TRUE STORY. Estados Unidos, 2015. Un fim de Rupert Goold
Como su título lo anticipa, True Story está basado en un hecho verídico sobre un cuádruple crimen ocurrido hace algunos años. Para relatar este drama judicial, el realizador Rupert Goold, que también preparó el guión con la colaboración de David Kajganich, utilizó como principal referencia el libro escrito por Michael Finkel, uno de los reales personajes del film, lo que contribuye a otorgar veracidad a lo que se está contemplando.
La acción comienza en 2002 donde Finkel (Jonah Hill), un prestigioso y experimentado reportero del New York Times, se encuentra en África Occidental en una misión de trabajo. Como resultado de los reportajes realizados, produce un artículo sobre la esclavitud infantil que tiene lugar en el continente, utilizando ciertos personajes imaginarios como si fuesen reales. Cuando una agencia local descubre la impostura y el periódico se entera de que el relato no es todo lo auténtico que se suponía, la grave infracción profesional motiva su inmediato despido.
Caído en desgracia Finkel deja Nueva York para regresar a su hogar de Montana, donde trata de procurar un nuevo empleo. Por mera casualidad, a través de un llamado telefónico se entera que Christian Longo (James Franco), un hombre acusado de haber asesinado a su mujer y tres hijos, había estado utilizando su nombre y profesión cuando traataba de eludir la justicia durante su estancia en México. Ahí comienza la verdadera historia del film.
Sospechando de que hay un buen material para cubrir, Finkel se traslada de inmediato a Oregón para entrevistar a Longo en la cárcel donde está alojado. Cuando se encuentran, el prisionero le manifiesta a su interlocutor que la adopción de su nombre se debió por la admiración que sentía por él debido a la calidad de sus notas cuya lectura las había seguido por largo tiempo.
Cuando Finkel comprueba que su interlocutor no trató de usurpar su identidad sino utilizar el nombre para evitar que lo detuvieran, surge de inmediato un acuerdo entre ambos. Longo, que se declara inocente de lo que se le culpa, se compromete a relatar al periodista todo lo que sabe sobre los asesinatos ocurridos, siempre y cuando se cumplan dos condiciones, a saber: Finkel debe comprometerse a publicar lo acontecido después de que el proceso judicial haya concluido y además tiene que prestarse a ofrecerle lecciones de redacción dado que aspira ser un buen escritor. De allí en más comienza una relación singular entre los dos individuos que aunque deviene amistosa a medida que los días van transcurriendo, se torna más compleja y enigmática.
Sin anticipar sobre la inocencia o culpabilidad del acusado, que por otra parte queda bien claro al final de la proyección, puede adelantarse que la narración está realizada de tal modo que atrapa la atención del público. En gran parte eso se debe al buen desempeño actoral que permite que uno pueda involucrarse con sus personajes. Franco ofrece todos los matices que nutren a la personalidad de Longo, un ser impenetrable y por lo tanto difícil de desentrañar; a pesar de que insiste ser inocente, deja abierta la duda sobre si el amor que dice haber profesado por su familia es real o si está fingiendo para encubrir los crímenes cometidos. Hill por su parte refleja muy bien el estado anímico del periodista mientras va volcando sus impresiones en el libro que está preparando sobre Longo, a fin de redimirse del escándalo profesional que cometió; en su obsesión por desentrañar la verdad de los hechos, su comportamiento llega a afectar la relación mantenida con su mujer (Felicity Jones).
A pesar de que se trata fundamentalmente de una pieza de cámara donde intervienen fundamentalmente los dos personajes mencionados, el relato evita guardar una estructura teatral en la medida que intercala las instancias de las audiencias judiciales que van teniendo lugar y porque además presenta giros imprevistos que obligan a que el espectador deba reubicarse mentalmente a medida que los acontecimientos progresan.
Goold, con muy buenos antecedentes como director teatral británico, ha realizado un primer largometraje impecable. Aunque el estilo aplicado resulta un tanto frío, eso no impide el mantenimiento de una latente tensión; además, recurriendo en varias instancias al uso de primeros planos (close ups) el realizador permite una mejor aproximación para saber lo que sienten y/o piensan sus personajes.
Conclusión: Sin llegar a la excelencia de Capote (2005), un film que aborda un tema parecido, True Story logra trascender por su fascinante historia, buena realización y meritoria actuación. Jorge Gutman