Comen­ta­rios de Fil­mes Vis­tos en el TIFF 2019 (Segun­da Parte)

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

A con­ti­nua­ción me habré de refe­rir a otros 12 fil­mes juz­ga­dos duran­te el trans­cur­so del festival

SYNONY­MES (Israel-Fran­cia-Ale­ma­nia)

SYNONY­MES

Con el buen ante­ce­den­te de haber logra­do el Oso de Oro en el fes­ti­val de Ber­lín, Synony­mes no es un film fácil de juz­gar. Derro­chan­do una ener­gía y vita­li­dad a toda prue­ba, el direc­tor y guio­nis­ta Naval Lapid ofre­ce un rela­to difí­cil­men­te pre­de­ci­ble y en cier­ta for­ma impe­ne­tra­ble. El pro­ta­go­nis­ta es Yoav (Tom Mer­cier) un joven israe­lí recién lle­ga­do a Fran­cia, pro­ce­den­te de Israel, don­de en su pri­me­ra noche que trans­cu­rre en un piso de un edi­fi­cio es des­po­ja­do de su ropa y de todo lo que lle­va­ba con­si­go, que­dan­do prác­ti­ca­men­te des­nu­do. Cuan­do tapán­do­se los geni­ta­les baja las esca­le­ras del inmue­ble en pro­cu­ra de ayu­da, es soco­rri­do por Emi­le (Quen­tin Dol­mai­re) y Caro­li­ne (Loui­se Che­vi­llot­te), una pare­ja veci­na de otro piso, que le pres­ta ves­ti­men­ta, telé­fono móvil y dine­ro para poder desenvolverse.

A par­tir de allí y a tra­vés de un com­por­ta­mien­to absur­do y errá­ti­co, Yoav no tie­ne tapu­jos para mani­fes­tar a tra­vés de pala­bras sinó­ni­mas su pro­fun­do dis­gus­to, males­tar y des­pre­cio hacia Israel, al pun­to tal de no que­rer más vol­ver a expre­sar­se en hebreo; así adop­ta como medio de comu­ni­ca­ción el idio­ma fran­cés con la ayu­da de un dic­cio­na­rio bilin­güe de bol­si­llo y tra­ta de for­jar una nue­va identidad.

La tra­ma pre­sen­ta una serie de des­ar­ti­cu­la­das situa­cio­nes don­de el efer­ves­cen­te Yoav en un peri­plo com­ple­ta­men­te erran­te y des­con­tro­la­do tra­ta de com­pe­ne­trar­se de la cul­tu­ra fran­ce­sa. Entre otras acti­tu­des alo­ca­das, con­tra­ria­rá las medi­das adop­ta­das por el con­su­la­do de Israel en París, don­de ha sido con­tra­ta­do, dejan­do libe­ra­da la entra­da a una mul­ti­tud de per­so­nas que esta­ban espe­ran­do en línea para hacer­lo; no menos sor­pren­den­te es cuan­do can­ta a voz en cue­llo La Mar­se­lle­sa como si estu­vie­se dro­ga­do, o bien enfren­tan­do la cáma­ra de video de un fotó­gra­fo en poses por­no­grá­fi­cas y expre­san­do obs­ce­ni­da­des en hebreo. A tra­vés del rela­to Lapid ape­la a los flash­backs para ilus­trar las expe­rien­cias de Yoav en el ser­vi­cio mili­tar de Israel tenien­do que sopor­tar las acti­tu­des patrió­ti­cas y arro­gan­tes de sus superiores.

Quien se deje lle­var por el tono sar­cás­ti­co de esta come­dia podrá resul­tar­le diver­ti­da la acti­tud de este per­so­na­je pero deja­rá frus­tra­do a quie­nes no se aco­plen al espí­ri­tu insu­fla­do por el rea­li­za­dor. De todos modos, este film ‑en gran par­te ins­pi­ra­do por viven­cias de Lapid- per­mi­te refle­xio­nar sobre la situa­ción de un mun­do alta­men­te con­vul­sio­na­do sin des­car­tar a Fran­cia don­de el fenó­meno del anti­se­mi­tis­mo reco­bra ines­pe­ra­do vigor. En tal sen­ti­do, las expe­rien­cias vivi­das por el ira­cun­do Yoav a tra­vés de la meri­to­ria actua­ción de Mer­cier, dejan en el espec­ta­dor un con­si­de­ra­ble impac­to emocional.

