A ROYAL NIGHT OUT. Gran Bretaña, 2015. Un film de Julian Jarrold
El 8 de mayo de 1945, el mundo celebraba el fin de la Segunda Guerra Mundial, quedando esa fecha registrada en la historia como “Día de la Victoria”. Gran Bretaña fue uno de los países involucrados en el sangriento conflicto bélico y es así que no es de extrañar que la nación entera haya explotado en una alegría colectiva festejando el gran acontecimiento. Ese es el marco en que transcurre el relato del film que se comenta.
En la fantasía concebida por los guionistas Trevor de Silva y Kevin Hood que transcurre durante esa inolvidable jornada en la ciudad de Londres, las princesas Elizabeth (Sarah Gadon) de 19 años, apodada Lillibet, y su hermana menor Margaret (Bel Powley) de 14 años cuyo sobre nombre es Princess 2, quieren unirse al festejo del pueblo en las calles de la ciudad. Tras vencer las objeciones de sus padres, la reina madre (Emily Watson) y el rey George VI (Ruppert Everett), ambas princesas logran satisfacer sus deseos, saliendo de incógnito aunque acompañados por dos oficiales del entorno real (Jack Laskey, Jack Gordon) para actuar como chaperones.
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Rememorando Roman Holiday (1953), el inolvidable film de William Wyler que aborda un tema similar, las dos hermanas después de llegar al lujoso hotel Ritz logran al poco tiempo escabullirse separadamente de sus guardianes; de allí en más cada una vivirá su propia experiencia en una noche donde para ellas no faltará la excitación de mezclarse por primera vez entre sus súbditos.
Enfatizando más en Elizabeth que en Margaret, el relato sigue los pasos de la futura reina quien conocerá a Jack Hodges (Jack Reynor), un soldado republicano de la clase trabajadora, con quien ella simpatizará y logrará que la acompañe a localizar a su hermana. En ese viaje nocturno a través de la ciudad aglomerada de gente, esa búsqueda permitirá que Elizabeth atraviese diferentes lugares, entre ellos Trafalgar Square, el club nocturno Curzon, el distrito del Soho, llegando a los confines del east-end londinense.
En base a lo que precede Jarrold ha logrado un film decididamente liviano donde prevalece un humor moderado a lo largo de su desarrollo que ciertamente es bienvenido. Lo que puede objetarse es que gran parte del relato se caracteriza en corridas, tumultos y el obvio ruido imperante que es propio de una eufórica celebración colectiva, faltando en cambio el desarrollo de subtramas que pudieran brindar más brío a la narración.
A su favor, cabe destacar la excelente reconstrucción de época y el meritorio esfuerzo de describir –aunque se trate de una fábula- qué es lo que la realeza puede sentir cuando se confunde con la gente corriente; eso permite reflexionar hasta dónde es posible cerrar la brecha existente entre la monarquía y sus súbditos. Así, por ejemplo, una de las escenas mejor logradas es cuando Elizabeth anónimamente se encuentra con una multitud de ciudadanos apostados tras las rejas del Palacio de Buckingham viendo a lo lejos a sus padres que desde uno de los balcones los están saludando.
En la interpretación se destacan Gadon y Reynor quienes dentro del contexto de esta fábula logran transmitir el tierno vínculo que se crea entre ambos; también cabe mencionar el ímpetu de Powley como la desinhibida Margaret, excepto que de ningún modo físicamente aparenta tener 14 años. El resto del elenco se desempeña correctamente de acuerdo a los requisitos demandados por el guión.
Jorge Gutman