GINGER AND ROSA. Gran Bretaña, 2012. Un film escrito y dirigido por Sally Potter
Aunque la directora británica Sally Potter no se caracteriza por ofrecer relatos fácilmente accesibles, con Ginger & Rosa acontece lo contrario porque lo que se dice o expresa no ofrece dudas o ambigüedades para ser captadas por el público. El importante escollo de este film impregnado de cierto lirismo poético es que no termina por decidir a donde quiere llegar. Por un lado parecería querer ilustrar los fuertes lazos de una amistad femenina; también queda manifestada una intención política reflejando la amenaza de un holocausto nuclear; otro tópico es el modo en que los problemas conyugales pueden manifestarse en los hijos y finalmente intenta explorar el proceso de madurez durante la etapa adolescente. Aunque todos estos temas resultan en principio interesantes, su falta de cohesión hace que el resultado no proporcione la dosis de satisfacción que habría de aguardarse.
El prólogo del relato tiene lugar en 1945 reflejando dos situaciones simultáneas. Por una parte el bombardeo atómico de Estados Unidos sobre Hiroshima; por la otra, en una sala de maternidad de Inglaterra dos mujeres están por dar a luz y experimentando los naturales dolores previos, se dan la mano para confortarse; allí se produce el nacimiento de Ginger y Rosa, los personajes principales de esta historia.
La acción se desplaza hacia 1962 cuando vemos a ambas adolescentes convertidas en íntimas e inseparables amigas tratando de disfrutar lo máximo de esa etapa de sus vidas; a pesar del cariño que las une, responden a personalidades diferentes. Ginger (Elle Fanning) trata de modelar una identidad que la mantenga independiente del hogar al cual pertenece, en donde sus padres (Alessandro Nivola, Christina Hendricks) distan de mantener una buena relación conyugal. El problema mayor que preocupa a Ginger es su obsesión sobre el peligro nuclear que acecha el mundo en momentos en que tiene lugar la crisis de los misiles cubanos y todo induce a suponer un inevitable enfrentamiento de los Estados Unidos y la Unión Soviética; eso la motiva a transformarse en una activista política participando en marchas llevadas a cabo por la Campaña para el Desarme Nuclear. Rosa (Alice Englert), por su parte, es más sencilla y despreocupada; su meta es lograr el amor eterno y a la vez que fuertemente atraída hacia el sexo opuesto, queda seducida por el padre de Ginger, cuya consecuencia precipitará la ruptura de la amistad existente entre las jóvenes.
Aunque la intención de Potter sea la de establecer un paralelismo entre el mundo exterior y la forma en que la amenaza nuclear va modelando la personalidad de Ginger, el guión es bastante difuso como para que el relato gravite emocionalmente. El relato también experimenta problemas con sus afectados diálogos y la incorporación de personajes secundarios poco desarrollados, como la de unos amigos gay (Timothy Spall y Oliver Platt) de Ginger y la presencia de una marcada feminista poeta (Annette Bening).
Conclusión: Ginger and Rosa se valoriza por la estupenda interpretación de Fanning quien al infundir gran intensidad a su personaje logra amplia convicción del mismo; lástima que el film no alcance ese mismo nivel. Jorge Gutman