Eva­lua­ción de Fan­ta­sia (Segun­da Parte)

Comen­ta­rio de Jor­ge Gutman

LA DOSIS (Argen­ti­na)

Una vez más el fes­ti­val demues­tra su volun­tad de pre­sen­tar en su pro­gra­ma­ción fil­mes que abar­can géne­ros diver­si­fi­ca­dos como acon­te­ce con este valio­so e intri­gan­te dra­ma del direc­tor y guio­nis­ta Mar­tin Kraut.

La his­to­ria se cen­tra en Mar­cos Rol­dán (Car­los Por­ta­lup­pi), un hom­bre de media­na edad de natu­ra­le­za soli­ta­ria y más bien abú­li­co que se desem­pe­ña como enfer­me­ro noc­turno en la uni­dad de cui­da­dos inten­si­vos de una clí­ni­ca hos­pi­ta­la­ria. Con meticu­losa pre­ci­sión, el rea­li­za­dor ilus­tra el modo en que Rol­dán se vin­cu­la con los pacien­tes inter­na­dos. Des­pués de 20 años de ser­vi­cio todo pare­ce­ría indi­car que podrá ser pro­mo­vi­do al car­go de super­vi­sor para reem­pla­zar al actual que se encuen­tra gra­ve­men­te enfer­mo. La ruti­na de este hom­bre se alte­ra con la lle­ga­da de Gabriel (Igna­cio Rogers), un joven prac­ti­can­te cuya per­so­na­li­dad ani­ma­da y opti­mis­ta con­tras­ta con­si­de­ra­ble­men­te con la de Mar­cos. Gran par­te del rela­to está des­ti­na­do a mos­trar cómo la rela­ción entre ambos se va mani­fes­tan­do con el correr de los días; si bien en un comien­zo la acti­tud ami­ga­ble y ser­vi­cial de Gabriel encuen­tra eco ‑aun­que no des­bor­dan­te- en Mar­cos, él no pue­de evi­tar el temor que le pro­du­ce pen­sar que el nue­vo cole­ga pue­da lle­gar a des­pla­zar­lo; de allí que una ten­sión laten­te resul­ta inevitable.

LA DOSIS

El nudo con­flic­ti­vo del rela­to acon­te­ce cuan­do el hos­pi­tal es obje­to de una audi­to­ria exter­na debi­do a una denun­cia efec­tua­da sobre la inusual muer­te de una can­ti­dad de pacien­tes internados.

Con rit­mo pau­sa­do y nota­ble rea­lis­mo Kraut cons­tru­ye una his­to­ria vibran­te del mun­do hos­pi­ta­la­rio que gene­ra cons­tan­te aten­ción al pro­pio tiem­po que efec­túa un remar­ca­ble estu­dio de carac­te­res. Eso se apre­cia en la exce­len­te des­crip­ción de las per­so­na­li­da­des de Mar­cos y Gabriel demos­tran­do cómo la natu­ra­le­za de la con­duc­ta huma­na refle­ja­da en las mis­mas pue­de con­du­cir a situa­cio­nes com­ple­jas y difí­ci­les de impe­dir tal como se mani­fies­ta en su con­vin­cen­te desenlace.

El direc­tor ha con­vo­ca­do a un elen­co estu­pen­do. Por­ta­lup­pi está com­ple­ta­men­te iden­ti­fi­ca­do con su per­so­na­je que le vie­ne como ani­llo al dedo; sus ges­tos y expre­sio­nes facia­les trans­mi­ten la pro­fun­da sole­dad de un indi­vi­duo cuyos sen­ti­mien­tos de celos hacia Gabriel van con­du­cién­do­lo a un pro­ce­so de degra­da­ción. Elo­gios simi­la­res mere­ce Rogers como el afa­ble asis­ten­te hos­pi­ta­la­rio que sus­ci­ta la caí­da en des­gra­cia del anti­hé­roe de esta his­to­ria. En pape­les de apo­yo se des­ta­can Lore­na Vega como una de las enfer­me­ras, Mai­ti­na De Mar­co ani­man­do a una inso­por­ta­ble que­jum­bro­sa pacien­te así como Alber­to Sua­rez y Artu­ro Bonin carac­te­ri­zan­do a los doc­to­res del noso­co­mio. En con­clu­sión, La Dosis es un remar­ca­ble film psi­co­ló­gi­co cuya exhi­bi­ción pres­ti­gia a Fantasia.

FREE COUNTRY (Ale­ma­nia)

Como un buen expo­nen­te del cine poli­cial negro esta pelí­cu­la ale­ma­na es un rema­ke del lau­rea­do film espa­ñol La Isla Míni­ma (2014) de Alber­to Rodrí­guez. Aun­que el esce­na­rio sea Ale­ma­nia en lugar de Espa­ña, la esen­cia del rela­to prevalece.

FREE COUNTRY

El guión del rea­li­za­dor Chris­tian Alvart escri­to con Sieg­fried Kamm ubi­ca la acción en 1992 poco tiem­po des­pués de la reuni­fi­ca­ción ale­ma­na. Dos detec­ti­ves poli­cia­les de dife­ren­te per­so­na­li­dad deben des­en­tra­ñar la des­apa­ri­ción de dos her­ma­nas ado­les­cen­tes de vida un tan­to disi­pa­da ocu­rri­da en Lowitz, un peque­ño pue­blo humil­de del este del país. Aun­que Patrick Stein (Trys­tan Püt­ter) que resi­de en Ber­lín, es un indi­vi­duo cau­to y bas­tan­te racio­nal, su com­pa­ñe­ro Mar­kus Bach (Felix Kra­mer), habien­do tra­ba­ja­do en la poli­cía secre­ta de la Sta­si del gobierno de Ale­ma­nia Orien­tal, no pue­de des­pren­der­se de cier­tas mañas auto­ri­ta­rias que solía uti­li­zar en el pasa­do. Así cada uno de ellos uti­li­za méto­dos dife­ren­tes para resol­ver el caso don­de la rela­ción de tra­ba­jo no está exen­ta de cier­ta tirantez.

