Por Jorge Gutman
Hoy comienza en Montreal el FFM con la proyección del film canadiense L’autre maison de Alain Chartrand. Teniendo en cuenta la importante presencia del cine de América Latina y España, he aquí un breve comentario de algunos títulos que se ha tenido oportunidad de juzgar.
15 AÑOS Y UN DÍA (España)
Este film de Graciela Querejeta viene precedido con 4 distinciones recibidas en el último Festival de Málaga incluyendo la de mejor película y mejor guión escrito por la realizadora junto con Santos Mercero.
El relato se centra en Jon (Aron Piper), un adolescente rebelde y conflictivo quien luego de haber sido expulsado de la escuela, es enviado por su madre (Maribel Verdú) a vivir con su abuelo Max (Tito Valverde) que reside en un pueblo de la Costa de la Luz ‑suroeste de Andalucía‑, con la esperanza de que éste pueda convertirlo en un joven más disciplinado. El interés de la trama radica en la relación intergeneracional establecida entre el muchacho y Max, especialmente cuando ambos deben enfrentar sus limitaciones y miedos al producirse un grave incidente con un gangster local (Pau Poch), en el que Jon se encuentra involucrado.
Al tratar de restringir las emociones hasta su mínimo nivel Querejeta no logra transmitir todo su contenido dramático; de todos modos el film ostenta calidad y su presentación resulta muy oportuna para que sea apreciada por los cinéfilos del FFM.
BOMBA (Argentina)
El realizador y guionista Sergio Bizzio narra en forma concisa pero efectiva una dramática historia que adopta la forma de “road movie” aunque en este caso el camino recorrido es un viaje por la capital de Argentina. Walter (Alan Daicz) es un joven que llega de un pueblo de Santa Fe a Buenos Aires para presentar en la Feria del Libro su novela gráfica que fue premiada en un concurso. Al subir a un taxi para trasladarlo al lugar del evento se encuentra con un conductor irascible (Jorge Marrale) que habiendo escondido explosivos en el vehículo amenaza con detonarlos si el muchacho realiza algún intento por bajar del mismo. Durante un trayecto forzado de poco más de una hora recorriendo la metrópoli en auto, Walter y el desconocido irán limando las asperezas del inicial encuentro al entablarse una comunicación que va revelando la personalidad del taxista y los motivos que le asisten para no querer vivir más, así como la del ocasional pasajero que le irá volcando aspectos de su vida personal.
Dentro de un clima tenso que lentamente habrá de distenderse, este pequeño pero logrado film es un buen estudio de caracteres donde van emergiendo los traumas, vulnerabilidades, angustias y sinsabores que animan a sus dos únicos personajes. Teniendo en cuenta el limitado espacio del escenario en el que transcurre la acción, Bizzio ha logrado una muy buena puesta escénica evitando que el relato resulte claustrofóbico; en lo que concierne a los actores, Marrale y Daicz establecen una muy buena química en la caracterización de sus disímiles personajes.
DIAMANTES NEGROS (España-Portugal)
El realizador Miguel Alcantud aborda en la ficción un hecho que lamentablemente acontece en el mundo deportivo europeo y que ya fue considerado en varios documentales.
Los diamantes negros del título se refieren a Amadou (Setigui Diallo) y Moussa (Hamidou Samaké), dos chicos negros deportistas de Mali que al haber sido observados por un buscador de talentos son invitados a Madrid para jugar en los grandes equipos como avezados futbolistas. Sin embargo, la realidad demuestra que el sueño europeo dista de cumplirse porque han sido engañados por falsos especuladores y traficantes que actúan para organizaciones que solo tienen en mente los beneficios económicos explotando a inocentes menores de edad como si se tratara de esclavos. De este modo, si los jóvenes traídos a Europa no satisfacen las expectativas de las grandes ligas, ellos son dejados a la deriva sin contemplación alguna.
Alcantud ha logrado un documento muy bien filmado y de dramático realismo denunciando una cruda realidad existente en el mundo del fútbol europeo, como lo es el tráfico de menores africanos de origen humilde. Impactante y hondamente emotivo, este film permite una rápida identificación del público con la miseria vivida por los adolescentes de esta historia.
HIJO DE CAIN (España)
Un drama psicológico de apasionante intriga que se mantiene hasta su excelente desenlace es lo que se aprecia en este film del realizador catalán Jesus Monllao Plana. Suministrar detalles del relato sería privar al espectador de descubrir por sí mismo quién es quien en el complejo entramado que se establece en las relaciones de una familia de clase media aparentemente normal; sólo basta adelantar que el eje del film se centra en un problematizado pero inteligentísimo adolescente (David Solans) cuya pasión es el ajedrez, pero que en su hogar produce serias inquietudes a sus padres (José Coronado, María Molins) por su extraño comportamiento; por esa razón, ellos deciden contratar a un experto psicólogo (Julio Manrique) para que a través de la terapia pueda detectar la causa del problema que aqueja al muchacho.
En escasos 85 minutos, el realizador logra un film cautivante, mostrando hasta que punto la manipulación humana puede llegar a producir letales consecuencias. En todo caso y haciendo alusión al ajedrez, el director propone al espectador una apasionante jugada maestra.
