Un Espec­tácu­lo de Gran Belleza

Gise­lle

La pro­duc­ción de Gise­lle que el Ballet Bolshoi ofre­cie­ra en Octu­bre de 2015 ha sido fil­ma­da en esa opor­tu­ni­dad; eso per­mi­te que el públi­co aman­te del ballet pue­da pre­sen­ciar­la en la exhi­bi­ción que ten­drá lugar en los cines de dife­ren­tes rin­co­nes del mun­do, inclu­yen­do Cana­dá, en los pró­xi­mos días.

BOLSHOI BALLET. SVETLA­NA ZAKHA­RO­VA y SER­GEI POLU­NIN. (Foto de Ele­na Fetisova)

Esta obra que inte­gra el reper­to­rio de la pres­ti­gio­sa com­pa­ñía es una de las más repre­sen­ta­das y goza de inmen­sa popu­la­ri­dad debi­do a la her­mo­sa músi­ca ori­gi­nal de Adolphe Adam, el intere­san­te libre­to de Théophi­le Gau­tier ‑ins­pi­ra­do en un cuen­to de Hein­rich Hei­ne basa­do en una popu­lar leyen­da ale­ma­na- y por el excep­cio­nal cuer­po de ballet bajo la direc­ción coreo­grá­fi­ca de Yuri Gri­go­ro­vich.

Esta céle­bre crea­ción que tuvo su estreno mun­dial en París, en junio de 1841, cons­ti­tu­ye la quin­tae­sen­cia del ballet clá­si­co román­ti­co. La tra­ma se cen­tra en la humil­de cam­pe­si­na Gise­lle quien absor­bi­da en su amor por el con­de Albrecht, al ente­rar­se que él ha sido pro­me­ti­do a otra mujer, mue­re des­co­ra­zo­na­da en sus bra­zos. Pron­ta­men­te Gise­lle retor­na­rá del más allá adop­tan­do la natu­ra­le­za de un espí­ri­tu ven­ga­ti­vo con­du­cien­do a que la his­to­ria des­em­bo­que en un des­en­la­ce inesperado.

Para todo artis­ta que asu­me el rol pro­ta­gó­ni­co, el mis­mo pre­sen­ta gran­des desa­fíos en la trans­for­ma­ción que deman­da el per­so­na­je en la medi­da que en el pri­mer acto debe bai­lar­lo con viva efer­ves­cen­cia y entu­sias­mo terre­nal, en tan­to que en el segun­do su dan­za se vuel­ve eté­rea e ingrá­vi­da. En tal sen­ti­do, esta dua­li­dad se ve per­fec­ta­men­te refle­ja­da en la per­for­man­ce efec­tua­da por la pres­ti­gio­sa bai­la­ri­na Svetla­na Zakha­ro­va quien ha cum­pli­do amplia­men­te su come­ti­do trans­mi­tien­do la inten­si­dad y com­pro­mi­so emo­cio­nal de Gise­lle. A su lado igual­men­te se dis­tin­guen Ser­gei Polu­nin en el papel del Con­de Albrecht, Eka­te­ri­na Shi­pu­li­na como Myrtha y Denis Savin carac­te­ri­zan­do a Hans. El maes­tro Pavel Kli­ni­chev tuvo a su car­go la direc­ción orques­tal del Ballet Bolshoi.

La trans­mi­sión se efec­tua­rá el 8 de abril de 2018 en selec­cio­na­dos cines de CINE­PLEX. Para infor­ma­ción adi­cio­nal y hora­rios de repre­sen­ta­ción pre­sio­ne aquí.

Un Inge­nio­so Realizador

ISLE OF DOGS. Esta­dos Uni­dos, 2018. Un film de Wes Anderson

Des­pués de haber incur­sio­na­do en la ani­ma­ción con Fan­tas­tic Mr. Fox (2009), Wes Ander­son retor­na al mis­mo géne­ro con Isle of Dogs uti­li­zan­do la téc­ni­ca stop motion. Una vez más Ander­son con­fir­ma ser un direc­tor que se apar­ta de las nor­mas con­ven­cio­na­les narra­ti­vas para trans­mi­tir una obra artís­ti­ca de nota­ble ima­gi­na­ción que sin duda delei­ta­rá a los aman­tes del buen cine.

