HOT DOCS 2020 (Pri­me­ra Parte)

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

Tal como se anti­ci­pó sema­nas atrás la 27ª edi­ción de Hot Docs, el más impor­tan­te Fes­ti­val de Cine Docu­men­tal de Cana­dá, no pudo rea­li­zar­se como ori­gi­nal­men­te esta­ba pro­gra­ma­do entre el 30 de abril y 10 de mayo por la pan­de­mia exis­ten­te. En con­se­cuen­cia, la mues­tra ofre­ce­rá más de 140 títu­los que serán difun­di­dos en línea para la pro­vin­cia de Onta­rio des­de el 28 de mayo has­ta el 6 de junio en la pla­ta­for­ma Home TVOD de www.hotdocs.ca don­de igual­men­te se inclu­ye la lis­ta de los fil­mes par­ti­ci­pan­tes. Según su dis­po­ni­bi­li­dad, bue­na par­te de los títu­los podrán ser vis­tos has­ta el 24 de junio.

He aquí la eva­lua­ción de cin­co de los docu­men­ta­les que serán presentados.

The Pain­ter and the Thief (Norue­ga)

Con este sor­pren­den­te film el direc­tor Ben­ja­min Ree prue­ba que a veces la reali­dad pue­de supe­rar a la más increí­ble fic­ción. Como si se tra­ta­ra del sín­dro­me de Esto­col­mo en don­de la víc­ti­ma de un secues­tro man­tie­ne un víncu­lo afec­ti­vo con su cap­tor, algo pare­ci­do acon­te­ce en la rela­ción man­te­ni­da de una pin­to­ra con el ladrón que le sus­tra­jo uno de sus tra­ba­jos realizados.

En este caso la artis­ta che­co­es­lo­va­ca Bar­bo­ra Kysil­ko­va vivien­do en Norue­ga se impo­ne que dos telas suyas expues­tas en una gale­ría de arte de Oslo fue­ron sus­traí­das audaz­men­te por dos ladro­nes quie­nes al poco tiem­po fue­ron aprehen­di­dos. Uno de ellos es Karl-Ber­til Nord­land, de 30 años de edad con su cuer­po total­men­te tatua­do, quien con­fe­só su deli­to decla­ran­do que igno­ra­ba lo que pasó con el cua­dro que sus­tra­jo. Del otro ladrón poco se sabe aun­que eso no ami­no­ra el inte­rés de la his­to­ria relatada

Curio­sa­men­te Karl-Ber­til, que cuen­ta con un pron­tua­rio de haber esta­do 8 años en pri­sión ade­más de ser adic­to a las dro­gas, atrae la aten­ción de Bar­bo­ra quien desea pin­tar­lo. A par­tir del momen­to en que élo se con­vier­te en su mode­lo comien­za a sur­gir un extra­ño víncu­lo con la pin­to­ra. Así ella lle­ga a saber que este suje­to tuvo una tris­te infan­cia al haber sido aban­do­na­do por su madre, con un padre ausen­te y su pos­te­rior invo­lu­cra­ción con una pan­di­lla criminal.

Fil­ma­do a tra­vés de un perío­do de 3 años, el direc­tor mues­tra cómo esa anó­ma­la rela­ción se vuel­ve más inten­sa al pun­to tal que la pare­ja de Bar­bo­ra comien­za a refle­jar su inco­mo­di­dad fren­te a la acti­tud asu­mi­da por ella. Si bien intri­ga cono­cer cuál es el moti­vo que pudo impul­sar a esta mujer a seguir fomen­tan­do estaa rela­ción, la res­pues­ta esta­ría en la satis­fac­ción per­so­nal de haber logra­do la reha­bi­li­ta­ción de un ser com­ple­ta­men­te mar­gi­na­do de la socie­dad; así por pri­me­ra vez Karl-Ber­til encuen­tra en ella un sus­tan­cial apo­yo y genuino afec­to humano que había des­co­no­ci­do en su vida has­ta el momen­to de haber­la cono­ci­do. Esen­cial­men­te, Ree ofre­ce un admi­ra­ble rela­to psi­co­ló­gi­co acer­ca de la com­ple­ja con­di­ción huma­na que muchos guio­nis­tas habrían desea­do lograr para un film de ficción.