MARRIA­GE STORY (Esta­dos Unidos)

El direc­tor y guio­nis­ta Noah Baum­bach rea­li­za su mejor tra­ba­jo has­ta la fecha expo­nien­do la diso­lu­ción de un matri­mo­nio. El comien­zo es enga­ño­so al escu­char la voz en off del matri­mo­nio inte­gra­do por Char­lie (Adam Dri­ver) y Nico­le (Scar­lett Johans­son), don­de a tra­vés de la lec­tu­ra de car­tas escri­tas, cada uno de ellos pon­de­ra las cua­li­da­des del otro; sin embar­go, lo cier­to es que la situa­ción actual des­mien­te esa idí­li­ca armonía.

No resul­ta sen­ci­llo des­pren­der qué es lo que no fun­cio­nó entre los cón­yu­ges. Sí se sabe que él es un res­pe­ta­ble direc­tor de tea­tro y dra­ma­tur­go de Brooklyn y que Nico­le sien­do una reco­no­ci­da actriz de Holly­wood renun­ció en el pasa­do a nume­ro­sas ofer­tas de tra­ba­jo para inte­grar la com­pa­ñía tea­tral de su espo­so. El con­flic­to dra­má­ti­co se pro­du­ce cuan­do ella deci­de acep­tar la par­ti­ci­pa­ción en un pro­gra­ma tele­vi­si­vo en Los Ánge­les y resuel­ve radi­car­se allí, don­de tam­bién resi­den su madre (Julie Hagerty) y her­ma­na (Merritt Wever), lle­van­do con­si­go a Henry (Azhy Rober­tson), el hiji­to de 8 años de la pare­ja; eso impli­ca­ría que Char­lie al seguir su vida en Nue­va York esta­ría ale­ja­do del niño. El gran pro­ble­ma radi­ca en cómo com­par­tir en tales cir­cuns­tan­cias la cus­to­dia de Harry y si bien Char­lie pro­po­ne una tera­pia de pare­ja para solu­cio­nar el entuer­to, ella se opo­ne a la mis­ma; en con­se­cuen­cia, una bata­lla legal ter­mi­na imponiéndose.

https://www.youtube.com/watch?v=GL6Z_Azj0KU

En gran par­te influi­do por el dra­ma de Ing­mar Berg­man Esce­nas de la Vida Con­yu­gal (1974), Baum­bach refle­ja con gran luci­dez las con­se­cuen­cias de la dis­gre­ga­ción de este matri­mo­nio cuan­do cada una de las par­tes comien­za a sacar los tra­pos sucios del otro pro­du­cien­do emo­cio­na­les heri­das recí­pro­cas; con todo, el tras­fon­do dra­má­ti­co se ami­no­ra con ins­tan­cias de apro­pia­do humor que per­mi­ten dis­ten­der la gra­ve­dad de la situa­ción pre­va­le­cien­te. La cáma­ra del cineas­ta con la cola­bo­ra­ción de la exce­len­te foto­gra­fía de Rob­bie Ryan cap­ta en pri­me­ros pla­nos los ges­tos, movi­mien­tos y pro­ce­sos inter­nos de sus pro­ta­go­nis­tas don­de tan­to Johans­son como Dri­ver ofre­cen anto­ló­gi­cas inter­pre­ta­cio­nes en sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes; en el cali­fi­ca­do elen­co tam­bién cabe des­ta­car las muy bue­nas actua­cio­nes de Lau­ra Dern, Alan Alda y Ray Liot­ta, como los abo­ga­dos de las par­tes en litigio.

