Cor­to­me­tra­jes de Fic­ción Nomi­na­dos al Oscar 2022

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

Como en ante­rio­res edi­cio­nes la selec­ción de este año es remar­ca­ble. Cada una de los cin­co fil­mes de fic­ción expre­san una inquie­tud artís­ti­ca refle­jan­do de dife­ren­te mane­ra la épo­ca en que vivimos.

1. Ala Kachuu (Kir­gis­tán-Sui­za). 38 minutos

En su ter­cer cor­to la rea­li­za­do­ra Maria Brend­le ilus­tra lo que aún per­du­ra en algu­nas áreas del mun­do. La pro­ta­go­nis­ta es Sezim (Ali­na Tur­du­ma­ma­to­va), una joven que vive con su fami­lia en una aldea rural de Kir­gis­tán don­de aún sub­sis­ten cier­tas arcai­cas tra­di­cio­nes con res­pec­to al rol que debe desem­pe­ñar la mujer. Ella inten­ta esca­par del esti­lo de vida que alber­ga a esa comu­ni­dad y por eso anhe­la con­se­guir una beca para estu­diar en Bish­kek, la capi­tal de este país de Asia Cen­tral. Sin embar­go sus padres, a fin de man­te­ner la dig­ni­dad y el orgu­llo de la fami­lia, se opo­nen a tal situa­ción obli­gán­do­la a con­traer matri­mo­nio con Dayr­bek (Nur­bek Esen­gazy Uulu), un joven de otra aldea al que cono­ce el día de la boda. La for­za­da situa­ción en la que Sezim se halla la impul­sa a adop­tar una drás­ti­ca medi­da a fin de poder vivir con com­ple­ta inde­pen­den­cia y ser capaz de ele­gir su pro­pio camino en la vida.

La gran sen­si­bi­li­dad de la cineas­ta denun­cian­do la ausen­cia de los dere­chos huma­nos de la mujer y la remar­ca­ble inter­pre­ta­ción de Tur­du­ma­ma­to­va per­mi­ten lograr un emo­ti­vo cor­to que se aso­cia muy bien con las pré­di­cas del movi­mien­to #metoo.

2.The Dress (Polo­nia) 29 minutos

Resul­ta de gran inte­rés este cor­to crea­do por estu­dian­tes de la Escue­la de Cine de Var­so­via y diri­gi­do por Tadeusz Lysiak. El guión del rea­li­za­dor cen­tra su aten­ción en Jul­ka (Anna Dzie­duszyc­ka), una joven cuyo enanis­mo la hace sen­tir dife­ren­te de los demás. Sin que haya matiz alguno en su vida, ella se gana el sus­ten­to tra­ba­jan­do en las tareas de lim­pie­za den un motel ubi­ca­do en un lugar no espe­ci­fi­ca­do de Polo­nía; su úni­co víncu­lo social es Rena­ta (Doro­ta Pomy­ka­la), una entra­ña­ble com­pa­ñe­ra de tra­ba­jo quien tra­ta de ani­mar­la dán­do­le alien­to para que pue­da esbo­zar una sonrisa.

Ansio­sa de com­par­tir su vida sen­ti­men­tal con un com­pa­ñe­ro, ella cree hallar­lo en Bog­dan (Szy­mon Piotr Wars­zaws­ki), un camio­ne­ro que demues­tra cier­to inte­rés en ella. Mien­tras aguar­da que él regre­se de un via­je de 4 días a Kiev, Jul­kaa inten­ta reci­bir­lo con un lin­do ves­ti­do y ade­más ade­cua­da­men­te maqui­lla­da para cam­biar su som­brío ros­tro. El reen­cuen­tro resul­ta a todas luces exci­tan­te y con él ella expe­ri­men­ta­rá por pri­me­ra vez el goce sexual. ¿Podrá Bog­dan cam­biar la soli­ta­ria vida de Jul­ka? En esen­cia, he aquí un bello cor­to­me­tra­je agra­cia­do con la nota­ble rea­li­za­ción de Lysiak y la mara­vi­llo­sa actua­ción de Dzieduszycka.

