Un Buen Divertimento

COM­PE­TEN­CIA OFI­CIAL. Espa­ña-Argen­ti­na, 2022. Un film de Mariano Cohn y Gas­tón Duprat. 114 minutos

Des­pués de logra­dos tra­ba­jos como lo fue­ron entre otros El Artis­ta (2008), El Hom­bre de al Lado (2009) y El Ciu­da­dano Ilus­tre (2016), los cineas­tas Mariano Cohn y Gas­tón Duprat retor­nan con una come­dia dedi­ca­da al cine. En un guión que les per­te­ne­ce jun­to con Andrés Duprat lo que fun­da­men­tal­men­te que­da resal­ta­do es el ego acto­ral, aun­que eso no des­car­ta que sea atri­bu­to exclu­si­vo del mun­do del espectáculo.

Anto­nio Ban­de­ras, Pené­lo­pe Cruz y Osar Martínez

La acción se desa­rro­lla en Espa­ña en don­de Hum­ber­to Suá­rez (José Luis Gómez), un millo­na­rio empre­sa­rio de la indus­tria far­ma­céu­ti­ca, en oca­sión de cele­brar su octo­gé­si­mo ani­ver­sa­rio quie­re que se lo recuer­de cuan­do ya no esté; es así que ade­más de pro­yec­tar la cons­truc­ción de un puen­te que lle­va­rá su nom­bre su pro­pó­si­to es el de finan­ciar una pelí­cu­la tras­cen­den­te que lo inmor­ta­li­ce como pro­duc­tor de la mis­ma. Para ello su asis­ten­te Matías (Mano­lo Soto) con­vo­ca a Lola Cue­vas (Pené­lo­pe Cruz), una pres­ti­gio­sa direc­to­ra que ha reci­bi­do nume­ro­sos pre­mios y uno de sus fil­mes obtu­vo la Pal­ma de Oro en Can­nes. A su vez ella pien­sa reu­nir a dos intér­pre­tes de per­so­na­li­da­des com­ple­ta­men­te dife­ren­tes y que nun­ca han tra­ba­ja­do jun­tos; uno de ellos es Félix Rive­ro (Anto­nio Ban­de­ras), un nar­ci­sis­ta que triun­fa en Holly­wood y está acos­tum­bra­do a reci­bir los hala­gos del públi­co; el otro es Iván Torres (Oscar Mar­tí­nez), un pro­fe­sor de inter­pre­ta­ción y pres­ti­gio­so actor tea­tral, preo­cu­pa­do por man­te­ner un com­por­ta­mien­to éti­co en su pro­fe­sión. La pelí­cu­la a ser roda­da por Lola se basa en una nove­la escri­ta por el Pre­mio Nobel de Lite­ra­tu­ra Daniel Man­to­va­ni (per­so­na­je extraí­do de El Ciu­da­dano Ilus­tre) que rela­ta la riva­li­dad exis­ten­te entre dos her­ma­nos adul­tos; coin­ci­den­te­men­te ese sen­ti­mien­to asi­mis­mo se refle­ja­rá entre los dos acto­res que habrán de caracterizarlos.

La mayor par­te de esta his­to­ria se desa­rro­lla en los ensa­yos pre­vios a la fil­ma­ción refle­jan­do la inter­ac­ción que se pro­du­ce entre la direc­to­ra y los acto­res. Lola, adop­tan­do un méto­do de tra­ba­jo deci­di­da­men­te excén­tri­co, está obse­sio­na­da en gene­rar la máxi­ma ten­sión en la carac­te­ri­za­ción que Iván y Félix deben lograr de sus per­so­na­jes. En ese tra­ji­nar, ellos no ocul­tan la ani­mo­si­dad que les asis­te en la medi­da que cada uno tra­ta de demos­trar al otro que es supe­rior como actor; es así que a medi­da que dia­ria­men­te pro­si­guen los ensa­yos la hos­ti­li­dad entre ambos se va inten­si­fi­can­do al pun­to tal de lle­gar a inter­cam­biar exas­pe­ra­dos insul­tos; a todo ello, Lola apro­ve­cha esa situa­ción a fin de que sus acto­res pue­dan aden­trar­se mejor en la psi­co­lo­gía de los per­so­na­jes del film.

