Una Admi­ra­ble Heroína

IRENA’S VOW. Cana­dá-Polo­nia, 2023. Un film de Loui­se Archam­bault. 121 minutos

La sen­si­ble direc­to­ra cana­dien­se Loui­se Archam­bault rati­fi­ca una vez más sus con­di­cio­nes de remar­ca­ble cineas­ta al rela­tar en Irena’s Vow el derro­te­ro real de una excep­cio­nal mujer pola­ca como lo ha sido Ire­na Gut Opdy­ke (1922 – 2003). El film está basa­do en la pie­za homó­ni­ma de Dan Gor­don repre­sen­ta­da en off Broad­way en 2009 y tie­ne la ven­ta­ja de haber sido obje­to de una muy bue­na adap­ta­ción por su autor pre­ser­van­do de este modo su con­te­ni­do original.

Aun­que hay muchas per­so­nas que pro­fe­san­do la fe tra­tan de brin­dar su ayu­da a quie­nes lo nece­si­tan, en este caso la con­vic­ción cris­tia­na de Ire­na ha per­mi­ti­do que lle­ga­ra a arries­gar su vida con tal de sal­var la de 12 per­so­nas judías duran­te la Segun­da Guerra.

Dou­gray Scott y Sophie Nelisse

La his­to­ria comien­za en 1939, cuan­do la cató­li­ca Ire­na (Sophie Nélis­se) de 19 años vivien­do en Polo­nia tes­ti­mo­nia la inva­sión de Ale­ma­nia a su país. Al prin­ci­pio ella es obli­ga­da a tra­ba­jar en una manu­fac­tu­ra a car­go del coman­dan­te nazi Ruge­mer (Dou­gray Scott), pero al que­dar exte­nua­da en su tarea con­si­gue ser tras­la­da­da a la mora­da que él dis­po­ne para desem­pe­ñar­se como ama de lla­ves en don­de Schultz (Andrzej Seweryn) es su mayor­do­mo; una de sus obli­ga­cio­nes es la de super­vi­sar el taller de cos­tu­ra don­de 11 judíos tra­ba­jan de sas­tres, con quie­nes logra­rá man­te­ner un genuino lazo de afecto.

Dos fac­to­res impac­ta­rán fuer­te­men­te a la joven. Uno de ellos acon­te­ce cuan­do des­de la ven­ta­na de su habi­ta­ción Ire­na que­da ate­rra­da al ver como en la calle un ofi­cial nazi toma en bra­zos a un bebe depo­si­tán­do­lo en el sue­lo para matar­lo bru­tal­men­te ante los ojos horro­ri­za­dos de su madre judía quien a su vez de inme­dia­to es acri­bi­lla­da. Otro fac­tor deci­si­vo es cuan­do ella se ente­ra de un comen­ta­rio del ofi­cial Roki­ta (Maciek Naw­roc­ki) mani­fes­tan­do que pron­ta­men­te no que­da­rán judíos con vida en el país; eso la impul­sa a tomar la audaz deci­sión de pro­te­ger a los 11 judíos super­vi­sa­dos, alo­ján­do­los en la bode­ga de la resi­den­cia de Ruge­mer sin que él esté al corriente.

Con un tono de con­si­de­ra­ble sus­pen­so, Archam­bault des­cri­be la for­ma en que Ire­na se movi­li­za para que su gru­po no lle­gue a ser des­cu­bier­to y que a pesar de las difí­ci­les con­di­cio­nes de alo­ja­mien­to en que se encuen­tran pue­dan sobre­vi­vir. Su soli­da­ri­dad vuel­ve a poner­se de mani­fies­to cuan­do Helen (Sha­ron Azrie­li), una ven­de­do­ra de comes­ti­bles, le soli­ci­ta la pro­tec­ción de su mari­do judío Henry Wein­baum (Tomasz Tyndyk), a lo que Ire­na acce­de sin dudar alo­ján­do­lo jun­to con los res­tan­tes inte­gran­tes del grupo.

Cuan­do trans­cu­rri­do un buen tiem­po, Ruge­mer se ente­ra del ocul­ta­mien­to de los judíos, él les per­do­na la vida y es por ese ges­to que Ire­na acep­ta en ser su amante.

Una vez que la gue­rra con­clu­yó Ire­na es arres­ta­da por los sovié­ti­cos por haber cola­bo­ra­do con los nazis, pero afor­tu­na­da­men­te es Henry y su mujer Helen quie­nes logran libe­rar­la median­te fal­sa docu­men­ta­ción demos­tran­do que ella es judía. Has­ta 1975 esta valien­te mujer no divul­gó su noble acción pero cuan­do com­pro­bó que había quie­nes dene­ga­ban la exis­ten­cia del Holo­caus­to, como prue­ba de su exis­ten­cia escri­bió la dra­má­ti­ca expe­rien­cia vivida.

Fil­man­do por pri­me­ra vez en inglés Archam­bault obtie­ne un con­mo­ve­dor dra­ma de nota­ble auten­ti­ci­dad des­ta­can­do la intre­pi­dez, cora­je y devo­ción de un sobre­sa­lien­te ser humano; en tal sen­ti­do, la cineas­ta encon­tró en la joven Sophie Nélis­se la intér­pre­te ideal al haber carac­te­ri­za­do con ple­na cer­te­za la vale­ro­sa haza­ña de Ire­na. Sin ape­lar a un gra­tui­to sen­ti­men­ta­lis­mo, la direc­to­ra ilus­tra en su des­en­la­ce la emo­cio­nan­te esce­na en la que Ida, una de las inte­gran­tes del gru­po que había que­da­do emba­ra­za­da duran­te la for­za­da esta­día, acom­pa­ña­da de su hijo ya adul­to, salu­da y agra­de­ce a Ire­na por haber sal­va­do sus vidas. Por su inne­ga­ble heroís­mo en 1982 Ire­na Gut ha sido home­na­jea­da en Yad Vashem, Israel.

Tan­to esta his­to­ria, como la de Schind­ler y la del bri­tá­ni­co Sir Nicho­las Win­ton resal­tan el nivel que pue­de alcan­zar el sen­ti­mien­to de soli­da­ri­dad ayu­dan­do al pró­ji­mo en situa­cio­nes deses­pe­ran­tes, sin reci­bir nada a cam­bio. Este remar­ca­ble film per­mi­te que no se pue­da olvi­dar ni per­do­nar el abe­rran­te homi­ci­dio con­tra la gen­te judía; sobre todo cuan­do en el momen­to actual se obser­va cómo el anti­se­mi­tis­mo se ha inten­si­fi­ca­do en varias regio­nes del mun­do. Jor­ge Gutman