Es difí­cil pre­ci­sar en qué medi­da Baum­bach vol­có en su ópti­mo tra­ba­jo como rea­li­za­dor aspec­tos de su vida per­so­nal tras la sepa­ra­ción y pos­te­rior divor­cio de su mujer, la actriz Jen­ni­fer Jason Leigh; lo cier­to es que ha logra­do un inci­si­vo dra­ma, mag­ní­fi­ca­men­te cons­trui­do a tra­vés de nume­ro­sas situa­cio­nes coti­dia­nas que sin caer en el sen­ti­men­ta­lis­mo melo­dra­má­ti­co logra la total adhe­sión del espec­ta­dor con cada uno de los per­so­na­jes per­ti­nen­tes. Cáli­da­men­te aplau­di­da en el Fes­ti­val duran­te su pro­yec­ción, ésta es sin duda una de las mejo­res pelí­cu­las vis­tas en el trans­cur­so del año.

THE FATHER (Bul­ga­ria-Gre­cia-Ita­lia)

THE FATHER

El dúo de direc­to­res búl­ga­ros inte­gra­do por Kris­ti­na Goze­va y Petar Val­cha­nov des­pués de haber brin­da­do dos remar­ca­bles tra­ba­jos en The Les­son (2014) y Glory (2016) vuel­ven a impre­sio­nar gra­ta­men­te en The Father  enfo­can­do la rela­ción exis­ten­te entre un padre y su hijo ante la pér­di­da de un ser querido.

En las pri­me­ras imá­ge­nes que trans­cu­rren en un cemen­te­rio se con­tem­pla la cere­mo­nia del sepe­lio de Valen­ti­na don­de entre los pre­sen­tes se hallan el com­pun­gi­do viu­do Vasil (Ivan Savov) y su hijo Pavel (Ivan Bar­nev) quien regre­só al pue­blo para asis­tir al fune­ral de su madre; des­pués del ser­món rea­li­za­do por un cura de la igle­sia orto­do­xa, que­da evi­den­cia­da la dis­tan­cia guar­da­da entre padre e hijo cuan­do Pavel mani­fies­ta su situa­ción poco con­for­ta­ble fren­te a su pro­ge­ni­tor que le pide que saque nume­ro­sas fotos de la madre que yace en el cajón mor­tuo­rio aún sin cerrar. De allí en más, el rela­to sigue la tra­yec­to­ria de ambos en el trans­cur­so de varias jor­na­das don­de se pro­du­ce una serie de situa­cio­nes con­vin­cen­te­men­te absur­das en la diná­mi­ca esta­ble­ci­da entre estos dos per­so­na­jes. Fren­te a un padre evi­den­te­men­te arro­gan­te, auto­ri­ta­rio y senil que cree que su mujer inten­ta comu­ni­car­se con él des­de el más allá median­te un telé­fono celu­lar, el hijo exas­pe­ra­do tra­ta en lo posi­ble de com­pla­cer a Vasil; a pesar de los roces exis­ten­tes, esa con­vi­ven­cia for­za­da per­mi­ti­rá estre­char el lazo paterno-filial. A tra­vés del buen guión de los rea­li­za­do­res y su mesu­ra­da direc­ción se asis­te a un deco­ro­so film que se valo­ri­za por las estu­pen­das carac­te­ri­za­cio­nes logra­das por Bar­nev y Savov.

INCI­TE­MENT (Israel)

INCI­TE­MENT

Este con­mo­cio­nan­te dra­ma psi­co­ló­gi­co se aden­tra en la géne­sis del ase­si­na­to del Pri­mer Minis­tro de Israel Yitzhak Rabin acon­te­ci­do el 4 de noviem­bre de 1995. Al hacer­lo, el rea­li­za­dor israe­lí Yaron Zil­ber­man tra­ta de pene­trar en la men­te de Yigal Amir, el joven vic­ti­ma­rio, para ofre­cer su inter­pre­ta­ción de lo que pudo indu­cir a con­cre­tar tal abe­rran­te crimen.