Ilus­tran­do el mar­ca­do ego­cen­tris­mo de Iván y Félix, el guión intro­du­ce momen­tos de efec­ti­va comi­ci­dad, a tra­vés de inge­nio­sas juga­rre­tas emplea­das por ambos para demos­trar quién de los dos es el mejor. Con todo, hay situa­cio­nes en que el efec­to cómi­co se dilu­ye como en el caso de la esce­na en que Lola demues­tra a sus intér­pre­tes cómo besar apa­sio­na­da­men­te a la pros­ti­tu­ta inter­pre­ta­da por Dia­na Suá­rez (Ire­ne Esco­lar), la hija del productor.

Lo más sus­tan­cio­so de esta his­to­ria es su impre­vi­si­ble des­en­la­ce que natu­ral­men­te no se habrá de reve­lar; en todo caso su reso­lu­ción rati­fi­ca el pro­pó­si­to de Cohn y Duprat de des­nu­dar las men­ti­ras, hipo­cre­sía y cinis­mo tra­sun­ta­dos en la des­crip­ción de los tres prin­ci­pa­les per­so­na­jes. Asi­mis­mo, los cineas­tas no elu­den en ilus­trar la fri­vo­li­dad demos­tra­da en oca­sión del estreno de “Riva­li­dad” don­de en la alfom­bra roja los prin­ci­pa­les res­pon­sa­bles son foto­gra­fia­dos por cen­te­na­res de fotó­gra­fos, así como en la con­fe­ren­cia de pren­sa que sigue a la con­clu­sión del film, no fal­tan algu­nas pre­gun­tas bana­les for­mu­la­das a Lola y a Iván.

Esta come­dia se des­ta­ca por la soli­dez acto­ral de sus tres figu­ras este­la­res. Si bien el per­so­na­je de López es el menos desa­rro­lla­do, la remar­ca­ble actriz per­mi­te que su excén­tri­ca Lola pro­vis­ta de una enri­za­da cabe­lle­ra roji­za atrai­ga la aten­ción cada vez que impar­te las ins­truc­cio­nes duran­te los ensa­yos. Ban­de­ras com­po­ne impe­ca­ble­men­te al fan­fa­rrón come­dian­te con ansias de derrum­bar a su adver­sa­rio quien fren­te al públi­co fal­sa­men­te lo ala­ba como su “maes­tro, ami­go y her­mano”. Por su par­te Mar­tí­nez igual­men­te des­lum­bra ani­man­do al pedan­te elitista

Aun­que Com­pe­ten­cia Ofi­cial con­tem­pla algu­nas esce­nas repe­ti­ti­vas que ami­no­ran su rit­mo, lo cier­to es que sin ser el mejor tra­ba­jo de la dupla Cohen-Duprat, ambos cineas­tas logran un diver­ti­men­to que se deja ver con agra­do refle­jan­do algu­nas de las situa­cio­nes que pue­den acon­te­cer en el pro­ce­so crea­ti­vo de un film. Jor­ge Gutman