El guión del rea­li­za­dor escri­to con Jason Sch­war­tz­man, Kuni­chi Nomu­ra y Roman Cop­po­la, ubi­ca la acción en un futu­ro no muy lejano en la fic­ti­cia ciu­dad japo­ne­sa de Mega­sa­ki. Allí el corrup­to alcal­de Koba­yashi (Nomu­ra) que detes­ta a los perros que la habi­tan, deci­de des­em­ba­ra­zar­se de ellos apro­ve­chan­do que atra­vie­san una enfer­me­dad que les gene­ra cier­to nivel de vio­len­cia; en con­se­cuen­cia, los ani­ma­les son con­fi­na­dos en la Isla Basu­ra, un lugar con­ver­ti­do en un enor­me basu­ral como con­se­cuen­cia de erup­cio­nes vol­cá­ni­cas y otros acci­den­tes geo­ló­gi­cos. De este modo la pobla­ción cani­na está expues­ta a una segu­ra muer­te, a menos que acon­tez­ca un milagro.

Dicho lo que pre­ce­de, Ata­ri (Koyu Ran­kin), el hijo adop­ti­vo del alcal­de de 12 años de edad, vien­do que su que­ri­do perro guar­dián Spots (Liev Schrei­ber) ha sido igual­men­te repa­tria­do deci­de res­ca­tar­lo de dicho antro lan­zán­do­se en una aza­ro­sa aven­tu­ra; al lle­gar a des­tino sal­drá al encuen­tro de una pecu­liar ban­da­da cani­na sin due­ño lide­ra­da por Rex (Edward Norton).

A pesar de su sen­ci­llez, la his­to­ria invo­lu­cra cier­tas com­pli­ca­cio­nes y giros ines­pe­ra­dos que agra­da­ble­men­te la ame­ni­zan. Por cier­to, no es difí­cil ima­gi­nar que la expul­sión de los perros de Mega­sa­ki pue­de ase­me­jar­se a la tris­te lim­pie­za étni­ca ejer­ci­da en la actua­li­dad en cier­tas regio­nes del mun­do, pero en todo caso Ander­son no ha deci­di­do pro­fun­di­zar lo sufi­cien­te­men­te en este urti­can­te tópico.

La visión de esta fan­tás­ti­ca fábu­la per­mi­te apre­ciar cómo el rea­li­za­dor la nutre con pre­cio­sos deta­lles; eso se valo­ra tan­to en su mag­ní­fi­co colo­ri­do, el esme­ro de los encua­dres, así como la logra­da pre­ci­sión de las exqui­si­tas minia­tu­ras con ras­gos visua­les carac­te­rís­ti­cos del valio­so cine de ani­ma­ción japo­nés que pro­du­cen genui­na admi­ra­ción. Otro aspec­to des­ta­ca­ble es la mane­ra en que Ander­son ape­la al uso de dife­ren­tes idio­mas don­de los perros se expre­san en inglés en tan­to que los huma­nos se comu­ni­can en japo­nés; en tal sen­ti­do la situa­ción se resuel­ve con el empleo de sub­tí­tu­los en algu­nos casos y en otras secuen­cias no tra­du­ci­das es Fran­ces Mc Dor­mand quien se luce pres­tan­do su voz como la ave­za­da intér­pre­te. Ade­más del apor­te vocal de Ran­kin, Nomu­ra, Nor­ton y McDor­mand es igual­men­te valio­sa la con­tri­bu­ción de las voces de Jeff Gold­blum, Bill Murray, Bob Bala­ban, Scar­lett Johans­son, Har­vey Kei­tel, Til­da Swin­ton F. Murray Abraham a los dife­ren­tes per­so­na­jes cani­nos y muy espe­cial­men­te Bryan Crans­ton carac­te­ri­zan­do a un perro calle­je­ro mordiscón.