Al poco tiem­po se des­cu­bre que las jóve­nes han sido ase­si­na­das y ese es el deto­nan­te para que la his­to­ria se rami­fi­que con nue­vos crí­me­nes per­pe­tra­dos por un ase­sino serial de la región. A tra­vés del rela­to se evi­den­cia la apa­tía de la pobla­ción local en cola­bo­rar con los detec­ti­ves para cla­ri­fi­car los hechos; ade­más que­dan expues­tos algu­nos temas can­den­tes como el de la corrup­ción poli­cial vigen­te, las men­ti­ras a gra­nel que van sur­gien­do, el des­con­ten­to sin­di­cal por los bajos sala­rios de los tra­ba­ja­do­res que ame­na­zan entrar en huel­ga y sobre todo se com­prue­ba que no todos los habi­tan­tes de la ex Ale­ma­nia comu­nis­ta están com­pla­ci­dos de que aho­ra exis­ta una nación úni­ca. En la medi­da que todos esos tópi­cos se cohe­sio­nan arti­cu­la­da­men­te a la his­to­ria cen­tral, el film reúne los esen­cia­les ingre­dien­tes para gene­rar un muy efi­cien­te thri­ller, capaz de crear una intri­ga cons­tan­te des­de su ini­cio has­ta su con­vin­cen­te des­en­la­ce.

LEGALLY DECLA­RED DEAD (Hong Kong)

Con una pre­mi­sa intere­san­te, este rela­to de terror comien­za a per­der vue­lo al pro­me­diar su desa­rro­llo. El film escri­to y diri­gi­do por Yuen Kim-Wai al prin­ci­pio se cen­tra en las acti­vi­da­des de una com­pa­ñía de segu­ros y la rela­ción man­te­ni­da con sus clien­tes. Allí se desem­pe­ña Yip Wing-shun (Car­los Chan), un inte­gro agen­te de segu­ros quien un buen día a pedi­do de Chu Chung-tak (Anthony Wong), uno de sus clien­tes, lo va a visi­tar a su hogar y allí des­cu­bre que su ado­les­cen­te hijas­tro se ha sui­ci­da­do. Es así que Chu requie­re que la com­pa­ñía le indem­ni­ce el mon­to del segu­ro de vida. Pos­te­rior­men­te, adop­tan­do una acti­tud agre­si­va él se diri­ge a la ofi­ci­na de Yip urgién­do­le que se efec­ti­vi­ce el pago.

LEGALLY DECLA­RED DEAD

La his­to­ria se com­pli­ca cuan­do Yip con­fir­ma sus sos­pe­chas de que Chu es un psi­có­pa­ta y que él ha sido res­pon­sa­ble de la muer­te del joven a pesar de que la poli­cía haya con­fir­ma­do que efec­ti­va­men­te se tra­tó de un sui­ci­dio. De allí en más este agen­te vuel­ca todos sus esfuer­zos para des­en­mas­ca­rar al ase­sino aun­que en ese come­ti­do pone en ries­go su pro­pia vida por las ame­na­zas que reci­be como así tam­bién la de su novia (Kathy Yuen). Lo que Yip teme es que Chu deci­da matar a Shum Tszi-ling (Kare­na Lam), su espo­sa visual­men­te dis­ca­pa­ci­ta­da, a fin de ver incre­men­ta­da su indemnización.

De allí en más el argu­men­to adop­ta la moda­li­dad de un rela­to san­grien­to de horror a tra­vés de dis­pa­ra­ta­das situa­cio­nes que no logran con­ven­cer. A pesar de las muy bue­nas actua­cio­nes de Chan y Wong, este thri­ller no lle­ga a crear la ten­sión nece­sa­ria disi­pan­do la intri­ga vis­lum­bra­da al ini­cio del relato.

THE PROPHET AND THE SPA­CE ALIENS (Israel-Aus­tria-Sudá­fri­ca-Cana­dá)

En este intere­san­te docu­men­tal el direc­tor israe­lí Yoav Sha­mir que es un con­fe­sa­do ateo enfo­ca su aten­ción en Raël, el fun­da­dor de una sec­ta reli­gio­sa que lle­va su nom­bre y que tie­ne segui­do­res en diver­sos luga­res del planeta.

Ata­via­do com­ple­ta­men­te de blan­co, este pro­fe­ta de mane­ra apa­ci­ble se diri­ge a su púl­pi­to pre­go­nan­do el amor y la no vio­len­cia así como con­de­nan­do la homo­fo­bia, el fana­tis­mo y toda suer­te de into­le­ran­cia. En vez de rezar, él opta por la medi­ta­ción como medio de alcan­zar la tran­qui­li­dad de espíritu.

THE PROPHET AND THE SPA­CE ALIENS

Entre algu­nos de los luga­res visi­ta­dos por Raël se encuen­tra el via­je rea­li­za­do a Bur­ki­na Faso, don­de es alta­men­te esti­ma­do. Al estar sor­pren­di­do de que las muje­res de ese país afri­cano ven su clí­to­ris cas­tra­do por razo­nes reli­gio­sas, encuen­tra la solu­ción a este pro­ble­ma crean­do un cen­tro hos­pi­ta­la­rio des­ti­na­do a res­ta­ble­cer ese vital órgano geni­tal feme­nino cuya fun­ción es pro­cu­rar la satis­fac­ción sexual femenina.

A medi­da que el docu­men­tal pro­si­gue, se sabe que Raël mani­fies­ta su ado­ra­ción hacia los extra­te­rres­tres, a los que deno­mi­na “Elohim” y a quie­nes les atri­bu­ye el haber crea­do la huma­ni­dad. Según mani­fies­ta, en 1973 entró por pri­me­ra vez en con­tac­to con uno de estos alie­ní­ge­nos y de ese encuen­tro reci­bió el men­sa­je de difun­dir los prin­ci­pios de su reli­gión basa­dos fun­da­men­tal­men­te en la liber­tad y feli­ci­dad del géne­ro humano.

