Crónica de Jorge Gutman
Tal como estaba programado ayer se inauguró con todo el glamour de los grandes acontecimientos la 39° edición del TIFF con la exhibición de The Judge (Estados Unidos) del director David Dobkin. Hasta el 14 de septiembre, día en que finaliza esta muestra, un impresionante número de representantes de la industria del cine se congregará en esta ciudad. Una muestra de los actores y realizadores invitados que vendrán a presentar y promocionar sus películas incluye a Bill Murrray, Mark Ruffalo, Adam Sandler, Charlotte Gainsbourg, Alan Rickman, Jennifer Aniston, Jake Gyllenhall, Kate Winslet, Denzel Washington, Bérénice Bejo, Julianne Moore, Robert Downey Jr., Steve Carrell, Michael Douglas, Diane Keaton, Melissa Leo, Dustin Hoffman, Al Pacino, Vanessa Redgrave, John Travolta, Adam Sandler, Channing Tatum, Xavier Dolan, James Franco, Melanie Laurent, Ethan Hawke, Olivier Assayas, Laurent Cantet, Michael Moore y muchos más. Entre los nombres importantes que participarán en conversaciones con el público asistente figuran los de Reese Witherspoon, Juliette Binoche, Richard Gere, Robert Duvall, Jon Stewart, David Thorpe, Julie Taymor y Antoine Fuqua.
Se proyectarán 285 largometrajes y 108 cortos provenientes de 79 países. De los largometrajes 143 corresponden a primicias mundiales y 34 son estrenos internacionales. De acuerdo a lo que ya se había anticipado oportunamente el film de clausura será A Little Chaos (Gran Bretaña) de Alan Rickman con Kate Winslet como protagonista.
A continuación se ofrece una rápida visión de algunos filmes que EL POPULAR ya ha tenido oportunidad de ver, incluyendo ciertos títulos vistos en Cannes y que fueron brevemente comentados en su oportunidad.
Canadá
Stéphane Lafleur ofrece en Tu Dors Nicole un film de humor seco que describe a Nicole (Julianne Côte), una introvertida chica de 20 años que durante sus vacaciones de verano retorna con Véronique (Catherine St-Laurent), su mejor amiga, a la casa de sus padres mientras ellos se encuentran ausentes. La permanencia de ambas se ve alterada con la llegada al lugar de su hermano mayor Rémi (Marc-André Grondin), un baterista que lidera una banda de músicos integrada con otros dos compañeros (Francis La Haye, Simon Larouche).
El film se compone de una serie de viñetas y/o incidentes que van denotando la desorientación de Nicole sobre lo que aguarda del futuro; en principio su intención es de viajar con su amiga a Islandia para huir de la rutina que la embarga. Lafleur ilustra la compleja etapa de transición que atraviesa esta joven donde ya no es más una adolescente pero tampoco alcanzó la madurez suficiente para enfocar la vida con la responsabilidad de un adulto. Sin que existan hechos remarcablemente importantes que le otorguen un contenido dramático, el film se destaca por su sobria narración no exenta de contenido poético donde se aprecia el estilo distintivo del director.
Map to the Stars de David Cronenberg es un film estructurado en forma coral cuya acción transcurre en Los Ángeles presentando a varios personajes del mundo de Hollywood. Entre los mismos se encuentran una madura y neurótica actriz (Julianne Moore) que busca desesperadamente una oportunidad para asumir el rol protagónico de la nueva versión de un film en donde años atrás su madre (Sarah Gadon) había encabezado el reparto, una joven tímida (Mía Wasikowska) con un triste pasado de pirómana que llega a Hollywood procedente de Florida tratando de ubicar a su hermano (Evan Bird) quien es un astro de 13 años, de naturaleza inaguantable y despreciable, un conductor de limusinas (Robert Pattinson) aspirante a actor; un celebrado psicoterapeuta (John Cusack) y su mujer empresaria (Olivia Williams).
Cronenberg ofrece un relato al que no le falta sexo, incesto, manipulación, perversión y exacerbada violencia, donde ningún personaje es humanamente rescatable. Con situaciones que a veces no son del todo coherentes, queda como balance una ácida e impiadosa comedia negra que lanza sus dardos contra los famosos que iluminan el firmamento de Hollywood.
Aunque ya estrenado en la provincia de Quebec, llega como primicia para el resto de Canadá el reciente film de Denys Arcand Le règne de la beauté. Este director, que en el pasado ofreció títulos tan memorables como Déclin de l’empire américain, Jésus de Montréal e Invasions barbares, aquí no logra insuflar a su relato la envergadura necesaria como para que trascienda de la medianía. La historia gira en torno de un joven arquitecto (Éric Bruneau) quien convive en perfecta armonía con su esposa (Mélanie Thierry) en una bella mansión de la región de Charlevoix, hasta que en un viaje que realiza a Toronto conoce a una joven (Melanie Merkosky) con quien inicia un affaire sentimental.
