Un Emble­má­ti­co Músico

CAR­LOS. Esta­dos Uni­dos, 2023. Un film de Rudy Val­dez. 87 minutos

El docu­men­ta­lis­ta Rudy Val­dez abor­da en Car­los a Car­los Hum­ber­to San­ta­na Barra­gán, cono­ci­do artís­ti­ca­men­te como Car­los San­ta­na, el aplau­di­do gui­ta­rris­ta mexi­cano que de mane­ra estu­pen­da logró con­ju­gar un esti­lo musi­cal com­bi­nan­do músi­ca lati­na con jazz, blues y rock.

Car­los Santana

El film comien­za con la expo­si­ción que ofre­ce San­ta­na de su vida pro­fe­sio­nal. Naci­do en Jalis­co, Méxi­co, en el seno de una fami­lia muy humil­de de 7 hijos, a los cin­co años de edad comen­zó a apren­der el vio­lín enca­mi­na­do por José, su esti­ma­do padre vio­li­nis­ta. Cria­do en uno de los sec­to­res más pobres de Tijua­na, mien­tras que José se con­vier­te en músi­co de maria­chi, a los 8 años Car­los deja el vio­lín para desa­rro­llar su pasión por la gui­ta­rra que cons­ti­tui­rá el ins­tru­men­to que lo acom­pa­ña­rá el res­to de su vida.

Cuan­do en 1963 la fami­lia se muda a San Fran­cis­co, el mucha­cho demues­tra su talen­to de gui­ta­rris­ta como músi­co calle­je­ro y en 1966 con la for­ma­ción de su ban­da San­ta­na Blues regis­tra su pri­mer álbum y su carre­ra comien­za a cobrar brío a tra­vés de la opor­tu­ni­dad que le brin­da el mana­ger y pro­mo­tor de con­cier­tos Bill Graham para actuar en el renom­bra­do audi­to­rio Fill­mo­re; allí el con­jun­to adquie­re noto­rie­dad por la maes­tría demos­tra­da en su ejecución.

El gran reco­no­ci­mien­to inter­na­cio­nal de San­ta­na se pro­du­ce a los 22 años cuan­do en agos­to de 1969 rea­li­za un con­cier­to en el afa­ma­do fes­ti­val de Woods­tock logran­do que el inmen­so públi­co asis­ten­te vibra­ra de emo­ción con la eje­cu­ción del pri­mer tema musi­cal Soul Sacri­fi­ce; ese his­tó­ri­co even­to fue amplia­men­te difun­di­do por los dia­rios cele­bran­do al remar­ca­ble músi­co. Bas­ta­rá men­cio­nar que a lo lar­go de un año, la ban­da rea­li­za nada menos que 312 con­cier­tos. En el verano de 1970, el cla­mo­ro­so suce­so se repi­te en el fes­ti­val musi­cal de Tanglewood.

Poco tiem­po des­pués San­ta­na renun­cia en par­te al esti­lo rock and roll para con­ver­tir­se en un dis­cí­pu­lo del espi­ri­tual líder indio Sri Chin­moy. Eso no impi­dió que su carre­ra siguie­ra regis­tran­do nota­bles triun­fos como ha sido el caso de su pre­sen­ta­ción en el Pavi­llon de París en 1976, el Con­cier­to para las Amé­ri­cas rea­li­za­do en 1982 en la Repú­bli­ca Domi­ni­ca­na, como así asi­mis­mo en 1992 en Tijua­na don­de actuó acom­pa­ña­do por su padre violinista.

Otro hito fun­da­men­tal de San­ta­na fue en 1999 con la apa­ri­ción de su álbum Super­na­tu­ral que cons­ti­tu­yó un sen­sa­cio­nal éxi­to de ven­tas a nivel mun­dial y que fue pre­mia­do con el Grammy de la indus­tria musi­cal, inte­gran­do los 10 pre­mios reci­bi­dos a lo lar­go de su carrera.

Entre algu­nos de los núme­ros musi­ca­les que nutren al film ade­más del céle­bre Soul Sacri­fi­ce, figu­ran Oye Como VaEvil Ways, Smooth, La Negra y Moon­dan­ce.