De su vida ante­rior se sabe que Raël nació en Fran­cia en 1946 sien­do su ver­da­de­ro nom­bre Clau­de Vorilhon y que par­te de su juven­tud actuó en París como can­tan­te y com­po­si­tor de músi­ca pop, para pos­te­rior­men­te desem­pe­ñar­se como perio­dis­ta depor­ti­vo de auto­mo­vi­lis­mo en una revis­ta por él creada.

Su trans­for­ma­ción a par­tir del encuen­tro cita­do y su ilu­mi­na­ción como pro­fe­ta deja más pre­gun­tas que res­pues­tas. Así, en un momen­to dado del docu­men­tal Sha­mir como asi­mis­mo el his­to­ria­dor Daniel Boya­rin que tam­bién inter­vino en el mis­mo comien­zan a dudar si la extra­te­rres­tre comu­ni­ca­ción man­te­ni­da por Raël no es más que la obra de un mega­ló­mano. Con todo, lo que que­da en cla­ro es que sus cre­yen­tes se mani­fies­tan recon­for­ta­dos con las ense­ñan­zas reci­bi­das por su cáli­do men­tor, sin que les intere­se saber si su inter­cam­bio con los Elohim es o no verí­di­co; lo impor­tan­te es que ellos se sien­ten feli­ces al haber­les dado un nue­vo un sen­ti­do a su existencia.

Des­pués de obser­var al con­tro­ver­ti­do gurú, el docu­men­tal per­mi­te refle­xio­nar sobre la esen­cia de la reli­gión, la fe de sus cre­yen­tes y fun­da­men­tal­men­te el mis­te­rio de la creación.

SHEEP WITHOUT A SHEPHERD (Chi­na)

¿Es posi­ble salir indem­ne des­pués de haber come­ti­do un cri­men? Es el públi­co el que debe­rá des­cu­brir­lo en este inge­nio­so thri­ller de Sam Quah.

El tema se cen­tra en una fami­lia chi­na que resi­de en Tai­lan­dia y que lle­va una vida tran­qui­la don­de Lee Wei­jie (Yang Xiao) es el patriar­ca fami­liar rodea­do de su que­ri­da mujer Ayu (Zhuo Tan) y sus dos hijas. Este hom­bre que se dedi­ca a repa­rar cone­xio­nes de inter­net es un adic­to ciné­fi­lo habien­do vis­to innu­me­ra­bles pelí­cu­las don­de las comen­ta y asi­mis­mo cri­ti­ca. Sin haber­lo ima­gi­na­do ese amor por el cine le será muy útil fren­te a un ines­pe­ra­do acontecimiento.

SHEEP WITHOUT A SHEPHERD

El motor que impul­sa el desa­rro­llo de la tra­ma se pro­du­ce cuan­do Ping­ping (Audrey Hui), su hija de 16 años, es ase­dia­da por el joven Suchat (Tian­yang Bian), un com­pa­ñe­ro de cla­se, que requi­rien­do de ella favo­res sexua­les la chan­ta­jea con un video com­pro­me­te­dor; eso ori­gi­na una pelea enre ambos don­de la joven ate­rro­ri­za­da lo mata acci­den­tal­men­te. Las cosas se com­pli­can tenien­do en cuen­ta que el difun­to era el úni­co hijo de la jefa de poli­cía local Laoorn (Joan Chen) y de su mari­do Dut­pon (Phi­lip Keung), un polí­ti­co influ­yen­te y can­di­da­to a inten­den­te municipal.

En con­se­cuen­cia ahí está Lee quien apro­ve­chan­do de todas las arti­ma­ñas apren­di­das de los fil­mes que ha vis­to tra­ta­rá de bus­car una inge­nio­sa coar­ta­da que per­mi­ta a su hija que­dar libre de car­go alguno. Es así que se asis­te a un due­lo de volun­ta­des entre el ciné­fi­lo dis­pues­to a todo por sal­var a su hija y Laoorn que bien cono­ci­da por elu­ci­dar todos los casos que se le pre­sen­ta aquí dedi­ca espe­cial inte­rés tra­tan­do de que Ping­ping con­fie­se haber sido la auto­ra de la muer­te de Suchat.

A tra­vés de un diná­mi­co jue­go de gato y ratón, el direc­tor demues­tra en su pri­mer lar­go­me­tra­je una nota­ble madu­rez don­de ade­más del tema cen­tral deja tras­lu­cir algu­nos tópi­cos vin­cu­la­dos con el nivel de corrup­ción exis­ten­te, un sis­te­ma de jus­ti­cia que sue­le demos­trar­se débil para ser­vir debi­da­men­te, como así tam­bién la dife­ren­cia entre las cla­ses socia­les don­de la sar­tén por el man­go la tie­nen los más pode­ro­sos. En resu­men, sin ser excep­cio­nal, éste es un muy buen film sazo­na­do con algu­nas esce­nas de buen humor y ani­ma­do por un impe­ca­ble elen­co que sin duda satis­fa­rá a los ciné­fi­los del festival.

Visual­men­te Admirable

TENET. Esta­dos Uni­dos, 2020. Un film escri­to y diri­gi­do por Chris­topher Nolan. 145 minutos.

Dados sus ante­ce­den­tes por el logro de su fil­mo­gra­fía, un nue­vo film de Chris­topher Nolan cons­ti­tu­ye un ver­da­de­ro even­to; hoy lo es más que nun­ca, en tan­to que se aguar­da que su nom­bre cons­ti­tu­ya un imán de atrac­ción del públi­co en su retorno a los cines des­pués de varios meses de haber per­ma­ne­ci­do inac­ti­vos. Sin ser una gran pelí­cu­la, Tenet reúne todos los ele­men­tos nece­sa­rios para que dejan­do de lado la incre­du­li­dad de la his­to­ria narra­da la gen­te se sumer­ja en un rela­to deci­di­da­men­te esca­pis­ta como para olvi­dar por dos horas y media la malé­fi­ca pandemia.