Como bien es sabi­do, el telón de fon­do es el de los Acuer­dos de Oslo fir­ma­dos en 1993 por los cua­les Rabin bus­có que se ini­cia­ran las nego­cia­cio­nes de paz entre el esta­do de Israel y la Orga­ni­za­ción para la Libe­ra­ción Pales­ti­na (OLP). Ese tras­cen­den­tal acon­te­ci­mien­to pro­du­jo un mar­ca­do anta­go­nis­mo en el pue­blo israe­lí entre los par­ti­da­rios del mis­mo y quie­nes se opo­nían a los tra­ta­dos con­si­de­ran­do a Rabin como un trai­dor de Israel. En ese con­tex­to, el meticu­loso guión de Zil­ber­man y Ron Leshem sigue los pasos de Yigal (Yehu­da Naha­ri Hale­vi), per­te­ne­cien­te a una fami­lia de ori­gen yeme­ni­ta, quien es un joven estu­dian­te de leyes y devo­to orto­do­xo judío que no pue­de con­ce­bir que el líder de su país pue­da ceder par­te de los terri­to­rios ocu­pa­dos a tra­vés del pro­ce­so de paz ini­cia­do; su con­vic­ción es refor­za­da por los incen­dia­rios dis­cur­sos de la opo­si­ción repre­sen­ta­dos, entre otros, por Ben­ja­min Netan­yahu. Fuer­te­men­te cre­yen­te en Dios, a tra­vés de rabi­nos orto­do­xos Yigal se impo­ne de una ancia­na ley judía que esta­ble­ce que el cri­men pue­de jus­ti­fi­car­se como repre­sa­lia hacia quie­nes lo mere­cen por actos infa­mes. Des­pués de que se sien­te aban­do­na­do por su novia (Danie­lla Ker­tesz) de fami­lia ash­ke­na­zi, con­su­ma­do de rabia y deli­rios de gran­de­za, el peli­gro­so extre­mis­ta logra reclu­tar armas para imple­men­tar sus planes.

En últi­ma ins­tan­cia, resul­ta difí­cil expli­car cómo el odio del vul­ne­ra­ble Yigal pudo haber­lo con­du­ci­do a come­ter el mag­ni­ci­dio. Según que­da expre­sa­do en las notas de pren­sa, los guio­nis­tas rea­li­za­ron inten­sas inves­ti­ga­cio­nes a fin de que el rela­to cons­ti­tu­ya un tes­ti­mo­nio fide­digno de lo que real­men­te acon­te­ció. Inte­gran­do mate­rial de archi­vo con alo­cu­cio­nes de Rabin y Netan­yahu, entre otros, Inci­te­ment es un film que a pesar de saber de ante­mano su des­en­la­ce, logra un con­si­de­ra­ble sus­pen­so a tra­vés de la inta­cha­ble narra­ción de Zil­ber­man y la logra­da inter­pre­ta­ción de Hale­vi en el rol protagónico.

Alta­men­te per­tur­ba­dor, este dra­ma per­mi­te refle­xio­nar sobre el fana­tis­mo y abo­rre­ci­mien­to engen­dra­do por el racis­mo y accio­nes vio­len­tas de exa­cer­ba­dos sec­to­res ultra nacio­na­lis­tas que sacu­den al mun­do actual.

LA LLO­RO­NA (Gua­te­ma­la-Fran­cia)

El títu­lo de este film alu­de a una leyen­da fol­cló­ri­ca lati­no­ame­ri­ca­na sobre una mujer que des­pués de haber mata­do a sus hijos por haber sido aban­do­na­da por su mari­do, arre­pen­ti­da y mal­de­ci­da es con­de­na­da a deam­bu­lar como un espec­tro sobre la tie­rra, tra­yen­do des­gra­cia a quie­nes se le cru­zan en el camino. Ése per­so­na­je míti­co es el que ins­pi­ró al direc­tor gua­te­mal­te­co Jay­ro Bus­ta­man­te a tras­plan­tar­lo den­tro del mar­co del con­flic­to arma­do que sumió a su pobla­ción en tra­ge­dia y horror duran­te la cruel dic­ta­du­ra de Efraín Ríos Montt en la déca­da del 80 don­de que­dó diez­ma­da gran par­te de la autóc­to­na pobla­ción maya del país.

