Crónica de Jorge Gutman
SUCCESSIONS Autora: Michaela Di Cesare. Dirección: Tamara Brown. Elenco: Davide Chiazzese, Carlo Mestroni, Gita Miller, Tara Nicodemo. Escenografía y Vestuario: Diana Uribe. Iluminación: Audrey-Anne Bouchard. Diseño de Sonido: Peter Cerone. Duración: 1 hora y 40 minutos sin entreacto. Representaciones: hasta el 6 de Mayo de 2018 en el Centaur Theatre (www.centaurtheatre.com)
La compañía del Teatro Centaur ofrece a su público una atractiva pieza de la joven dramaturga y actriz canadiense Michaela Di Cesare. Habiendo ya incursionado en dicha actividad con su primera comedia 8 Ways My Mother Was Conceived y posteriormente con In Search of Mrs. Pirandello ahora ha volcado su creatividad para analizar en Successions un microcosmos masculino a través de dos hermanos de segunda generación de familia italiana viviendo en el barrio de St. Leonard de Montreal.
A pesar de que en varias de sus declaraciones formuladas a la prensa, la escritora manifiesta que en su pieza se encuentran presentes aspectos vinculados con la comunidad italiana donde creció y vivió la mayor parte de su vida, esta lograda comedia dramática adquiere características universales. A diferencia de las obras costumbristas que sus colegas Steve Galluccio y Vittorio Rossi han ofrecido sobre la vitalidad de los inmigrantes italianos en Montreal, esta pieza se distingue porque lo que acontece en ella es en muchos casos un espejo de lo que puede ocurrir entre los miembros de una familia, independientemente de su origen y/o viviendo en cualquier otro lugar del mundo.
La historia enfoca a dos hermanos hijos de inmigrantes italianos, de poco más de 30 años de edad, cuyos padres acaban de fallecer. Para ello, acompañados de sus respectivas parejas se reúnen en el subsuelo del hogar de sus progenitores para discutir detalles de la sucesión en calidad de herederos.
Entre los méritos de la pieza se destaca la excelente descripción de sus personajes. Uno de los hermanos es Anthony (Carlo Mestroni), un exitoso abogado de profesión, sobrio y seguro de sí mismo que está en plena campaña electoral para postular a un cargo público en Ottawa; su señora Cristina (Tara Nicodemo) ha dejado su carrera profesional para manejar la campaña electoral de su marido. Enzo (Davide Chiazzese), el hermano de Anthony, responde a una personalidad completamente opuesta; sin evidente formación educacional, despreocupado y un tanto impulsivo es completamente informal y sin empleo fijo se desempeña como plomero; él demuestra un gran amor a su compañera Nat (Gita Miller) que se encuentra en avanzado estado de gravidez aguardando el nacimiento del primer hijo.
La primera parte del relato adopta el tono de una típica comedia de situaciones pero sin caer en los estereotipos del género. La gracia emerge del contraste de personalidad entre ambos hermanos como así también de sus respectivas parejas. El nudo central de la trama radica en el intento de Anthony de convencer a su hermano en desligarse por completo de la casa de sus padres por cuanto el nivel de deuda acumulada supera ampliamente su valor. Es ahí cuando el completo desacuerdo entre Anthony y Enzo sobre la sucesión va creando un clima de alta tensión; de este modo, la comedia inicial se convierte en un intenso drama donde los resentimientos fraternales y secretos de familia bien guardados comienzan a aflorar manifestando las facetas más oscuras del comportamiento humano. Para coronar la historia Di Cesare concibe un remarcable climax desembocando en un desenlace nada complaciente.
Además de una dinámica puesta escénica la directora Tamara Brown ha logrado reunir a un elenco remarcablemente parejo donde sería injusto distinguir a cualquiera de los actores en comparación con los restantes dado que todos evidencian carnadura en la transmisión de sus respectivos personajes. Mención aparte merece el ilustrativo decorado de Diana Uribe exponiendo el frente de un dúplex típicamente de los que se observan en St. Leonard y del subsuelo abarrotado de diferentes objetos que fueron de interés para sus desaparecidos padres.
Con sus cien minutos de duración que transcurre en tiempo real, Di Cesare ofrece una obra humana y profunda que merece ser vista.