THE GLASS CASTLE. Estados Unidos, 2017. Un film de Destin Daniel Cretton
Esta película de Destin Daniel Cretton está basada en el libro homónimo de la escritora Jeannette Walls, que desde su publicación en 2005 logró gran popularidad y fue traducido a numerosos idiomas. Adaptado para el cine por el realizador y Andrew Lanham, The Glass Castle impresiona por la franqueza de una mujer que, sin resquemor alguno, a modo de catarsis desnuda sus demonios interiores revelando las vivencias que atravesó durante su infancia y adolescencia en el seno de una familia disfuncional.

Brie Larson
El relato estructurado entre el presente y el pasado comienza en Nueva York en 1989 donde la columnista Jeannette (Brie Larson) que trabaja para el New York Magazine se encuentra con su novio (Max Greenfield) compartiendo una cena con amigos en un restaurante de Manhattan. De inmediato, la acción retrocede a la época en que la pequeña Jeannette viviendo con su excéntrico padre Rex (Woody Harrelson), su madre Rose Mary (Naomi Watts) que ama la pintura y sus dos hermanas y hermano, está hirviendo unas salchichas; inesperadamente, un atroz fuego surge de la hornalla cubriendo su ropa y aunque afortunadamente es rescatada de inmediato por Rose Mary, las quemaduras sufridas en su cuerpo le dejan cicatrices permanentes.
De allí en más la historia cubre el continuo traslado de la familia de un sitio a otro del país pasando por los estados de Arizona, California, Nevada y West Virginia, debido a que Rex pierde su trabajo en forma continuada y habiéndose endeudado trata de huir de sus acreedores; es así que su señora y los hijos deben adaptarse a una existencia de vida nómade e inestable. Cuando finalmente fijan su residencia en una choza abandonada sin electricidad ni agua, fácilmente se aprecia que los niños además de ser criados en forma poco deseable, padecen de hambre porque no hay suficiente dinero para sufragar la comida.
Cobra especial preponderancia la figura de Rex, un ex piloto de la Fuerza Aérea, que aunque inteligente es decididamente inmaduro e irresponsable, criticando los valores que sustenta la sociedad contemporánea. A pesar de querer a su familia este hombre refleja su naturaleza ambivalente al demostrar con frecuencia su carácter despótico y violento que se hace más evidente cuando pierde la cordura por su marcada dependencia alcohólica. Menos apetecible aún resulta la nefasta personalidad de la madre de Rex (Robin Bartlett), una abuela harpía que no siente afecto alguno hacia sus nietos al punto tal de intentar molestar sexualmente a uno de ellos.
En este relato biográfico, queda enfatizada la relación afectiva que en sus primeros años Jeannette mantiene con su padre y a pesar del amor que siente por él en su etapa adolescente comienza a resentirlo al ver el trato decididamente deplorable que dispensa a su madre quien no obstante lo tolera pacientemente. Ya adultos, los cuatro hermanos entienden que ha llegado el momento de tener que dejar el convulsionado hogar, hecho que se concreta con el traslado a Nueva York de la hija mayor Lori (Sarah Snook) a quien posteriormente Jeannette habrá de seguir sus pasos y con la intención de llegar a ser escritora.
El film cuenta con muy buenas interpretaciones. Harrelson es remarcable como el patético patriarca familiar, Watts se destaca como la esposa que se deja arrastrar y ser maltratada por su marido sin asumir como corresponde la responsabilidad de criar adecuadamente a sus hijos y Larson gratamente impresiona como la madura hija adulta que cargando las heridas físicas y emocionales de una infancia poco apetecible logra salir del círculo infernal que le tocó vivir para triunfar en su profesión. Mención especial merecen las actuaciones de Handler Head que interpreta con gran naturalidad a Jeannette durante el período infantil y de Ella Anderson dando vida a la protagonista en su etapa adolescente.
En líneas generales, Cretton transmite con honda sensibilidad el drama familiar que la novelista describe en su libro, resultando particularmente emotivo el momento de la reconciliación de Jeannette con su padre en el umbral de la muerte. Aunque el film se extiende poco más de lo necesario, sobre todo teniendo en cuenta que no existe alguna nota de humor que alivie el agobiante clima del relato, eso no disminuye sus valores intrínsecos. Jorge Gutman