Ade­más de su pre­sen­ta­ción vir­tual en este Fes­ti­val, el docu­men­tal pue­de ver­se en las más impor­tan­tes pla­ta­for­mas VOD que ope­ran en Canadá.

El Agen­te Topo / The Mole Agent (Chi­le-Esta­dos Unidos-Alemania-Holanda-España)

Nue­va­men­te el espec­ta­dor se enfren­ta con otro nota­ble docu­men­tal que adquie­re las carac­te­rís­ti­cas de una inge­nio­sa pelí­cu­la de fic­ción. La rea­li­za­do­ra y guio­nis­ta Mai­te Alber­di, pre­sen­ta a Rómu­lo Ait­ken, un pro­fe­sio­nal detec­ti­ve chi­leno quien se apres­ta a satis­fa­cer los reque­ri­mien­tos de una de sus clien­tes cuya madre de edad mayor resi­de en un asi­lo de ancia­nos de Chi­le. Ella desee que se inves­ti­gue las con­di­cio­nes en que su pro­ge­ni­to­ra se encuen­tra por­que teme que no esté bien tra­ta­da. En con­se­cuen­cia, Rómu­lo publi­ci­ta una ofer­ta de empleo diri­gi­da a per­so­nas entre 80 y 90 años a fin de con­tra­tar a una de ellas para que se ocu­pe del asun­to. El ele­gi­do es Ser­gio Chamy, un recien­te viu­do de 83 años, quien para eje­cu­tar su misión debe apa­ren­tar que desea vivir en dicha resi­den­cia. Una vez ingre­sa­do a la mis­ma, de mane­ra encu­bier­ta tra­ta de ubi­car a la ancia­na en cues­tión lla­ma­da Sonia Pérez y deter­mi­nar si hay algo que allí no mar­cha ade­cua­da­men­te. Esa tarea que requie­re la per­ma­nen­cia de Ser­gio en ese hogar de reti­ro por un perío­do de 3 meses impli­ca que él median­te el uso del whatsapp de su celu­lar envíe un repor­te dia­rio a Rómu­lo sobre la mar­cha de la investigación.

¿Por qué la hija de Sonia no visi­ta a su madre perió­di­ca­men­te en lugar de recu­rrir a ter­ce­ros para que inves­ti­guen su esta­do? Si el film fue­se de fic­ción, la pre­gun­ta sería racio­nal­men­te legí­ti­ma pero como se tra­ta de un docu­men­tal es nece­sa­rio ren­dir­se a la evi­den­cia y no cues­tio­nar. En todo caso, de la mane­ra más disi­mu­la­da posi­ble Ser­gio loca­li­za la habi­ta­ción de la seño­ra Pérez y des­cu­bre que se tra­ta de una mujer de esca­sa socia­bi­li­dad y no dis­pues­ta a alter­nar con él; eso no lo disua­de de veri­fi­car dia­ria­men­te si efec­ti­va­men­te expe­ri­men­ta algún tipo de aco­so físi­co o moral por par­te de quie­nes están a car­go del establecimiento.

Con un espí­ri­tu entre serio y joco­so la direc­to­ra enfo­ca a este ave­za­do agen­te topo quien al poco tiem­po logra gran­jear­se la sim­pa­tía y cari­ño de los resi­den­tes inte­gra­dos en su vas­ta mayo­ría por muje­res en don­de algu­nas de ellas desea­rían enta­blar con él una rela­ción sentimental.

A tra­vés de esta verí­di­ca his­to­ria, Alber­di trans­mi­te la vul­ne­ra­bi­li­dad y sole­dad que atra­vie­san los ancia­nos en el cre­púscu­lo de sus vidas al ser igno­ra­dos u olvi­da­dos por sus fami­lia­res más cer­ca­nos a medi­da que sus cuer­pos van fra­gi­li­zán­do­se y las memo­rias se vuel­ven pau­la­ti­na­men­te más borro­sas. De este modo este film de espio­na­je capaz de intri­gar y pro­du­cir momen­tos de fran­co humor se con­vier­te a la pos­tre en un docu­men­to emo­ti­vo capaz de sen­si­bi­li­zar sin gol­pes bajos la fibra ínti­ma del espec­ta­dor tal como suce­dió con el públi­co que la aplau­dió calu­ro­sa­men­te en oca­sión de su estreno mun­dial en el Fes­ti­val de Sundance.

