Eva­lua­ción de Fan­ta­sia (Pri­me­ra Parte)

Comen­ta­rio de Jor­ge Gutman

He aquí algu­nos de los fil­mes vis­tos en Fan­ta­sia.

MOR­GA­NA (Aus­tra­lia)

Éste es un muy buen docu­men­tal don­de la reali­dad supera amplia­men­te a la fic­ción y que para su apre­cia­ción es impor­tan­te dejar de lado los pre­jui­cios que de ante­mano se pue­dan tener acer­ca de la por­no­gra­fía. En esta épo­ca don­de el empo­de­ra­mien­to de la mujer demues­tra que no hay razón algu­na para que ocu­pe un esla­bón infe­rior con res­pec­to a su con­tra­par­te mas­cu­li­na, el caso de Mor­ga­na Muses es deci­di­da­men­te único.

En 2013 las direc­to­ras Josie Hess e Isa­bel Pep­pard han teni­do oca­sión de cono­cer en Mel­bour­ne a la pro­ta­go­nis­ta de este docu­men­tal y debi­do a la sóli­da amis­tad for­ja­da entre ambas par­tes ha sido posi­ble la con­cep­ción e imple­men­ta­ción del mismo.

Habien­do naci­do en 1964 y cre­ci­do en el pue­blo aus­tra­liano de Coober Pedy, todo haría supo­ner que la vida de Mor­ga­na como mujer adul­ta que­da­ría cris­ta­li­za­da con un tra­di­cio­nal casa­mien­to y des­ti­na­da a ser una bue­na madre y espo­sa. Pero des­pués de vein­te años de con­vi­ven­cia esta mujer dis­ta de sen­tir­se rea­li­za­da en la medi­da que care­ce del amor y afec­to de su mari­do. Su divor­cio a los 45 años de edad la mar­gi­na de su fami­lia y amis­ta­des pero deci­di­da a no dejar­se ami­la­nar de las expec­ta­ti­vas del medio social, un encuen­tro con una tra­ba­ja­do­ra sexual le sir­ve de ins­pi­ra­ción para sellar su des­tino. El resul­ta­do es que a los 50 años de edad encuen­tra una meta dife­ren­te a su exis­ten­cia con­vir­tién­do­se en una exi­to­sa pro­ta­go­nis­ta de fil­mes por­no­grá­fi­cos don­de ade­más de actuar, lle­ga a ser pro­duc­to­ra e inclu­so direc­to­ra de algu­nos de los mis­mos. Por si eso no fue­se sufi­cien­te, cabe agre­gar que sus fil­mes han sido exhi­bi­dos y calu­ro­sa­men­te aco­gi­dos en Ber­lín en tan­to que ella es acla­ma­da como si se tra­ta­se de una cele­bri­dad de Hollywood.

Ade­más de efec­tuar algu­nas entre­vis­tas a quie­nes han esta­do vin­cu­la­dos con Muses, las rea­li­za­do­ras se han vali­do de intere­san­te mate­rial de archi­vo como así tam­bién de clips de algu­nos de los títu­los en los que Mor­ga­na par­ti­ci­pó. De mane­ra gene­ral el docu­men­tal des­ta­ca el accio­nar de una per­so­na que con su tra­ba­jo tra­ta de defen­der los idea­les feministas.

Lo que lla­ma la aten­ción es la fran­que­za asu­mi­da por Muses al expo­ner los alti­ba­jos de su vida, su lado vul­ne­ra­ble, sus con­tra­dic­cio­nes y la mane­ra en que su afán crea­ti­vo la han con­du­ci­do a pro­ble­mas psi­co­ló­gi­cos que debió superar.

A tra­vés de un esme­ra­do tra­ba­jo Hess y Pep­pard logran que el docu­men­tal per­mi­ta esta­ble­cer una empa­tía con un ser que logró rein­ven­tar­se como mujer en la eta­pa madu­ra de su vida.

