El Músi­co y su Chofer

GREEN BOOK. Esta­dos Uni­dos, 2017. Un film de Peter Farrelly

Otra vez el cine depa­ra al espec­ta­dor una come­dia dra­má­ti­ca don­de de no haber­se basa­do en una his­to­ria ver­da­de­ra habría resul­ta­do un poco difí­cil acep­tar­la como rea­lis­ta en la des­crip­ción de una amis­tad impro­ba­ble. Sin embar­go, lo que se ve en pan­ta­lla real­men­te ha acon­te­ci­do y a pesar de que lo expues­to resul­te pre­de­ci­ble el direc­tor Peter Farrelly ha logra­do dis­tin­guir a Green Book ofre­cien­do gran afec­to y huma­nis­mo a sus dos protagonistas.

De algún modo, el film revier­te los carac­te­res del pre­mia­do film Dri­ving Miss Daisy (1989) don­de en vez de con­tras­tar a una mujer blan­ca con su chó­fer negro, en este caso la his­to­ria se cen­tra en un aris­tó­cra­ta negro que es ser­vi­do por su con­duc­tor blanco.

Vig­go Mor­ten­sen y Mahersha­la Ali.

En una bue­na des­crip­ción de carac­te­res, el guión del rea­li­za­dor con la cola­bo­ra­ción de Nick Valle­lon­ga y Brian Currie ubi­ca la his­to­ria en Nue­va York, en 1962, años antes de la lucha empren­di­da por los dere­chos civi­les en Esta­dos Uni­dos. Uno de los per­so­na­jes es Tony Lip (Vig­go Mor­ten­sen), un hom­bre de fami­lia de ori­gen ita­liano vivien­do en el Bronx, sin mayor edu­ca­ción for­mal y poco refi­na­mien­to en su mane­ra de actuar; al comen­zar el rela­to él se encuen­tra des­em­plea­do por­que el club noc­turno don­de tra­ba­ja se cie­rra por renovaciones.

El otro per­so­na­je es Don Shir­ley (Mahersha­la Ali), un ver­sá­til pia­nis­ta afro­ame­ri­cano tan­to de músi­ca clá­si­ca como de jazz que ade­más de domi­nar varios idio­mas, goza de una bue­na posi­ción eco­nó­mi­ca que le per­mi­te vivir en un con­for­ta­ble piso amo­bla­do de exqui­si­to gus­to que se encuen­tra ubi­ca­do arri­ba del Car­ne­gie Hall de Manhattan.

Dado que Shir­ley rea­li­za­rá una gira con su trío al sur del país, mar­ca­da­men­te racis­ta, deci­de con­tra­tar como cho­fer de su lujo­so Cadi­llac a Tony para que ade­más de trans­por­tar­lo a dife­ren­tes luga­res don­de el trío eje­cu­ta­rá los con­cier­tos tam­bién le sir­va como guar­da­es­pal­das en caso de topar­se con gen­te blan­ca faná­ti­ca o into­le­ran­te hacia los negros. .

Es así como tie­ne lugar una pelí­cu­la del camino don­de a tra­vés de su reco­rri­do se apre­cia en más de una oca­sión el racis­mo ins­ti­tu­cio­na­li­za­do de los luga­res visi­ta­dos; pero esa aven­tu­ra per­mi­ti­rá al pro­pio tiem­po for­jar una gran empa­tía entre dos per­so­nas dia­me­tral­men­te opues­tas que final­men­te se con­ver­ti­rán en gran­des ami­gos a pesar de sus dife­ren­cias culturales.

Con todos los ingre­dien­tes de una pelí­cu­la ame­na, as bri­llan­tes actua­cio­nes de Mor­ten­sen y Ali son las que la valo­ri­zan en gran medi­da. Mor­ten­sen evi­ta que su per­so­na­je se trans­for­me en cari­ca­tu­res­co y pro­por­cio­na com­ple­ta huma­ni­dad al rús­ti­co íta­lo­ame­ri­cano que dejan­do a un lado sus sen­ti­mien­tos racis­tas al con­vi­vir con Shir­ley, des­cu­bre su noble­za, lle­ga a amar la músi­ca y con­si­de­ra que este artis­ta lle­ga a tocar el piano mejor que Libe­ra­ce. Por su par­te Ali brin­da la correc­ta nota carac­te­ri­zan­do al mul­ti­fa­cé­ti­co y dis­tin­gui­do músi­co que si bien al prin­ci­pio no se encuen­tra muy cómo­do con su emplea­do gra­dual­men­te comien­za a bajar­se de su trono de aris­tó­cra­ta para amol­dar­se al ran­go más humil­de de Tony. Como resul­ta­do, la extra­or­di­na­ria alqui­mia pro­du­ci­da entre ambos per­so­na­jes con­ta­gia viva­men­te al gran públi­co per­mi­tien­do que dis­fru­te gra­ta­men­te con esta verí­di­ca his­to­ria. Jor­ge Gutman