La His­tó­ri­ca Haza­ña Espacial

FIRST MAN. Esta­dos Uni­dos, 2018. Un film de Damien Chazelle

Des­pués del gran éxi­to popu­lar obte­ni­do con La La Land (2016), Damien Cha­ze­lle retor­na con First Man cuyo tema se cen­tra en Neil Arms­trong, el pri­mer hom­bre que posó sus pies en la Luna en el his­tó­ri­co día del 20 de Julio de 1969.

Ryan Gos­ling

Basa­do en el libro de James R. Han­sen, el libre­to de Josh Sin­ger pre­sen­ta al dies­tro pilo­to Arms­trong (Ryan Gos­ling) y su espo­sa Janet (Clai­re Foy) cuan­do en 1961 sufren la des­gra­cia de per­der a su peque­ña hiji­ta enfer­ma de cán­cer. Si bien Janet vol­vió a que­dar emba­ra­za­da en los años siguien­tes con dos niños varo­nes inte­gran­do la fami­lia, tal como se apre­cia en el film, Neil no pudo olvi­dar el difí­cil tran­ce vivi­do. Para ini­ciar una nue­va vida, el matri­mo­nio se des­pla­za a Hous­ton don­de en 1962 Arms­trong es con­tra­ta­do por la NASA para par­ti­ci­par en el Pro­gra­ma Gemini.

El film se nutre fun­da­men­tal­men­te de los nume­ro­sos entre­na­mien­tos, los ensa­yos de vue­los rea­li­za­dos a lo lar­go del perío­do que se extien­de has­ta 1969 así como los inter­cam­bios de carác­ter exclu­si­va­men­te téc­ni­cos que acon­te­cen con el equi­po de tra­ba­jo de la esta­ción espa­cial. Si bien en prin­ci­pio eso pue­de con­ci­tar con­si­de­ra­ble inte­rés, el exce­si­vo metra­je inver­ti­do en esos menes­te­res resien­te un poco la agi­li­dad narrativa.

Den­tro del rela­to hay algu­nas esce­nas de indu­da­ble con­te­ni­do dra­má­ti­co; entre las mis­mas se encuen­tra la secuen­cia que tie­ne lugar duran­te el pri­mer vue­lo espa­cial de Arms­trong de Mar­zo de 1966 quien coman­dan­do la Gemi­ni 8 y acom­pa­ña­do del pilo­to David Scott (Chris­topher Abbott) están a pun­to de morir en el via­je de retorno a la órbi­ta terres­tre; otro momen­to dra­má­ti­co acon­te­ce cuan­do en Enero de 1967, duran­te una prue­ba en la pla­ta­for­ma de lan­za­mien­to del pro­yec­to Apo­lo 1 se incen­dia la cabi­na pere­cien­do Edward Whi­te (Jason Clar­ke), uno de los cole­gas más cer­ca­nos de Neil, jun­to con otros dos astro­nau­tas. Con todo, los 10 minu­tos más emo­ti­vos del film están refe­ri­dos a la recri­mi­na­ción que Janet efec­túa a su intro­ver­ti­do y cir­cuns­pec­to espo­so cuan­do se dis­po­ne a par­tir para la gran aven­tu­ra espa­cial del Apo­lo 11 sin la inten­ción de des­pe­dir­se de sus dos hijos y de comu­ni­car­les que a lo mejor podría no regre­sar con vida.

A pesar de su vas­to elen­co, todo el peso recae fun­da­men­tal­men­te en Gos­ling y en menor par­te en Foy. A lo lar­go del metra­je, el actor apa­re­ce dema­sia­do con­te­ni­do emo­cio­nal­men­te y en tal sen­ti­do no alcan­za a trans­mi­tir al espec­ta­dor la viven­cia inte­rior de su per­so­na­je. Dife­ren­te­men­te es el caso de Foy en el no con­for­ta­ble rol de la mujer que que­rien­do mucho a su mari­do car­ga con el gran peso de la angus­tia de no saber si éste retor­na­rá sano y sal­vo de la gran misión espacial.

Lo más impor­tan­te del film resi­de en la recrea­ción de las naves espa­cia­les, las imá­ge­nes claus­tro­fó­bi­cas del redu­ci­do espa­cio en el que se des­en­vuel­ven los astro­nau­tas, el fas­ci­nan­te alu­ni­za­je del Apo­lo 11 y en gene­ral en sus exce­len­tes efec­tos espe­cia­les. Para con­cluir cabe remar­car el buen tino de Cha­ze­lle al abs­te­ner de pre­sen­tar una ima­gen triun­fa­lis­ta o patrió­ti­ca de la haza­ña logra­da por Esta­dos Uni­dos. Jor­ge Gutman