La pelí­cu­la ofre­ce su lado inti­mis­ta mos­tran­do al músi­co rodea­do de sus hijos Sal­va­dor y Ste­lla, igual­men­te afi­cio­na­dos a la músi­ca, así tra­tan­do de equi­li­brar su vida como padre, mari­do y artis­ta. Momen­to de sig­ni­fi­ca­ti­va emo­ción es cuan­do le entre­ga a su madre Jose­fi­na el dine­ro que en su niñez le había pro­me­ti­do para la com­pra de una casa, así como el amor filial que sin­tió hacia ella como tam­bién a su padre.

Ade­más de la expo­si­ción de San­ta­na, el docu­men­tal se nutre con la entre­vis­ta que Val­dez efec­túa a sus her­ma­nas María y Lety, como asi­mis­mo con la incor­po­ra­ción de impor­tan­te mate­rial de archi­vo iné­di­to, foto­gra­fías y gra­ba­cio­nes case­ras de video rea­li­za­das por el artis­ta y la par­ti­ci­pa­ción de des­ta­ca­das per­so­na­li­da­des de la indus­tria musical.

San­ta­na des­ta­ca su agra­de­ci­mien­to a quie­nes lo ayu­da­ron a for­jar su crea­ti­vi­dad, inclu­yen­do ade­más de su padre, a Bill Graham, Cli­ve Davis, Arman­do Pera­za y a Chim­noy por su sabi­du­ría e iluminación.

Con la com­pe­ten­te rea­li­za­ción de Val­dez y la nota­ble edi­ción efec­tua­da por Viri­dia­na Lie­ber­man cier­ta­men­te este nota­ble docu­men­tal satis­fa­rá a los lea­les del icó­ni­co músi­co. Jor­ge Gutman

Una Mis­te­rio­sa Búsqueda

DES­VÍO DE NOCHE. Cana­dá, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Aria­ne Falar­deau St-Amour y Paul Cho­tel. 87 minutos

Una nota­ble expe­rien­cia sen­so­rial es la que se expe­ri­men­ta en Des­vío de Noche, el pri­mer lar­go­me­tra­je del dúo inte­gra­do por la direc­to­ra cana­dien­se Aria­ne Falar­deau St-Amour y el rea­li­za­dor fran­cés Paul Cho­tel quie­nes asi­mis­mo son res­pon­sa­bles del guión.

Una esce­na de DES­VÍO DE NOCHE

El rela­to enfo­ca a una perio­dis­ta de Que­bec (Marie Bras­sard) quien se sumer­ge en los recuer­dos de su recien­te inves­ti­ga­ción que la ha trans­por­ta­do a una aldea ubi­ca­da en la cos­ta occi­den­tal de Méxi­co a fin de des­cu­brir el mis­te­rio de la des­apa­ri­ción de la pro­me­te­do­ra mexi­ca­na pati­na­do­ra artís­ti­ca Vio­le­ta Mar­tí­nez. Con la voz en off y sin que se obser­ve el ros­tro de la repor­te­ra se sigue el pro­ce­so de su inves­ti­ga­ción que impli­ca entrar en con­tac­to con algu­nos de los habi­tan­tes que habi­tan el lugar don­de nació Vio­le­ta. Sin embar­go la bús­que­da tro­pie­za con cier­tos obs­tácu­los en la medi­da que los aldea­nos no man­tie­nen recuer­dos de ella como así tam­po­co pue­den agre­gar infor­ma­ción algu­na acer­ca de cómo la joven apren­dió a pati­nar sobre hie­lo en una región nada apro­pia­da para la prác­ti­ca de ese depor­te. Alu­dien­do al títu­lo del film la his­to­ria ori­gi­nal de Vio­le­ta des­pla­za la aten­ción para cen­trar­la en la de su padre Juan Mar­tí­nez que es otro de los ausen­tes del lugar.

