THE GREEN PRINCE. Estados Unidos, 2014. Un film escrito y dirigido por Nadav Schirman
Una vez más el cine aborda el conflicto palestino-israelí aunque en este caso desde un ángulo diferente por dos razones especiales. La primera es que se trata de un documental y como tal se basa en acontecimientos reales; la segunda razón es que al abordar la extraña colaboración existente entre dos personajes de ideología opuesta y en principio enemigos, al final de un largo viaje emocional el relato llega a cobrar un nivel de humanidad insospechado.
El director y guionista israelí Nadav Schirman se basó en el libro Son of Hamas de Mosab Hassan Yousef en donde su autor vuelca la experiencia vivida como espía del servicio secreto israelí. Lo primero que hay que aclarar es que Yousef es nada menos que el hijo de uno de los miembros fundadores de Hamas, la organización islámica palestina que es acérrima enemiga de Israel.
Schirman estructura su narración a través de sus dos protagonistas entrevistados que en forma separada se dirigen hacia él –a quien nunca se lo ve- originando un relato muy bien cohesionado. Por un lado se encuentra Gonen Ben Yitzhak, uno de los agentes de Shin Bet –el servicio secreto interior israelí‑, por el otro se halla Mosab. De sus respectivas declaraciones queda claro qué es lo que ha permitido que existiera una colaboración entre los mismos.
Mossab, hijo de un jeque que dedicó su vida a la causa palestina, engendró un odio hacia Israel por haber encarcelado a su padre. Cuando a los 17 años de edad es arrestado en 1990 por los israelíes por portar armas, durante su estadía en la cárcel logra ser convencido por Shin Bet, a través de Yitzhak para que actúe de informante para dicha organización. Aleccionado sobre cómo debía actuar e infiltrarse en el movimiento palestino mediante el empleo de técnicas especiales, comienza para el joven un largo derrotero de 10 años suministrando información secreta acerca de los movimientos de Palestina contra Israel.
A medida que el tiempo va transcurriendo, se produce para Mosab una pérdida de identidad donde cree que está desempeñándose en dos mundos diferentes: por un lado, el verdadero actuando como el informante que es, por el otro haciendo creer que está combatiendo a los israelíes hasta llegar a ser encarcelado como si se tratara de un palestino enemigo; esa dualidad de comportamiento y los sufrimientos a los que está expuesto, están muy bien expresados a través de las manifestaciones vertidas por él – las cuales se suponen genuinamente auténticas-; todo ello va revelando una conducta sumamente compleja y contradictoria de quien se justifica actuando como informante pero creyendo que al hacerlo también sirve indirectamente a la causa palestina.
El documental que además incluye material de archivo logra intrigar a la vez que genera momentos de tensión. Además de que el espectador se interioriza de ciertos detalles vinculados a las operaciones de Shin Bet y la forma de actuación de sus espías reclutados, el relato va adquiriendo interés especial en su segunda mitad en la relación especial que se establece entre el espía y su instructor; así, de un comienzo frío donde cada una de las partes vuelca sus esfuerzos para ganar la confianza del otro, a través del tiempo se transforma en un sentimiento de amistad entre ambos al punto tal de que si se tratara de un film de ficción seguramente el guión podría ser objetado por considerárselo irrealista, sobre todo cuando asistimos a la transformación espiritual de Mossab quien ahora convertido al cristianismo encontró el camino espiritual de su redención.
Conclusión: Aunque lo que se presencia en este documental resulta demasiado extraño e imposible de concebir, el desenlace de esta historia demuestra que a pesar de credos e ideologías diferentes es posible generar un sentimiento de profunda humanidad. Jorge Gutman