I WEIR­DO (Tai­wán)

Esta pelí­cu­la román­ti­ca de Liao Ming-yi resul­ta opor­tu­na ya que la ansie­dad que refle­jan sus dos prin­ci­pa­les per­so­na­jes en par­te se ase­me­ja a la expe­ri­men­ta­da por la pobla­ción mun­dial debi­do al Covid 19.

El guión del rea­li­za­dor pre­sen­ta a Po-Ching (Aus­tin Lin) quien pade­ce de un des­or­den obse­si­vo com­pul­si­vo que se mani­fies­ta en su inquie­tud, temor y sobre todo aprehen­sión a los gér­me­nes. Pro­vis­to de una ves­ti­men­ta de pro­tec­ción ade­cua­da cuan­do sale al exte­rior del edi­fi­cio de su depar­ta­men­to, lle­va una vida metó­di­ca y ruti­na­ria. La situa­ción se mati­za el día que en un super­mer­ca­do cono­ce a Chen Ching (Nik­ki Hsieh), una joven igual­men­te com­pul­si­va quien sufrien­do de una deli­ca­da con­di­ción de su piel tra­ta de man­te­ner­se res­guar­da­da del espa­cio exte­rior. Pron­ta­men­te cada uno encuen­tra en el otro a su alma geme­la y el víncu­lo sen­ti­men­tal que se gene­ra los deci­de a vivir juntos.

I WEIR­DO

Esta pri­me­ra par­te del film es sin duda la más diver­ti­da, don­de el direc­tor intro­du­ce gra­cio­sas peri­pe­cias ilus­tran­do cómo trans­cu­rre la con­vi­ven­cia de esta sin­gu­lar pare­ja y su rela­ción con el mun­do que los rodea.

La his­to­ria cam­bia de giro cuan­do repen­ti­na­men­te Po-ching encuen­tra que su fobia ha des­apa­re­ci­do pero no así la de su com­pa­ñe­ra. Eso pone a prue­ba el román­ti­co víncu­lo de estos tór­to­los en la medi­da que el com­por­ta­mien­to de cada uno de ellos comien­za a dife­rir; mien­tras que él adop­ta una for­ma de vida sin ais­la­mien­to alguno, Chen Ching cree que ella es la per­so­na nor­mal y es por eso que tra­ta de lograr auxi­lio médi­co a fin de que su com­pa­ñe­ro recu­pe­re el tras­torno obse­si­vo perdido.

Muy bien fil­ma­do median­te el empleo de un iPho­ne, Liao ofre­ce como novel rea­li­za­dor una son­rien­te come­dia de fan­ta­sía que a pesar de exten­der­se un poco más de lo nece­sa­rio de todos modos per­mi­te empa­ti­zar con sus dos pin­to­res­cos personajes.

WILD­LAND (Dina­mar­ca)

En su pri­mer film la direc­to­ra Jea­net­te Nor­dahl abor­da un thri­ller que más se des­ta­ca por las bue­nas inter­pre­ta­cio­nes que por su dis­cu­ti­ble contenido.

San­dra Guld­berg Kampp ani­ma a Ida, una joven de 17 años que ha per­di­do a su madre en un acci­den­te auto­mo­vi­lís­ti­co en algún lugar no iden­ti­fi­ca­do de Dina­mar­ca. Al haber que­da­do huér­fa­na no tie­ne otra opción que vivir con su tía Bodil (Sid­se Babett Knud­sen), her­ma­na de la difun­ta de quien estu­vo dis­tan­cia­da. Tris­te y taci­tur­na, ella se intro­du­ce en dicho reduc­to fami­liar don­de igual­men­te se encuen­tran sus pri­mos Jonas (Joa­chim Feljs­trup), el dro­ga­dic­to David (Elliott Cro­sett Hove) y Mads (Besir Zéci­ri), el menor de los tres.

