Recuer­dos de Adolescencia

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

COUR­VI­LLE.  Tex­to, Con­cep­ción y Direc­ción: Robert Lepa­ge – Inter­pre­ta­ción: Oli­vier Nor­mand – Mani­pu­la­ción de Mario­ne­tas: Welles­ley Rober­tson III, Caro­li­ne Tan­guay y Mar­tin Vai­llan­court — Rea­li­za­ción de Mario­ne­tas: Jean-Guy Whi­te y Céli­ne Whi­te – Con­cep­ción y Direc­ción de Crea­ción: Ste­ve Blan­chet — Esce­no­gra­fía: Aria­ne Sau­vé — Ves­tua­rio: Vir­gi­nie Leclerc – Ilu­mi­na­ción: Nico­las Des­co­teaux – Músi­ca Ori­gi­nal y Dise­ño de Soni­do: Mathieu Doyon – Imá­ge­nes: Felix Fra­det-Faguy — Acce­so­rios: Jean­ne Lapie­rre — Asis­ten­te de Direc­ción: Fran­cis Beau­lieu Dura­ción: 1 hora y 55 minu­tos, sin inter­va­lo. Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 15 de octu­bre de 2023 en el Théâ­tre du Nou­veau Mon­de (www.tnm.qc.ca)

Habien­do obte­ni­do un acla­ma­do suce­so en opor­tu­ni­dad de su estreno mun­dial en Dia­mant (Quebec)t en 2021 con la inter­pre­ta­ción de su autor Robert Lepa­ge, este espec­tácu­lo lle­ga aho­ra al esce­na­rio del Théâ­tre du Nou­veau Mon­de. En esta opor­tu­ni­dad el gran dra­ma­tur­go ha deci­di­do ceder el rol pro­ta­gó­ni­co al renom­bra­do actor Oli­vier Normand.

Alu­ci­nan­te esce­na. (Foto: Yves Renaud)

Para ana­li­zar esta obra es nece­sa­rio refe­rir­se a su con­te­ni­do así como a la for­ma en que está expre­sa­do. Pasan­do a la his­to­ria en sí mis­ma el autor cen­tra su aten­ción en Simon quien en 1975 es un escul­tor de 17 años.

Como es bien sabi­do la ado­les­cen­cia es una eta­pa cru­cial en la vida de una per­so­na en don­de dejan­do atrás la ino­cen­te infan­cia para intro­du­cir­se a la edad adul­ta, debe expe­ri­men­tar cam­bios y cre­ci­mien­tos cons­tan­tes para la madu­ra­ción físi­ca, sexual y psi­co­ló­gi­ca. Es eso lo que le va suce­dien­do a Simon ‑alter ego de Lepa­ge., vivien­do en el sótano de un bun­ga­low de Cour­vi­lle, dis­tri­to cer­cano de la ciu­dad de Que­bec y pró­xi­mo a las cata­ra­tas de Mont­mo­rency. Habien­do per­di­do recien­te­men­te a su que­ri­do padre debe con­vi­vir con su madre y un tío deci­di­da­men­te vul­gar. Su sexua­li­dad tras­cien­de a tra­vés de la atrac­ción ejer­ci­da por su ami­ga Sophie como así lla­ma su aten­ción el físi­co del pre­su­mi­do y super­fi­cial guar­dián de la pis­ci­na muni­ci­pal. Como todo mucha­cho de su edad se sola­za con la músi­ca de la épo­ca en don­de no están ausen­tes las ban­das de King Crim­son o Pink Floyd, entre otros, o bien con­tem­plan­do los par­ti­dos de hoc­key. Median­te las andan­zas de Simon refle­jan­do sus dudas, penas y momen­tos agra­da­bles, tra­ta­rá de desa­rro­llar su iden­ti­dad a fin de lograr la madu­rez enca­mi­na­da hacia su cer­ca­na vida de adul­to. A su vez, como esce­na­rio de fon­do el autor enfo­ca el con­tex­to socio- polí­ti­co que vive la pro­vin­cia con las ten­sio­nes lin­güís­ti­cas y las dis­cre­pan­cias eis­ten­tes entre angló­fo­nos y fran­có­fo­nos, como asi­mis­mo la lle­ga­da al poder del Par­ti­do Que­be­co­is en noviem­bre de 1976.

