LIFE ITSELF. Estados Unidos, 2014. Un film de Steve James
Este documental de Steve James es hasta la fecha el primer film en considerar la trayectoria de un crítico de cine. Ciertamente no se trata de alguien desconocido sino nada menos que de Roger Ebert, uno de los más famosos especialistas en la materia y sin lugar a dudas el más célebre de los Estados Unidos, desaparecido en abril de 2013.
Su gran popularidad se ha debido a que supo prestigiar la profesión del periodismo cinematográfico a través de sus lúcidos comentarios en la prensa escrita, en su dinámico programa televisivo y en los últimos años también en su blog de Internet.
Ebert exitosamente cumplió con el objetivo que guía a un crítico de cine: opinar con honestidad, fundamentar las razones sobre su adhesión o rechazo del film que se analiza y evitar ambigüedades que puedan desorientar al público que sigue las crónicas. Todo eso representó este hombre apasionado del cine quien además de importante crítico fue un indiscutible comunicador social así como también guionista del film Beyond the Valley of the Dolls (1970) de Russ Meyer y autor de numerosos libros.
Basado en las memorias de Ebert publicadas en 2011 en el libro Life Itself, el realizador pasa revista a los más importantes aspectos de su vida profesional con la intervención de destacadas figuras del mundo del cine quienes se refieren elogiosamente a su persona; entre los mismos se encuentran los realizadores Martin Scorcese –productor ejecutivo del film‑, Werner Herzog, Gregory Nava, Ramin Bahrani y los críticos de cine Jonathan Rosembaum, A. O. Scott, Richard Coliss y Howie Movshovitz.
La carrera de Ebert se inicia con su incorporación en 1967 al diario Chicago Sun Times, prolongándose hasta su muerte; sus inteligentes comentarios le valieron en 1975 el prestigioso Premio Pulitzer que fue el primero en conferirse a un crítico de cine.
Uno de los aspectos que el documental considera es la inclinación al alcoholismo de sus primeros tiempos, adicción que definitivamente dejaría en 1979. Un espacio importante del documental es dedicado al programa televisivo At the Movies creado en 1982 por Ebert y Gene Siskel, otro remarcable crítico de cine que trabajaba para el Chicago Tribune. Ese programa semanal de media hora de duración logró convocar a una gran audiencia sobre todo por la personalidad de cada uno de sus conductores donde el entusiasmo y apasionamiento de Ebert contrastaba con la tranquilidad, diplomacia y ánimo contemporizador de su colega. Lo más llamativo sucedía –tal como queda reflejado en los clips- cuando había una marcada discrepancia entre ellos sobre un determinado film, donde Ebert podía reaccionar atacando a su colega; pero queda claro que a pesar de esa relación “amor-odio” donde solía predominar el ego de Ebert, en el fondo existía un sentimiento de profunda amistad fraternal y cuando en 1999 Siskel muere de un cáncer cerebral, su amigo le dirige una carta póstuma de profunda emotividad (aunque este hecho no se destaque en el film). El programa de televisión siguió difundiéndose con la participación de otros colaboradores pero sin poder ser comparado con el tándem Ebert-Siskel, quienes llegaron a popularizar el famoso “pulgar arriba” cuando la crítica era positiva y “pulgar abajo” cuando acontecía lo contrario.
El casamiento de Ebert con Chaz en 1992, donde las hijas de Siskel oficiaron como pajes en la ceremonia nupcial, constituyó un acontecimiento muy importante en su vida, donde no solo encontró a una gran compañera que lo acompañó permanentemente en las buenas y en las malas sino que ella le incentivó el espíritu de familia con sus hijos provenientes de un anterior matrimonio.
A diferencia de Siskel, que ocultó su enfermedad terminal a todo el mundo incluido Roger ‑con la sola excepción de su familia‑, Ebert optó por el camino diametralmente opuesto y es así que el público inmediatamente llegó a saber sobre el cáncer de tiroides que comenzó a afectarlo en 2006 y donde después de sucesivas cirugías perdió su capacidad de hablar, además de encontrarse impedido para comer y beber en forma normal. Eso no constituyó un obstáculo para que durante la remisión del mal siguiera escribiendo y que incluso pudiera regresar a la televisión, aunque por poco tiempo.
Cuando James resolvió filmar este documental, sólo a cinco meses antes de su muerte, nadie imaginó que el desenlace de Ebert se produciría en forma inminente; de allí que su cámara se acercó a la clínica donde el crítico estaba postrado, siempre acompañado de su inseparable Chaz quien se volcó enteramente para cuidarlo. Si bien lo filmado trasunta la completa honestidad de un cineasta tratando de lograr, en la medida de lo posible, el testimonio directo de Ebert, para el espectador resulta demasiado penoso contemplar el triste cuadro de su estado físico; en tal sentido, la única observación que merece este valioso film es el tiempo excesivo de exposición del moribundo paciente.
Conclusión: Un documental instructivo, muy bien realizado, que constituye un merecido homenaje a un hombre que sintió al cine con abrasadora pasión y dejó un importante legado con sus comentarios críticos bien articulados y formulados de manera inteligente, clara y entretenida. Jorge Gutman