Bullet­proof (Esta­dos Unidos)

El docu­men­ta­lis­ta ame­ri­cano Todd Chand­ler ana­li­za una tris­te reali­dad como lo es la vio­len­cia que se vie­ne regis­tran­do en su país y la posi­bi­li­dad de man­te­ner­se a sal­vo cuan­do la mis­ma esta­lla en el ámbi­to escolar.

Ade­más de cineas­ta el direc­tor es tam­bién un pro­fe­sor de Brooklyn Colle­ge y en tal sen­ti­do para rea­li­zar este film se ins­pi­ró en las con­ver­sa­cio­nes man­te­ni­das por un gru­po de estu­dian­tes que se refe­rían al des­co­mu­nal tiro­teo masi­vo que tuvo lugar en 2015 en el Cen­tro de Estu­dios Supe­rio­res Ump­qua del esta­do de Ore­gón. Eso lo impul­só a visi­tar varias escue­las, gim­na­sios de entre­na­mien­to y a asis­tir a con­fe­ren­cias sobre el tema a lo lar­go de Esta­dos Uni­dos. La expe­rien­cia obte­ni­da es trans­mi­ti­da por Chand­ler en este docu­men­tal mos­tran­do algu­nos de los ritua­les que tie­nen lugar den­tro y alre­de­dor de los esta­ble­ci­mien­tos esco­la­res. Ade­más de las ansie­da­des y temo­res de los jóve­nes estu­dian­tes y sus padres, el film mues­tra los simu­la­cros de ais­la­mien­tos, prác­ti­cas de base­ball, entre­na­mien­to de los maes­tros en el mane­jo de armas, detec­to­res de meta­les, etc.

Que­da por com­pro­bar has­ta qué pun­to las moda­li­da­des adop­ta­das podrán ser pues­tas “a prue­ba de balas”, tal como lo anti­ci­pa el títu­lo del film; de todos modos que­da como balan­ce un pro­vo­ca­ti­vo docu­men­tal muy bien tra­ta­do y edi­ta­do que per­mi­te medi­tar sobre la mane­ra en que el temor gene­ra­do en las escue­las por la vio­len­cia de las armas de fue­go va modi­fi­can­do el com­por­ta­mien­to cul­tu­ral del país en mate­ria de segu­ri­dad y con­trol de la misma.

Les­sons of Love (Polo­nia)

Con deli­ca­da sen­si­bi­li­dad feme­ni­na las rea­li­za­do­ras Mal­gor­za­ta Golis­zews­ka y Kasia Mate­ja retra­tan mag­ní­fi­ca­men­te a una mujer pola­ca quien en el oto­ño de su vida adop­ta la deci­sión de rein­ven­tar­se a sí misma.

La pro­ta­go­nis­ta es Jola de 69 años de edad quien des­pués de 45 años de matri­mo­nio con un mari­do abu­si­vo y alcohó­li­co de quien nun­ca reci­bió el míni­mo afec­to deci­de aban­do­nar­lo en la casa de Ita­lia don­de habi­ta­ba para retor­nar a Polo­nia, su tie­rra natal. De carác­ter vivaz y radian­te, cui­dan­do de man­te­ner su ros­tro de mane­ra impe­ca­ble y estar en toda oca­sión estu­pen­da­men­te ves­ti­da, vuel­ve a fre­cuen­tar a sus ami­gas de lar­ga data quie­nes en mayor o menor medi­da tam­bién han debi­do supe­rar pro­ble­mas de vio­len­cia domés­ti­ca. Para­le­la­men­te, dada su afi­ción al can­to reci­be de una ins­truc­to­ra lec­cio­nes per­ti­nen­tes para afi­nar su voz, al mis­mo tiem­po que se dedi­ca a escri­bir poe­mas y can­cio­nes. En las cla­ses de bai­le a las que asis­te para gen­te de la ter­ce­ra edad cono­ce a Woj­tek, un hom­bre de unos años mayor que ella con quien ini­cia una rela­ción sen­ti­men­tal. A tra­vés de ese víncu­lo Jola se sien­te feliz al expe­ri­men­tar por pri­me­ra vez la dicha del amor como tam­bién por ser tra­ta­da con máxi­ma con­si­de­ra­ción, res­pe­to y cariño.

