la enfer­me­dad.

Con un tono de come­dia que adop­ta en cier­tas situa­cio­nes el carác­ter de sáti­ra, Canet ofre­ce un film sim­pá­ti­co aun­que sin ser dema­sia­do tras­cen­den­te. Con todo es intere­san­te obser­var como algu­nos aspec­tos de la fic­ción se entre­mez­clan con la reali­dad de los acto­res que se inter­pre­tan a sí mis­mo don­de se des­ta­can Canet y Coti­llard. En roles meno­res resul­ta apre­cia­ble el apor­te de Lefev­bre, Rowe, Yvan Attal, Gilles Lellou­che y el cameo ofre­ci­do por Johnny Hally­day. Jor­ge Gutman

Hon­ran­do a los Difuntos

COCO. Esta­dos Uni­dos, 2017. Un film diri­gi­do por Lee Unkrich con la cola­bo­ra­ción de Adrián Molina.

Des­pués de haber logra­do en 2015 un reso­nan­te éxi­to artís­ti­co con Insi­de Out, los estu­dios Pixar vuel­ven a pisar fuer­te con Coco, una entra­ña­ble fábu­la ani­ma­da que home­na­jea a la cul­tu­ra mexi­ca­na como así tam­bién a una de sus más arrai­ga­das tradiciones.

El film está ins­pi­ra­do en la fes­ti­vi­dad del Día de los Muer­tos; se tra­ta de una cele­bra­ción que se rea­li­za en Méxi­co el 1 y 2 de noviem­bre de cada año hon­ran­do a los difun­tos; la impor­tan­cia de esta con­me­mo­ra­ción moti­vó que la Unes­co la decla­ra­ra Patri­mo­nio Cul­tu­ral Inma­te­rial de México.

Una esce­na del film de ani­ma­ción COCO

En su pri­me­ra par­te la his­to­ria trans­cu­rre en el fic­ti­cio pue­blo mexi­cano de San­ta Ceci­lia don­de Coco Rive­ra (voz de Anthony Gon­zá­lez), un niño de 12 años apa­sio­na­do por la músi­ca, ambi­cio­na con­ver­tir­se en un impor­tan­te gui­ta­rris­ta; sin embar­go sus aspi­ra­cio­nes se ven obs­ta­cu­li­za­das por­que su fami­lia impi­de que la músi­ca se intro­duz­ca en el hogar. Eso se debe a que el espo­so de su tata­ra­bue­la Imel­da (voz de Alan­na Ubach) aban­do­nó a los suyos para ini­ciar una aven­tu­ra musical.

Ansio­so de poder encon­trar a Ernes­to de la Cruz (voz de Ben­ja­mín Bratt), un míti­co can­tan­te y com­po­si­tor ya des­apa­re­ci­do físi­ca­men­te a quien tra­ta de emu­lar, en el Día de los Muer­tos Miguel mági­ca­men­te se trans­por­ta a la Tie­rra de los Muer­tos para poder ubicarlo.

En ese uni­ver­so para­le­lo, don­de los difun­tos con­ver­ti­dos en esque­le­tos pue­den seguir gozan­do de una segun­da exis­ten­cia siem­pre y cuan­do los vivos los recuer­den, el niño final­men­te des­cu­bri­rá qué es lo que ha acon­te­ci­do con sus ances­tros, inclu­yen­do a su tata­ra­bue­lo, gra­cias a la apa­sio­nan­te tra­ve­sía que rea­li­za en com­pa­ñía de Héc­tor (voz de Gael Gar­cía Ber­nal), un sim­pá­ti­co vagabundo.

A tra­vés de un minu­cio­so tra­ba­jo de inves­ti­ga­ción, Lee Unkrich y su cola­bo­ra­dor Adrián Moli­na han logra­do sumer­gir­se por com­ple­to en la cul­tu­ra del país azte­ca valién­do­se del guión muy bien urdi­do de Adrián Moli­na y Matthew Aldrich. Con sus ado­ra­bles per­so­na­jes, el film emo­cio­na ple­na­men­te sin caer en este­reo­ti­pa­dos sen­ti­men­ta­lis­mos y ade­más se nutre de un salu­da­ble humor.

Entre otros valo­res que se aña­den a la inge­nio­sa his­to­ria cabe des­ta­car los exce­len­tes dise­ños de pro­duc­ción de Har­ley Jes­sup quien en su inge­nio­sa con­cep­ción refle­ja el surrea­lis­ta mun­do de los muer­tos. Igual­men­te impor­tan­te es la músi­ca de Michael Giac­chino don­de ade­más de bellas can­cio­nes tra­di­cio­na­les de Méxi­co, se des­ta­ca el núme­ro final Remem­ber Me com­pues­to por el matri­mo­nio inte­gra­do por Kris­ten Ander­son-López y Robert López, cuyo tema gira en torno de una per­so­na que aguar­da ser recor­da­da por un ser querido.

Otro logro del film resi­de en las apro­pia­das voces pres­ta­das por un selec­to gru­po de artis­tas; ade­más de las de Gon­zá­lez, Bratt, Gar­cía Ber­nal y Ubach, se des­ta­can las de Renée Vic­tor, Jai­me Camil, Gabriel Igle­sias, Edward James Olmos y la de Ana Ofe­lia Mur­guía como Coco, la bisa­bue­la de Miguel.

En esen­cia, he aquí un film cáli­do, humano y visual­men­te esplen­do­ro­so, que real­za los valo­res de la fami­lia. Por su con­te­ni­do, su estreno no pue­de ser más opor­tuno tenien­do en cuen­ta el perío­do fes­ti­vo que se apro­xi­ma y el con­te­ni­do espi­ri­tual que lo anima.
Jor­ge Gutman