INERCIA (México)
El reencuentro por azar entre dos enamorados que habían dejado de verse durante 12 años es el tema considerado por Isabel Muñoz en su primer film como realizadora, donde también participó como co-guionista junto a Claudia Saint-Luce.
Cuando Lucía (Maricela Peñalosa) acompaña a su amigo Bruno (Mauricio Isaac) a una clínica médica de México por haberse quebrado un dedo del pie, descubre que allí está internado por problemas de riñón su ex novio Felipe (Flavio Medina). La idea de exorcizar el pasado reviviendo la pasión amorosa dentro del estrecho reducto de la sala hospitalaria donde se encuentra el enfermo, resulta en principio atractiva pero a medida que se desarrolla el relato comienza a adquirir visos claustrofóbicos. Dando vida a los complejos personajes de esta historia las interpretaciones de Medina y Peñalosa resultan inobjetables; el actor sintoniza muy bien con la naturaleza del enfermo que gradualmente va sufriendo arrebatos de violencia incontrolables, en tanto que Peñalosa convence como la sufrida mujer que por inercia se somete a los designios irracionales de Felipe, convirtiéndose de hecho en su sumisa enfermera.
La directora efectúa un debut promisorio con este drama romántico, excepto que la historia narrada resulta deprimente sin que se avizore alguna nota de esperanza o de redención que permita al público identificarse con sus atrapados personajes protagónicos.
LA PASION DE MICHELANGELO (Chile-Argentina-Francia-Alemania)
La fe religiosa es el factor predominante en la historia planteada por el realizador y guionista chileno Esteban Larraín, donde la acción transcurre durante la época de la dictadura del general Pinochet.
Tomando como referencia un hecho que aconteció en Chile, el relato se centra en Miguel Ángel (Sebastián Ayala), un adolescente huérfano de 14 años del pueblo Peñablanca, que diariamente se dirige a un pequeño altar donde dice ver a la Virgen María. Este hecho es contemplado por un gran público que peregrina al lugar y asombradamente lo sigue con fervor hasta llegar al fanatismo. Cuando la noticia se difunde y el acontecimiento llega a la capital del país, la iglesia decide tomar cartas en el asunto enviando a Ruiz Tagle (Patricio Contreras), un jesuita que desde largo tiempo atraviesa una crisis de fe. La sorpresa del sacerdote es mayor cuando se entera que Miguel Ángel cuenta con el asesoramiento de otro sacerdote asignado por el gobierno militar.
Las dudas que confronta Ruiz Tagle en su investigación, el desequilibrio mental que experimenta posteriormente el iluminado Miguel Ángel así como su derrumbe y humillación final que sufre cuando el gobierno lo deja librado a su suerte, son algunos de los elementos que contribuyen a configurar un relato que además de intrigar cuenta con momentos de intensidad emocional.
LOS DUEÑOS (Argentina)
En oportunidad de su estreno mundial que tuvo lugar en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes, esta ópera prima de Ezequiel Radusky y Agustin Toscano impresionó favorablemente obteniendo una distinción especial. El principal mérito del film descansa en la forma sutil adoptada por los realizadores para narrar la relación establecida entre personas de diferente extracción social.
Rubén (German De Silva) y Sergio (Sergio Prina), peones de una granja ubicada en la provincia de Tucumán, junto con la madre de Sergio (Liliana Juárez) que se encarga de las tareas domésticas, tienen la costumbre de tomar posesión de la vivienda familiar de sus dueños cuando éstos se ausentan temporalmente. Todo marcha bien hasta que un buen día llega en forma sorpresiva Pia (Rosario Blefari), la hija mayor de los propietarios, obligando a sus ilegales ocupantes a tener que ocultar cualquier evidencia que delate el haber estado viviendo en la mansión. A partir de ese momento, el relato cobra giros inesperados, donde algunos de ellos generan situaciones sonrientes, en las que se refleja una interesante dinámica de dependencia y explotación mutua establecida entre amos y sirvientes.
Con una economía de diálogos ‑dejando que las imágenes se expresen por sí mismas- y con una notable madurez por tratarse de un primer film, los realizadores han logrado un interesante cuadro sobre los conflictos de clase, reforzado con actuaciones naturales que otorgan autenticidad a lo que se está presenciando.
SOMOS GENTE HONRADA (España)
En su debut en el largometraje de ficción el director hispano Alejandro Marzoa entrega un muy buen film que deambulando entre la comedia y el drama logra que el espectador se compenetre plenamente en la historia de quienes en la mediana edad de la vida se encuentran repentinamente sin empleo debiendo sufrir la baja estima que esa situación produce.