3. Plea­se Hold (Esta­dos Uni­dos) 19 minutos

Podría tra­tar­se de cien­cia fic­ción, pero no lo es. Este cor­to que trans­cu­rre en un futu­ro no tan lejano retra­ta a Mateo (Erick López) quien erró­nea­men­te es arres­ta­do median­te un dron poli­cial auto­ma­ti­za­do. Encon­trán­do­se con­fi­na­do en una cár­cel que igual­men­te fun­cio­na con inte­li­gen­cia arti­fi­cial, se asis­te a las des­ven­tu­ras de este ino­cen­te hom­bre que para tra­tar de lograr su libe­ra­ción, en su deses­pe­ra­ción inten­ta comu­ni­car­se con una voz huma­na que tra­te de com­pren­der lo que le está acon­te­cien­do. Muy bien cons­trui­do y mag­ní­fi­ca­men­te narra­do el direc­tor K.D. Davi­la disec­cio­na impe­ca­ble­men­te las grie­tas de un sis­te­ma judi­cial meca­ni­za­do que afec­ta la vida de hones­tos ciudadanos.

4.On My Mind (Dina­mar­ca). 18 minutos

Si hubie­se que pre­miar un guión por su sor­pren­den­te ori­gi­na­li­dad, sin duda que este cor­to de Mar­tin Stran­ge-Han­sen mere­ce­ría ser galardonado.

Nada es lo que pare­ce en los pri­me­ros 15 minu­tos del rela­to. En el trans­cur­so de la maña­na de un día labo­ra­ble Hen­rik (Ras­mus Ham­me­rich) que pare­ce­ría ser un hom­bre sin hogar, ingre­sa a un bar de Dina­mar­ca don­de él es el úni­co clien­te; sien­do aten­di­do por la ama­ble can­ti­ne­ra Loui­se (Cami­lla Ben­dix), le soli­ci­ta un tra­go de whisky que lo repi­te tres veces más. Cuan­do obser­va una máqui­na de karao­ke allí ins­ta­la­da, pide que se le pon­ga el dis­co “Always on My Mind” con el pro­pó­si­to de que­rer­lo can­tar. Pre­ben (Ole Boi­sen), el poco agra­da­ble due­ño del local, se nie­ga a com­pla­cer­lo dicién­do­le que la máqui­na sola­men­te la echa a andar los fines de sema­na; debi­do a su insis­ten­cia y con el pago de 500 coro­nas, Hen­rik con­si­gue su pro­pó­si­to. Tras haber pedi­do a la cama­re­ra que lo fil­me al com­pás de la músi­ca comien­za a ento­nar la men­cio­na­da can­ción que la dedi­ca a su que­ri­da espo­sa. ¿Por qué su insis­ten­cia y su urgen­cia para hacerlo?

En los tres minu­tos fina­les, el direc­tor deve­la la incóg­ni­ta que sería inapro­pia­do reve­lar; lo cier­to es que el des­en­la­ce de esta inge­nio­sa y con­vin­cen­te lec­ción de amor es suma­men­te conmovedora.

5.The Long Goodb­ye (Gran Bre­ta­ña-Holan­da) 12 minutos.

Este cor­to­me­tra­je diri­gi­do por Aneil Karia y coes­cri­to con Riz Ahmed demues­tra cómo en esca­sos minu­tos se pue­de obte­ner un sóli­do rela­to expo­nien­do una tris­te situa­ción que no es aje­na a lo que acon­te­ce en la actualidad.

En un subur­bio lon­di­nen­se una fami­lia bri­tá­ni­ca de ori­gen paquis­ta­ní se halla en los últi­mos pre­pa­ra­ti­vos para la cele­bra­ción de una boda fami­liar don­de en un cli­ma de ale­gría y feli­ci­dad todo está dis­pues­to para que la fies­ta resul­te exi­to­sa. Sin embar­go la paz se alte­ra cuan­do una mili­cia de enmas­ca­ra­dos blan­cos con ayu­da de la poli­cía arre­me­ten vio­len­ta­men­te en ese hogar y a pun­ta de pis­to­la ame­na­zan y gol­pean a los horro­ri­za­dos miem­bros de la familia.

Con un enfo­que semi impro­vi­sa­do, el muy bien ela­bo­ra­do rela­to demues­tra su inten­cio­na­li­dad en el exce­len­te monó­lo­go final reci­ta­do por el remar­ca­ble actor Ahmed quien mag­ní­fi­ca­men­te carac­te­ri­za al jefe de la fami­lia. Si bien este es un film de fic­ción, la vio­len­cia expues­ta no es aje­na a la can­den­te reali­dad que acon­te­ce en Gran Bre­ta­ña en don­de gru­pos de extre­ma ideo­lo­gía de dere­cha con la retó­ri­ca de la anti­in­mi­gra­ción dis­cri­mi­nan al inmi­gran­te por el color de la piel y el lugar de don­de proviene.