La mini­ma­lis­ta narra­ción es la excu­sa para ilus­trar algu­nas de las supers­ti­cio­nes y leyen­das de los luga­re­ños a tra­vés de su per­cep­ción del entorno que les rodea; en todo caso la soli­dez del film resi­de en su aspec­to for­mal a tra­vés de las envol­ven­tes imá­ge­nes cap­ta­das por la foto­gra­fía de St-Amour acom­pa­ña­das de los soni­dos natu­ra­les de la sel­va duran­te las horas noc­tur­nas que son logra­das por la con­cep­ción sono­ra de Samuel Gag­non-Thi­bo­deau. No obs­tan­te cier­ta len­ti­tud en su narra­ción, a tra­vés de una bús­que­da mis­te­rio­sa e intri­gan­te se asis­te a un ambi­cio­so y logra­do tra­ba­jo expe­ri­men­tal de los nove­les cineas­tas que aun­que de fic­ción adquie­re un fas­ci­nan­te viso docu­men­tal. Jor­ge Gutman

El Ingre­dien­te Sexual del Amor

SIM­PLE COM­ME SYL­VAIN. Cana­dá, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Monia Cho­kri. 111 minutos

Des­pués de haber incur­sio­na­do exi­to­sa­men­te como rea­li­za­do­ra en La fem­me de mon frè­re (2019) que fue pre­mia­do en Can­nes en la sec­ción Un Cer­tain Regard y pos­te­rior­men­te en Baby­sit­ter (2022), Monia Cho­kri retor­na con Sim­ple com­me Syl­vain, cuyo tema está cen­tra­do en la natu­ra­le­za que asu­me el amor des­de la ópti­ca femenina.

Maga­lie Lépi­ne-Blon­deau y Pie­rre-Yves Cardinal

El comien­zo del rela­to enfo­ca a la pare­ja inte­gra­da por Sophia (Maga­lie Lépi­ne-Blon­deau) y Xavier (Fran­cis-William Rhéau­me). Ella, de 40 años de edad, es una pro­fe­so­ra de filo­so­fía en un cur­so inte­gra­do por per­so­nas de la ter­ce­ra edad, en tan­to que Xavier es igual­men­te pro­fe­sor uni­ver­si­ta­rio de cien­cias polí­ti­cas, lo que per­mi­te asu­mir que entre ambos pre­do­mi­na un simi­lar nivel inte­lec­tual. Con­vi­vien­do apa­ci­ble­men­te por espa­cio de 10 años, la pasión amo­ro­sa de anta­ño se ha ido esfu­man­do según se apre­cia en el ges­to evi­den­cia­do en el ros­tro de Sophie.

La vida de esta mujer se ve alte­ra­da con la lle­ga­da de Syl­vain (Pie­rre-Yves Car­di­nal), un con­tra­tis­ta local encar­ga­do de efec­tuar reno­va­cio­nes en el cha­let cam­pes­tre que la pare­ja posee en la región de los Lau­ren­ti­des de Que­bec. Dado que Xavier se halla ausen­te ese día por un via­je rea­li­za­do a Otta­wa, es ella quien reci­be a Syl­vain; al ver­lo, su pre­sen­cia le des­pier­ta un rena­ci­mien­to sexual que gene­ra entre ambos un desen­fre­na­do encuen­tro íntimo.

La infi­de­li­dad de la mujer moti­va a que la pare­ja se dis­gre­gue y a par­tir de ese momen­to tan­to Sophia como el caris­má­ti­co Syl­vain están con­ven­ci­dos de que han encon­tra­do el gran amor de sus vidas. A todo ello en las cla­ses impar­ti­das, Sophie se refie­re a las teo­rías de los filó­so­fos Pla­tón, Scho­penhauer y Spi­no­za sobre la esen­cia del amor, que de algún modo refle­ja el momen­to espe­cial que ella experimenta.