Ubi­ca­do den­tro del géne­ro de cien­cia fic­ción, esta aven­tu­ra de espio­na­je no es en el fon­do muy dife­ren­te a lo que se apre­cia en los fil­mes de James Bond aun­que, cla­ro está, que en este caso el emi­nen­te­men­te cere­bral Nolan no per­mi­ti­rá que lo que rela­ta pue­da seguir­se fácilmente.

Robert Pat­tin­son y John David Washington

El pró­lo­go del film anti­ci­pa el tono de lo que ven­drá cuan­do en el audi­to­rio de la Ópe­ra Nacio­nal de Kiev, ins­tan­tes pre­vios al comien­zo de una repre­sen­ta­ción irrum­pen escua­dro­nes de asal­to pro­vo­can­do el caos a todos los que allí se encuen­tran. Rápi­da­men­te se sale al encuen­tro de quien igno­ran­do su nom­bre es cono­ci­do como El Pro­ta­go­nis­ta (John David Washing­ton); habien­do sido reclu­ta­do por la CIA le es enco­men­da­do una secre­ta misión para que al fren­te de un coman­do anti­te­rro­ris­ta pue­da pre­ve­nir que fuer­zas malé­fi­cas pro­vo­quen una Ter­ce­ra Gue­rra Mun­dial. Pre­via­men­te reci­be ins­truc­cio­nes de una cien­ti­fi­ca (Clé­men­ce Poésy) quien le expli­ca que en la tarea que des­ple­ga­rá debe­rá tener en cuen­ta que la tec­no­lo­gía emplea­da invo­lu­cra el meca­nis­mo de la “inver­sión” en el sen­ti­do de que el futu­ro revier­te al pre­sen­te y que la ley de “cau­sa y efec­to” adop­ta el cri­te­rio inver­so don­de la con­se­cuen­cia de una acción remi­te pos­te­rior­men­te a la reac­ción del hecho que la pro­du­jo. Final­me­ne, ella le comen­ta que no tra­te de enten­der lo que le está trans­mi­tien­do y es así que el públi­co que con­tem­pla el film ten­drá tam­bién que admi­tir­lo si desea gozar del espec­tácu­lo. Pron­ta­men­te El Pro­ta­go­nis­ta se diri­ge a Mum­bai don­de encon­tra­rá a Neil (Robert Pat­tin­son), un ofi­cial de inte­li­gen­cia bri­tá­ni­co con una maes­tría en físi­ca quien habrá de secun­dar­lo en su tarea. Pos­te­rior­men­te sal­drá al cru­ce de Andrei Sator (Ken­neth Bra­nagh), un tra­fi­can­te de armas ruso que ade­más de ser el gran villano del rela­to se abu­sa físi­ca y emo­cio­nal­men­te de Kat (Eli­za­beth Debic­ki), su aris­to­crá­ti­ca esposa.

Como pre­via­men­te se ade­lan­tó resul­ta muy tra­ba­jo­so lle­gar a com­pe­ne­trar­se en esta con­vul­sio­na­da e intri­ca­da his­to­ria que tran­si­tan­do del tiem­po futu­ro al pre­sen­te alu­de a teo­rías cien­tí­fi­cas sobre la físi­ca cuán­ti­ca difí­ci­les de digerir.

Lo que enno­ble­ce al film es la maes­tría de Nolan en cali­dad de rea­li­za­dor y el rit­mo ver­ti­gi­no­so que impo­ne al rela­to. Es así que las múl­ti­ples esce­nas de acción, don­de no fal­tan explo­sio­nes, com­ba­tes, des­truc­ción de edi­fi­cios, la coli­sión de un avión de car­ga, están irre­pro­cha­ble­men­te fil­ma­das; a ello cabría agre­gar una estu­pen­da secuen­cia de una per­se­cu­ción auto­mo­vi­lís­ti­ca que den­tro del espí­ri­tu de la inver­sión del rela­to se apre­cia cómo uno de los coches dis­pa­ra hacia ade­lan­te mien­tras que el otro auto­mó­vil retro­ce­de vertiginosamente.

Visual­men­te la pelí­cu­la pro­du­ce admi­ra­ción. Ade­más de los dis­tin­tos esce­na­rios que el espec­ta­dor tie­ne oca­sión de visi­tar inclu­yen­do Lon­dres, Oslo, Tallinn, Trondheim y la belle­za del Mar Medi­te­rrá­neo, la fil­ma­ción rea­li­za­da en IMAX y ade­más pro­yec­ta­da en la inmen­sa pan­ta­lla resul­ta espec­ta­cu­lar; es así que si el espec­ta­dor está en babias al no poder seguir la his­to­ria, al menos resul­ta gra­ti­fi­ca­do por la des­lum­bran­te sen­sa­ción que expe­ri­men­ta su sen­ti­do visual.

A nivel de inter­pre­ta­ción tan­to Washing­ton como Pat­tin­son cum­plen airo­sa­men­te su come­ti­do ade­más de exis­tir una bue­na quí­mi­ca entre sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes. Sin embar­go son Bra­nagh y sobre­to­do Debic­ki quie­nes a nivel humano ofre­cen los momen­tos de mayor emo­ción del relato.

En suma, aun­que este opus de Nolan debi­do a sus alti­ba­jos no logra alcan­zar el nivel de Memen­to (2000), The Dark Night (2008), Incep­tion (2010) o Dun­kirk (2017), de todos modos como entre­te­ni­mien­to arro­ja un sal­do posi­ti­vo. Jor­ge Gutman

Come­dia Feminista

LA BON­NE ÉPOU­SE. Fran­cia, 2019. Un film de Mar­tin Pro­vost. 109 minutos

Des­pués de haber brin­da­do algu­nos sóli­dos fil­mes como entre otros lo han sido Séraphi­ne (2008), Vio­let­te (2013) y Sage Fem­me (2017), el rea­li­za­dor Mar­tin Pro­vost retor­na con una come­dia livia­na que tie­ne por obje­to sati­ri­zar el rol tra­di­cio­nal de la mujer en la Fran­cia poco antes de los acon­te­ci­mien­tos de mayo de 1968.. La atrac­ción que pue­de des­per­tar esta his­to­ria radi­ca en los nom­bres de su elen­co, espe­cial­men­te el de Juliet­te Bino­che que a la hora actual es una de las actri­ces fran­ce­sas de mayor popularidad.