Golis­zews­ka y Mate­ja logran cap­tar, en varias opor­tu­ni­da­des a tra­vés de pri­me­ros pla­nos, los sen­ti­mien­tos de esta mujer quien devo­ta­men­te cató­li­ca y ade­más por temor a las reac­cio­nes vio­len­tas de su mari­do no está deci­di­da a pedir­le el divor­cio para casar­se con Woj­tek. De todos modos, ella no duda en unir­se a él y apro­ve­char todo lo que la vida aún pue­de ofre­cer­le a pesar de la gra­ve enfer­me­dad que la amenaza.

Valo­ran­do el espí­ri­tu de eman­ci­pa­ción feme­ni­na y el deseo de dis­fru­tar la feli­ci­dad lle­ga­da tar­día­men­te, el docu­men­tal ofre­ce el emo­ti­vo retra­to de una mujer vale­ro­sa dis­pues­ta a seguir luchan­do has­ta el últi­mo suspiro.

A Colom­bian Family (Dina­mar­ca)

La rea­li­za­do­ra y antro­pó­lo­ga dane­sa Tan­ja Wol Søren­sen cono­ci­da en Cana­dá por haber pre­sen­ta­do en 2016 el cor­to­me­tra­je docu­men­tal Tar­get en Hot Docs, aho­ra retor­na con su pri­mer lar­go­me­tra­je en don­de con­si­de­ra la com­pli­ca­da rela­ción entre una madre y su hija en el con­tex­to del esce­na­rio polí­ti­co que vive actual­men­te Colombia.

Des­pués de apro­xi­ma­da­men­te medio siglo de con­flic­to entre el gobierno colom­biano y la gue­rri­lla de las Fuer­zas Arma­das Revo­lu­cio­na­rias de Colom­bia (FARC) final­men­te las nego­cia­cio­nes man­te­ni­das entre ambas par­tes con­du­je­ron a un acuer­do de paz fir­ma­do en noviem­bre de 2016. Duran­te los agi­ta­dos años que ensom­bre­ció al país, Ruby, una abne­ga­da acti­vis­ta polí­ti­ca, dejó en segun­do plano la aten­ción de su hija Yira quien duran­te su infan­cia se sin­tió afec­ta­da por ese moti­vo ade­más del hecho de haber per­di­do a su padre envuel­to igual­men­te en esa lucha.

Habien­do emi­gra­do a Cuba don­de se gra­duó de médi­ca ade­más de haber­se casa­do y ser madre de una niña, des­pués de 10 años de exi­lio Yira retor­na a Colom­bia para tra­tar de recon­ci­liar­se con su madre. A pesar del acuer­do de paz, duran­te el pre­sen­te gobierno del pre­si­den­te Yvan Duque aún sub­sis­te la acción de gru­pos para­mi­li­ta­res que come­ten ase­si­na­tos polí­ti­cos a líde­res socia­les; por esa razón esta hija tra­ta de con­ven­cer a Ruby de que se una a ella en el exi­lio sobre todo tenien­do en cuen­ta que ha reci­bi­do ame­na­zas de muer­te en la medi­da que ella es una ardien­te defen­so­ra de los dere­chos humanos.

Søren­sen trans­mi­te mag­ní­fi­ca­men­te el víncu­lo entre dos seres que se quie­ren entra­ña­ble­men­te a pesar de las dife­ren­cias exis­ten­tes. Cla­ra­men­te que­da esta­ble­ci­do que para Yuri la pro­tec­ción de la fami­lia y el amor que como madre pue­de dar­le a su hija adquie­ren prio­ri­dad; por su par­te, reco­no­cien­do los argu­men­tos sus­ten­ta­dos por su hija, Ruby no pue­de dejar de lado su fuer­te con­vic­ción polí­ti­ca enten­dien­do que debe seguir mili­tan­do y no clau­di­car en su pro­pó­si­to de defen­der a los sub­yu­ga­dos campesinos.

Con un final deci­di­da­men­te abier­to, este sóli­do docu­men­tal deja sin res­pues­ta a la pre­gun­ta sobre cómo con­ci­liar el amor mater­nal con los idea­les polí­ti­cos sustentados.