Crónica de Jorge Gutman
He aquí un breve comentario de una decena de filmes vistos en el festival FANTASIA
CASH ONLY (Estados Unidos-Albania)
Valiéndose de un módico presupuesto, el realizador Malik Bader ofrece un relato de suspenso, acción y considerable dosis de emoción que transcurre en los bajos fondos de la ciudad de Detroit.
Allí habita Elvis Martini (Nickola Shreli), un atribulado hombre albanés que vive con su hija y que sufre el remordimiento de haber perdido a su esposa en un trágico accidente del cual ha sido responsable. Dueño de un inmueble cuyos inquilinos se atrasan en el pago del arriendo, endeudado considerablemente con sus implacables apostadores de juego y encontrándose apremiado frente a sus obligaciones con el banco que está a punto de ejecutar la hipoteca que pesa sobre su propiedad, la única forma de evitar el naufragio es tratando de conseguir el dinero efectivo que le permita remontar la cuesta. A todo ello, su vínculo con sus compatriotas ligados a actividades delictivas no le sirve de gran ayuda.
La relevancia del film radica en la descripción que efectúa de cierto estrato de la sociedad albanesa en los Estados Unidos mediante el microcosmos de inmigrantes de ese origen que llegan al país en procura del sueño americano que no siempre se concreta. Muy bien articulado por Bader y con un sólido libreto de Shreli, este film cuenta con la visceral actuación de Shreli componiendo a un hombre desesperado que es consciente de sus fracasos y que de algún modo trata de buscar una redención a su vida.
CRUEL (Francia)
El título de este primer film escrito y dirigido por Eric Cherrière ilustra la personalidad de su personaje principal que demuestra una total crueldad como un asesino serial. A través de la historia este tema no ha perdido actualidad donde basta recordar las tristes hazañas de Giles de Rais (Barba Azul), Charles Manson, Heni Landrú, así como las noticias policiales que contemporáneamente vienen brindando de tanto en tanto de ciertos otros lamentables criminales. Lo interesante es que en muchos casos se aplica la banalidad del mal, donde personas de inocente apariencia canalizan sus desequilibradas emociones internas convirtiéndose en violentos psicópatas que aterrorizan a sus víctimas para después ejecutarlas en forma vil y siniestra. Tal es el caso de ese film
Pierre (Jean-Jacques Lelté) es un hombre común y corriente de mediana edad cuya presencia exterior no ofrece ningún aspecto que denote una conducta irregular. Como buen hijo, al regreso de su trabajo diario se ocupa de su padre anciano (Maurice Poli) que sufre de Alzheimer. Con todo en Pierre late una violencia interna cuando se comprueba que para romper su rutina, toda vez que no está con su padre, destina su tiempo libre para secuestrar con estudiada precisión a quienes serán sus inocentes víctimas adultas sin distinción de sexo, para después de ciertos diálogos mantenidos con las mismas ejecutarlas con máxima frialdad.
Cherrière, que es también un agraciado autor de novelas policiales, ofrece excelentes condiciones de realizador en este muy buen thriller valiéndose de un guión que examina con minuciosidad la psicología del asesino a través de lo que pasa en su afiebrada mente. El film no expresa juicio valorativo sobre la compulsión criminal de este personaje, sino que se limita a diseccionarlo a través de un relato que sin efectismo alguno, capta permanentemente la atención del espectador, gracias en parte por la excelente actuación de Lelté quien domina exitosamente la perturbadora y cruel personalidad de Pierre.
EXPERIMENTER (Estados Unidos)
Este film enfoca a Stanley Milgram (1933 – 1984), uno de los más importantes psicólogos sociales de Estados Unidos, que alcanzó notoriedad pública con su controvertida teoría de la “Obediencia a la Autoridad”, durante el ejercicio de su docencia en la prestigiosa Universidad de Yale en la década del 60 y que posteriormente se manifestó en su famoso libro “Obedience to Authority” en 1974.
El director Michael Almereyda ha concebido un guión bastante original donde ilustra algunos aspectos de su carrera científica. Sin abordar el tradicional relato biográfico, enfoca al relato como si se tratara de un documental donde Milgram, en la magnífica personificación de Peter Sarsgaard, dirigiéndose a la cámara explica a la audiencia algunos aspectos de sus estudios como si estuviese dictando una conferencia.
La famosa teoría de este científico estuvo en parte inspirada en el juicio al que fue sometido Adolf Eichmann en 1961 en Jerusalén cuando en su defensa alegó que los actos cometidos en el Holocausto lo fueron en cumplimiento de la obediencia debida a sus superiores. Como es bien sabido Hannah Arendt se refirió al caso donde quedó acuñada su famosa frase “la banalidad del mal” en un artículo publicado en The New Yorker.