A tra­vés de un guión bien con­ce­bi­do, Cho­kri evi­den­cia la dife­ren­cia social e inte­lec­tual exis­ten­te entre estos aman­tes; eso que­da demos­tra­do en las reunio­nes que tan­to Sophie y Syl­vain man­tie­nen con sus fami­lia­res; esa coli­sión cul­tu­ral pare­cie­ra en prin­ci­pio no cons­ti­tuir obs­tácu­lo alguno para el víncu­lo pasio­nal. Al pro­pio tiem­po la his­to­ria per­mi­te refle­xio­nar si la mera satis­fac­ción del pla­cer sexual pue­de dejar de lado al cari­ño, ter­nu­ra, com­pren­sión y res­pe­to como pila­res fun­da­men­ta­les del ver­da­de­ro amor de dos per­so­nas que unen sus vidas.

Nutri­da de inte­li­gen­tes diá­lo­gos y sazo­na­da con bue­na dosis de humor, esta pelí­cu­la se dis­tin­gue asi­mis­mo por las rele­van­tes actua­cio­nes de Lépi­ne-Blon­deu y Car­di­nal quie­nes a tra­vés de la carac­te­ri­za­ción de sus per­so­na­jes guar­dan una autén­ti­ca quí­mi­ca; eso no va en detri­men­to de la satis­fac­to­ria par­ti­ci­pa­ción de otros inte­gran­tes del elen­co, inclu­yen­do a Rhéau­me, Miche­li­ne Lan­ctôt, Marie-Ginet­te Guay, Ste­ve Laplan­te, Gui­llau­me Lau­rin y la cineas­ta Cho­kri inter­pre­tan­do a la ami­ga de Sophie. En esen­cia y dejan­do de lado meno­res obje­cio­nes sobre algu­nos de los per­so­na­jes secun­da­rios no muy desa­rro­lla­dos, la direc­to­ra ha logra­do una sen­si­ble come­dia agri­dul­ce que ha sido cáli­da­men­te aco­gi­da en el fes­ti­val de Can­nes de este año. Jor­ge Gutman

Recuer­dos de Adolescencia

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

COUR­VI­LLE.  Tex­to, Con­cep­ción y Direc­ción: Robert Lepa­ge – Inter­pre­ta­ción: Oli­vier Nor­mand – Mani­pu­la­ción de Mario­ne­tas: Welles­ley Rober­tson III, Caro­li­ne Tan­guay y Mar­tin Vai­llan­court — Rea­li­za­ción de Mario­ne­tas: Jean-Guy Whi­te y Céli­ne Whi­te – Con­cep­ción y Direc­ción de Crea­ción: Ste­ve Blan­chet — Esce­no­gra­fía: Aria­ne Sau­vé — Ves­tua­rio: Vir­gi­nie Leclerc – Ilu­mi­na­ción: Nico­las Des­co­teaux – Músi­ca Ori­gi­nal y Dise­ño de Soni­do: Mathieu Doyon – Imá­ge­nes: Felix Fra­det-Faguy — Acce­so­rios: Jean­ne Lapie­rre — Asis­ten­te de Direc­ción: Fran­cis Beau­lieu Dura­ción: 1 hora y 55 minu­tos, sin inter­va­lo. Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 15 de octu­bre de 2023 en el Théâ­tre du Nou­veau Mon­de (www.tnm.qc.ca)

Habien­do obte­ni­do un acla­ma­do suce­so en opor­tu­ni­dad de su estreno mun­dial en Dia­mant (Quebec)t en 2021 con la inter­pre­ta­ción de su autor Robert Lepa­ge, este espec­tácu­lo lle­ga aho­ra al esce­na­rio del Théâ­tre du Nou­veau Mon­de. En esta opor­tu­ni­dad el gran dra­ma­tur­go ha deci­di­do ceder el rol pro­ta­gó­ni­co al renom­bra­do actor Oli­vier Normand.

Alu­ci­nan­te esce­na. (Foto: Yves Renaud)

Para ana­li­zar esta obra es nece­sa­rio refe­rir­se a su con­te­ni­do así como a la for­ma en que está expre­sa­do. Pasan­do a la his­to­ria en sí mis­ma el autor cen­tra su aten­ción en Simon quien en 1975 es un escul­tor de 17 años.

