Cele­bran­do la Vida

FORE­VER­LAND. Cana­dá, 2011 Un film de Max McGui­re. Elen­co: Max Thie­riot, Lau­ren­ce LeBo­euf, Demian Bichir, Juliet­te Lewis

La fibro­sis quís­ti­ca es el telón de fon­do de este film deci­di­da­men­te per­so­nal, enca­ra­do por el rea­li­za­dor cana­dien­se Max Magui­re. Habien­do expe­ri­men­ta­do des­de los pri­me­ros años de su infan­cia los sín­to­mas de esta enfer­me­dad gené­ti­ca CELEBRANDO LA VIDAque afec­ta fun­da­men­tal­men­te a los pul­mo­nes y cuyo pro­nós­ti­co es cier­ta­men­te reser­va­do, McGui­re sabe muy bien lo que sig­ni­fi­có haber entra­do y sali­do de los hos­pi­ta­les en for­ma per­ma­nen­te para tra­tar de com­ba­tir­la. De allí que esta pelí­cu­la sea par­te de su pro­pia his­to­ria que resol­vió con­tar­la en un rela­to de fic­ción valién­do­se de la cola­bo­ra­ción de Shawn Rio­pe­lle en la ela­bo­ra­ción del guión. Den­tro del obje­ti­vo que se pro­pu­so, el joven rea­li­za­dor ha logra­do trans­mi­tir al espec­ta­dor un hones­to film ilus­tran­do a tra­vés del per­so­na­je prin­ci­pal la viven­cia de una cri­sis exis­ten­cial, los efec­tos de la mis­ma y la mane­ra de enfren­tar sus consecuencias.

Will Ran­kin (Max Thie­riot) es un joven de 21 años de edad que pade­ce de fibro­sis quís­ti­ca y en su dia­ria ruti­na no pue­de entre­ver otra posi­bi­li­dad que la muer­te cer­cán­do­lo des­de tem­pra­na edad; ese hecho se inten­si­fi­ca aún más cuan­do Bobby (Tho­mas Dek­ker), uno de sus gran­des ami­gos, aca­ba de morir de la mis­ma enfer­me­dad. Cuan­do su her­ma­na Han­nah (Lau­ren­ce LeBo­euf) lo con­tac­ta, se impo­ne de que el últi­mo deseo de Bobby fue que una vez des­apa­re­ci­do sus ceni­zas fue­sen tras­la­da­das a una igle­sia mexi­ca­na y espar­ci­das en las aguas que flo­tan por deba­jo de la mis­ma y que supues­ta­men­te con­tie­nen pode­res cura­ti­vos. Esa cir­cuns­tan­cia impul­sa a Will cum­plir con la volun­tad de su ami­go y, de este modo, jun­to a Han­nah empren­de un lar­go tra­yec­to des­de Van­cou­ver has­ta el desier­to de Méxi­co con un coche rega­la­do por su padre (Dou­glas O’Keeffe).

La mayor par­te del metra­je ori­gi­na una pelí­cu­la del camino, don­de el via­je esta inter­ca­la­do con encuen­tros de per­so­na­jes de dife­ren­te índo­le, don­de algu­nos de los mis­mos son de natu­ra­le­za excén­tri­ca o extra­ña. Pero más allá de las situa­cio­nes anec­dó­ti­cas que el guión intro­du­ce pero que nun­ca resul­tan rebus­ca­das, lo más impor­tan­te es que la expe­rien­cia del mucha­cho ‑des­pués de haber lle­ga­do al des­tino final y cum­pli­do con la misión enco­men­da­da- le habrá sig­ni­fi­ca­do un via­je de des­cu­bri­mien­to inte­rior que le hace cam­biar su pers­pec­ti­va de vida.