Oli­vier Nor­mand con las mario­ne­tas. (Foto: Yves Renaud)

Dado el fer­vor que Lepa­ge sien­te por el tea­tro pro­fe­sio­nal de mario­ne­tas de Japón deno­mi­na­do bun­ra­ku,  deci­dió refle­jar el con­te­ni­do de la pie­za emplean­do las mis­mas. Así ade­más del per­so­na­je en vivo de Simon como el adul­to narra­dor, el del ado­les­cen­te rodea­do de las per­so­nas con quie­nes inter­ac­túa está repre­sen­ta­do por mario­ne­tas. El dra­ma­tur­go cree que el cuer­po poé­ti­co de una mario­ne­ta pue­de tra­du­cir más cosas que la del cuer­po humano de los per­so­na­jes mas­cu­li­nos y feme­ni­nos que alter­nan en la pieza.

Si bien es res­pe­ta­ble y ambi­cio­sa la téc­ni­ca adop­ta­da por Lepa­ge, a pesar de la per­fec­ción de las mario­ne­tas que asu­men la for­ma de ver­da­de­ros seres huma­nos trans­mi­tien­do un aura de magia, para quien escri­be estas líneas la his­to­ria no tra­sun­ta la emo­ción nece­sa­ria de su con­te­ni­do. Eso se debe a que uno no pue­de dejar de obser­var las manos de los remar­ca­bles mario­ne­tis­tas mani­pu­lan­do los movi­mien­tos de estos títeres.

Expre­si­vas mario­ne­tas. (Foto: Yves Renaud)

Ade­más del rol vital de las mario­ne­tas, el espec­tácu­lo que­da resal­ta­do por varios ele­men­tos. Uno de los mis­mos es la pues­ta escé­ni­ca de Lepa­ge, sin duda algu­na asom­bro­sa y audaz, demos­tran­do una vez más su excep­cio­nal talen­to como rea­li­za­dor; a ello se agre­ga el haber con­fia­do a Oli­vier Ormand él úni­co per­so­na­je humano de la pie­za quien ade­más de impo­ner su pre­sen­cia, la mis­ma es acom­pa­ña­da de la pre­ci­sa y ajus­ta­da infle­xión de su voz. Igual­men­te elo­gia­ble es la mag­ní­fi­ca esce­no­gra­fía de Aria­ne Sau­vé que ha sido capaz de ajus­tar con máxi­ma pre­ci­sión los con­ti­nuos y flui­dos cam­bios escé­ni­cos Las absor­ben­tes imá­ge­nes brin­da­das en las pro­jec­cio­nes de Félix Fra­det-Faguy cons­ti­tu­yen otro inne­ga­ble logro, con­tem­plan­do entre otras esce­nas las cata­ra­tas de Mont­mo­rency, las de la pis­ci­na así como los videos refle­jan­do el momen­to his­tó­ri­co de Quebec.

En suma, sin ser su mejor obra y dejan­do de lado la obje­ción seña­la­da ante­rior­men­te, Lepa­ge ofre­ce una remar­ca­ble pro­duc­ción visual­men­te esplendorosa.

Un Exi­to­so Monólogo

FLEA­BAG

Habien­do sido exhi­bi­da en sep­tiem­bre de 2019, nue­va­men­te será difun­di­da la pro­duc­ción de Natio­nal Thea­tre Flea­bag

Escri­ta e inter­pre­ta­da por la dra­ma­tur­ga bri­tá­ni­ca Phoe­be Wal­ter-Brid­ge, esta pie­za estre­na­da en 2013 fue la ins­pi­ra­ción de una serie de tele­vi­sión que en Euro­pa logró un éxi­to colosal.

Phoe­be Waller-Brid­ge (Foto: Joan Marcus)

Sen­ta­da en una silla y diri­gién­do­se al públi­co, en un monó­lo­go de 65 minu­tos, de mane­ra con­fe­sio­nal Wal­ter-Brid­ge se intro­du­ce en la piel de Flea­bag, una mujer trein­ta­ñe­ra de cla­se media due­ña de un café que va rela­tan­do su deses­pe­ra­da exis­ten­cia y cómo tra­ta de supe­rar los esco­llos que atra­vie­sa para adap­tar­se a nue­vas situa­cio­nes que debe enfrentar.

Bajo la más­ca­ra de la risa, la auto­ra ha crea­do un per­so­na­je atra­yen­te y con­mo­ve­dor que ha logra­do sedu­cir tan­to al públi­co tele­vi­den­te como al que ha teni­do la opor­tu­ni­dad de pre­sen­ciar la repre­sen­ta­ción teatral.