En función de lo que antecede, Milgram inicia en agosto de 1961 sus primeros experimentos con participantes invitados. Cada uno de los mismos asumía el rol de “maestro” y estaba obligado a interactuar con otra persona que se encontraba en una habitación adyacente asumiendo el carácter de “alumno” (John Leguizamo). Si el discípulo no respondía correctamente a las preguntas de un test, el instructor debía descargarle corriente eléctrica que obviamente lo haría sufrir. Lo que el maestro ignoraba es que él era quien estaba sometido a la verdadera prueba dado que no podía imaginar que su alumno formaba parte del equipo de Milgram y que las respuestas siempre serían incorrectas para de este modo recibir el impacto de las simuladas descargas eléctricas. El propósito de Milgram era comprobar hasta qué punto cada participante obedecía o no las órdenes de seguir adelante con el experimento cuando su conciencia no le permitía seguir haciéndolo, frente al (supuesto) dolor infligido a su discípulo por la aplicación de los irreales shocks eléctricos. El resultado es que la mayoría de las personas examinadas al sentirse presionadas obedecían las órdenes impartidas por los asistentes de Milgram; así quedaba demostrado cómo, en función del grado de presión existente, una persona está dispuesta a cumplir con lo que se le ordena.
Experimenter abarca también aspectos de la vida personal de Milgram como la relación con su esposa y colaboradora (Winona Ryder); con todo, lo más importante de este relato reside precisamente en su famosa teoría que fue resistida por gran parte de sus colegas por sus implicancias éticas y morales. Lo cierto es que este científico era judío y de ningún modo sus ideas ni su teoría pretendían justificar la ferocidad de Eichmann. La investigación de Milgram constituye una voz de alerta para determinar cómo el camino de la ciega obediencia al entrar en conflicto con la conciencia moral puede resultar extremadamente peligroso.
Aunque dramáticamente el film no logre gran impacto, el buen guión de Almereyda y la sobria interpretación de Sarsgaard justifican la visión de este film intelectualmente inquietante que sigue resonando después de su proyección.
HOSTILE (Francia)
Este film tiene la particularidad de haber sido dirigido por Nathan Ambrosioni, un adolescente de tan solo 15 años de edad. Aunque resulta altamente ponderable que gente decididamente joven demuestre su pasión por el cine, no siempre el esfuerzo realizado se traduce en positivos logros, tal como sucede con Hostile.
En un guión por él concebido, Ambrosioni relata el caso de Meredith Langston (Shelley Ward), una mujer que con gran vocación maternal decide adoptar a dos niñas huérfanas hermanas de sangre, Anna (Luna Miti Belan) y Emilie (Julie Venturelli). Sin embargo, las chicas no se sienten cómodas en su nueva vivienda y comienzan a adoptar conductas extrañas que preocupan a su madre adoptiva; por esa razón, Meredith trata de lograr ayuda por parte de un programa de televisión local que se dedica a los problemas de adaptación de niños forzados a vivir en hogares sustitutos. Es ahí cuando Chloé (Anatolia Allieis) y Chris (Morgan Hec), dos periodistas del programa, al llegar al lugar y entrar en contacto con las niñas se internan en un terreno demasiado peligroso.
Aunque Ambrosioni demuestra condiciones en lo que concierne al encuadre del film y a la puesta en escena con algunas situaciones bien logradas, el guión se descarrila en su segunda parte convirtiéndose en un relato totalmente irrealista donde una introduce una orgía de sangre y frenética violencia tratando de crear una atmósfera artificial de terror que en última instancia no agrega la tensión necesaria como para lograr asustar a la audiencia. Dada la juventud del realizador, es muy posible que en el futuro pueda concretar proyectos sustentados por historias más sólidas.
OBSERVANCE (Australia)
He aquí otro film que al principio promete mucho pero que finalmente desalienta las expectativas depositadas en el mismo. Joseph Sims-Dennett que además de realizador es también responsable del libreto escrito con Josh Zammith plantea una historia que tiene reminiscencia en excelentes filmes que han abordado el espionaje de personas desprevenidas a fin de vigilar sus comportamientos. Sin embargo, Observance está muy lejos de haber logrado la excelencia de Hitchcock en Rear Window, 1955) o la maestría de Francis Ford Coppola en The Conversation (1974), para citar algunos ejemplos.
El relato se centra en Parker (Lindsay Farris) quien aún dolorido por la muerte de su hijo y obligado a pagar los gastos de hospital que demandó su enfermedad, acepta el trabajo de un misterioso cliente –que nunca aparece en pantalla- para observar desde el ventanal del departamento de un edificio donde debe quedar alojado, los pasos de una joven mujer (Stephanie King) que vive también en un departamento de otro inmueble ubicado en la acera de enfrente. La consigna es que Parker no debe moverse del lugar donde se encuentra, no informar a nadie sobre lo que está haciendo y solamente reportar a su cliente los resultados de su observación. Nada sucede en los primeros días y quizás un poco asediado por el encierro y la monotonía de su trabajo decide no continuar con su misión; sin embargo una suma tentadora de dinero que le ofrece su cliente le hace cambiar de opinión prosiguiendo con su tarea de espía.