WILD­LAND

Des­de un pri­mer momen­to Ida pre­sen­cia un ambien­te fami­liar rari­fi­ca­do en don­de la matriar­ca Bodil mane­ja con mano fir­me cier­tos nego­cios que lle­van su tiem­po en saber de qué se tra­ta. A todo ello, la tía que demues­tra gran cari­ño por su sobri­na quie­re que ella que­de invo­lu­cra­da en las acti­vi­da­des que lle­van a cabo sus hijos. Al poco tiem­po Ida des­cu­bre que su tier­na parien­te gene­ra sus ingre­sos median­te acti­vi­da­des delictivas.

El rela­to lle­ga a su cli­max cuan­do Ida pre­sen­cia un gra­ve acci­den­te en opor­tu­ni­dad en que sus pri­mos fuer­zan la entra­da a la casa de un deu­dor para cobrar un dine­ro per­te­ne­cien­te a una ban­da de gangs­ters. Que­da por ver si ella será leal a su mafio­sa fami­lia ocul­tan­do la ver­dad de lo acon­te­ci­do a las auto­ri­da­des locales.

La novel rea­li­za­do­ra ofre­ce un dra­ma rea­lis­ta aun­que no siem­pre su narra­ción encuen­tra el tono pre­ci­so; eso en par­te es debi­do a que el guión de Inge­borg Top­soe ape­la a situa­cio­nes rebus­ca­das que resis­ten cre­di­bi­li­dad. Con todo, el valor del film radi­ca en las muy bue­nas actua­cio­nes de Knud­sen, la joven Kampp que es toda una reve­la­ción, Hove así como Car­la Phi­lip Roder carac­te­ri­zan­do a la com­pa­ñe­ra de David.

PER­DI­DA (Méxi­co-Colom­bia)

En una nue­va ver­sión del exi­to­so film colom­biano La Cara Ocul­ta (2011) de Andrés Baíz, es aho­ra el rea­li­za­dor Jor­ge Michel Grau quien ofre­ce un exce­len­te rela­to de sus­pen­so a tra­vés de una narra­ción ori­gi­nal­men­te estructurada.

El rela­to adop­ta dos dife­ren­tes pers­pec­ti­vas. En su pri­me­ra par­te se obser­va a Eric (José María de Tavi­ra), direc­tor de la orques­ta sin­fó­ni­ca de Ciu­dad de Méxi­co, quien en un esta­do de angus­tia acu­de a un bar para cal­mar sus penas median­te un par de tra­gos; salien­do ebrio del lugar, la mese­ra Fabia­na (Cris­ti­na Rod­lo) lo lle­va a su casa para pasar la noche. De allí en más se enta­bla una inten­sa rela­ción pasio­nal en don­de Eric la invi­ta a con­vi­vir en su ultra­mo­der­na resi­den­cia. La gran desa­zón del músi­co se debe a que su espo­sa Caro­li­na (Pau­li­na Dávi­la) le ha deja­do una nota dicién­do­le que no regre­sa­rá al hogar. Des­pués de haber dado cuen­ta a la poli­cía para que tra­te de ubi­car el para­de­ro de su mujer, al poco tiem­po se le pide que pase a reco­no­cer en la mor­gue un cadá­ver com­ple­ta­men­te des­fi­gu­ra­do que podría per­te­ne­cer a la desaparecida.

PER­DI­DA

Inme­dia­ta­men­te el guión adop­ta la mira de la ausen­te Caro­li­na. Cons­ti­tu­yen­do una armo­nio­sa pare­ja que vive en Colom­bia, ella a pesar de su bue­na carre­ra como arqui­tec­ta, resuel­ve apo­yar a Eric para que acep­te la invi­ta­ción de via­jar a Méxi­co como direc­tor musi­cal, ade­más de acom­pa­ñar­lo. Al lle­gar a des­tino el matri­mo­nio arrien­da una fas­tuo­sa man­sión no muy ale­ja­da de la ciu­dad y que arqui­tec­tó­ni­ca­men­te es nada menos que des­lum­bran­te. La feli­ci­dad de ambos comien­za a mos­trar sus grie­tas, cuan­do Caro­li­na com­prue­ba que Eric coque­tea con la con­cer­ti­na de la orques­ta ade­más de uti­li­zar el celu­lar para el inter­cam­bio de men­sa­jes; es así que ella enton­ces deci­de aban­do­nar­lo en momen­tos en que Eric está fue­ra de la mansión.