La inter­pre­ta­ción es inob­je­ta­ble. El joven Thie­riot satis­fa­ce ple­na­men­te ani­man­do a un per­so­na­je noble que a tra­vés de las vici­si­tu­des atra­ve­sa­das sale airo­so en un pro­ce­so de rea­li­za­ción per­so­nal; a su lado LeBo­euf logra carac­te­ri­zar a una joven de for­ta­le­za exte­rior aun­que no exen­ta de vul­ne­ra­bi­li­dad por lo que ha sufri­do en su infan­cia como con­se­cuen­cia de la enfer­me­dad de su her­mano; entre los acto­res secun­da­rios se dis­tin­guen Juliet­te Lewis y Demian Bichir. For­mal­men­te, es de des­ta­car la bue­na foto­gra­fía de Celia­na Cár­de­nas cap­tan­do la belle­za de la cos­ta del Pací­fi­co así como la músi­ca de Adam Lastiwka.

Con­clu­sión: Un film humano y con­mo­ve­dor que a pesar de sus tin­tes som­bríos, ofre­ce un men­sa­je opti­mis­ta cele­bran­do el mila­gro y la dicha que la vida nos ofre­ce. Jor­ge Gutman

Un Thri­ller Mediocre

THE WOMAN IN THE FIFTH (La fem­me du 5e). Fran­cia-Polo­nia-Gran Bre­ta­ña. Un film escri­to y diri­gi­do por Pawel Paw­li­kows­ki. Elen­co: Ethan Haw­ke, Kris­tin Scott Thomas

UN THRILLER MEDIOCRE

Dos impor­tan­tes acto­res como Ethan Haw­ke y Kris­tin Scott Tho­mas ani­man un medio­cre film que si bien al prin­ci­pio pue­de intri­gar, al poco tiem­po comien­za a per­der rum­bo a tra­vés de un rela­to arti­fi­cial­men­te incier­to e inconcluso. 

La his­to­ria con­ce­bi­da por el rea­li­za­dor Pawel Paw­li­kows­ki pre­sen­ta a Tom Ricks (Haw­ke), un pro­fe­sor de lite­ra­tu­ra y escri­tor ame­ri­cano que ha lle­ga­do a París con el pro­pó­si­to de mejo­rar las rela­cio­nes con su espo­sa Natha­lie (Delphi­ne Chui­llot), de quien está sepa­ra­do, y para reu­nir­se con su niña de 6 años (Julie Papi­llon). Drás­ti­ca­men­te recha­za­do por su seño­ra que no lo tole­ra, poco tiem­po des­pués com­prue­ba que le han roba­do su bille­te­ra y otras per­te­nen­cias des­pués de haber­se que­da­do dor­mi­do en un auto­bús; final­men­te reca­la en un hotel veni­do a menos, cuyo due­ño (Samir Gues­ni) le ofre­ce un tra­ba­jo como guar­dia noc­turno a cam­bio de alo­ja­mien­to y comida. 

Cier­to cli­ma de mis­te­rio comien­za a aflo­rar cuan­do en una vela­da lite­ra­ria lle­ga a cono­cer a Mar­git (Scott Tho­mas) una mis­te­rio­sa y ele­gan­te tra­duc­to­ra que vive en el 5to. Dis­tri­to de París (de allí el nom­bre del film) y con quien de inme­dia­to ini­cia una rela­ción apa­sio­na­da que ter­mi­na ins­pi­rán­do­lo para reno­var su talen­to de nove­lis­ta. Sin embar­go, el lado nega­ti­vo de ese víncu­lo se pro­du­ce a tra­vés de una serie de inex­pli­ca­bles acon­te­ci­mien­tos que adqui­rien­do el carác­ter de una tor­tuo­sa pesa­di­lla con­du­ce a Tom hacia un camino infernal.

De allí en más, el espec­ta­dor debe dis­cer­nir entre lo que apa­ren­ta ser reali­dad y las situa­cio­nes que se deben con­si­de­rar como pro­duc­to de las alu­ci­na­cio­nes que ator­men­tan al nove­lis­ta. De este modo varias pre­gun­tas que­dan flo­tan­do en el aire sin que el rela­to ‑si aca­so qui­so ilus­trar la cri­sis emo­cio­nal de un indi­vi­duo- jus­ti­fi­que el esfuer­zo de encon­trar res­pues­ta a las mis­mas por­que en nin­gún momen­to exis­te comu­ni­ca­ción entre los per­so­na­jes y la audien­cia que los obser­va. Otros aspec­tos secun­da­rios que rodean a la tra­ma no le con­fie­ren mayor inte­rés y su frus­tran­te des­en­la­ce no ayu­da para obte­ner una mejor impre­sión del rela­to. La inter­pre­ta­ción es nada más que correc­ta sin que exis­ta una logra­da quí­mi­ca entre Haw­ke y Scott Tho­mas, en tan­to que la ciu­dad de París –don­de trans­cu­rre la his­to­ria- apa­re­ce más des­lu­ci­da que nunca.

