MISSION: IMPOSSIBLE – ROGUE NATION. Estados Unidos, 2015. Un film escrito y dirigido por Christopher McQuarrie.
La famosa ley de los rendimientos decrecientes parece encontrar una excepción en la franquicia de Misión Imposible. Después de apreciar este quinto film de la serie, no hay hasta el momento ningún indicio de que la misma padezca de cansancio o decaimiento; por el contrario, su magia sigue perdurando debido a dos razones importantes.
En primer lugar es necesario puntualizar que el director y escritor Christopher McQuarrie ha logrado dotar al relato con la sal y pimienta necesaria para que este capítulo supere al de las entregas anteriores; en segundo término, el logro del film se debe a que Ethan Hunt continúa siendo caracterizado por Tom Cruise, donde el popular actor en lugar de actuar se despersonaliza de tal manera olvidando quién es en la vida real para asumir por completo la determinación, tenacidad y valentía que anima a su personaje.
En lo que concierne al relato en sí mismo, el guión de McQuarrie, enfoca a la IMF (Impossible Mission Force) en un momento crítico de su existencia cuando Alan Hunley, el director de la CIA (Alec Baldwin), decide desmantelarla dado que su actuación puede afectar la seguridad nacional. Es ahí cuando Hunt acompañado por Benji Dunn (Simon Pegg), el gran experto tecnológico, y el analista William Brandt (Jeremy Renner), decide actuar en forma encubierta para tratar de perseguir al Sindicato, una siniestra organización terrorista internacional liderada por Solomon Lane (Sean Harris) que tiene como objetivo sembrar el caos mundial.
En este capítulo se presenta al personaje de Ilsa Faust (Rebecca Ferguson); se trata de una sensual dama misteriosa que ha sido descalificada como agente del Servicio de Inteligencia Secreto de Gran Bretaña y que ahora está infiltrada en el Sindicato. Si bien Hunt llega a conocerla cuando ella logra salvarlo de morir a manos de sus enemigos, su actitud ambigua crea la duda sobre si está dispuesta a colaborar con él o si por el contrario sus lealtades se vuelcan hacia la maléfica organización; todo ello crea una eficiente intriga que se mantiene en gran parte de este eficiente relato de espionaje.
El film ofrece momentos de gran emoción en donde se confirma la completa identificación de Cruise con su personaje. Así, entre las audaces escenas –en donde no se requirió la presencia de un doble- figura una en que se lo ve a Hunt colgado de la parte exterior de un avión en el momento en que el aparato despega y en donde se mantiene suspendido durante varios minutos de vuelo en esa arriesgada posición; otra excitante situación tiene lugar cuando Hunt, en procura de estratégicos materiales, está obligado a sumergirse bajo el agua sin poder respirar durante prolongados minutos; a todo ello, cabe registrar la gran tensión creada en el atentado al Canciller de Austria que tiene lugar en la Opera Estatal de Viena durante la representación de “Turandot” de Puccini. Además se puede apreciar secuencias espectaculares durante las persecuciones automovilísticas y de motocicleta a cargo de nuestro héroe y su equipo de colaboradores en las calles y autopistas de Marruecos.
Cruise merecidamente se gana la simpatía del público demostrando que a pesar de haber superado los 50 años todavía conserva la suficiente destreza física, impulso, dinamismo y exaltante energía como lo demuestra con su dinámica y absorbente actuación. El resto del elenco colabora magníficamente con el actor, mereciendo distinción especial la acertada participación de Ferguson, quien además de mantener una muy buena química con Cruise constituye una grata revelación como actriz exhibiendo sus inmejorables condiciones atléticas.
A través de diferentes escenarios que incluyen las ciudades de París, Casablanca, Londres y Viena, el film se beneficia con la buena fotografía de Robert Elswit tal como lo logró en el capítulo anterior de la serie.
Conclusión: La ágil dirección de McQuarrie y la magnífica actuación de Cruise contribuyen al éxito de este logrado film de entretenimiento. Jorge Gutman