En un rela­to de fic­ción el guión de Bus­ta­man­te escri­to con Lisan­dro Sán­chez pre­sen­ta al jubi­la­do gene­ral Enri­que Mon­te­ver­de (Julio Díaz) enve­je­ci­do con los pri­me­ros esta­dios de Alzhei­mer, que es some­ti­do a jui­cio por un tri­bu­nal de Gua­te­ma­la debi­do al geno­ci­dio per­pe­tra­do trein­ta años atrás duran­te la gue­rra civil. Des­pués de ser sen­ten­cia­do y encar­ce­la­do, al ape­lar la sen­ten­cia logra ser absuel­to y reco­brar su liber­tad. Sin embar­go, eso no impi­de que Mon­te­ver­de atra­vie­se una cri­sis fami­liar al afec­tar igual­men­te a su mujer e hija e inclu­so al ama de lla­ves quie­nes se ven impo­si­bi­li­ta­dos de dejar la resi­den­cia fren­te a cien­tos de per­so­nas acam­pa­das en el exte­rior de la mis­ma pro­fi­rien­do insul­tos y ame­na­zas hacia su per­so­na por el indul­to obte­ni­do. A todo ello, el espí­ri­tu de La Llo­ro­na pene­tra en la man­sión aco­san­do a sus moradores.

Bus­ta­man­te que fue muy elo­gia­do con su film pre­ce­den­te Ixca­nul (2015), aquí rati­fi­ca su con­di­ción de esme­ra­do cineas­ta con esta his­to­ria don­de fusio­na armo­nio­sa­men­te reali­dad y fan­ta­sía en la que el dolor de La Llo­ro­na cons­ti­tu­ye una metá­fo­ra del tris­te pasa­do que sufrió el país.

MIEN­TRAS DURE LA GUE­RRA (Espa­ña-Argen­ti­na)

MIEN­TRAS DURE LA GUERRA

El cine espa­ñol tra­ta una vez más la Gue­rra Civil que enlu­tó a Espa­ña en Mien­tras Dure la Gue­rra don­de el rea­li­za­dor Ale­jan­dro Ame­ná­bar cen­tra su aten­ción en la figu­ra del gran filó­so­fo, nove­lis­ta y pro­fe­sor Miguel de Una­muno (1864 – 1936).

El rela­to se desa­rro­lla a prin­ci­pios de julio de 1936 cuan­do el sep­tua­ge­na­rio escri­tor ejer­ce el car­go de rec­tor de la Uni­ver­si­dad de Sala­man­ca. A pesar de su orien­ta­ción socia­lis­ta no deja de mani­fes­tar su decep­ción fren­te al gobierno repu­bli­cano exis­ten­te; es así que cuan­do el movi­mien­to fas­cis­ta irrum­pe, este ilus­tre inte­lec­tual no ocul­ta su sim­pa­tía hacia la jun­ta mili­tar recien­te­men­te cons­ti­tui­da, habien­do per­ma­ne­ci­do igno­ran­te del ase­si­na­to de Fede­ri­co Gar­cía Lor­ca acon­te­ci­do al mes de haber­se ini­cia­do el con­flic­to. Aun­que dos de sus fie­les ami­gos, un joven pro­fe­sor (Car­los Serrano Clark) y un pas­tor pro­tes­tan­te (Luis Zahe­ra), le soli­ci­tan que uti­li­ce su pres­ti­gio­so nom­bre para pro­nun­ciar­se en con­tra de la vio­len­cia que se está gene­ran­do, Una­muno opta por adop­tar una acti­tud neu­tral. La situa­ción cam­bia por com­ple­to, cuan­do ellos son aprehen­di­dos sin jus­ti­fi­ca­da razón: cre­yen­do que pue­de uti­li­zar su influen­cia para libe­rar­los, soli­ci­ta una audien­cia con el Gene­ral Fran­cis­co Fran­co (San­ti Pre­go) aun­que fra­ca­sa en el inten­to de per­sua­dir­lo, sien­do final­men­te sus ami­gos ajus­ti­cia­dos. Uno de los momen­tos más emo­cio­nan­tes del film es duran­te la rea­li­za­ción de un acto ofi­cial cele­bran­do el Día de la Raza en el que Una­muno es invi­ta­do jun­to con otros pro­mi­nen­tes jerar­cas del gobierno mili­tar inclu­yen­do al extre­mis­ta psi­có­pa­ta gene­ral Millian-Astray (Eduard Fer­nán­dez); en esa opor­tu­ni­dad, en su fie­ro dis­cur­so expre­sa públi­ca­men­te su indig­na­ción hacia el régi­men impe­ran­te por los crí­me­nes rea­li­za­dos a quie­nes son sos­pe­cha­dos de comu­nis­tas u opues­tos al nue­vo gobierno.