Con­clu­sión: Este film a modo de thri­ller decep­cio­na a tra­vés de una tedio­sa y vacua his­to­ria dis­fra­za­da de “cine arte” que lo con­vier­te en medio­cre y pres­cin­di­ble. El úni­co méri­to es su bre­ve dura­ción de 80 minu­tos. Jor­ge Gutman

La Tran­se­xua­li­dad de Laurence

LAU­REN­CE ANY­WAYS. Cana­da-Fran­cia, 2012. Un film escri­to y diri­gi­do por Xavier Dolan. Elen­co: Miel­vil Pou­paud, Suzan­ne Clé­ment, Natha­lie Baye

LA TRANSEXUALIDAD DE LAURENCE

Xavier Dolan ofre­ce en su ter­cer film una his­to­ria román­ti­ca con muchos ele­men­tos para admi­rar aun­que con algu­nos bemo­les que en par­te lle­gan a afec­tar­lo. En todo caso, el balan­ce es posi­ti­vo con­fir­man­do a Dolan, de tan sólo 23 años de edad, como un talen­to­so rea­li­za­dor de sor­pren­den­te madu­rez que demues­tra una inna­ta capa­ci­dad en la pues­ta escé­ni­ca así como logra que sus acto­res ofrez­can una muy acer­ta­da carac­te­ri­za­ción de los per­so­na­jes que les toca animar.

El rela­to gira en torno de Lau­ren­ce (Mel­vil Pou­paud) un pro­fe­sor de lite­ra­tu­ra de 35 años que man­tie­ne una muy bue­na rela­ción sen­ti­men­tal y sexual con su com­pa­ñe­ra Fred (Suzan­ne Cle­ment). Sin embar­go todo cam­bia a par­tir del momen­to en que Lau­ren­ce le mani­fies­ta que en reali­dad él es una mujer en un cuer­po de hom­bre y que vivió toda su vida enga­ñán­do­se a sí mis­mo; de allí que su tabla de sal­va­ción sea adop­tar el sexo opues­to. Aun­que decir­lo es sen­ci­llo, imple­men­tar su plan resul­ta más difi­cul­to­so de lo que Lau­ren­ce ima­gi­nó debi­do a las reper­cu­sio­nes pro­du­ci­das en su vida per­so­nal y pro­fe­sio­nal. Lo que sobre­vie­ne es el modo en que la nue­va situa­ción crea­da habrá de cam­biar para esta atí­pi­ca pare­ja con el paso de los años.

Tan­to Pou­paud como Cle­ment ofre­cen actua­cio­nes bri­llan­tes en la sin­gu­lar y tem­pes­tuo­sa pare­ja que con­for­man, lucién­do­se tam­bién la vete­ra­na actriz fran­ce­sa Natha­lie Baye como la madre de Lau­ren­ce; el res­to del elen­co (Monia Cho­kri, Susie Alm­gren, Yves Jac­ques) se desem­pe­ña en for­ma impecable.

Los alti­ba­jos del film se deben a las repe­ti­cio­nes inne­ce­sa­rias incu­rri­das por el rela­to, con­tri­bu­yen­do a que el metra­je se extien­da a poco menos de 3 exhaus­ti­vas horas y que bien pudo haber sido redu­ci­do en una ter­ce­ra par­te sin alte­rar el espí­ri­tu de lo que Dolan quie­re mos­trar. Con todo, al final de la pro­yec­ción uno que­da gra­ta­men­te impre­sio­na­do por el esti­lo visual que el joven rea­li­za­dor emplea así como su meticu­losa aten­ción en deta­lles de ambien­ta­ción de épo­ca ‑la déca­da del 90 en que trans­cu­rre la historia‑, el pro­fu­so ves­tua­rio y la ban­da sono­ra com­bi­nan­do ade­cua­da­men­te el reper­to­rio clá­si­co con músi­ca pop.

