OUR LITTLE SISTER. Japón, 2015. Un film escrito y dirigido por Hirozaku Kore-eda
En su exploración del mundo femenino el realizador japonés Hirokazu Kore-eda vuelve a demostrar su gran humanidad en Our Little Sister. Aunque no tenga el impacto de algunos otros filmes que integran su rica filmografía ‑como por ejemplo, Nobody Knows (2004), Still Walking (2008) o Like Father, Like Son (2013)- el público presencia una comedia dramática cuidadosamente realizada.
Basándose en la novela gráfica “Umimachi Diary” de Yoshida Akimi, el guión de Kore-eda ubica la acción en Kamakura, una pequeña ciudad al borde del mar ubicada al sur de Tokio donde viven tres hermanas en una tradicional casa japonesa. Ellas son Sachi (Ayase Haruka) de 29 años, Yoshino (Masami Nagasawa) de 22, y Chica (Kaho) de 19, quienes han sido prácticamente dejadas de lado por sus padres desde que ellos se divorciaron. Cuando reciben la noticia de la muerte del padre a quienes no lo han tratado ni visto en los últimos 15 años, ellas asisten a su funeral; allí se encuentran por primera vez con Suzu (Suzu Hirose), una tímida adolescente de 14 años que es hija del difunto como resultado de su segundo matrimonio. En la medida que la joven ya no tiene padre y su madre murió tiempo atrás, al no poder convivir con su madrastra, acepta el gentil ofrecimiento de las hermanas para que conviva con ellas.
De allí en más, el film describe la dinámica familiar que se produce con la nueva integrante. Sin entrar en una profunda descripción caracterológica, el relato permite destacar cómo Suzu se adapta a su nuevo medio ambiente donde gracias a la acción de sus tres hermanastras consigue crear lazos de comunicación efectiva. Además, ella logra hacerse de amigos en el colegio al que asiste y también encuentra la oportunidad de volcar sus habilidades deportivas integrándose al equipo juvenil de fútbol. Si bien el relato ofrece atención especial a Suzu no menos importante es la que dedica a Sachi, quien como hermana mayor le cupo actuar como madre de sus propias hermanas reemplazando la ausencia de la verdadera.
La historia de estas cuatro hermanas transcurre en forma apacible y el realizador sabe nutrirla con gran afecto a través de bien logradas situaciones episódicas que se van sucediendo a medida que transcurren las estaciones del año. En tal sentido, y gracias a la esmerada fotografía de Takimoto Mikiya captando los encantadores paisajes de Kamakura en sus diferentes épocas, la misma juega un rol importante en la evolución y transformación de los habitantes del lugar como así también asociándose con la belleza de las cuatro hermanas y la luminosidad que irradian.
El film podrá ser objetado por la falta de situaciones de dramática envergadura, con excepción del momento en que reaparece la madre de las tres hermanas. Sin embargo, más allá de la ausencia de verdaderos conflictos, Kore-eda realza los valores de la familia demostrando cómo las protagonistas de esta historia han podido sobrevivir y valerse por sí mismas frente a la ausencia de sus progenitores. En esencia, este sobrio y tierno film se contempla con simpatía y sin duda gratifica el estado anímico del espectador aunque más no fuera por las interpretaciones de las actrices que atraen por su espontánea gracia y genuina naturalidad. Jorge Gutman