El Rey Revi­vi­do por Luhrmann

ELVIS. Aus­tra­lia, 2022. Un film de Baz Luhr­mann. 159 minutos

Des­pués de su estreno mun­dial en Can­nes final­men­te el públi­co cana­dien­se tie­ne opor­tu­ni­dad de juz­gar Elvis, una de las pelí­cu­las que gene­ró gran expec­ta­ti­va no solo por con­si­de­rar la figu­ra del indis­cu­ti­do rey del rock and roll sino por lle­var la fir­ma de Baz Luh­mann. El talen­to­so direc­tor aus­tra­liano tie­ne en su currí­cu­lum la rea­li­za­ción de fil­mes de gran espec­ta­cu­la­ri­dad como lo han sido Strictly Ball­room (1992), Romeo +Juliet (1996), Mou­lin Rou­ge (2001) y su penúl­ti­mo tra­ba­jo The Great Gatsby (2013); de allí que todo esta­ba con­fi­gu­ra­do para aguar­dar otra pelí­cu­la de igual enver­ga­du­ra. Se pue­de anti­ci­par que Elvis sin ser el mejor tra­ba­jo de Luhr­mann no deja­rá a nadie indi­fe­ren­te a tra­vés de la alu­ci­nan­te expe­rien­cia sen­so­rial vivi­da a lo lar­go de poco más de dos horas y media de metraje.

Aus­tin Butler

El pro­pó­si­to del rea­li­za­dor, valién­do­se del guión por él pre­pa­ra­do jun­to con Sam Bro­mell, Craig Pear­ce y Jeremy Doner, es el de des­cri­bir la rela­ción de Elvis (Aus­tin Butler) con el coro­nel Tom Par­ker (Tom Hanks) ‑que no era coro­nel como tam­po­co “Par­ker” fue su ver­da­de­ro nombre‑, su empre­sa­rio por espa­cio de 21 años. Es así que unos años des­pués de la muer­te de Elvis, es Par­ker quien en esta­do mori­bun­do des­de su lecho de enfer­mo pasa revis­ta a ese víncu­lo, seña­lan­do que si no hubie­ra sido por él, Elvis jamás habría sido el ído­lo incues­tio­na­ble que resul­tó ser.

Sin ser rigu­ro­sa­men­te una minu­cio­sa bio­gra­fía, el film sigue los pasos de Elvis, quien naci­do en Tupe­lo, Mis­sis­sip­pi, a los 13 años su fami­lia se muda a Memphis, Ten­nes­see. La influen­cia reci­bi­da de haber vivi­do su infan­cia en un vecin­da­rio afro­ame­ri­cano, se hará sen­tir al comen­zar su carre­ra artís­ti­ca, en don­de el juve­nil can­tan­te emplea en su reper­to­rio temas de blues, gós­pel, músi­ca country y hip hop, sin obvia­men­te des­car­tar el rock and roll.

El fun­da­men­tal impul­so pro­fe­sio­nal lo reci­be a prin­ci­pios de 1955 cuan­do Par­ker, hom­bre de gran expe­rien­cia en el mun­do del cir­co, le ofre­ce ser su pro­mo­tor artís­ti­co; aun­que en prin­ci­pio su madre Gla­dis (Helen Thom­son) se mues­tra cau­te­lo­sa de la pro­po­si­ción, final­men­te con el vis­to bueno de su mari­do Ver­non (Richard Rox­burgh) que­da fir­ma­do el con­tra­to que uni­rá a su hijo con Par­ker. Al poco tiem­po, ade­más de sus exi­to­sos con­cier­tos públi­cos, su fama alcan­za nive­les insos­pe­cha­dos con la difu­sión de sus con­cier­tos en la tele­vi­sión nacio­nal; asi­mis­mo su popu­la­ri­dad se inten­si­fi­ca con su incur­sión como actor en el mun­do del cine.

Ade­más de ilus­trar el ascen­so, estre­lla­to y caí­da del excep­cio­nal ícono, el film refle­ja la impla­ca­ble dis­cri­mi­na­ción exis­ten­te hacia los negros, la lucha por los dere­chos civi­les, los ase­si­na­tos de Mar­tin Luther King y Robert Ken­nedy como asi­mis­mo los impor­tan­tes cam­bios cul­tu­ra­les y socia­les de Esta­dos Uni­dos duran­te la déca­da del 60.