Juliet Bino­che

La acción se desa­rro­lla en 1967, en Alsa­ce, don­de Pau­let­te van der Beck (Bino­che) diri­ge una escue­la des­ti­na­da a pre­pa­rar a las amas de casa. a fin de que las alum­nas sepan com­por­tar­se como una bue­na espo­sa. En este queha­cer tam­bién cola­bo­ran Gil­ber­te (Yolan­de Moreau), la bene­vo­len­te cuña­da de Pau­let­te y la auto­ri­ta­ria e infle­xi­ble mon­ja Marie-Thé­rè­se (Noé­mie Lvovsky). Den­tro de un estric­to régi­men dis­ci­pli­na­rio, las dis­cí­pu­las van reci­bien­do lec­cio­nes sobre coci­na, plan­cha­do, tareas vin­cu­la­dos con el queha­cer domés­ti­co así cómo el mane­jo del pre­su­pues­to hogareño.

La situa­ción plan­tea­da se alte­ra cuan­do Robert (Fra­nçois Ber­léand), el mari­do de Pau­let­te, repen­ti­na­men­te mue­re y su viu­da atra­vie­sa una difi­cul­to­sa situa­ción finan­cie­ra que ade­más se agra­va por la dis­mi­nu­ción del núme­ro de alum­nas del esta­ble­ci­mien­to. Cla­ro está que allí se encuen­tra el ban­que­ro André (Edouard Baer) para tra­tar de ayu­dar­la con­si­de­ran­do que él ha sido des­de hace tiem­po su apa­sio­na­do admirador.

Cuan­do los ecos revo­lu­cio­na­rios de París resue­nan en Alsa­ce con los vien­tos de cam­bios socia­les inclu­yen­do el rol que ata­ñe a la mujer, las más jóve­nes alum­nas comien­zan a mani­fes­tar su deci­sión de esca­par de un futu­ro de sumi­sión mari­tal. Pron­ta­men­te la filo­so­fía de la escue­la se reve­la com­ple­ta­men­te obsoleta.

Con algu­nas esce­nas iró­ni­cas, el film deci­di­da­men­te pre­vi­si­ble y no exen­to de cli­sés se deja ver aun­que sin que reper­cu­ta. Con una pues­ta en esce­na correc­ta, Pro­vost per­mi­te que el trío pro­ta­gó­ni­co demues­tre sus con­di­cio­nes de bue­nas come­dian­tes adap­tán­do­se al espí­ri­tu humo­rís­ti­co que se des­pren­de del guión. En todo caso, lo más res­ca­ta­ble es su men­sa­je final abo­gan­do por la eman­ci­pa­ción de la mujer. Jor­ge Gutman

Foto: Ir a Bon­ne Épou­se. Juliet Bino­che e

Los Albo­res de la Cinematografía

LUMIЀ­RE!  Fran­cia, 2017. Un film de Thierry Fre­maux. 90 minutos.

El direc­tor gene­ral del Fes­ti­val de Can­nes Thierry Fre­maux que es un apa­sio­na­do del cine le rin­de tri­bu­to en este estu­pen­do docu­men­tal que sin duda apa­sio­na­rá a los cinéfilos.

En 1895 los her­ma­nos Louis y Augus­te Lumiè­re oriun­dos de Lyon inven­ta­ron la cine­ma­to­gra­fía y a lo lar­go de una déca­da 1422 cor­tos han sido fil­ma­dos por ellos y sus ope­ra­do­res con una dura­ción de 50 segun­dos. Fre­maux, direc­tor del Ins­ti­tu­to Lumiè­re de Lyon que alber­ga una gran cine­ma­te­ca; ha selec­cio­na­do 108 de dicho catá­lo­go; los mis­mos, que han sido estu­pen­da­men­te res­tau­ra­dos, per­mi­ten al espec­ta­dor tener una bue­na idea de lo rea­li­za­do por los pio­ne­ros que ilu­mi­na­ron el sép­ti­mo arte.

El docu­men­tal narra­do por el direc­tor comien­za con la pre­sen­ta­ción del pri­mer cor­to deno­mi­na­do Sor­tie des Usi­nes Lumiè­re à Lyon cuya pri­me­ra exhi­bi­ción se reali­zó el 28 de diciem­bre de 1895. De allí en más Fre­maux, median­te un exce­len­te mon­ta­je efec­tua­do, exhi­be el valio­so mate­rial pre­sen­ta­do temá­ti­ca­men­te. Para el capí­tu­lo dedi­ca­do a la infan­cia Louis fil­ma a su sobri­ni­ta jugan­do con un gati­to y en otra oca­sión a dos sobri­ni­tos bai­lan­do. En el seg­men­to dedi­ca­do a los tra­ba­ja­do­res de Fran­cia se obser­va, entre otros cor­tos a obre­ros repa­ran­do el pavi­men­to de una calle, lavan­de­ras al bor­de del río lavan­do sus ropas así como pes­ca­do­res en el mar. En los cor­tos que enfo­can el entre­te­ni­mien­to de los fran­ce­ses se con­tem­pla una carre­ra de bici­cle­tas como tam­bién a un con­jun­to de niños hacien­do acro­ba­cia. El París de 1900 cap­ta el espí­ri­tu de la ciu­dad luz expo­nien­do la Torre Eif­fel, la emble­má­ti­ca Cate­dral de Notre-Dame, el Sena, la Pla­ce de la Con­cor­de con su obe­lis­co, etc. En otro de los seg­men­tos el docu­men­tal ofre­ce cor­tos de dife­ren­tes luga­res de Fran­cia con los soni­dos y ani­ma­ción de la ciu­dad de Mar­se­lla así como la pla­ya de Bia­rritz con las fami­lias allí reu­ni­das. Gra­cias a la tarea de los cama­ró­gra­fos de los Lumiè­re, el docu­men­tal expo­ne cor­tos rea­li­za­dos en dife­ren­tes luga­res del mun­do, inclu­yen­do tra­ba­ja­do­res en el puer­to de Bar­ce­lo­na, un via­je a tra­vés del Rin en Colo­nia, un majes­tuo­so pano­ra­ma de Estam­bul del sec­tor euro­peo y otro del lado asiá­ti­co con la fil­ma­ción de una cara­va­na de came­llos, las pirá­mi­des de Giza en Egip­to, la prác­ti­ca de las artes mar­cia­les en Japón y mucho más. En lo que a come­dia se refie­re, resul­ta gra­cio­so con­tem­plar a un ena­mo­ra­do Romeo subir al bal­cón de Julie­ta como así tam­bién el cómi­co cor­to L’a­rro­seur arro­se. En el seg­men­to del Nue­vo Siglo se ilus­tra la expo­si­ción uni­ver­sal de 1900 que tuvo lugar en París, como así tam­bién otro cor­to exhi­be el puen­te de Brooklyn en Nue­va York.