El problema de esta película es que los personajes carecen de la profundidad necesaria como para empatizar con el drama de los mismos; ni la aventura extramatrimonial del arquitecto, ni tampoco la depresión de la cual es objeto su esposa logran conmover debido a un guión carente de envergadura. Si bien hay cierto humor que destila en sus diálogos, alguna que otra observación sobre la sociedad actual y un panorama visual destacando la belleza de los escenarios naturales donde ha sido filmado, la falta de emoción es el gran obstáculo que vuelve al film desencarnado, frío y a la postre olvidable.
América Latina
Conducta (Cuba) del director Ernesto Daranas es un hermoso y conmovedor film donde se prueba una vez más la forma en que un educador puede influir en sus alumnos. La trama central gira en torno de Chala (Armando Valdés Freire), un niño de 11 años perturbado por vivir en un ambiente mísero, no exento de violencia y teniendo por añadidura una madre (Yuliet Cruz) monoparental drogadicta. Carmela (Alina Rodríguez) es su abnegada maestra de sexto grado por quien el muchacho siente un gran respeto pero cuando ella enferma y es reemplazada por una nueva profesora, el niño es trasladado a una escuela correccional por problemas de conducta como resultado del hogar disfuncional en el que se desenvuelve.
Dentro del marco de un film realista y profundamente humano, Daranas aprovecha la historia planteada para ilustrar al propio tiempo algunas falencias que aquejan al sistema educacional cubano, como es el caso de la burocracia, la intolerancia existente al deportar a una excelente alumna de La Habana porque a pesar de ser cubana no tiene residencia legal en esa ciudad, así como otras situaciones del vivir cotidiano donde quedan reflejados ciertos prejuicios socialmente institucionalizados que son capaces de causar perniciosos daños. Éste es uno de los mejores filmes cubanos de los últimos años.
La película Jauja (Argentina-Dinamarca), ganadora del premio de la FIPRESCI en la categoría Un Certain Regard del último Festival de Cannes, constituye como todos los filmes de Lisandro Alonso una propuesta radical y austera aunque más accesible que sus precedentes trabajos.
Trabajando por primera vez con actores profesionales el realizador efectúa un viaje al pasado histórico de Argentina y, aunque no hay nada que el film específicamente aclare, tiene como contexto la Conquista del Desierto por parte del hombre blanco con la matanza de indígenas acaecida en la década del 80 del siglo XIX. Al sur de Argentina llega el capitán danés Dinesen (Viggo Mortensen) con su hija de 14 años (Viilbjork Malling Agger) liderando una expedición integrada por un grupo de militares pobremente vestidos; cuando la adolescente desaparece por haberse fugado con un joven soldado, el colérico y desesperado padre inicia un viaje montado a caballo con el propósito de localizarla. A medida que Dinesen se va internando en un terreno completamente inexplorado del desolado desierto patagónico, el paisaje ‑que constituye un coprotagonista del relato- va adquiriendo un carácter surrealista y en muchos momentos la atmósfera que el director va generando se asemeja a algunos de los cuentos del gran escritor Jorge Luis Borges.
La última parte del film, donde el capitán sale al encuentro de una anciana (Ghita Norby) en una cueva, adquiere una dimensión misteriosa a la vez que metafísica dejando al espectador intrigado. Excelente la contribución realizada por el director de fotografía finlandés Timo Salminen.
Panorama Internacional
Teniendo en cuenta que en Israel una mujer casada que quiera divorciarse debe obtener el consentimiento de su marido para hacerlo, los cineastas hermanos Ronit y Shlomi Elkabetz consideran dicha situación en Gett, The Trial of Viviane Amsalem (Israel).
A través de casi dos horas, el público queda sumergido en la sala de audiencia de una corte rabínica donde debe dilucidarse la situación de un marido que se niega a conceder la separación que su esposa le ha solicitado por no desear seguir conviviendo con él. A pesar de que casi todo el relato transcurre en un solo ambiente, el film apasiona por su tema y su estupendo diálogo ilustrando el anacronismo de una institución que prácticamente denigra a la mujer al tener que depender de los caprichos de su cónyuge para que la libere del vínculo conyugal. Las excelentes actuaciones de Ronit Elkabetz en el rol de la frustrada esposa, Simon Abkarian como su marido, Menashe Noy en el papel del abogado defensor y Eli Gornstein como el rabino, valorizan considerablemente a este film que por la forma en que está expuesto más se asemeja a un documental que a uno de ficción.