El gran des­plie­gue visual y musi­cal cons­ti­tu­ye uno de los sóli­dos pila­res del film como igual­men­te cabe des­ta­car la excep­cio­nal inter­pre­ta­ción que Butler rea­li­za como copro­ta­go­nis­ta del rela­to. Sin duda algu­na, el actor revi­ve la magia del des­en­fa­do de Elvis en sus actua­cio­nes fren­te al públi­co; cau­sa admi­ra­ción vien­do la for­ma en que con­tor­nea su cuer­po, sus expre­sio­nes facia­les y sobre todo en el movi­mien­to de sus pier­nas mien­tras ento­na las can­cio­nes jun­to con su gui­ta­rra; sen­ci­lla­men­te Butler des­lum­bra dan­do la impre­sión de que Elvis resu­ci­tó. En cuan­to a Hanks, mag­ní­fi­ca­men­te encar­na al amo­ral mani­pu­la­dor que en pro­cu­ra de un gran bene­fi­cio pecu­nia­rio sabe cómo con­tro­lar y explo­tar a su repre­sen­ta­do; con el ros­tro com­ple­ta­men­te maqui­lla­do su carac­te­ri­za­ción de Par­ker resul­ta en cier­tas oca­sio­nes cari­ca­tu­res­ca, aun­que pue­de que esa haya sido la inten­ción de Luhr­mann de que­rer así presentarlo.

No obs­tan­te los aspec­tos favo­ra­bles de esta pro­duc­ción, lo que no está sufi­cien­te­men­te esbo­za­do es lo que tra­sun­ta Elvis fue­ra del esce­na­rio. En los esca­sos momen­tos de inti­mi­dad, el rela­to escue­ta­men­te expo­ne el gran dolor cau­sa­do por la muer­te de su madre duran­te su esta­día en el ejér­ci­to, su roman­ce con Pris­ci­lla (Oli­via DeJon­ge), casa­mien­to, naci­mien­to de su hiji­ta Lise Marie, su exhaus­ti­va dedi­ca­ción pro­fe­sio­nal que malo­gró su matri­mo­nio, así como su afi­ción hacia las anfe­ta­mi­nas. Tam­po­co está del todo expli­ci­ta­da la rela­ción de Elvis con Par­ker, tenien­do en cuen­ta que tar­día­men­te el can­tan­te se per­ca­tó de la per­so­na­li­dad mefis­to­fé­li­ca y repug­nan­te de su repre­sen­tan­te quien adue­ñán­do­se del 50 por cien­to de los ingre­sos, inclu­yen­do la par­ti­ci­pa­ción en un con­tra­to millo­na­rio de 5 años en Las Vegas, lo abu­só finan­cie­ra­men­te con sus sucias maniobras.

Más allá de los repa­ros apun­ta­dos que­da como resul­ta­do un gran­di­lo­cuen­te espec­tácu­lo visual en don­de Luhr­mann rin­de tri­bu­to al Rey, un ícono cul­tu­ral que fue capaz de cau­sar una estre­me­ce­do­ra eufo­ria a mul­ti­tud de espec­ta­do­res a tra­vés del mun­do. Esta cró­ni­ca con­clu­ye con la men­ción de una nota nos­tál­gi­ca que se intro­du­ce en los cré­di­tos fina­les con “Unchai­ned Melody”, la últi­ma can­ción que se le escu­chó can­tar a Elvis en direc­to. Jor­ge Gutman

Un Clá­si­co de Terror

WHAT EVER HAP­PE­NED TO BABY JANE?

Pro­si­guien­do con el ciclo de “Clas­sic Films”, Cine­plex repon­drá What Ever Hap­pe­ned to Baby Jane? con­me­mo­ran­do las 6 déca­das de su estreno en 1962 don­de a pesar del tiem­po trans­cu­rri­do no ha en abso­lu­to envejecido.