El crea­ti­vo inge­nio de Ander­son uni­do a los excep­cio­na­les dise­ños de pro­duc­ción de Adam Stockhau­sen y Paul Harrod foto­gra­fia­dos por Tris­tan Oli­ver así como la músi­ca de Ale­xan­dre Des­plat per­mi­ten que esta Isla de Perros resul­te dig­na de ser visi­ta­da nue­va­men­te. Jor­ge Gutman

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Tehe­rán al Desnudo

TEH­RAN TABOO. Ale­ma­nia-Aus­tria, 2017. Un film escri­to y diri­gi­do por Ali Soozandeh

Un valien­te retra­to de la com­ple­ji­dad social exis­ten­te en la capi­tal de Irán es lo que Ali Soo­zan­deh logra en su ópe­ra pri­ma Teh­ran Taboo. A tra­vés de tres narra­ti­vas el espec­ta­dor con­tem­pla la pro­li­fe­ra­ción de tabúes sexua­les exis­ten­tes en la islá­mi­ca repú­bli­ca regi­da por autó­cra­tas fun­da­men­ta­lis­tas, entre ellos la con­di­ción de la mujer en mate­ria sexual, la corrup­ción, la pros­ti­tu­ción y la dro­ga, den­tro de un mar­co de estric­tas leyes religiosas.

Aun­que mucho de lo que aquí se pre­sen­cia ya ha sido ilus­tra­do por el cine en ante­rio­res opor­tu­ni­da­des, lo que dis­tin­gue a este film es su cru­da fran­que­za de lo que acon­te­ce en Tehe­rán expo­nien­do esce­nas que real­men­te sor­pren­de­rán al espec­ta­dor; para evi­tar que los acto­res invo­lu­cra­dos fue­sen obje­to de seve­ras crí­ti­cas, el rea­li­za­dor recu­rrió a la téc­ni­ca de ani­ma­ción rotos­có­pi­ca don­de los ros­tros de los acto­res en vivo son redi­bu­ja­dos a tra­vés de computadores.

En uno de los rela­tos se obser­va a Babak (Arash Maran­di), un joven músi­co que tra­ta de con­se­guir el dine­ro nece­sa­rio para que Don­ya (Negar Mona Ali­za­deh), la chi­ca de 18 años que cono­ció cir­cuns­tan­cial­men­te y a quien des­vir­gó, pue­da ver su himen recons­trui­do con ayu­da médi­ca; eso es vital a fin de que a pocos días de su casa­mien­to el novio de Don­ya no lle­gue a des­cu­brir este gra­ve des­liz. A tra­vés de este epi­so­dio que­da en cla­ro la des­gra­cia que entra­ña para una mujer no casa­da man­te­ner libre­men­te una rela­ción sexual.

Otra his­to­ria del film se refie­re a Pari (Elmi­ra Rafi­za­deh), una mujer mono­pa­ren­tal que para ganar­se la vida se desem­pe­ña como pros­ti­tu­ta; así en la pri­me­ra cru­da esce­na del film se la ve prac­ti­can­do la fela­ción con un hom­bre en su coche. Curio­sa­men­te cuan­do ella inten­ta obte­ner de un juez (Hasan Ali Mete) la fir­ma de los pape­les de divor­cio con un hom­bre dro­ga­dic­to que se encuen­tra en pri­sión, el alto magis­tra­do de la Cor­te Revo­lu­cio­na­ria Islá­mi­ca está dis­pues­to a satis­fa­cer su deseo siem­pre y cuan­do ella acep­te ser su concubina.

La ter­ce­ra narra­ti­va enfo­ca a los veci­nos de Pari en el edi­fi­cio don­de ella vive con su hiji­to; ella se vin­cu­la con Sara (Zara Amir Ebrahi­mi), una mujer casa­da con Moh­sen, (Ali­re­za Bay­ram) que está aguar­dan­do su pri­mer hiji­to. Sin embar­go, el matri­mo­nio dis­ta de ser feliz, en la medi­da que Sara anhe­la con­se­guir un tra­ba­jo que le per­mi­ta adqui­rir su inde­pen­den­cia y no seguir vivien­do con sus sue­gros, mien­tras que su mari­do desea que ella se desem­pe­ñe exclu­si­va­men­te como ama de casa.

A tra­vés de su pri­mer lar­go­me­tra­je el direc­tor sor­pren­de con su madu­rez al haber cons­trui­do un dra­ma que des­te­lla por su nota­ble vero­si­mi­li­tud. Al ofre­cer una visión hones­ta sobre la vida de Tehe­rán ilus­tran­do cómo que­da afec­ta­da la gen­te vivien­do bajo un régi­men reli­gio­so auto­ri­ta­rio y cas­tra­dor, Soo­zan­deh efec­túa una crí­ti­ca social que impac­ta al espec­ta­dor. Jor­ge Gutman

Agra­da­ble Come­dia Costumbrista

MADA­ME. Fran­cia, 2017. Un film escri­to y diri­gi­do por Aman­da Sthers

Una come­dia cos­tum­bris­ta sin otra inten­ción que entre­te­ner es lo que la rea­li­za­do­ra Aman­da Sthers pre­sen­ta en Mada­me.

