FED-UP. Estados Unidos, 2014. Un film de Stephanie Soechtig
No por consabido deja de ser importante este documental que tratando el tema de la obesidad constituye un llamado de alerta por el negativo impacto social que produce.
La documentalista Stephanie Soechtig ha logrado con Fed-Up (en español, sobrealimentado) un documental didáctico y educativo tendiente a ilustrar este drama contemporáneo que afecta a la gran mayoría de la población estadounidense. La narración que efectúa Katie Couric se refiere especialmente al exceso de peso registrado por parte de la población infantil y adolescente. El guión de la realizadora y Mark Monroe se nutre de entrevistas realizadas a médicos, periodistas y expertos en la materia como así también enfoca algunas declaraciones del ex presidente Bill Clinton quien preocupado por el tema a través de su Fundación, reflexiona si acaso durante su gestión de gobierno se hizo lo suficiente al encarar el problema.
¿A qué se debe este fenómeno que hasta mediados del siglo pasado no se evidenció en la forma cómo hoy día se lo observa? De acuerdo a lo que se ilustra aquí, una de las razones fundamentales se debe a la política de la industria de la alimentación que a mediados del siglo pasado comenzó a reemplazar productos alimenticios naturales por alimentos procesados con ingredientes baratos pero carentes de básica nutrición además de sus efectos negativos en cuanto al insumo calórico.
Además del sobrepeso hay un elemento que gravita negativamente en la salud poblacional que es el consumo desproporcionado de azúcar a través de sus diversas manifestaciones, contribuyendo a alimentar negativamente con el exceso de calorías que recibe el organismo. Así, el documental señala que durante los últimos 30 años la población americana ha duplicado el insumo de calorías, repercutiendo en las enfermedades diabéticas, especialmente la del Tipo 2.
Con estas evidencias, parecería que las soluciones que se adoptan no llegan a satisfacer. Por ejemplo la buena intención llevada a cabo por la Primera Dama Michelle Obama a través del estímulo de ejercicios físicos en su campaña “Get Moving” no ha resultado efectiva, porque la pérdida de calorías producida queda más que compensada por su recuperación mediante los malos hábitos alimenticios de comidas procesadas y de lo que se consume en los restaurantes de comida barata (fast food).
Como consecuencia de lo que precede, el documental concluye que son los hábitos dietéticos los que deben ser modificados para comenzar a resolver el problema. Para ello se necesita una vasta campaña de promoción realizada por las diferentes agencias de gobierno vinculadas con la alimentación, donde incluso sería pertinente indicar en las etiquetas de los productos alimenticios procesados una advertencia de los peligros que puede engendrar su consumo, del mismo modo que se procede con los artículos que se nutren del tabaco.
El documental registra también algunas escenas emotivas exponiendo a varios jóvenes adolescentes excedidos de pesos, entre ellos un muchacho de 15 años con 96 kilos, una niña de 12 años que regularmente realiza ejercicios, un adolescente de 14 años que decide operarse; al verlos, surge un sentimiento de pena al constatar cómo luchan para disminuir de peso con mínimos resultados obtenidos porque los hábitos adictivos conspiran negativamente. También se muestra el caso de algunos que han perdido peso para volver posteriormente a recuperarlo. Todo ello se debe a la existencia de un medio ambiente donde los productos prohibidos (gaseosas, golosinas, comidas baratas) proliferan por doquier, haciendo aún más difícil cambiar esos hábitos.
Conclusión: La obesidad no solamente constituye un estigma social para quienes la padecen sino además conspira en la longevidad y calidad de vida. El problema de la comida perniciosa requiere una urgente solución y en tal sentido este documental es lo suficientemente esclarecedor cómo para concientizar al espectador sobre la gravedad de este dramático malestar social. Jorge Gutman