Por Jorge Gutman
Desde el 22 de junio hasta el 29 de septiembre el Jardín Botánico de Montreal alberga un evento decididamente espectacular. Se trata de la exposición hortícola Mosaïcultures Internationales de Montréal 2013 (MIM) reconocida como una de las más importantes del mundo.
Esta es una muestra competitiva que se realiza cada tres años en una ciudad elegida por el Comité Internacional quien también se encarga de determinar el tema que debe ser abordado en cada edición para la creación de los trabajos que participarán en la misma. Las 4 ediciones anteriores tuvieron lugar en Montreal en 2000 y 2003, Shangai (China) en 2006 y Hammatsu (Japón) en 2009. Este año compiten poco más de 50 obras provenientes de Asia, Europa, África, Oceanía y el continente americano, reflejando la existencia de un arte complejo y refinado que está en gran parte vinculado con la escultura por su estructura y volumen, así como con la pintura por su vivacidad de colores y obviamente con la horticultura por el empleo de plantas vivientes en un medio ambiente de permanente cambio.
Combinando esfuerzo con una dosis de gran ingeniosidad, más de 200 horticultores participantes aspiran a obtener el Grand Prix d’honneur (Gran Premio de Honor) que será otorgado por un jurado internacional al mejor trabajo, así como el Gran Premio del Público discernido por la compañía de aviación Qatar Airlines.
El tema de la exposición se denomina Tèrre d’Espérance que tiene como propósito ilustrar la belleza y fragilidad de la vida en nuestro planeta al propio tiempo que crear conciencia sobre la importancia de su preservación. A no dudarlo que las obras presentadas han cumplido satisfactoriamente con dicho objetivo en la medida que se aprecian las especies y ecosistemas amenazados en el mundo así como la interacción positiva que existe entre el hombre y el medio ambiente al que pertenece, como también la interdependencia vinculada entre el ser humano y la naturaleza.
Después de recorrer un interesante itinerario de poco más de dos kilómetros e ir observando a través del camino los diferentes trabajos, resulta un tanto difícil manifestar categóricamente cuál es el mejor de los mismos; de todos modos, hay tres de Canadá fuera de competición, por haber sido presentados y premiados en ediciones anteriores, que causan verdadero impacto. Uno de ellos es L’homme qui plantait des arbres (El Hombre que Plantaba Árboles); constituye un homenaje a Frédérick Back que colaboró en la realización de esta obra y es también el realizador del film del mismo nombre que obtuvo el Oscar al mejor cortometraje de animación en abril de 1988; esta creación refleja como a base de tesón y esfuerzo un pastor de ovejas es capaz de transformar una tierra árida y desolada en un verdadero jardín natural que simboliza el retorno a la vida. Otra creación destacable es La terre-mère (Tierra Madre) que inspirada en la cultura autóctona norteamericana representa la interdependencia entre el ser humano y la naturaleza. La tercera colosal creación es L’arbre aux oiseaux (El Árbol de los Pájaros) que ilustra 56 diferentes especies de pájaros amenazados de extinción; con un extraordinario diseño de ingeniería esta obra de 15 metros de altura se inspira en la misión perseguida por el fotógrafo, conservacionista y escritor canadiense Harvey Locke de desarrollar un amplio programa de protección de las áreas naturales del mundo, tanto de la superficie terrestre como de la marina.
Información adicional sobre esta excepcional exposición y las actividades vinculadas con la misma pueden ser obtenidas en el sitio www.mosaiculturesinternationales.ca