Como es bien sabi­do la ado­les­cen­cia es una eta­pa cru­cial en la vida de una per­so­na en don­de dejan­do atrás la ino­cen­te infan­cia para intro­du­cir­se a la edad adul­ta, debe expe­ri­men­tar cam­bios y cre­ci­mien­tos cons­tan­tes para la madu­ra­ción físi­ca, sexual y psi­co­ló­gi­ca. Es eso lo que le va suce­dien­do a Simon ‑alter ego de Lepa­ge., vivien­do en el sótano de un bun­ga­low de Cour­vi­lle, dis­tri­to cer­cano de la ciu­dad de Que­bec y pró­xi­mo a las cata­ra­tas de Mont­mo­rency. Habien­do per­di­do recien­te­men­te a su que­ri­do padre debe con­vi­vir con su madre y un tío deci­di­da­men­te vul­gar. Su sexua­li­dad tras­cien­de a tra­vés de la atrac­ción ejer­ci­da por su ami­ga Sophie como así lla­ma su aten­ción el físi­co del pre­su­mi­do y super­fi­cial guar­dián de la pis­ci­na muni­ci­pal. Como todo mucha­cho de su edad se sola­za con la músi­ca de la épo­ca en don­de no están ausen­tes las ban­das de King Crim­son o Pink Floyd, entre otros, o bien con­tem­plan­do los par­ti­dos de hoc­key. Median­te las andan­zas de Simon refle­jan­do sus dudas, penas y momen­tos agra­da­bles, tra­ta­rá de desa­rro­llar su iden­ti­dad a fin de lograr la madu­rez enca­mi­na­da hacia su cer­ca­na vida de adul­to. A su vez, como esce­na­rio de fon­do el autor enfo­ca el con­tex­to socio- polí­ti­co que vive la pro­vin­cia con las ten­sio­nes lin­güís­ti­cas y las dis­cre­pan­cias eis­ten­tes entre angló­fo­nos y fran­có­fo­nos, como asi­mis­mo la lle­ga­da al poder del Par­ti­do Que­be­co­is en noviem­bre de 1976.

Oli­vier Nor­mand con las mario­ne­tas. (Foto: Yves Renaud)

Dado el fer­vor que Lepa­ge sien­te por el tea­tro pro­fe­sio­nal de mario­ne­tas de Japón deno­mi­na­do bun­ra­ku,  deci­dió refle­jar el con­te­ni­do de la pie­za emplean­do las mis­mas. Así ade­más del per­so­na­je en vivo de Simon como el adul­to narra­dor, el del ado­les­cen­te rodea­do de las per­so­nas con quie­nes inter­ac­túa está repre­sen­ta­do por mario­ne­tas. El dra­ma­tur­go cree que el cuer­po poé­ti­co de una mario­ne­ta pue­de tra­du­cir más cosas que la del cuer­po humano de los per­so­na­jes mas­cu­li­nos y feme­ni­nos que alter­nan en la pieza.

Si bien es res­pe­ta­ble y ambi­cio­sa la téc­ni­ca adop­ta­da por Lepa­ge, a pesar de la per­fec­ción de las mario­ne­tas que asu­men la for­ma de ver­da­de­ros seres huma­nos trans­mi­tien­do un aura de magia, para quien escri­be estas líneas la his­to­ria no tra­sun­ta la emo­ción nece­sa­ria de su con­te­ni­do. Eso se debe a que uno no pue­de dejar de obser­var las manos de los remar­ca­bles mario­ne­tis­tas mani­pu­lan­do los movi­mien­tos de estos títeres.

