Crónica de Jorge Gutman
WHIPLASH. Estados Unidos, 2013. Dirección de Damien Chazelle. Distribución: Sony Pictures Home Entertainment (2015)
Una de las mejores películas exhibidas el año pasado ha sido lanzada en video para verla y/o volver a juzgarla en el confort del hogar. He aquí el comentario crítico efectuado en ocasión de su estreno.
“Si hubiera que mencionar un film de 2014 que impacte de manera rotunda y visceral, sin duda sería Whiplash. Aunque el cine ha considerado más de una vez las diferentes manifestaciones que pueden adoptar los vínculos que se establecen entre profesores y alumnos, pocas veces esa relación alcanzó el nivel de extrema crudeza que se aprecia en este film que mereció en el festival de Sundance el Gran Premio del Jurado y el del público.
El principal mérito de este excelente drama es la notable caracterización de caracteres lograda por el talentoso realizador Damien Chazelle en la elaboración del guión. En esencia, el film expone el encuentro de dos personalidades cuya relación se desarrolla en un nivel de intensa tensión. La acción que se desarrolla en la ciudad de Nueva York presenta a Andrew (Miles Teller), un muchacho de aproximadamente 20 años apasionado de la batería que estudia en un conservatorio de música muy competitivo. Sus especiales dotes son apreciadas por Terence Fletcher (J.K. Simons), quien es uno de los más importantes profesores de jazz de la academia; por esa razón es inmediatamente invitado a que participe en un prestigioso conjunto musical del establecimiento. A partir de ese momento surge un vínculo sadomasoquista entre el profesor y su alumno, en la medida que Fletcher utiliza su instintiva naturaleza brutal para exigir de sus estudiantes y fundamentalmente de Andrew esfuerzos sobrehumanos para que él pueda tocar a la perfección.
Si en principio uno podría comprender la voluntad del maestro de obtener los máximos valores potenciales del alumno al que instruye, en el caso presentado por Chazelle el educador se comporta con un exacerbado sadismo que prácticamente destruye el equilibrio emocional de Andrew. No sería exagerado señalar que la forma descarnada y humillante con que lo trata podría asemejarse a la ferocidad que los terribles guardianes del régimen nazi lo hacían con los prisioneros de los campos de concentración o bien a las pruebas de resistencia a las que los soldados son sometidos en el ejército por sus superiores.
La intensa violencia emocional contenida en el relato logra transmitirse de un modo tan realista que uno se olvida que está asistiendo a una historia de ficción para en cambio suponerla completamente verdadera; precisamente, el grado de realismo de lo que se presencia llega a un extremo tal en donde esa virtud puede llegar a incomodar al observador por la extremada dureza que se presenta en la batalla psicológica entablada entre sus dos personajes centrales.
Aunque el libreto describa magníficamente a Andrew y Fletcher, tal esfuerzo habría quedado mitigado de no haber contado con dos actores que se entregan en cuerpo y alma a dichos personajes. Resulta imposible dejar de admirar el esfuerzo físico que realiza Andrew, a través de Miles Teller, con las escobillas empleadas para golpear los platillos a fin de lograr el justo tono requerido por la música ejecutada; al propio tiempo uno no puede dejar de sentirse apenado por la sinceridad de un joven que con sudor, dolor y lágrimas sufre los embates inflingidos por su abusivo instructor pero que al propio tiempo no puede abandonarlo porque su entrega por la música y el jazz supera lo indescriptible; más aún, su grado de dedicación es tan grande que hasta renuncia a la posibilidad de proseguir una relación sentimental con una buena chica (Melissa Benoist) porque podría significarle un obstáculo a su carrera. A J.K.Simmons por su parte le corresponde dar vida a un ingrato personaje quien con un sadismo implacable busca la excelencia de su alumno recurriendo a métodos humanamente denigrantes para lograr su propósito; en tal sentido este actor logra una admirable caracterización de su rol.
Finalmente, el gran elogio va para Chazelle quien además de relatar magníficamente una triste historia gratifica al espectador con la excelencia de la música de jazz que en su número final alcanza una dimensión inconmensurable como pocas veces se ha visto en cine”.
Cabe señalar que además de haber obtenido el Gran Premio del Jurado en el Festival de Sundance del año pasado, en la ceremonia de los Oscar de 2015 este excelente film ha sido merecedor de tres distinciones, a saber: el premio a J.K. Simmons como mejor actor de reparto, a Tom Cross por el mejor montaje y el Oscar a la mejor combinación de sonido.
Como material adicional, el video incluye comentarios del guionista y director Damien Chazelle así como de J.K. Simmons. El DVD es presentado en su versión original inglesa con subtítulos optativos en español, francés e inglés.