Con­clu­sión: Una obra ambi­cio­sa que aun cuan­do dis­ta de ser per­fec­ta pro­du­ce un gra­to pla­cer sen­so­rial abor­dan­do un deli­ca­do tema con sen­si­bi­li­dad y ter­nu­ra. Jor­ge Gutman

El Amor de Dos Preadolescentes

MOON­RI­SE KING­DOM. Esta­dos Uni­dos, 2012. Un film de Wes Ander­son. Elen­co: Edward Nor­ton, Bru­ce Willis, Bill Murray, Fran­ces McDor­mand, Til­da Swin­ton, Jared Gil­man, Kara Hayward

EL AMOR DE DOS PREADOLESCENTES

Wes Ander­son es uno de los más impor­tan­tes rea­li­za­do­res del cine inde­pen­dien­te de Esta­dos Uni­dos. Sin embar­go, su par­ti­cu­lar esti­lo de narrar una his­to­ria se apar­ta de los cáno­nes tra­di­cio­na­les y eso hace que la mayor par­te de su fil­mo­gra­fía, cier­ta­men­te de cali­dad, pue­da no ser apre­cia­da por todo tipo de públi­co. Con todo, quien se invo­lu­cre en la esen­cia de lo que este direc­tor rela­ta final­men­te será recompensado.

La con­si­de­ra­ción que ante­ce­de vie­ne al caso con res­pec­to al film que se comen­ta. No es ni más ni menos que una tier­na come­dia agri­dul­ce y melan­có­li­ca que enfo­ca el sin­ce­ro y genuino sen­ti­mien­to amo­ro­so de dos pre­ado­les­cen­tes. Libre de pre­con­cep­tos sobre la mate­ria, sus dos pro­ta­go­nis­tas sien­ten que son el uno para el otro por­que a pesar de cier­tas dife­ren­cias que pudie­ran sepa­rar­los, tie­nen algo en común como es el sen­tir­se mar­gi­na­dos o dis­tin­tos del medio que los rodea.

Como si se tra­ta­ra de una fábu­la o de un cuen­to de hadas que nos ale­ja del mun­do real, a tra­vés del guión escri­to por Ander­son y Roman Cap­po­la el espec­ta­dor es intro­du­ci­do a sus dos pro­ta­go­nis­tas de 12 años de edad vivien­do en una isla de fic­ción cer­ca­na a la región de la Nue­va Ingla­te­rra de Esta­dos Uni­dos en 1965. El peque­ño y debu­tan­te actor Jared Gil­man ani­ma a Sam, un huér­fano que al no ser que­ri­do por las varias fami­lias que lo han reci­bi­do, aho­ra inte­gra un gru­po de chi­cos boy scouts aun­que tam­bién se sien­te recha­za­do por ellos, hecho que lo hace apa­re­cer dife­ren­te y sen­tir­se infe­liz. Por su par­te, Suzy de su mis­ma edad –inter­pre­ta­do por Kara Hay­ward quien tam­bién rea­li­za su pri­me­ra incur­sión en el cine- es una dul­ce chi­ca que tam­po­co está satis­fe­cha con su infan­cia a pesar de tener una fami­lia de bue­na posi­ción inte­gra­da por padres inma­du­ros (Bill Murray y Fran­ces McDor­mand) y tres her­ma­nos menores.

Cuan­do ambos chi­cos se cono­cen, se pro­du­ce un fle­cha­zo amo­ro­so entre ellos y la sen­sa­ción de que al estar jun­tos encon­tra­rán la feli­ci­dad desea­da. En un acto de impe­tuo­si­dad deci­den huir y ese hecho, ade­más de movi­li­zar a los padres de Suzy, tam­bién hará que en la bús­que­da de los fugi­ti­vos par­ti­ci­pen el líder de los boy scouts (Edward Nor­ton), el she­riff del lugar (Bru­ce Willis) y una repre­sen­tan­te de los ser­vi­cios socia­les (Til­da Swinton).