Anne (Toni Collet­te) y Bob Fre­de­ricks (Har­vey Kei­tel) con­for­man un matri­mo­nio ame­ri­cano no bien ave­ni­do de la alta bur­gue­sía, vivien­do en una sun­tuo­sa resi­den­cia de París. Cuan­do ellos deci­den orga­ni­zar una cena para aga­sa­jar a sus ami­gos reci­ben la visi­ta ines­pe­ra­da de Ste­ven (Tom Hughes), el hijo de un ante­rior matri­mo­nio de Bob, quien al incor­po­rar­se a la vela­da hará que sean 13 per­so­nas las que se encon­tra­rán reu­ni­das en torno a la mesa. Anne que es muy supers­ti­cio­sa, teme que ese núme­ro de comen­sa­les pue­da aca­rrear algu­na des­gra­cia; a fin de solu­cio­nar el incon­ve­nien­te deci­de agre­gar a una de sus emplea­das domés­ti­cas para com­par­tir la cena; la ele­gi­da es María (Rossy de Pal­ma), una efi­cien­te inmi­gran­te de humil­de con­di­ción social pro­ve­nien­te de Espa­ña, quien por impo­si­ción de su patro­na se ve obli­ga­da a adop­tar el rol de una con­de­sa espa­ño­la fren­te a los demás invi­ta­dos. La situa­ción se com­pli­ca cuan­do David Mor­gan (Michael Smi­ley), un mar­chand bri­tá­ni­co, se entu­sias­ma fren­te al can­dor y espon­ta­nei­dad de María comen­zan­do pron­ta­men­te un flir­teo que devie­ne en roman­ce sin que él sos­pe­che de la ver­da­de­ra iden­ti­dad de su enamorada.

Rossy de Palma

Gra­cias a los malen­ten­di­dos y fal­sas apa­rien­cias, la his­to­ria se pres­ta al humor y la direc­to­ra logra sacar­le pro­ve­cho; eso per­mi­te que ‑aun­que sin pro­fun­di­zar lo suficiente‑, el film refle­je las dife­ren­cias de cla­se, el ascen­so social, la envi­dia así como la hipo­cre­sía al ser­vi­cio de un ardid don­de pre­do­mi­na el inte­rés económico.

Lo que el film expo­ne dis­ta de ser nove­do­so pero no por ello care­ce de efi­ca­cia. Con una flui­da rea­li­za­ción, la direc­to­ra obtie­ne un buen ren­di­mien­to de su elen­co. En el mis­mo se des­ta­ca la efi­cien­te pres­ta­ción de Tony Colle­te como la Mada­me del títu­lo y sobre todo la mara­vi­llo­sa actua­ción de Rossy de Pal­ma, una de las musas de Pedro Almo­dó­var; ella es en últi­ma ins­tan­cia el alma del film delei­tan­do con su can­dor como así tam­bién con la expre­si­vi­dad demos­tra­da en la impos­tu­ra que gra­cio­sa­men­te adop­ta su personaje.
Jor­ge Gutman

Roman­ti­cis­mo Empalagoso

MID­NIGHT SUN. Esta­dos Uni­dos, 2018. Un film de Scott Speer

Si aca­so no media­ra una gra­ve dolen­cia de por medio, lo que se apre­cia en Mid­night Sun podría más bien ase­me­jar­se a un edul­co­ra­do film de Dis­ney con un final dife­ren­te. Esta intro­duc­ción vie­ne al caso por­que este dra­ma román­ti­co de Scott Speer mani­pu­la a la audien­cia ape­lan­do a un sen­ti­men­ta­lis­mo tan dul­zón que a la pos­tre ter­mi­na relajando.