Este monó­lo­go diri­gi­do por Vicky Jones será repues­to a par­tir del 8 de Julio de 2023 en selec­tas salas de Cine­plex

Per­ni­cio­sa Ideología

GOOD

Den­tro del ciclo de Natio­nal Thea­tre Live difun­di­do por Cine­plex se podrá ver la aplau­di­da obra Good que el dra­ma­tur­go C.P. Tay­lor con­ci­bió en 1981. Habien­do sido repues­ta en 2022 en el Tea­tro Harold Pin­ter de Lon­dres la pie­za ha sido fil­ma­da en una de sus representaciones.

David Ten­nant y Sha­ron Small. (Foto: Johan Persson)

Este dra­ma psi­co­ló­gi­co de nota­ble con­no­ta­ción moral, ade­más de Gran Bre­ta­ña ha sido mon­ta­do en Cana­dá y Esta­dos Uni­dos e inclu­so tras­la­da­do al cine en 2008. Su con­te­ni­do tie­ne amplia reper­cu­sión actual, cons­ti­tu­yen­do un lla­ma­do de aler­ta para quie­nes ten­ta­dos por seduc­to­ras ideo­lo­gías de regí­me­nes de extre­ma dere­cha pue­den sem­brar irre­pa­ra­bles daños. Ese es el caso de Good cuyo títu­lo alu­de al modo en que una “bue­na per­so­na” pue­de con­ver­tir­se en un ser despreciable.

Elliot Levey. (Foto: Johan Persson)

La acción trans­cu­rre en la Ale­ma­nia de 1933 cuan­do Hitler asu­me el poder como can­ci­ller. En ese mar­co el sen­si­ble inte­lec­tual aca­dé­mi­co pro­fe­sor Hal­der (David Ten­nant), ten­ta­do por el nazis­mo se vuel­ca al mis­mo y de este modo con su ideo­lo­gía trai­cio­na a Mau­ri­ce (Elliot Levey), su mejor ami­go judío. Curio­sa­men­te no se adhie­re al Ter­cer Reich por órde­nes, mie­do o temor, sino por­que está com­ple­ta­men­te con­ven­ci­do de que toda per­so­na debe ser fiel a sus convicciones.

Elliot Levey, David Ten­nant y Sha­ron Small. (Foto: Johan Persson)

Su for­ma de sen­tir, así como su víncu­lo con su espo­sa (Sha­ron Small) y su rela­ción con Mau­ri­ce están expre­sa­das por el autor a tra­vés del recuen­to que efec­túa Hal­der median­te sus pen­sa­mien­tos expre­sa­dos en viva voz.

Según se anti­ci­pa en los comen­ta­rios ver­ti­dos por los crí­ti­cos de Lon­dres, la repo­si­ción de Good ha sido valo­ri­za­da por la acer­ta­da pues­ta escé­ni­ca del direc­tor Domi­nic Cooke, así como la exce­len­te inter­pre­ta­ción de David Ten­nant en el papel pro­ta­gó­ni­co y acom­pa­ña­do por las correc­tas actua­cio­nes de Elliot Levey y Sha­ron Small.

Este dra­ma polí­ti­co será exhi­bi­do en selec­tas salas de Cine­plex el 15 de junio de 2023.

Visi­ta de una Remar­ca­ble Artista

NICO­LE GARCIA

Gran expec­ta­ti­va gene­ra la pre­sen­ta­ción de la afa­ma­da actriz, direc­to­ra y guio­nis­ta de Fran­cia Nico­le Gar­cia quien en los pró­xi­mos días lle­ga­rá Mon­treal para pre­sen­tar en el Théâ­tre du Nou­veau Mon­de la pie­za Royan, la pro­fes­seu­re de fra­nçais.

(Foto de TNM)

No obs­tan­te que la actriz ha veni­do fre­cuen­te­men­te a Mon­treal, ésta es la pri­me­ra vez que lo hará sobre un esce­na­rio. La obra de la pres­ti­gio­sa escri­to­ra y dra­ma­tur­ga Marie NDia­ye, gana­do­ra en 2009 el Pre­mio Gon­co­urt, fue espe­cial­men­te con­ce­bi­da para Nico­le Gar­cia. Estre­na­da en el Fes­ti­val de Avig­non de 2021, la actriz logró un reso­nan­te suce­so para pos­te­rior­men­te ser nue­va­men­te aplau­di­da al año siguien­te en París.