No es el pro­pó­si­to ana­li­zar el film en tér­mi­nos rea­lis­tas sino juz­gar­lo por lo que real­men­te es. Aun­que Ander­son ape­la a situa­cio­nes excén­tri­cas que pue­den resul­tar vacías o insul­sas, todo enca­ja ade­cua­da­men­te den­tro del mun­do de fan­ta­sía que ilus­tra; bas­ta­ría con­tem­plar una de las pri­me­ras esce­nas don­de el hogar en que habi­ta Susy se ase­me­ja a una casa de jugue­tes por su ambien­ta­ción y deco­ra­ción. Pero toda esa acep­ta­ble arti­fi­cia­li­dad está al ser­vi­cio del pro­pó­si­to que ani­mó al rea­li­za­dor al tra­tar de expre­sar en una fan­ta­sía nos­tál­gi­ca la emo­ción que se refle­ja en esa eta­pa de pre­ado­les­cen­cia cuan­do se expe­ri­men­ta por pri­me­ra vez la mara­vi­llo­sa sen­sa­ción de estar enamorado.

Cier­ta­men­te, esta peque­ña y sen­ci­lla his­to­ria per­te­ne­ce a los jóve­nes acto­res y aun­que deno­tan cier­ta inex­pe­rien­cia, de todos modos logran cap­tar la sim­pa­tía de la audien­cia que los sigue en la sin­gu­lar aven­tu­ra que empren­den. El elen­co de pri­me­ras figu­ras que los rodean en los pape­les adul­tos no tie­ne mucha posi­bi­li­dad de lucir sus con­di­cio­nes pero de nin­gún modo des­en­to­na. En lo que hace a los aspec­tos téc­ni­cos, Ander­son logra una exce­len­te con­tri­bu­ción de sus cola­bo­ra­do­res, en espe­cial en los dise­ños de pro­duc­ción y en la músi­ca del exce­len­te com­po­si­tor Ale­xan­dre Des­plat que se aco­pla muy bien al tono y atmós­fe­ra del relato.

Con­clu­sión: Una agri­dul­ce his­to­ria de amor pre­ado­les­cen­te con el esti­lo par­ti­cu­lar del rea­li­za­dor Wes Ander­son. Jor­ge Gutman

Una Deli­cio­sa Come­dia Negra

BER­NIE. Esta­dos Uni­dos, 2011. Un film de Richard Lin­kla­ter. Elen­co: Jack Black, Shir­ley MacLai­ne, Matthew McConaughey

UNA DELICIOSA COMEDIA NEGRASin gran­des pre­ten­sio­nes, Ber­nie es un film atrac­ti­vo que entre­tie­ne per­ma­nen­te­men­te gra­cias a su buen elen­co, ori­gi­nal tema y sobre todo por la for­ma en que el rea­li­za­dor Richard Lin­kla­ter lo relata. 

El libre­to cine­ma­to­grá­fi­co muy bien escri­to por el rea­li­za­dor y Skip Hollands­worth ‑ins­pi­rán­do­se en un hecho que real­men­te acon­te­ció- adop­ta la for­ma de un fal­so docu­men­tal recu­rrien­do a un repor­ta­je perio­dís­ti­co don­de varios de los habi­tan­tes entre­vis­ta­dos de la peque­ña ciu­dad de Cartha­ge (al este de Texas) a modo de coro grie­go se refie­ren ‑en tiem­po pasa­do- a Ber­nie Tiede.