La com­po­si­ción que rea­li­za Karra Ele­jal­de como Una­muno es magis­tral al trans­mi­tir con total con­vic­ción las inten­sas emo­cio­nes del aca­dé­mi­co quien com­ple­ta­men­te des­en­ga­ña­do com­prue­ba cómo “los sal­va­do­res de la patria” han crea­do una vio­len­cia san­grien­ta impo­si­ble de con­te­ner; su frá­gil con­tex­tu­ra físi­ca lo con­du­ci­rá a la muer­te pocos meses después.

Cier­ta­men­te no hay gran­des reve­la­cio­nes en el guión de Ame­ná­bar y Ale­jan­dro Her­nán­dez, pero eso no dis­mi­nu­ye los méri­tos de esta inob­je­ta­ble pro­duc­ción ofre­cien­do la visión del ini­cio de una dic­ta­du­ra que ensom­bre­ció al país por espa­cio de casi 4 déca­das dejan­do una este­la de innu­me­ra­bles víc­ti­mas en el camino transitado.

LAS BUE­NAS INTEN­CIO­NES (Argen­ti­na)

LAS BUE­NAS INTENCIONES

En su ópe­ra pri­ma la direc­to­ra y guio­nis­ta Ana Gar­cía Bla­ya narra las vici­si­tu­des de una fami­lia frag­men­ta­da sin que eso impi­da el cari­ño, com­pren­sión y ter­nu­ra exis­ten­te entre sus integrantes.

Ambien­ta­do en Bue­nos Aires en la déca­da del 90 el rela­to pre­sen­ta a Gus­ta­vo (Javier Dro­las) que tra­ba­ja en una dis­que­ría con su vie­jo ami­go Nés­tor (Sebas­tián Arzeno) aun­que el nego­cio no da para mucho. Su natu­ra­le­za indo­len­te y poco res­pon­sa­ble pare­ce haber sido la cau­sa del divor­cio con Ceci­lia (Jaz­min Stuart) con quien man­tie­ne bue­nas rela­cio­nes y sin pro­ble­ma alguno en lo con­cer­nien­te a la cus­to­dia com­par­ti­da de sus tres niños. La nor­ma­li­dad coti­dia­na se inte­rrum­pe cuan­do su exmu­jer le comu­ni­ca que con su actual pare­ja (Juan Minu­jin, ‚vis­lum­bran­do un mejor por­ve­nir eco­nó­mi­co, pien­san radi­car­se en Para­guay don­de los chi­cos habrán de acom­pa­ñar­los; en la medi­da que Gus­ta­vo es un buen papá que ado­ra a sus hijos y el amor es recí­pro­co, sien­te gran pena al tener que sepa­rar­se de ellos aun­que final­men­te se resig­na a la nue­va situa­ción plan­tea­da al com­pren­der que él no está en con­di­cio­nes de impe­dir ese tras­la­do. El hecho se com­pli­ca un poco más cuan­do Aman­da (Aman­da Minu­jin), la niña de 9 años que es la mayor de los tres her­ma­nos y muy madu­ra, quie­re que­dar­se a vivir con su padre y éste per­ci­be que no está capa­ci­ta­do para asu­mir tal res­pon­sa­bi­li­dad debi­do a su esti­lo caó­ti­co de vida, ade­más de las impli­can­cias económicas.