Aunque la premisa del film llega a intrigar, el desarrollo de los acontecimientos posteriores desvanece el interés inicial. Para justificar las extrañas situaciones que Parker atraviesa durante el encierro a medida que su estadía se ve demorada, el guión introduce la fórmula clásica del agotamiento mental que conduce a la paranoia de este hombre; es así que nunca se sabe con certeza si lo que está experimentando es producto de su imaginación o si responde a la realidad. Así, cuando cae prácticamente en un estado de locura, el relato pierde por completo su eficacia conduciendo a un desenlace violento sin mayor sentido. Gran parte del problema de este film se debe a que el guión abunda en demasiados hilos sueltos sin resolver, lo que gravita negativamente en el suspenso que se ha tratado de crear.
A pesar de unos primeros minutos bien logrados y una acabada interpretación casi exclusiva de Lindsay Ferris, Observance es un thriller que a la postre resulta frustrante.
OFFICE (Corea del Sur)
Un relato de considerable suspenso es el que se contempla en este film del novel director Hong Won-chan que, tal como lo anticipa su título, se desarrolla casi totalmente en el ámbito de una oficina.
Las primeras imágenes muestran a Byung-guk (Bae Seong-woo), un apacible marido y padre de familia que después de haber retornado a su hogar tras una jornada de trabajo sin causa alguna asesina a su madre, esposa e hijo para desaparecer súbitamente.
Al día siguiente el detective policial (Park Sung-woong) encargado de investigar el triple homicidio visita la oficina donde el criminal trabajaba a fin de entrevistar a sus colegas para obtener indicios sobre su personalidad. Entre los interrogados, se encuentra Mirae (Ko Ah-sung), una joven de naturaleza tímida y reservada quien realizando una pasantía mantiene un estrecho contacto con Byung-guk. De allí en más el relato se centraliza en esta chica quien alienta expectativas de que la empresa la contrate cuando finalice su trabajo temporal. Es por eso que al ser interrogada, presta atención al director de la compañía (Kim Eui-sung) quien la alecciona para no revelar al detective mayores detalles sobre el criminal. La situación se vuelve más tensa cuando se llega a saber que el hombre buscado por la policía se encuentra oculto en la oficina mientras que nuevos crímenes se van produciendo.
Además de su tema central, el relato ilustra con acierto algunos rasgos de la cultura corporativa así como la relación entre los empleados que trabajan en la empresa, incluyendo celos y rivalidades latentes.
En líneas generales el realizador logra mantener una marcada tensión a medida que progresa el metraje donde no resulta previsible cómo se desenvolverán los acontecimientos. La única objeción del relato es que en su última parte no puede evitar los estereotipos que adolecen algunos filmes de horror al aportar un desenlace violento y discutible en términos de coherencia; con todo, Office se deja ver, sobre todo por la muy buena actuación de Ko Ah-sung en el rol protagónico.
SUNRISE (India-Francia).
Uno de los problemas que más afecta a la India es la desaparición de niños que, según se informa, alcanza un promedio de 100 mil por año. Es así que tomando ese elemento como referencia, el realizador Partho Sen-Gupta con un guión co-escrito con Yogesh Vinayak Joshi enfoca un intenso drama psicológico sobre el tema.
Dentro del escenario de los barrios más sombríos de Mumbay, captados impecablemente por la fotografía de Jean-Marc Ferrière, el relato se centra en Lakshman Joshi (Adil Hussain), un inspector de policía de los servicios sociales quien transita en horas nocturnas las poco acogedoras calles de la ciudad para tratar de encontrar pistas que lo conduzcan a determinar el paradero de su joven hija Aruna que ha desaparecido; esa angustia penetrante que carcome su espíritu es compartida con su esposa cuando regresa al hogar después de haber cumplido su diaria tarea. Al propio tiempo, este funcionario debe investigar el paradero de Naina (Esha Amlani), una preadolescente secuestrada que es mantenida en un departamento con muchas otras púberes y que en principio son utilizadas para desempeñarse como bailarinas prostitutas en un club nocturno de hombres.
Como lo que se aprecia proviene de la atribulada mente del angustiado inspector, puede que no todo sea real lo que se expone sino producto de su imaginación. De todos modos, la historia es narrada en forma sobria, evitando la nota sensacionalista, donde el director muestra una cruda realidad como lo es el tráfico de niños; el resultado es un film de connotaciones sociales muy bien realizado.