¿Quién es Ber­nie? Jack Black, en el mejor papel de su carre­ra, da vida a un afa­ble indi­vi­duo cer­cano a la cua­ren­te­na quien habién­do­se desem­pe­ña­do como adjun­to del direc­tor de la empre­sa fune­ra­ria local, ha sido y es ama­do por la comu­ni­dad de Cartha­ge don­de trans­cu­rrió su vida ente­ra. Cum­plien­do efi­cien­te­men­te sus fun­cio­nes, se lo ve ‑en una impe­ca­ble pri­me­ra esce­na- ense­ñan­do a un gru­po de par­ti­ci­pan­tes el modo de embe­lle­cer el cuer­po de un difun­to antes de su entie­rro; ade­más de su pro­fun­da fe cris­tia­na, can­ta bella­men­te en los ser­vi­cios fune­ra­rios, pro­por­cio­na alien­to y con­fort a los deu­dos, par­ti­ci­pa en las acti­vi­da­des de un gru­po tea­tral local diri­gien­do y actuan­do en una come­dia musi­cal y mani­fies­ta cons­tan­te­men­te su devo­ción hacia la comu­ni­dad dis­tri­bu­yen­do en deter­mi­na­das oca­sio­nes las recom­pen­sas reci­bi­das entre los veci­nos menos favorecidos.

El nudo cen­tral del rela­to estri­ba en la rela­ción que Ber­nie man­tie­ne con Mar­jo­rie Nugent (Shir­ley MacLai­ne), una mujer octo­ge­na­ria que lle­ga a cono­cer cuan­do efec­túa los arre­glos per­ti­nen­tes del fune­ral de su mari­do. Sien­do la dama más rica de la ciu­dad es tam­bién la más odia­da por su per­so­na­li­dad alta­ne­ra, vani­do­sa y acen­tua­da­men­te anti­pá­ti­ca; con todo, la per­se­ve­ran­cia y ama­bi­li­dad de Ber­nie per­mi­te con­quis­tar­la y enter­ne­cer su cora­zón al pun­to de con­ver­tir­se en el ines­pe­ra­do com­pa­ñe­ro de su viu­dez que com­par­te su alto tren de vida, inclu­yen­do lujo­sos via­jes a tra­vés del país y el extran­je­ro. Ese víncu­lo es estric­ta­men­te amis­to­so por cuan­to Ber­nie, a quien nun­ca se le cono­ció haber sali­do con nin­gu­na de las chi­cas del lugar, deno­ta una rela­ti­va ambi­güe­dad sexual; sin embar­go, esa cir­cuns­tan­cia nun­ca es pues­ta en tela de jui­cio por sus con­ser­va­do­res con­ciu­da­da­nos al estar alta­men­te agra­de­ci­dos por su espí­ri­tu gene­ro­so y nobles sentimientos.

Cuan­do algún tiem­po des­pués Mar­jo­rie des­apa­re­ce del lugar, el rela­to cobra el carác­ter de una come­dia negra que por razo­nes de dis­cre­ción no es con­ve­nien­te reve­lar, sal­vo men­cio­nar que inclu­ye algu­nos momen­tos de mis­te­rio y mode­ra­do sus­pen­so, per­fec­ta­men­te resueltos.

El film se valo­ri­za en la medi­da que Lin­kla­ter evi­tan­do inte­li­gen­te­men­te los aspec­tos mór­bi­dos al que podría pres­tar­se esta his­to­ria, opta en cam­bio por mos­trar con un len­gua­je sen­ci­llo pero pre­ci­so las excen­tri­ci­da­des huma­nas sin cari­ca­tu­ri­zar a nin­guno de los per­so­na­jes; los mis­mos son expues­tos tal cual son, tan­to con sus vir­tu­des como con sus face­tas oscuras. 

La inter­pre­ta­ción es admi­ra­ble­men­te natu­ral. Black demues­tra una nota­ble ver­sa­ti­li­dad acto­ral, la vete­ra­na MacLai­ne con­fir­ma que sigue sien­do una actriz remar­ca­ble y Matthew McCo­naughey tam­bién se des­ta­ca como un pro­cu­ra­dor fis­cal que repre­sen­ta la voz de la con­cien­cia moral de esta his­to­ria, en tan­to que el res­to del elen­co secun­da­rio es de pri­mer nivel. 

Con­clu­sión: Una peque­ña y deli­cio­sa come­dia negra cuya con­tem­pla­ción pro­du­ce inne­ga­ble pla­cer. Jor­ge Gutman