ALL IS LOST. Estados Unidos, 2013. Un film de J.C. Chandor
Después de haber realizado Margin Call (2011) sobre la crisis que atraviesa un banco de inversiones antes del colapso financiero de Septiembre de 2008, el realizador J.C. Chandor retorna con un tema diametralmente opuesto tanto en estilo como en contenido. Adoptando un ejercicio narrativo minimalista y no teniendo más que un solo personaje en su desarrollo, el relato concebido por Chandor gira en torno al instinto natural de sobrevivencia de todo ser humano cuando se encuentra frente a situaciones límites donde la muerte le está pisando los talones.
El veterano y consagrado actor y director Robert Redford, anima en uno de los papeles más remarcables de su excelente carrera de actor, a un personaje cuyo nombre se desconoce. Se trata de un individuo de edad madura, en apariencia común y corriente, que a bordo de su yate navega en las aguas del Océano Indico. Cuando un barco de carga golpea fuertemente al velero, una larga odisea comienza para este individuo teniendo en cuenta el incontenible deslizamiento del agua en el interior del navío que termina dañando el equipo marítimo como así también produce la desactivación de la radio de comunicación. El asunto termina complicándose aún más en la medida que las condiciones meteorológicas no le ayudan frente a la violenta tormenta que se desata. Con los víveres que van reduciéndose y la amenaza de feroces tiburones que comienzan a rodearlo es fácilmente comprensible la dimensión del peligro que este hombre debe afrontar. Así es que valiéndose de su sextante y de mapas náuticos, se encuentra obligado a confiar en que las favorables corrientes oceánicas terminen ayudándolo para lograr la cooperación fortuita que pueda obtener de alguna otra embarcación que estuviese próxima a la suya.
He aquí un relato que está exclusivamente basado en la lucha del hombre frente a la naturaleza y que en la remarcable interpretación de Redford, después de una larga ausencia en pantalla, adquiere dimensión especial como el individuo que tratando de mantener una actitud calma es conciente de estar enfrentando su mortalidad; el actor transmite magníficamente la actitud de un personaje que solamente cuenta a su favor con las dotes naturales de su inteligencia, intuición y destreza para tratar de salvar su vida.
En la medida que el film carece de diálogo y cuenta con un único personaje y escenario que es la vastedad oceánica en que transcurre la acción, no existe elemento alguno que permita echar luces sobre la vida pasada del individuo en cuestión o saber qué es lo que lo animó a efectuar ese viaje; es el espectador quien debe imaginar o suponer lo que el relato calla. De allí que gran parte de la apreciación de All Is Lost radica, además de la fuerza expresiva de Redford, en la destacada dirección de Chador y en extraordinario esfuerzo desplegado por la dirección de fotografía de Frank G. DeMarco para ofrecer esas insuperables imágenes filmadas de mar abierto así como por Peter Zuccarini en las escenas filmadas debajo del agua.
Conclusión. Teniendo en cuenta la ausencia de alguna historia secundaria, esta producción puede evidenciar cierta monotonía en sus 105 minutos de metraje. Sin embargo, su destacada interpretación, esmerada realización y sus apreciables valores de producción compensan ese inconveniente dando como resultado un bello film. Jorge Gutman