Expre­si­vas mario­ne­tas. (Foto: Yves Renaud)

Ade­más del rol vital de las mario­ne­tas, el espec­tácu­lo que­da resal­ta­do por varios ele­men­tos. Uno de los mis­mos es la pues­ta escé­ni­ca de Lepa­ge, sin duda algu­na asom­bro­sa y audaz, demos­tran­do una vez más su excep­cio­nal talen­to como rea­li­za­dor; a ello se agre­ga el haber con­fia­do a Oli­vier Ormand él úni­co per­so­na­je humano de la pie­za quien ade­más de impo­ner su pre­sen­cia, la mis­ma es acom­pa­ña­da de la pre­ci­sa y ajus­ta­da infle­xión de su voz. Igual­men­te elo­gia­ble es la mag­ní­fi­ca esce­no­gra­fía de Aria­ne Sau­vé que ha sido capaz de ajus­tar con máxi­ma pre­ci­sión los con­ti­nuos y flui­dos cam­bios escé­ni­cos Las absor­ben­tes imá­ge­nes brin­da­das en las pro­jec­cio­nes de Félix Fra­det-Faguy cons­ti­tu­yen otro inne­ga­ble logro, con­tem­plan­do entre otras esce­nas las cata­ra­tas de Mont­mo­rency, las de la pis­ci­na así como los videos refle­jan­do el momen­to his­tó­ri­co de Quebec.

En suma, sin ser su mejor obra y dejan­do de lado la obje­ción seña­la­da ante­rior­men­te, Lepa­ge ofre­ce una remar­ca­ble pro­duc­ción visual­men­te esplendorosa.

Un Con­sa­gra­do Guitarrista

CAR­LOS

El rea­li­za­dor ame­ri­cano Rudy Val­dez abor­da en el docu­men­tal Car­los a Car­los Hum­ber­to San­ta­na Barra­gán, cono­ci­do como Car­los San­ta­na, el aplau­di­do gui­ta­rris­ta mexi­cano fun­da­dor de la ban­da musi­cal que lle­va su nombre.

A tra­vés de 98 minu­tos de metra­je el film cele­bra la vida de quien es con­si­de­ra­do como uno de los más gran­des íco­nos de la músi­ca tenien­do en cuen­ta que en más de 50 años de actua­ción pro­fe­sio­nal ha supe­ra­do la ven­ta de 100 millo­nes de álbu­mes en todo el mun­do, habien­do obte­ni­do 10 pre­mios Grammy.

A los 5 años apren­dió a tocar el vio­lín en su tie­rra natal y a la edad de 8 ya había desa­rro­lla­do su pasión por la gui­ta­rra; a los 14 años demos­tró su talen­to de gui­ta­rris­ta tra­ba­jan­do como músi­co calle­je­ro e ini­cian­do su pro­pia ban­da sien­do aún ado­les­cen­te. A los 22 años de edad San­ta­na resul­tó ser uno de los mayo­res des­cu­bri­mien­tos del fes­ti­val Woods­tock con su memo­ra­ble con­cier­to del 16 de agos­to de 1969. En la actua­li­dad con­ti­núa sien­do uno de los más pro­mi­nen­tes artis­tas brin­dan­do un esti­lo musi­cal que armo­nio­sa­men­te entre­mez­cla el jazz, blues, la músi­ca lati­na y el rock, logran­do sus­ci­tar la genui­na emo­ción en la audien­cia que asis­te a sus conciertos.

La pelí­cu­la des­ta­ca el apo­yo que San­ta­na reci­bió en su carre­ra por par­te de su padre, así como del espi­ri­tual líder indio Sri Chin­moy e igual­men­te de Bill Graham y Cli­ve Davis. Ade­más de las entre­vis­tas man­te­ni­das con el artis­ta y su fami­lia, el film se valo­ri­za con la incor­po­ra­ción de impor­tan­te mate­rial de archi­vo nun­ca vis­to has­ta el pre­sen­te; el mis­mo inclu­ye gra­ba­cio­nes case­ras de video rea­li­za­das por San­ta­na, imá­ge­nes de con­cier­tos, algu­nas esce­nas rea­li­za­das entre bas­ti­do­res y entre­vis­tas con des­ta­ca­das per­so­na­li­da­des de la indus­tria musical.

Des­pués de haber sido aplau­di­do en junio pasa­do en el fes­ti­val de Tri­be­ca de New York, el valio­so docu­men­tal Car­los será exhi­bi­do en cali­dad de even­to espe­cial en selec­tos cines del cir­cui­to Cine­plex de Cana­dá a par­tir del 23 de sep­tiem­bre.