La pro­ta­go­nis­ta de este rela­to es Katie (Bella Thor­ne), una ado­les­cen­te de 17 años que des­de su infan­cia pade­ce de xero­der­mia pig­men­to­sa (XP); aun­que se tra­ta de una gra­ve afec­ción muy infre­cuen­te, quie­nes la pade­cen no pue­den de modo alguno estar expues­tos al sol por la seria lesión que pro­du­ce sus rayos ultra­vio­le­tas. Por esa razón esta joven ha teni­do que vivir toda su exis­ten­cia ence­rra­da en su hogar duran­te el día para sola­men­te aso­mar­se al mun­do exte­rior en las horas noc­tur­nas. Su vida social se mani­fies­ta fun­da­men­tal­men­te a tra­vés de la rela­ción man­te­ni­da con Jack (Rob Rig­gle), su cari­ño­so padre viu­do, quien le brin­da la edu­ca­ción for­mal que no pue­de reci­bir en una escue­la y ade­más se empe­ña para que el dia­rio vivir de su hija le resul­te lo más tole­ra­ble posi­ble; ade­más, Katie está vin­cu­la­da con Mor­gan (Quinn Shephard), una ami­ga de la infan­cia que la visi­ta con frecuencia.

Por las noches, ella acos­tum­bra a acer­car­se a la peque­ña esta­ción de tren de su loca­li­dad don­de tocan­do la gui­ta­rra y ento­nan­do can­cio­nes ame­ni­za a quie­nes sue­len estar de paso. Es allí que un buen día, su tona­da des­pier­ta la aten­ción del joven Char­lie (Patrick Sch­war­ze­neg­ger) que coin­ci­den­te­men­te es el mucha­cho a quien des­de lar­go tiem­po ella sue­le ver des­de la ven­ta­na de su pie­za y por quien se sien­te atraí­da. Demás está decir que ambos lle­ga­rán a rela­cio­nar­se y que en for­ma tími­da irá desa­rro­llán­do­se un roman­ce; cla­ro está que por capri­chos del guión de Ken­ji Ban­do, ella le ocul­ta su enfer­me­dad. Char­lie se encuen­tra tan embe­le­sa­do por Katie que en nin­gún momen­to cues­tio­na la razón por la que los encuen­tros no pue­den pro­du­cir­se a la luz del día sino úni­ca­men­te cuan­do cae la noche.

Patrick Sch­war­ze­neg­ger y Bella Thorne

El momen­to con­flic­ti­vo de esta his­to­ria se pro­du­ce cuan­do en una sali­da noc­tur­na los tor­to­li­tos no toman en cuen­ta el trans­cur­so de las horas; así, cuan­do Katie repa­ra que el alba está des­pun­tan­do, corre deses­pe­ra­da­men­te a su casa para evi­tar que los rayos del sol la dañen pero, lamen­ta­ble­men­te, no logra su pro­pó­si­to sufrien­do una gra­ve recaí­da; es allí cuan­do Char­lie se impo­ne de la nefas­ta dolen­cia de su amada.

Varios aspec­tos se con­ju­gan para que el film no con­ven­za. En pri­mer lugar, la rela­ción amo­ro­sa de la pare­ja se tor­na inge­nua por lo exa­ge­ra­da­men­te empa­la­go­sa, aspec­to que se agra­va con diá­lo­gos que pre­ten­dien­do ser rea­lis­tas resul­tan fal­sos. Otro aspec­to impor­tan­te es que Speer, des­afor­tu­na­da­men­te, no ha podi­do crear una genui­na ten­sión dra­má­ti­ca, a pesar de su des­en­la­ce; para peor, la coda del rela­to está pre­pa­ra­da expre­sa­men­te para que una audien­cia dema­sia­do sen­si­ble acu­da a los pañue­li­tos de papel a fin de enju­gar sus lágrimas.

La actua­ción de Thor­ne es satis­fac­to­ria en tan­to que la de Scha­war­ze­neg­ger, sin gran­des mati­ces expre­si­vos, trans­mi­te sim­pa­tía y ter­nu­ra. De todos modos, a pesar de que ambos acto­res guar­dan una acep­ta­ble quí­mi­ca, no pue­den evi­tar que las pero­ra­tas tri­lla­das que están obli­ga­dos a reci­tar lle­guen en deter­mi­na­dos momen­tos a exas­pe­rar. Feliz­men­te, este irrea­lis­ta roman­ce no exce­de la hora y media de duración.
Jor­ge Gutman