El film diri­gi­do por Rober Aldrich reúne a dos mons­truos sagra­dos de la épo­ca de oro de Holly­wood como lo han sido Bet­te Davis y Joan Craw­ford; ambas que habían sido fer­vien­tes enemi­gas nun­ca habían actua­do jun­tas has­ta ese enton­ces. Lo con­cre­to es que el film logró un remar­ca­ble éxi­to de crí­ti­ca y públi­co, ple­na­men­te jus­ti­fi­ca­do dado su exce­len­te nivel de calidad.

Bet­te Davis y Joan Crawford

Aldrich se valió del guión pre­pa­ra­do por Lukas Heller quien adap­tó la nove­la homó­ni­ma de Henry Farrell; no obs­tan­te que en cier­tos casos un tra­ba­jo lite­ra­rio pue­de no satis­fa­cer en su tras­la­do al cine, en este caso el resul­ta­do es ópti­mo. La his­to­ria que comien­za en 1917 pre­sen­ta a la peque­ña Baby Jane como una estre­lla infan­til que des­pier­ta la envi­dia de su her­ma­na Blan­che. La acción se des­pla­za a 1935 en don­de Jane (Bet­te Davis) ya no cuen­ta con el apo­yo de los estu­dios de cine debi­do a su fal­ta de dis­ci­pli­na y su adic­ción a la bebi­da que la con­vier­te en borra­cha; dife­ren­te es el caso de Blan­che (Joan Craw­ford) quien aho­ra es la lumi­na­ria pero su éxi­to será de cor­to alcan­ce cuan­do un acci­den­te la deja invá­li­da debien­do valer­se de una silla de rue­das. Emer­gien­do la sos­pe­cha que si aca­so Jane ha sido la cau­san­te, el rela­to ilus­tra la psi­co­pá­ti­ca rela­ción entre las dos her­ma­nas mani­fes­ta­da en una for­za­da con­vi­ven­cia nutri­da de mutua depen­den­cia, celos y un ate­rra­dor odio.

El due­lo acto­ral de sus dos pro­ta­go­nis­tas en pape­les psi­co­ló­gi­ca­men­te difí­ci­les otor­ga inva­lua­ble soli­dez a este thri­ller don­de la malig­ni­dad de Baby Jane va de la mano con la per­ver­si­dad de Blan­che. En un papel de apo­yo se des­ta­ca Vic­tor Buono en la carac­te­ri­za­ción de un excén­tri­co personaje.

Con su mag­ní­fi­ca pues­ta escé­ni­ca Aldrich ha logra­do un thri­ller de con­si­de­ra­ble sus­pen­so que con sus 138minutos de metra­je man­tie­ne la per­ma­nen­te aten­ción del espec­ta­dor, a pesar de que casi todo su desa­rro­llo trans­cu­rre den­tro de una anti­gua caso­na habi­ta­da por las dos hermanas.

What Ever Hap­pe­ned to Baby Jane? será exhi­bi­do en selec­tas salas de Cine­plex a par­tir del 24 de junio de 2022.

Encan­tan­do­res Sabios Tontos

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

Encan­tan­do­res Sabios Tontos

THE SAGES OF CHELM – Autor: Abraham Schul­man —  Músi­ca: Ely Rubins­tein —  Direc­ción y Coreo­gra­fía: Tre­vor Barret­te –- Elen­co: Jake Cohen, Nata­lie Dem­mon, Kin­ne­ret Fine­gold, Rachel Kohl Fine­gold, Bram Lack­man-Min­coff, Jodi Lack­man, Bru­ce Lam­bie, Stephen Maclean Rogers, Jean­ne Motulsky, David Peter­man, Daisy Dalit Sigal, Sam Stein, Stan Unger y Theo­do­re Vla­chos – Direc­ción Musi­cal: Nick Bur­gess – Inte­gran­tes del Con­jun­to Musi­cal: Nick Bur­gess, Vanes­sa Mar­coux, Mike De Masi y Par­ker Bert – Esce­no­gra­fía: Eli­za­beth de Medei­ros – Ves­tua­rio: Sabri­na Miller – Ilu­mi­na­ción: Tim Rodri­gues – Entre­na­mien­to del Idio­ma Idish: Riv­ka Augen­feld, Rai­zel Can­dib, Stepha­nie Fin­kels­tein, Aron Gonshor, Bron­na Levy, y Sam Stein. – Dura­ción: 2 horas con entre­ac­to inclui­do – Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 26 de Junio de 2022 en la sala prin­ci­pal del Segal Cen­tre (www.segalcentre.org)