El docu­men­tal se com­ple­men­ta con las didác­ti­cas expli­ca­cio­nes ver­ti­das por Fre­maux acer­ca de cómo en los albo­res de la cine­ma­to­gra­fía, los rea­li­za­do­res dedi­ca­ron espe­cial aten­ción al ángu­lo ade­cua­do para la ubi­ca­ción de las cáma­ras y sus movi­mien­tos en los esce­na­rios que desea­ban ilus­trar, como así tam­bién al encua­dre, la ilu­mi­na­ción y otras téc­ni­cas emplea­das para obte­ner un ópti­mo resultado.

En esen­cia, el direc­tor a tra­vés de su vas­to cono­ci­mien­to en la mate­ria ofre­ce un calei­dos­co­pio úni­co en este excep­cio­nal docu­men­to que tie­ne como músi­ca de fon­do bellos temas del com­po­si­tor fran­cés Cami­lle Saint-Saëns quien pre­ci­sa­men­te ha sido con­tem­po­rá­neo de los her­ma­nos Lumière.

He aquí una mag­ní­fi­ca cla­se magis­tral de Fre­maux para quie­nes viven y sien­ten la magia ofre­ci­da por el sép­ti­mo arte en sus 125 años de exis­ten­cia. Jor­ge Gutman

Eva­lua­ción de Fan­ta­sia (Pri­me­ra Parte)

Comen­ta­rio de Jor­ge Gutman

He aquí algu­nos de los fil­mes vis­tos en Fan­ta­sia.

MOR­GA­NA (Aus­tra­lia)

Éste es un muy buen docu­men­tal don­de la reali­dad supera amplia­men­te a la fic­ción y que para su apre­cia­ción es impor­tan­te dejar de lado los pre­jui­cios que de ante­mano se pue­dan tener acer­ca de la por­no­gra­fía. En esta épo­ca don­de el empo­de­ra­mien­to de la mujer demues­tra que no hay razón algu­na para que ocu­pe un esla­bón infe­rior con res­pec­to a su con­tra­par­te mas­cu­li­na, el caso de Mor­ga­na Muses es deci­di­da­men­te único.

En 2013 las direc­to­ras Josie Hess e Isa­bel Pep­pard han teni­do oca­sión de cono­cer en Mel­bour­ne a la pro­ta­go­nis­ta de este docu­men­tal y debi­do a la sóli­da amis­tad for­ja­da entre ambas par­tes ha sido posi­ble la con­cep­ción e imple­men­ta­ción del mismo.

Habien­do naci­do en 1964 y cre­ci­do en el pue­blo aus­tra­liano de Coober Pedy, todo haría supo­ner que la vida de Mor­ga­na como mujer adul­ta que­da­ría cris­ta­li­za­da con un tra­di­cio­nal casa­mien­to y des­ti­na­da a ser una bue­na madre y espo­sa. Pero des­pués de vein­te años de con­vi­ven­cia esta mujer dis­ta de sen­tir­se rea­li­za­da en la medi­da que care­ce del amor y afec­to de su mari­do. Su divor­cio a los 45 años de edad la mar­gi­na de su fami­lia y amis­ta­des pero deci­di­da a no dejar­se ami­la­nar de las expec­ta­ti­vas del medio social, un encuen­tro con una tra­ba­ja­do­ra sexual le sir­ve de ins­pi­ra­ción para sellar su des­tino. El resul­ta­do es que a los 50 años de edad encuen­tra una meta dife­ren­te a su exis­ten­cia con­vir­tién­do­se en una exi­to­sa pro­ta­go­nis­ta de fil­mes por­no­grá­fi­cos don­de ade­más de actuar, lle­ga a ser pro­duc­to­ra e inclu­so direc­to­ra de algu­nos de los mis­mos. Por si eso no fue­se sufi­cien­te, cabe agre­gar que sus fil­mes han sido exhi­bi­dos y calu­ro­sa­men­te aco­gi­dos en Ber­lín en tan­to que ella es acla­ma­da como si se tra­ta­se de una cele­bri­dad de Hollywood.

Ade­más de efec­tuar algu­nas entre­vis­tas a quie­nes han esta­do vin­cu­la­dos con Muses, las rea­li­za­do­ras se han vali­do de intere­san­te mate­rial de archi­vo como así tam­bién de clips de algu­nos de los títu­los en los que Mor­ga­na par­ti­ci­pó. De mane­ra gene­ral el docu­men­tal des­ta­ca el accio­nar de una per­so­na que con su tra­ba­jo tra­ta de defen­der los idea­les feministas.

Lo que lla­ma la aten­ción es la fran­que­za asu­mi­da por Muses al expo­ner los alti­ba­jos de su vida, su lado vul­ne­ra­ble, sus con­tra­dic­cio­nes y la mane­ra en que su afán crea­ti­vo la han con­du­ci­do a pro­ble­mas psi­co­ló­gi­cos que debió superar.