La huelga decretada por el sindicato nacional de los mineros en Gran Bretaña durante el gobierno de Margaret Thatcher dejó profundas huellas. Es en ese escenario que Matthew Warchus se inspiró para realizar Pride (Gran Bretaña) narrando una historia de ficción en base a personajes reales.
El mesurado relato se centra en los esfuerzos realizados por un grupo integrado por activistas gays y lesbianas en 1984 a fin de recolectar fondos para ayudar a subvenir las necesidades de los mineros huelguistas. Sin embargo, los prejuicios sociales existentes con respecto a los homosexuales contribuyeron a que en principio esos gestos de extraordinaria generosidad no fueran bienvenidos por la Unión Nacional de Mineros, hecho que resultó agravado a medida que el SIDA iba adquiriendo marcada visibilidad. Sin embargo, la visita que el grupo realiza a Dulais Valley, una pequeña población de mineros del sur de Gales, cambia gradualmente los acontecimientos poniendo de manifiesto una extraordinaria comunicación entre ambas comunidades.
He aquí un film profundamente emotivo, muy bien realizado, con un magnífico elenco (Ben Schnetzer, George Mackay, Bill Nighy, Imelda Staunton), que remarca el orgullo de quienes adoptando una orientación sexual diferente demuestran poseer un encomiable espíritu de solidaridad humana.
A pesar de su duración de 3 horas y 16 minutos y de su estructura teatral, Winter Sleep (Turquía) de Bilge Ceylan es un film excelente y que así lo reconoció el jurado oficial del último Festival de Cannes al adjudicarle la Palma de Oro.
El relato inspirado en Anton Chejov y con reminiscencias del cine de Ingmar Bergman (Escenas de la Vida Conyugal) se desarrolla en una pequeña aldea de las estepas de Cappadocia y se centra en Aydin (Haluk Bilginer), un actor retirado y dueño de un hotel allí enclavado en donde se instala para escribir una historia del teatro turco. Este notable drama constituye un profundo y absorbente ensayo sobre la condición humana así como una meticulosa observación de las diferentes y a veces conflictivas clases sociales de Turquía que en muchos aspectos alcanza dimensión universal.
El director mauritano Abderrahmane Sissako ofrece en Timbuktu (Mali-Mauritania-Francia) un estremecedor cuadro sobre las funestas consecuencias que adquiere el dogmatismo religioso inspirándose en la acción guerrillera que tuvo lugar en julio de 2012 en Aghuelhok; esa pequeña ciudad ubicada al norte de Malí, sufrió durante un breve período las consecuencias del fanatismo religioso de yihadistas quienes llegaron a ejecutar a una pareja con hijos por no haber estado propiamente casados.
Tratando de utilizar un bajo perfil emocional, el director ilustra la forma en que el odio y la violencia se conjugan de brutal manera donde las mujeres violadas y los hombres sumisos de la población local son testigos de castigos impuestos por los integristas musulmanes como la aplicación de azotes por infracciones menores o bien la lapidación por actos de adulterio.
Dentro de lo que constituye un horroroso atentado a los derechos humanos, este documento surrealista filmado con máxima mesura e irreprochable lenguaje visual permite reflexionar el modo en que la religión puede ser manipuleada o utilizada como un instrumento capaz de llegar a destruir la vida de inocentes personas.
Deux jours, une nuit.
Con Deux tours, une Nuit (Bélgica) los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, vuelven a recurrir en un cine de profundo contenido humanista abordando el tema de la desocupación que es uno de los grandes problemas sociales por los que atraviesan varios países europeos. Marion Cotillard anima a Sandra, una joven madre que trabaja en una fábrica de paneles solares y de la cual estuvo ausente por un largo período de licencia por enfermedad. Al tratar de reintegrarse, se entera que durante su ausencia el patrón propuso a los empleados suprimir su puesto a cambio de una bonificación de 1000 euros para cada uno de sus 16 compañeros de trabajo. El elemento que impulsa el desarrollo de la trama es la batalla que Sandra libra contra el tiempo para que en el transcurso de un fin de semana pueda convencer a cada uno de sus colegas a fin de que en el momento de la votación lo hagan renunciando a la bonificación ofrecida a fin de que ella pueda conservar su empleo.
La maestría de los hermanos Dardenne consiste en haber transformado la premisa de una sencilla historia en una obra inteligente y abordable sin caer en artificiosos sentimentalismos; por el contrario, sin moralismo ni maniqueísmo alguno los Dardenne prefieren exponer con sobriedad este dramático problema social. Nadie quedará indiferente al valioso contenido de este film donde no hay santos ni pecadores, sino simplemente seres humanos que no pretenden el cielo sino el legítimo derecho de un trabajo honesto para poder mantenerse. Excelente interpretación de Cotillard en el rol central.