THE BLUE HOUR (Tailandia)
Una grata sorpresa depara esta ópera prima de Anucha Boonyawatana que habiendo sido presentada en el festival de Berlín de este año recibió merecidamente buenos comentarios críticos.
El guión concebido conjuntamente por el director y Waasuthep Ketpetch enfoca a Tam (Atthaphan Poonsawas), un adolescente que por su orientación sexual diferente sufre el acoso físico en la escuela y en su propio hogar tampoco se siente confortable por la actitud de sus padres que no aceptan su homosexualidad. A través de internet logra contactar a Phum (Oabnithi Wiwattanawarang) con quien mantiene un primer encuentro sexual en un abandonado complejo de natación. La relación entre ambos muchachos comienza a adquirir mayor intensidad a partir del momento en que Phum aparece subrepticiamente en el hogar de Tam y los encuentros entre ambos se vuelven más frecuentes.
A pesar de acusar algunos desniveles narrativos que le hacen perder cierta fuerza, el film se distingue por la buena combinación de una sobria historia de romanticismo gay fusionada con elementos surrealistas que mantienen la tensión en una inquietante atmósfera fantasmagórica. La genuina autenticidad brindada por sus dos actores, la buena fotografía y los logrados diseños de producción contribuyen a realzar los valores de este film que testimonia la singular madurez de su realizador en su primer trabajo para el cine.
THE MASTERPLAN (Suecia)
A partir de Rififi (1956), el excelente film de Jules Dassin sobre una pandilla de delincuentes que planean robar el banco de Bélgica, muchos otros directores trataron de emular el tema con variada suerte. Esta vez es el turno del joven realizador Alain Darborg quien lo aborda en un relato que sin ser excepcional reúne los ingredientes necesarios para satisfacer.
El tema gira en torno de Charles Ingvar Johnsson (Simon J. Berger), un maestro en la ejecución de grandes atracos, especialmente cuando se trata de coches caros y lujosos, cuidando minuciosamente todos los detalles conducentes para lograr su objetivo. A pesar de que Ralf, su tío y socio, está dispuesto a dejar la profesión, acepta colaborar por última vez con Charles. Cuando se apropian de un Jaguar en un parque de estacionamiento donde por añadidura se encuentra un ordenador portable que pertenece a la jefa de una gran corporación (Andrea Edwards), ésta envía a corruptos policías para perseguirlos; todo termina calamitosamente con la muerte de Ralf, lo que motiva a que Charles, sediento de venganza, se valga de tres valiosos truhanes –Wanheden (Alexander Karim), Rocky (Susanne Thorson) y Harry (Torkei Petersson)- para realizar un robo magistral.
Con un ritmo fluido, montaje apropiado y un buen elenco, se asiste a un film que aunque liviano de tono combina adecuadamente la comedia con buenos momentos de acción y suspenso.
THE TAKING (Gran Bretaña)
Una zona empobrecida de Todmorden, pequeña ciudad británica ubicada en West Yorkshire, sirve como escenario en la trama utilizada por el director Dominic Brunt y el guionista Paul Roundell para exponer un relato que si en principio tiene connotaciones sociales a la postre se convierte en un rutinario film de horror.
La historia introduce a Bex (Victoria Smurfit) y Dawn (Joanne Mitchell), dos amigas que dentro del contexto económico del lugar en que viven, no quieren seguir trabajando más para terceros, dado que aspiran convertirse en dueñas conjuntas de una pequeña cafetería. Como los bancos a los que acuden para solicitar el financiamiento de 10 mil libras rehúsan a satisfacer el préstamo, la suerte aparentemente les ayuda cuando llegan a conocer a Jeremy (Jonathan Slinger), un hombre de negocios que en principio con apariencia afable demuestra buena voluntad para prestarles el monto necesario a fin de que la empresa pueda despegar. Sin embargo, no todo resulta como debía ser cuando para sorpresa de estas mujeres, el acreedor resulta una persona que exhibe su real faceta de implacable usurero, donde sus demandas de pago adquieren características desmedidas. Teniendo en cuenta la desesperación que aqueja a Bex y Dawn frente a la conducta inescrupulosa y amoral de Jeremy, el relato se convierte en un drama de drástica represalia.
Si bien resulta interesante la exposición de los problemas por los que puede atravesar una sociedad en tiempos difíciles, el film finalmente se transforma en una historia de horror con abundante sangre y exagerada violencia que no llega a justificar la actitud adoptada por sus personajes. Precisamente, el desequilibrio entre lo inicialmente propuesto y lo exhibido con posterioridad debilita la eficacia del relato. Con ciertos desniveles de dirección evidenciados por Brunt, lo mejor de The Taking reside en las buenas actuaciones de Smurfit y Mitchell y muy en especial la de Slinger como el psicópata peligroso prestamista.