Des­pués de haber efec­tua­do sus estu­dios en el Con­ser­va­to­rio Nacio­nal Supe­rior de Arte Dra­má­ti­co de París, en 1967 Nico­le Gar­cia obtie­ne el Pri­mer Pre­mio en come­dia moder­na con su debut en Déci­bel de Julien Var­tet. Des­de enton­ces has­ta estos días, su actua­ción tea­tral, ade­más de la del cine, la ha con­ver­ti­do en una de las más renom­bra­das intér­pre­tes de Fran­cia. Sin duda algu­na, su debut en esta ciu­dad con­fir­ma­rá una vez más su talen­to artístico.

(Foto de TNM)

En su pri­mer monó­lo­go rea­li­za­do en el esce­na­rio, la actriz bajo la direc­ción de su hijo Fré­dé­ric Belier Gar­cia, inter­pre­ta a Gabrie­lla; una edu­ca­do­ra de liceo que vive sola en un depar­ta­men­to de Royan, una ciu­dad cos­te­ra cer­ca­na a Bor­deaux; allí ella se impo­ne del sui­ci­dio de Danie­lle, una de sus estu­dian­tes que tomó tal deter­mi­na­ción por haber sido víc­ti­ma de la inti­mi­da­ción de sus com­pa­ñe­ros de cla­se. Como con­se­cuen­cia del funes­to even­to, la edu­ca­do­ra sobre­lle­va con­si­go un pro­fun­do sen­ti­mien­to de cul­pa por haber podi­do evi­tar el aco­so de su alumna.

Royan, la pro­fes­seu­re de fra­nçais será repre­sen­ta­da en 6 úni­cas fun­cio­nes des­de el 13 has­ta el 17 de junio en el TNM.

Una Icó­ni­ca Personalidad

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

JOSEPHI­NE – A MUSI­CAL CABA­RET. Crea­ción: Tymisha Harris, Michael Mari­nac­cio y Tod Kim­bro. Actua­ción: Tymisha Harris Direc­ción y Coreo­gra­fía: Sean Chees­man. Direc­ción Músi­cal: Tau­rey Butler. Músi­cos: Tau­rey Butler, Jen­ni­fer Bell, Mor­gan Moo­re y Wali Muham­mad. Esce­no­gra­fía y Dise­ño de Video: Bruno-Pie­rre Hou­le. Ves­tua­rio: Loui­se Bou­rret. Ilu­mi­na­ción: Stépha­nie Méni­got. Dura­ción: 1h40 sin entre­ac­to. Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 18 de junio de 2023 en la sala prin­ci­pal del Segal Cen­tre

(Foto: Les­lie Shachter)

Hay espec­tácu­los que que­dan gra­ba­dos por siem­pre en la memo­ria de la audien­cia. Sin duda algu­na esta excep­cio­nal pro­duc­ción que obtu­vo uná­ni­mes elo­gios en don­de fue pre­sen­ta­da ante­rior­men­te, reper­cu­ti­rá del mis­mo modo en los espec­ta­do­res que la verán en el Segal Cen­tre. Den­tro de un esce­na­rio limi­ta­do, esta com­pa­ñía tea­tral ofre­ce un glo­rio­so musi­cal revi­vien­do en cuer­po y alma a la inol­vi­da­ble Josephi­ne Baker.(1906 – 1975)