Des­de que la Com­pa­ñía de Tea­tro Judío de Dora Was­ser­man estre­na­ra The Sages of Chelm en 1970, la pie­za escri­ta por el humo­ris­ta Abraham Schul­man con músi­ca de Ely Rubins­tein fue repre­sen­ta­da en nume­ro­sas opor­tu­ni­da­des inclu­yen­do la pro­duc­ción de 2008 del Cen­tro Segal. En la actual repo­si­ción la obra demues­tra que con su con­ta­gia­ble humor sigue man­te­nien­do su radian­te fres­cu­ra a pesar del trans­cur­so del tiem­po. Aun­que habla­da en Idish, la pie­za es repre­sen­ta­da con sobre­tí­tu­los en fran­cés e inglés que muy bien tra­du­cen el con­te­ni­do de la len­gua original.

Elen­co. (Foto: Les­lie Schachter)

Tal como se anun­cia en el pró­lo­go, cuan­do la tie­rra fue crea­da un ángel fue envia­do para repar­tir por par­tes igua­les las almas de sabios y ton­tos por todo el mun­do, pero debi­do a un per­can­ce todas las almas necias caye­ron en Chelm; si bien ésta es una peque­ña ciu­dad ubi­ca­da en el sudes­te de Polo­nia; en la ima­gi­na­ción del autor se tra­ta de un pue­blo cuya gen­te se cree ser la más sabia del pla­ne­ta, aun­que su mane­ra iló­gi­ca de pro­ce­der con­duz­ca a adop­tar deci­sio­nes risueñas.

En ese mar­co, la vida nor­mal de Chelm se ve alte­ra­da con la lle­ga­da de Menakhem (Jake Cohen), un foras­te­ro aman­te de la músi­ca que por­ta con­si­go su mochi­la y su inse­pa­ra­ble flau­ta. La comu­ni­dad no está dis­pues­ta a reci­bir extra­ños que pue­dan infec­tar a la sabi­du­ría de sus inte­gran­tes; eso se inten­si­fi­ca aún más, cuan­do de inme­dia­to sur­ge un amor a pri­ma­ve­ra vis­ta entre el recién lle­ga­do y la joven Shosha­ne (Jean­ne Motulsky) quien está com­pro­me­ti­da con Shmerl (David Peter­man) a quien ella detes­ta. Entre­tan­to, dado que Menakhem deci­de que­dar­se en Chelm, el rabino Yoy­sef Loksh (Stan Unger) con­vo­ca un Con­ce­jo de Sabios para deci­dir si lo van a admi­tir o no como resi­den­te; para ello el escri­bien­te Mendl (Bru­ce Lam­bie) deci­de for­mu­lar­le 3 pre­gun­tas y si las res­pues­tas son posi­ti­vas Menakhem demos­tra­rá que él es tam­bién un sabio y podrá for­mar par­te de la com­lu­ni­dad. Como él solo acier­ta dos pre­gun­tas, la deci­sión del Con­ce­jo es que Menakhem per­ma­nez­ca en Chelm pero con la con­di­ción de no casar­se con nin­gu­na de las chi­cas del pue­blo. En la medi­da que la gen­te obser­va los encuen­tros sen­ti­men­ta­les del joven con Shosha­ne, sus padres Shakh­ne Getsl (Sam Stein) y Shoshe Dobe (Rachel Kohl Fine­gold) deci­den que ella se case al día siguen­te con Shmerl.