A tra­vés de un esme­ra­do tra­ba­jo Hess y Pep­pard logran que el docu­men­tal per­mi­ta esta­ble­cer una empa­tía con un ser que logró rein­ven­tar­se como mujer en la eta­pa madu­ra de su vida.

I WEIR­DO (Tai­wán)

Esta pelí­cu­la román­ti­ca de Liao Ming-yi resul­ta opor­tu­na ya que la ansie­dad que refle­jan sus dos prin­ci­pa­les per­so­na­jes en par­te se ase­me­ja a la expe­ri­men­ta­da por la pobla­ción mun­dial debi­do al Covid 19.

El guión del rea­li­za­dor pre­sen­ta a Po-Ching (Aus­tin Lin) quien pade­ce de un des­or­den obse­si­vo com­pul­si­vo que se mani­fies­ta en su inquie­tud, temor y sobre todo aprehen­sión a los gér­me­nes. Pro­vis­to de una ves­ti­men­ta de pro­tec­ción ade­cua­da cuan­do sale al exte­rior del edi­fi­cio de su depar­ta­men­to, lle­va una vida metó­di­ca y ruti­na­ria. La situa­ción se mati­za el día que en un super­mer­ca­do cono­ce a Chen Ching (Nik­ki Hsieh), una joven igual­men­te com­pul­si­va quien sufrien­do de una deli­ca­da con­di­ción de su piel tra­ta de man­te­ner­se res­guar­da­da del espa­cio exte­rior. Pron­ta­men­te cada uno encuen­tra en el otro a su alma geme­la y el víncu­lo sen­ti­men­tal que se gene­ra los deci­de a vivir juntos.

I WEIR­DO

Esta pri­me­ra par­te del film es sin duda la más diver­ti­da, don­de el direc­tor intro­du­ce gra­cio­sas peri­pe­cias ilus­tran­do cómo trans­cu­rre la con­vi­ven­cia de esta sin­gu­lar pare­ja y su rela­ción con el mun­do que los rodea.

La his­to­ria cam­bia de giro cuan­do repen­ti­na­men­te Po-ching encuen­tra que su fobia ha des­apa­re­ci­do pero no así la de su com­pa­ñe­ra. Eso pone a prue­ba el román­ti­co víncu­lo de estos tór­to­los en la medi­da que el com­por­ta­mien­to de cada uno de ellos comien­za a dife­rir; mien­tras que él adop­ta una for­ma de vida sin ais­la­mien­to alguno, Chen Ching cree que ella es la per­so­na nor­mal y es por eso que tra­ta de lograr auxi­lio médi­co a fin de que su com­pa­ñe­ro recu­pe­re el tras­torno obse­si­vo perdido.

Muy bien fil­ma­do median­te el empleo de un iPho­ne, Liao ofre­ce como novel rea­li­za­dor una son­rien­te come­dia de fan­ta­sía que a pesar de exten­der­se un poco más de lo nece­sa­rio de todos modos per­mi­te empa­ti­zar con sus dos pin­to­res­cos personajes.

WILD­LAND (Dina­mar­ca)

En su pri­mer film la direc­to­ra Jea­net­te Nor­dahl abor­da un thri­ller que más se des­ta­ca por las bue­nas inter­pre­ta­cio­nes que por su dis­cu­ti­ble contenido.

San­dra Guld­berg Kampp ani­ma a Ida, una joven de 17 años que ha per­di­do a su madre en un acci­den­te auto­mo­vi­lís­ti­co en algún lugar no iden­ti­fi­ca­do de Dina­mar­ca. Al haber que­da­do huér­fa­na no tie­ne otra opción que vivir con su tía Bodil (Sid­se Babett Knud­sen), her­ma­na de la difun­ta de quien estu­vo dis­tan­cia­da. Tris­te y taci­tur­na, ella se intro­du­ce en dicho reduc­to fami­liar don­de igual­men­te se encuen­tran sus pri­mos Jonas (Joa­chim Feljs­trup), el dro­ga­dic­to David (Elliott Cro­sett Hove) y Mads (Besir Zéci­ri), el menor de los tres.

WILD­LAND

Des­de un pri­mer momen­to Ida pre­sen­cia un ambien­te fami­liar rari­fi­ca­do en don­de la matriar­ca Bodil mane­ja con mano fir­me cier­tos nego­cios que lle­van su tiem­po en saber de qué se tra­ta. A todo ello, la tía que demues­tra gran cari­ño por su sobri­na quie­re que ella que­de invo­lu­cra­da en las acti­vi­da­des que lle­van a cabo sus hijos. Al poco tiem­po Ida des­cu­bre que su tier­na parien­te gene­ra sus ingre­sos median­te acti­vi­da­des delictivas.

El rela­to lle­ga a su cli­max cuan­do Ida pre­sen­cia un gra­ve acci­den­te en opor­tu­ni­dad en que sus pri­mos fuer­zan la entra­da a la casa de un deu­dor para cobrar un dine­ro per­te­ne­cien­te a una ban­da de gangs­ters. Que­da por ver si ella será leal a su mafio­sa fami­lia ocul­tan­do la ver­dad de lo acon­te­ci­do a las auto­ri­da­des locales.

La novel rea­li­za­do­ra ofre­ce un dra­ma rea­lis­ta aun­que no siem­pre su narra­ción encuen­tra el tono pre­ci­so; eso en par­te es debi­do a que el guión de Inge­borg Top­soe ape­la a situa­cio­nes rebus­ca­das que resis­ten cre­di­bi­li­dad. Con todo, el valor del film radi­ca en las muy bue­nas actua­cio­nes de Knud­sen, la joven Kampp que es toda una reve­la­ción, Hove así como Car­la Phi­lip Roder carac­te­ri­zan­do a la com­pa­ñe­ra de David.