Sin mayo­res pre­ten­sio­nes pero con nota­ble efi­cien­cia la novel cineas­ta ofre­ce un tierno rela­to demos­tran­do un víncu­lo muy afec­ti­vo con sus per­so­na­jes. Gar­cía Baya dedi­ca a sus padres esta genui­na tra­gi­co­me­dia basa­da en sus pro­pias expe­rien­cias, don­de Aman­da es su alter ego del perío­do vivi­do en su infan­cia. Las inter­pre­ta­cio­nes son muy bue­nas, con espe­cial dis­tin­ción de Aman­da Minu­jin quien demues­tra gran expre­si­vi­dad en la com­po­si­ción de su personaje.

THE AUDI­TION (Ale­ma­nia-Fran­cia)

THE AUDI­TION

Median­te un dra­ma psi­co­ló­gi­co, la direc­to­ra Ina Weis­se ilus­tra en The Audi­tion cómo una inusi­ta­da devo­ción pue­de resul­tar contraproducente.

La talen­to­sa actriz ale­ma­na Nina Hoss ani­ma a Anna, una pro­fe­so­ra de vio­lín que se desem­pe­ña en una pres­ti­gio­sa aca­de­mia de músi­ca de Ber­lín, es madre de Jonas (Sera­fin Mishiev) de 10 años y espo­sa de Phi­lip­pe (Simon Abka­rian) que se dedi­ca en el taller del hogar a fabri­car ins­tru­men­tos de músi­ca. En la reu­nión anual para la admi­sión de futu­ros aspi­ran­tes al renom­bra­do con­ser­va­to­rio, Anna jun­to con sus cole­gas juz­gan a los can­di­da­tos que aspi­ran ingre­sar al renom­bra­do con­ser­va­to­rio; es allí que a dife­ren­cia del jui­cio de los otros pro­fe­so­res, ella apre­cia el talen­to de Ale­xan­der (Ilja Mon­ti), un joven vio­li­nis­ta, per­mi­tien­do su ingre­so al esta­ble­ci­mien­to. A par­tir de ese momen­to, Anna des­ti­na la mayor par­te de su tiem­po a ins­truir a Ale­xan­der para que esté bien pre­pa­ra­do en el momen­to que deba audi­cio­nar en un con­cier­to a fin de que pue­da apro­bar los exá­me­nes intermedios.

La extre­ma obs­ti­na­ción de Anna y su esca­sa peda­go­gía al deman­dar a Ale­xan­der un per­fec­cio­na­mien­to a todas luces exa­ge­ra­do moti­va a que jus­ti­fi­ca­da­men­te él se sien­ta frus­tra­do. A todo ello, su hiji­to que tam­bién estu­dia vio­lín con otra ins­truc­to­ra resien­te que su madre lo pre­sio­ne en sus estu­dios para que sea tan buen vio­li­nis­ta como es ella. No menos impor­tan­te es que la rela­ción con­yu­gal comien­za a dete­rio­rar­se en la medi­da que Anna va dejan­do a su fami­lia de lado al enfo­car su aten­ción exclu­si­va­men­te en Ale­xan­der. El cli­ma de ten­sión aumen­ta aún más en la medi­da que man­tie­ne un affai­re con Chris­tian (Jens Albi­nus), un che­lis­ta que la invi­ta a par­ti­ci­par como vio­li­nis­ta en su con­jun­to de cáma­ra. El guión de Weis­se y Daph­né Cha­ri­za­ni con­du­ce a un dra­má­ti­co y per­tur­ba­dor des­en­la­ce que resul­ta­ría indis­cre­to revelar.

Como un intere­san­te aná­li­sis del com­por­ta­mien­to obse­si­vo de una per­so­na a expen­sas de su vida fami­liar, la direc­to­ra ofre­ce un intri­gan­te e impre­de­ci­ble rela­to que man­tie­ne la aten­ción per­ma­nen­te del públi­co quien asi­mis­mo es con­vi­da­do a escu­char bellos extrac­tos musi­ca­les, en gran par­te per­te­ne­cien­tes a Bach.