Jake Cohen, Jean­ne Motutsky (Foto: Les­lie Schachter)

Dicho lo que ante­ce­de, el trans­cur­so de los acon­te­ci­mien­tos con­du­ci­rá a un feliz des­en­la­ce pre­vi­si­ble sin que eso ate­núe la efi­ca­cia de esta román­ti­ca come­dia musi­cal dota­da de inge­nio­sos diá­lo­gos en los que los necios sabios de Chelm per­mi­ten que sus ton­te­ras gene­ren con­si­de­ra­ble hila­ri­dad. Con todo, la efi­ca­cia de la obra que­da resal­ta­da aún más con la soli­dez de una doce­na de come­dian­tes vete­ra­nos y jóve­nes quie­nes per­so­ni­fi­can­do a los encan­ta­do­res sabios ton­tos con su brío y entu­sias­mo con­ta­gian al públi­co asis­ten­te, actuan­do, bai­lan­do y can­tan­do un buen núme­ro de can­cio­nes com­pues­tas por Rubins­tein; a todo ello, cabe des­ta­car al peque­ño gru­po orques­tal bajo la direc­ción de Nick Bur­gess que acom­pa­ña armo­nio­sa­men­te al elenco.

Final­men­te enco­mia­ble elo­gio mere­ce la direc­ción escé­ni­ca y coreo­gra­fía de Tre­vor Barret­te per­mi­tien­do que den­tro de su sim­pli­ci­dad, esta pro­duc­ción musi­cal trans­mi­ta la remar­ca­ble la cali­dez y huma­ni­dad que pre­va­le­ció en la rique­za fol­cló­ri­ca judía de Euro­pa Oriental.

Falli­do Dra­ma Psicológico

LA IRA DE DIOS. Argen­ti­na, 2022. Un film de Sebas­tián Schin­del. 98 minu­tos. Dis­po­ni­ble en Netflix

Con tres remar­ca­bles lar­go metra­jes en su haber como lo fue­ron El Patrón, radio­gra­fia de un cri­men (2014), El Hijo (2019) y Crí­me­nes de Fami­lia (2020, el rea­li­za­dor Sebas­tián Schin­del retor­na con un dra­ma psi­co­ló­gi­co que dis­ta de satis­fa­cer. Si bien La Ira de Dios está basa­do en el best seller de Gui­ller­mo Mar­tí­nez La muer­te len­ta de Lucia­na B” (2007), lo cier­to es que la adap­ta­ción del rea­li­za­dor jun­to con Pablo Del Teso ado­le­ce de muchos hilos suel­tos que que­dan flo­tan­do en el aire.

Die­go Peretti

El comien­zo mis­te­rio­so de la tra­ma es alen­ta­dor. En una inmen­sa y pres­ti­gio­sa libre­ría de Bue­nos Aires tie­ne lugar el lan­za­mien­to de la últi­ma nove­la de Klost­ner (Die­go Peret­ti), un exi­to­so escri­tor de media­na edad que goza de enor­me popu­la­ri­dad. Des­pués de refe­rir­se a su con­te­ni­do de mane­ra glo­bal, está dis­pues­to a fir­mar autó­gra­fos a los lec­to­res allí pre­sen­tes que han com­pra­do su libro. En medio del inmen­so gen­tío, el perio­dis­ta Este­ban Rey (Juan Minu­jin) se le apro­xi­ma dicién­do­le que Lucia­na Blan­co (Maca­re­na Acha­ga) se encuen­tra en el ter­cer piso del local y le indi­ca que vaya a ver­la de inme­dia­to si quie­re evi­tar un escán­da­lo; cuan­do lo hace, al estar fren­te a ella, un estruen­do­so rui­do fue­ra de ima­gen se hace sen­tir y lo úni­co que se sabe es que un cuer­po ha caí­do al vacío. ¿Qué es lo que suce­dió? Mejor no res­pon­der a la pre­gun­ta para no malo­grar el inte­rés del even­tual espectador.