Con un excelente guión del director junto a Miguel Angel Blanca y Juan Cruz, el comienzo se asemeja al de una amable comedia donde el público sale al encuentro de Suso (Paco Tous) y Manuel (Miguel de Lira). Estos buenos amigos y padres de familia viviendo en Galicia han perdido su fuente de ingresos; en el caso de Manuel por estar involucrado en la industria de la construcción debido a la crisis que afecta al sector en estos momentos difíciles que vive España, mientras que Suso ha tenido que cerrar su kiosco de prensa porque no marchaba bien. A la espera de horizontes mejores, ambos utilizan la pesca como deporte favorito que les permite distraer sus preocupaciones. En un anochecer, estando absolutamente solos en la playa, divisan un bulto conteniendo nada menos que 10 kilos de cocaína; al enterarse que su valor no es menor que medio millón de euros, se dan cuenta que si llegaran a vender esa mercadería a los traficantes y/o consumidores de drogas sus penurias económicas desaparecerían automáticamente.
Con suma delicadeza y con gran afecto que el director siente por estos dos personajes, vemos cómo humanamente resulta comprensible que personas completamente honestas puedan tentarse a incursionar en un camino extremadamente riesgoso, sobre todo cuando la desocupación golpea duro y además se es objeto de menosprecio como ocurre con Suso cuyo suegro lamenta que su hija se hubiera casado con un perdedor.
Las notas de humor abundan a través de las iniciales escenas disparatadas, pero de ninguna manera llegan a ocultar el drama latente que viven sus personajes principales al vincularse con un submundo que les resulta completamente ajeno. Tous y de Lira conforman un dúo tragicómico excelente demostrando claramente que en los nobles personajes que interpretan son gente honrada, así como lo es su realizador con el mensaje cálido y honesto que transmite este film.
WAKOLDA (Argentina)
La realizadora Lucía Puenzo traslada a la pantalla su quinto libro publicado del mismo nombre donde basado en hechos reales utiliza la ficción para referirse a la estadía del médico nazi Josef Mengele refugiado en la Patagonia argentina.
El relato se desarrolla en Bariloche en 1960 donde Enzo (Diego Peretti), su señora Eva (Natalia Oreiro) y sus tres hijos se disponen a abrir una hostería ubicada a orillas del lago Nahuel Huapi. En el trayecto que los lleva al lugar de destino traban conocimiento con el doctor Helmut Gregor (Alex Brendemühl), quien encontrándose en esa región oculta su verdadera personalidad del siniestro médico Mengele; él se convertirá en el primer huésped de la hostería. En ese lugar continuará con los experimentos genéticos realizados en los campos de concentración durante la segunda guerra, abocándose a lograr el crecimiento de Lilith (Florencia Bado), una de las hijas del matrimonio de 12 años de edad que es un poca baja de estatura para su edad; al propio tiempo también se preocupará de seguir experimentando con Eva quien está embarazada de mellizos. Una densa atmósfera se va conformando cuando una fotógrafa (Elena Roger) recién llegada al lugar comienza a sospechar sobre la verdadera personalidad del alemán. Todo ello va adquiriendo un clima más sombrío al difundirse la noticia de la captura de Adolf Eichmann en Buenos Aires por agentes del Mossad de Israel y Mengele comienza sus planes para huir del lugar.
El film es fascinante y a pesar de la naturaleza de su tema que podría prestarse al sensacionalismo, Puenzo prefiere adoptar un bajo perfil para ir revelando sutilmente la personalidad del criminal, la curiosa relación establecida entre él y Lilith, así como también efectúa una acertada descripción de la comunidad germana del lugar protegiendo al siniestro asesino.
WORKERS (México)
El director José Luis Valle González ofrece una comedia absurda y surrealista que transcurre en Tijuana y que está centrada fundamentalmente en dos personajes de mediana edad. Uno de ellos es Ramón (Jesús Padilla), de origen salvadoreño que vive en México sin documentación legal y trabaja como guardián en una fábrica de lámparas. El otro personaje es Lidia (Susana Salazar), quien se desempeña como obediente empleada doméstica junto con otros sirvientes en la gran mansión de una rica viuda (Vera Talaia) que encontrándose en un pobre estado de salud decide legar toda su fortuna a su adorada perrita.
Con un ritmo extremadamente lento, recién a la hora de comenzado el film se produce la primera escena que despierta interés cuando Ramón, que decide jubilarse y tiene un legajo donde se destaca su excelente desempeño durante los 30 años de trabajo, recibe de su patrón la noticia de que nada le corresponde por su condición de trabajador ilegal en México. Como la historia de sus dos personajes transcurre en forma independiente, la única sorpresa del relato es saber que Ramón y Lidia estuvieron casados, perdieron un hijito de 3 años de edad, y que ahora están separados.
Si acaso el mensaje de esta comedia surrealista podría traducirse en la sumisión de los trabajadores frente a la explotación de sus empleadores y la posibilidad de una posterior venganza, el mismo queda diluido a través de la poca expresividad de sus personajes unidimensionales; así algunas observaciones de la diaria rutina de Ramón y Lidia, no son explotadas convenientemente para que el relato pudiera alcanzar mayor amenidad y profundidad. Bien filmado y con ciertas secuencias no exentas de visual encanto, las dos horas de metraje ponen a prueba la paciencia del espectador en un relato minimalista y en gran parte contemplativo que no despierta mayor emoción.
El FFM prosigue hasta el 2 de septiembre (www.ffm-montreal.org)