Crónica de Jorge Gutman
THE TAMING OF THE SHREW
El Festival de Stratford es uno dedicado al género teatral que acontece anualmente entre los meses de abril y octubre en la ciudad de Stratford, en la provincia de Ontario. Considerada como una de las muestras de teatro más importantes del mundo, y por cierto lo es de Canadá, su propósito es difundir principalmente las piezas de Shakespeare aunque eso no obsta para que igualmente presente tragedias griegas como importantes obras contemporáneas.
Por lo que antecede es más que bienvenida la iniciativa de la exhibidora Cineplex en presentar por primera vez en sus salas una de las piezas que más éxito logró en 2015 en Stratford. Se trata de la animada comedia The Taming of the Shrew (La fierecilla domada) que escribió El Bardo entre 1593 y 1594 y que fue filmada para la pantalla por Barry Avrich.
Siguiendo los pasos de muchos directores que han abordado la puesta en escena de esta obra, la producción de Chris Abraham se destaca por su audacia, originalidad y por ciertas licencias de la versión original aunque siempre manteniendo el espíritu de la misma.
Así con un prólogo un tanto diferente, Abraham introduce un eficiente recurso para introducir el teatro dentro del teatro: Lo primero que se contempla es a un miembro de la audiencia (Christopher Sly), en estado de ebriedad quien protestando a toda voz urge a la compañía de actores para que ponga en marcha la obra; inmediatamente comienza la acción que asume el carácter de la típica comedia del arte que predominó en Italia a mediados del siglo XVI. La acción que transcurre en Padua introduce a Katherina (Deborah Hay), una joven de pésimo temperamento y hermana mayor de la suave y bella Bianca (Sarah Afful) quienes son hijas de Baptista (Peter Hutt); este hombre de buena situación económica únicamente consentirá a que Blanca –bien admirada por varios cortejantes que aspiran a ella- pueda casarse después de que lo haga Katherine.
Lo que acontece en la primera parte del espectáculo queda sintetizado en las estrategias adoptadas por los pretendientes de Blanca compitiendo para ganar su corazón; ellos son Gremio, (Michael Spencer-Davis), Lucentio (Cyrus Lane) y Hortensio (Mike Shara). Todo transcurre dentro de un marco de franca hilaridad, especialmente en los risueños momentos que aporta el personaje de Tranio (Tom Rooney), quien como sirviente de Lucentio cambia de identidad con él a fin de que su amo pueda conquistar a Bianca. El clima de comedia dislocada se intensifica con la llegada de Petruchio (Ben Carlson) quien acepta el desafío de casarse con Katherina, a pesar de que ella con su vehemente furia se resiste a hacerlo.
Después del entreacto es cuando el público asiste a la verdadera lucha de los sexos cuando Petruchio (Ben Carlson), habiendo desposado a Katherina, comienza a domarla utilizando drásticos métodos, entre ellos el de negarle alimentación. Aunque el trasfondo pudiera resultar dramático, Abraham de ninguna manera contraría el clima de brillante comedia que Shakespeare volcó en esta pieza. De allí que los recursos utilizados por Petruchio para someter a su fierecilla consorte, logren generar la sonrisa del público.
Las interpretaciones de los dos personajes centrales son sencillamente admirables. Deborah Hay logra de su Katherina una caracterización excepcional demostrando al principio ser una verdadera fiera antes de doblegarse a su marido; precisamente, una de las escenas de mayor emoción es su discurso final de sumisión. Por su parte Ben Carlson se impone con total autenticidad y lo que es más importante es la complicidad que guarda con Hay donde el recelo inicial se convierte en “amor a última vista”. La gravitación de estos dos actores no ensombrece al resto del elenco con sus notables interpretaciones; en todo caso; si tuviera que distinguir a un actor en particular, mencionaría a Tom Rooney quien imprime brío y comicidad al querido personaje de Tranio.
La impecable puesta en escena de Abraham no impide que queden algunas preguntas flotando en el aire. Por ejemplo, ¿cómo podría justificarse el comportamiento del final feliz de la obra donde la violencia de Petruchio para domar a su mujer –aunque realmente la quiera- motiva a que ella se someta plácidamente a su marido eliminando cualquier obstáculo previamente existente? Dejando la respuesta a cada espectador, lo cierto es que en la visión de Abraham los personajes masculinos denotan una marcada misoginia que marcha a contracorriente de lo mucho que se ha alcanzado en los últimos tiempos en la lucha emprendida a fin de que los derechos de la mujer se equiparen a los del hombre.
Más allá de la observación realizada a título personal, ésta excelente producción filmada en el festival de Stratford permite que el público que no tuvo la posibilidad de verla en vivo pueda igualmente disfrutarla en la gran pantalla.
La obra será proyectada en seleccionadas salas de la cadena de Cineplex el 12 y el 17 de marzo. Para información sobre los cines canadienses que la presentarán y sus horarios respectivos, presione aquí