Con sal­tos tem­po­ra­les en el rela­to, la narra­ción no cro­no­ló­gi­ca se ubi­ca diez años atrás, don­de en el hogar de Klost­ner inte­gra­do por su depre­si­va espo­sa Mer­ce­des (Móni­ca Anto­nó­puu­los) y la encan­ta­do­ra hiji­ta Pau­li (Jua­ni­ta Reale), se lo ve en su escri­to­rio pre­pa­ran­do su pró­xi­ma nove­la; para ello va dic­tan­do a Lucia­na, su joven asis­ten­te, las ideas que le van sur­gien­do en la men­te a fin de que ella las vaya tipean­do en la compu­tado­ra. Esta chi­ca que está muy uni­da a sus padres (Gui­ller­mo Aren­go y Romi­na Pin­to) y sus her­ma­nos Bruno (Pedro Mer­lo), Rami­ro (San­tia­go Acha­ga) y Valen­ti­na (Orne­la D’elia), se sien­te igual­men­te satis­fe­cha de cola­bo­rar con Klost­ner y a su vez de entrar en con­tac­to con Pau­li a quien adora.

Un des­afor­tu­na­do inci­den­te con­sis­ten­te en un beso en los labios por par­te de Klost­ner a Lucia­na mien­tras están tra­ba­jan­do, se con­vier­te en una bola de nie­ve gene­rán­do­se una insos­pe­cha­da reac­ción en cadena..Luciana aban­do­na defi­ni­ti­va­men­te su labor con el escri­tor y a pesar de que en el acto no hubo vio­len­cia algu­na por par­te de él, la joven ase­so­ra­da por su abo­ga­da (Sil­vi­na Saba­ter) deci­de ini­ciar una deman­da judi­cial por abu­so sexual; para evi­tar que el caso reper­cu­ta públi­ca­men­te y que afec­te la repu­tación del nove­lis­ta, él la com­pen­sa con una impor­tan­te suma monetaria.

De allí en más la his­to­ria cae en pica­da a tra­vés de una serie de des­gra­cias que afec­ta­rán a Lucia­na y que infun­da­da­men­te las atri­bu­ye a Klost­ner por­que está con­ven­ci­da de que es el cau­san­te de lo que le está suce­dien­do al supo­ner que quie­re ven­gar­se de ella. Así en un esta­do de com­ple­ta ena­je­na­ción Lucia­na le soli­ci­ta a Este­ban que escri­ba un artícu­lo denun­cian­do a Klost­ner por lo que ella está sufriendo.

Como bien seña­la el refrán “quien mucho abar­ca poco aprie­ta” y eso es lo que le suce­de a Schin­del al impreg­nar su rela­to con enfren­ta­mien­tos, con­fa­bu­la­cio­nes, acci­den­tes, per­se­cu­cio­nes, ase­si­na­tos, tra­ge­dias y has­ta un con­te­ni­do mís­ti­co que alu­de a la ira de Dios ejer­cien­do la jus­ti­cia divina.

Sin una bue­na des­crip­ción de per­so­na­jes debi­do a la ende­ble adap­ta­ción de la nove­la, los acto­res se desem­pe­ñan correc­ta­men­te afe­rrán­do­se a lo que el guión les deman­da; sin embar­go, Acha­ga no ter­mi­na de con­ven­cer como la psi­co­ló­gi­ca­men­te ines­ta­ble Luciana..

No obs­tan­te con­tar con una muy bue­na fac­tu­ra téc­ni­ca, éste es un falli­do film por­que su estruc­tu­ra narra­ti­va impi­de lograr el nivel dra­má­ti­co nece­sa­rio de lo que se aguar­da de un buen thri­ller psi­co­ló­gi­co. Jor­ge Gutman