WIND RIVER. Estados Unidos, 2017. Un film escrito y dirigido por Taylor Sheridan
Habiendo logrado unánimes elogios de la crítica como excelente guionista en Sicario (2015) y Hell or High Water (2016), Taylor Sheridan aborda por primera vez la dirección cinematográfica en Wind River donde también es el autor del libreto.
Adentrándose en la elucidación de un crimen, Sheridan demuestra notable madurez como director en este film que, aunque no perfecto, adquiere un vigoroso dramatismo en su planteo y resolución a la vez que ilustra algunos rasgos culturales no muy conocidos del corazón de Estados Unidos.

Elizabeth Olsen y Jeremy Renner
El relato se desarrolla durante un invierno gélido en la reserva india de Wind River ubicada en Wyoming. Recorriendo los senderos de esa región montañosa, Cory Lambert (Jeremy Renner), un oficial encargado de eliminar a los animales depredadores de la zona, encuentra el cadáver cubierto de nieve de Natalie (Kelsey Asbille) una joven autóctona de 18 años de la reserva. Una vez que las autoridades locales se imponen de la situación, se realiza una autopsia del cuerpo de la occisa por la cual se concluye que la chica había sido violada y que su muerte se produjo al haber quedado abandonada a la intemperie con una glacial temperatura ambiental. Cuando se cree que ella pudo haber sido asesinada, el FBI toma cartas en el asunto; así llega a Wind River la agente Jane Banner (Elizabeth Olsen), quien sin mucha experiencia en estas lides solicita la ayuda de Cory para la investigación del lamentable suceso. Frente a estas circunstancias, este hombre decide colaborar con Jane; en parte eso es debido a que tres años atrás, él perdió a su querida hija adolescente ‑que había sido amiga de Nathalie– en condiciones similares, hecho por el que ha quedado traumatizado y fue uno de los factores que condujo a la ruptura de su vínculo conyugal.
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Se obviará mencionar los diversos pasos que adopta la investigación para localizar a la persona responsable de la violación. Además de crear una buena intriga, el relato ofrece una satisfactoria descripción de la vida en esa reserva cuyos habitantes viven alienados sin recibir suficiente apoyo de las autoridades oficiales y en donde la gente joven sin ningún horizonte o perspectiva de un porvenir alentador se sumerge en el alcohol y las drogas.
Si bien éste es un film de calidad, no logra un nivel de excelencia debido a que en su última parte incluye innecesarias escenas de violencia que se producen en un enfrentamiento entre personajes no muy conocidos. Con todo, queda como resultado un eficiente thriller que en última instancia se convierte en una historia de venganza muy bien construida y narrada en forma fluida. La muy convincente interpretación de Renner y la buena fotografía de Ben Richardson captando el desolado panorama invernal contribuyen a valorizar el trabajo del novel realizador. Jorge Gutman