Sería indis­cre­to reve­lar lo que pos­te­rior­men­te acon­te­ce, sal­vo ade­lan­tar que el libre­to de Anton Goe­ne­chea y Hatem Khrai­che es lo sufi­cien­te­men­te inge­nio­so para sor­pren­der al espec­ta­dor de la mane­ra menos espe­ra­da. En nin­gún momen­to el rit­mo decae debi­do al exce­len­te twist que adquie­re el rela­to sien­do muy bien imple­men­ta­do por la sóli­da pues­ta escé­ni­ca de Grau y por el irre­pro­cha­ble desem­pe­ño del trío pro­ta­gó­ni­co. De lo ante­di­cho, este mag­ní­fi­co thri­ller logra ple­na­men­te su pro­pó­si­to de entre­te­ner y que Alfred Hitch­cock, de haber segui­do vivien­do, tam­bién lo habría disfrutado.

SLEEP (Ale­ma­nia)

Fan­tas­mas del pasa­do aflo­ran en este extra­ño y per­tur­ba­dor film de horror del novel direc­tor Michael Venus. El guión del rea­li­za­dor escri­to con Tho­mas Frie­drich intro­du­ce a Mar­le­ne (San­dra Hüller), una aza­fa­ta de vue­lo que sufre de mane­ra con­si­de­ra­ble mien­tras duer­me y es así que opta por visi­tar un hotel rural ubi­ca­do en una zona mon­ta­ño­sa ale­ma­na refle­ja­do en sus ator­men­ta­das pesa­di­llas. Cuan­do la situa­ción empeo­ra y ella es hos­pi­ta­li­za­da, su hija Mona (Gro Swant­je Kohlhof) de 19 años se regis­tra en ese mis­mo hotel regen­tea­do por su due­ño Otto (August Sch­mol­zer) y su mujer Lore (Marion Kracht). En ese lugar don­de Mona es la úni­ca hués­ped, pare­ce ser que tiem­po atrás se habían pro­du­ci­do una serie de sui­ci­dios sin que se supie­ra la cau­sa; es así que la joven comien­za a tener visio­nes sobre­na­tu­ra­les de aqué­llos que han perecido.

Empa­ren­ta­da en algu­nas situa­cio­nes con las his­to­rias del nove­lis­ta Stephen King, la tra­ma entre­mez­cla reali­dad con fan­ta­sía, don­de la men­te de Mona pare­ce­ría que psí­qui­ca­men­te estu­vie­ra liga­da a la de su madre; en ese deve­nir la joven comien­za a des­en­te­rrar funes­tos secre­tos de fami­lia de un pasa­do no muy lejano que pue­den aten­tar con­tra su vida como tam­bién la de su progenitora.

Venus ha sabi­do crear la ade­cua­da atmós­fe­ra en este oní­ri­co rela­to de trau­ma gene­ra­cio­nal que a medi­da que avan­za va adqui­rien­do terro­rí­fi­ca dimen­sión. Aun­que su des­en­la­ce resul­te un tan­to dis­cu­ti­ble, de todos modos eso no afec­ta el resul­ta­do posi­ti­vo de este alu­ci­nan­te dra­ma real­za­do por la muy bue­na carac­te­ri­za­ción que Kohlhof logra de su per­so­na­je y por la per­sua­si­va actua­ción de Hüller como la mujer men­tal­men­te afectada.