PER­DI­DA (Méxi­co-Colom­bia)

En una nue­va ver­sión del exi­to­so film colom­biano La Cara Ocul­ta (2011) de Andrés Baíz, es aho­ra el rea­li­za­dor Jor­ge Michel Grau quien ofre­ce un exce­len­te rela­to de sus­pen­so a tra­vés de una narra­ción ori­gi­nal­men­te estructurada.

El rela­to adop­ta dos dife­ren­tes pers­pec­ti­vas. En su pri­me­ra par­te se obser­va a Eric (José María de Tavi­ra), direc­tor de la orques­ta sin­fó­ni­ca de Ciu­dad de Méxi­co, quien en un esta­do de angus­tia acu­de a un bar para cal­mar sus penas median­te un par de tra­gos; salien­do ebrio del lugar, la mese­ra Fabia­na (Cris­ti­na Rod­lo) lo lle­va a su casa para pasar la noche. De allí en más se enta­bla una inten­sa rela­ción pasio­nal en don­de Eric la invi­ta a con­vi­vir en su ultra­mo­der­na resi­den­cia. La gran desa­zón del músi­co se debe a que su espo­sa Caro­li­na (Pau­li­na Dávi­la) le ha deja­do una nota dicién­do­le que no regre­sa­rá al hogar. Des­pués de haber dado cuen­ta a la poli­cía para que tra­te de ubi­car el para­de­ro de su mujer, al poco tiem­po se le pide que pase a reco­no­cer en la mor­gue un cadá­ver com­ple­ta­men­te des­fi­gu­ra­do que podría per­te­ne­cer a la desaparecida.

PER­DI­DA

Inme­dia­ta­men­te el guión adop­ta la mira de la ausen­te Caro­li­na. Cons­ti­tu­yen­do una armo­nio­sa pare­ja que vive en Colom­bia, ella a pesar de su bue­na carre­ra como arqui­tec­ta, resuel­ve apo­yar a Eric para que acep­te la invi­ta­ción de via­jar a Méxi­co como direc­tor musi­cal, ade­más de acom­pa­ñar­lo. Al lle­gar a des­tino el matri­mo­nio arrien­da una fas­tuo­sa man­sión no muy ale­ja­da de la ciu­dad y que arqui­tec­tó­ni­ca­men­te es nada menos que des­lum­bran­te. La feli­ci­dad de ambos comien­za a mos­trar sus grie­tas, cuan­do Caro­li­na com­prue­ba que Eric coque­tea con la con­cer­ti­na de la orques­ta ade­más de uti­li­zar el celu­lar para el inter­cam­bio de men­sa­jes; es así que ella enton­ces deci­de aban­do­nar­lo en momen­tos en que Eric está fue­ra de la mansión.

Sería indis­cre­to reve­lar lo que pos­te­rior­men­te acon­te­ce, sal­vo ade­lan­tar que el libre­to de Anton Goe­ne­chea y Hatem Khrai­che es lo sufi­cien­te­men­te inge­nio­so para sor­pren­der al espec­ta­dor de la mane­ra menos espe­ra­da. En nin­gún momen­to el rit­mo decae debi­do al exce­len­te twist que adquie­re el rela­to sien­do muy bien imple­men­ta­do por la sóli­da pues­ta escé­ni­ca de Grau y por el irre­pro­cha­ble desem­pe­ño del trío pro­ta­gó­ni­co. De lo ante­di­cho, este mag­ní­fi­co thri­ller logra ple­na­men­te su pro­pó­si­to de entre­te­ner y que Alfred Hitch­cock, de haber segui­do vivien­do, tam­bién lo habría disfrutado.

SLEEP (Ale­ma­nia)

Fan­tas­mas del pasa­do aflo­ran en este extra­ño y per­tur­ba­dor film de horror del novel direc­tor Michael Venus. El guión del rea­li­za­dor escri­to con Tho­mas Frie­drich intro­du­ce a Mar­le­ne (San­dra Hüller), una aza­fa­ta de vue­lo que sufre de mane­ra con­si­de­ra­ble mien­tras duer­me y es así que opta por visi­tar un hotel rural ubi­ca­do en una zona mon­ta­ño­sa ale­ma­na refle­ja­do en sus ator­men­ta­das pesa­di­llas. Cuan­do la situa­ción empeo­ra y ella es hos­pi­ta­li­za­da, su hija Mona (Gro Swant­je Kohlhof) de 19 años se regis­tra en ese mis­mo hotel regen­tea­do por su due­ño Otto (August Sch­mol­zer) y su mujer Lore (Marion Kracht). En ese lugar don­de Mona es la úni­ca hués­ped, pare­ce ser que tiem­po atrás se habían pro­du­ci­do una serie de sui­ci­dios sin que se supie­ra la cau­sa; es así que la joven comien­za a tener visio­nes sobre­na­tu­ra­les de aqué­llos que han perecido.

Empa­ren­ta­da en algu­nas situa­cio­nes con las his­to­rias del nove­lis­ta Stephen King, la tra­ma entre­mez­cla reali­dad con fan­ta­sía, don­de la men­te de Mona pare­ce­ría que psí­qui­ca­men­te estu­vie­ra liga­da a la de su madre; en ese deve­nir la joven comien­za a des­en­te­rrar funes­tos secre­tos de fami­lia de un pasa­do no muy lejano que pue­den aten­tar con­tra su vida como tam­bién la de su progenitora.

Venus ha sabi­do crear la ade­cua­da atmós­fe­ra en este oní­ri­co rela­to de trau­ma gene­ra­cio­nal que a medi­da que avan­za va adqui­rien­do terro­rí­fi­ca dimen­sión. Aun­que su des­en­la­ce resul­te un tan­to dis­cu­ti­ble, de todos modos eso no afec­ta el resul­ta­do posi­ti­vo de este alu­ci­nan­te dra­ma real­za­do por la muy bue­na carac­te­ri­za­ción que Kohlhof logra de su per­so­na­je y por la per­sua­si­va actua­ción de Hüller como la mujer men­tal­men­te afectada.