Adop­tan­do un cri­te­rio bio­grá­fi­co la actriz Tymisha Harris pasa revis­ta a su aza­ro­sa vida don­de el rela­to se inter­ca­la mag­ní­fi­ca­men­te con la inter­pre­ta­ción de las can­cio­nes que hicie­ron famo­sa a la icó­ni­ca artis­ta de ori­gen afro­ame­ri­cano. Naci­da en St. Louis, Mis­sou­ri, des­de su infan­cia sumi­da en la pobre­za comien­za a sen­tir su fuer­te afi­ción por el bai­le. Due­ña de una per­so­na­li­dad inde­pen­dien­te y para dejar a un lado la pobre­za y el racis­mo, deja su hogar a los 13 años para casar­se por pri­me­ra vez en un matri­mo­nio de ape­nas un año para efec­tuar un nue­vo inten­to dos años des­pués con William Baker de quien adop­ta­ría su ape­lli­do. Ante­po­nien­do su actua­ción en el mun­do del espec­tácu­lo, deja a su mari­do y en 1925 con sus 19 años tie­ne la opor­tu­ni­dad de poder actuar en Fran­cia. Es así que des­de ese momen­to el cie­lo es el lími­te para Josephi­ne don­de cau­ti­va al públi­co con sus can­cio­nes y bai­les. Es allí que cono­ce a Pepi­to di Aba­tino con quien con­trae enla­ce en 1926 y es él quien la con­ven­ce de retor­nar a Esta­dos Uni­dos para mon­tar espec­tácu­los simi­la­res; pero su regre­so no fue lo que ella aguar­dó al reci­bir inme­re­ci­das crí­ti­cas nega­ti­vas. De allí regre­sa a Fran­cia para seguir mara­vi­llan­do al públi­co y duran­te la Segun­da Gue­rra for­ma par­te de la resis­ten­cia fran­ce­sa con­tra los nazis; su acti­vis­mo polí­ti­co la lle­va­rá igual­men­te a retor­nar a Esta­dos Uni­dos para par­ti­ci­par en 1963 en la mar­cha sobre Washing­ton lide­ra­da por Mar­tin Luther King para garan­ti­zar la defen­sa de los dere­chos civi­les de la pobla­ción negra.

(Foto: Les­lie Shachter)

La actua­ción de Harris es inol­vi­da­ble lo que no resul­ta extra­ño si se atien­de a su currí­cu­lum de deno­da­da bai­la­ri­na, can­tan­te, actriz, coreó­gra­fa, dise­ña­do­ra de ves­tua­rio y mucho más. En su inter­pre­ta­ción de Josephi­ne con­fir­ma una vez más ser una irre­pro­cha­ble inter­pre­te en la medi­da que su actua­ción des­lum­bra. Ella trans­mi­te fiel­men­te los momen­tos más subli­mes de su exis­ten­cia como así tam­bién los som­bríos como cuan­do ve frus­tra­da su voca­ción de madre al per­der a su hijo al nacer y lue­go ser some­ti­da a una his­te­rec­to­mía. En tal sen­ti­do es con­mo­ve­dor lo que se mues­tra a tra­vés del video de los 12 niños y niñas mul­ti­ra­cia­les que ella adop­tó, pro­ve­nien­tes de Fran­cia, Marrue­cos, Japón, Colom­bia, Vene­zue­la, Arge­lia y Cos­ta de Marfil.

(Foto: Les­lie Shachter)

Como bai­la­ri­na fas­ci­na a tra­vés de la des­inhi­bi­da sen­sua­li­dad exhi­bi­da y la acer­ta­da mane­ra que inter­ac­túa con el públi­co. Igual­men­te des­ta­ca­ble es la rapi­dez y logro que obtie­ne en los nume­ro­sos cam­bios de atuen­do, muchos de los mis­mos rea­li­za­dos a la vis­ta de la audien­cia; en ese aspec­to, es enco­mia­ble el esplen­do­ro­so ves­tua­rio dise­ña­do por Loui­se Bou­rret. Cla­ro está que Harris igual­men­te apa­sio­na con su poten­te voz ento­nan­do entre otras can­cio­nes I Have Two Loves, The Times They Are A‑Changin, Bei Mir Bist Du Shein y sobre todo La Vie en Rose can­ta­da en dúo con la gra­ba­ción rea­li­za­da por Josephi­ne; todo ello acom­pa­ña­do por la músi­ca diri­gi­da por el remar­ca­ble pia­nis­ta de jazz Tau­rey Butler.

Si bien no exis­ten más pala­bras para cali­fi­car el increí­ble “tour de for­ce” de Harris en los 100 minu­tos de per­ma­nen­te pre­sen­cia en el esce­na­rio, es fun­da­men­tal des­ta­car la estu­pen­da pues­ta escé­ni­ca de Sean Chees­man quien ha sabi­do cap­tar la ver­da­de­ra esen­cia del espec­tácu­lo; a su vez como remar­ca­ble coreó­gra­fo, per­mi­te el luci­mien­to de la artis­ta en la Dan­za Bana­na en don­de bai­la con más de una doce­na de bana­nas adhe­ri­das a su pollera.

Dicho lo que pre­ce­de, este gran­dio­so musi­cal rati­fi­ca el pres­ti­gio del Segal Cen­tre en ofre­cer pro­duc­cio­nes que como la pre­sen­te enri­que­cen el nivel cul­tu­ral de Montreal.