THE TWO POPES (Esta­dos Uni­dos-Gran Bretaña-Italia-Argentina)

THE TWO POPES

Que Fer­nan­do Mei­re­lles es un exce­len­te direc­tor nadie lo pone en duda pero en The Two Popes logra supe­rar­se a sí mis­mo a tra­vés del estu­pen­do retra­to de dos per­so­nas quie­nes han teni­do la opor­tu­ni­dad de lide­rar a tra­vés de la ins­ti­tu­ción de la Igle­sia Cató­li­ca a 1300 millo­nes de fie­les de dicha fe. En esta opor­tu­ni­dad el cineas­ta bra­si­le­ño con­tó con la valio­sa cola­bo­ra­ción del guio­nis­ta Anthony McCar­ten y la par­ti­ci­pa­ción de dos hip­nó­ti­cos acto­res encar­nan­do a los dos Papas que cons­ti­tu­yen el foco cen­tral de esta producción.

Agra­cia­do con una impor­tan­te docu­men­ta­ción de archi­vos pro­vis­ta por el Vati­cano, el film abor­da el pri­mer encuen­tro entre el Papa Bene­dic­to XVI (Anthony Hop­kins) en su resi­den­cia vera­nie­ga de Cas­tel Gan­dol­fo con el car­de­nal de Argen­ti­na Jor­ge Ber­go­glio (Jonathan Pry­ce) hacia fines de 2012. Si bien la inten­ción que moti­vó el via­je a Roma de éste últi­mo ha sido pre­sen­tar su car­ta de reti­ro al San­to Padre, él le comu­ni­ca su deci­sión de renun­ciar sien­do por pri­me­ra vez en seis siglos que un pon­tí­fi­ce adop­ta tal deci­sión. A tra­vés de los estu­pen­dos diá­lo­gos que se pro­du­cen duran­te el encuen­tro que­da evi­den­cia­do el con­tras­te exis­ten­te entre la pos­tu­ra ultra con­ser­va­do­ra de Bene­dic­to y la posi­ción libe­ral que alien­ta el obis­po Ber­go­glio aun­que sin alu­sión algu­na a los escán­da­los sexua­les por los que la Igle­sia atra­vie­sa en esos momen­tos. Más allá de la mar­ca­da dife­ren­cia ideo­ló­gi­ca que­da en cla­ro el espí­ri­tu de cor­dia­li­dad rei­nan­te entre ambos don­de lo que está en jue­go es el futu­ro de la emble­má­ti­ca ins­ti­tu­ción reli­gio­sa que debe evo­lu­cio­nar si se con­si­de­ra que la fe cató­li­ca va dis­mi­nu­yen­do en el mundo.

Alter­nan­do el rela­to Mei­re­lles pasa revis­ta al pasa­do del joven jesui­ta Ber­go­glio (Juan Minu­jin) duran­te la épo­ca de la infa­me dic­ta­du­ra mili­tar argen­ti­na del gene­ral Vide­la, don­de él se abs­tu­vo de adop­tar una acti­tud con­tes­ta­ta­ria sobre lo que esta­ba ocu­rrien­do aun­que man­te­nien­do en todo momen­to su humil­de con­di­ción pas­to­ral para ayu­dar a los sec­to­res más desfavorecidos.

Lejos de adop­tar un tono aca­dé­mi­co o solem­ne, el inge­nio­so guión está impreg­na­do con momen­tos de fran­co humor don­de abun­dan algu­nos chis­tes sumi­nis­tra­dos por el futu­ro Papa. En esta pie­za de cáma­ra prác­ti­ca­men­te domi­na­da por Hop­kins y Pry­ce, ambos se lucen a tra­vés de un due­lo acto­ral de gigan­tes­cos tita­nes; mien­tras que el vete­rano actor bri­tá­ni­co ofre­ce una sem­blan­za exce­len­te de la per­so­na­li­dad del ger­mano Joseph Ratzin­ger, Pry­ce des­ti­la cali­dez, humor y gran huma­ni­dad que pre­ci­sa­men­te son los ras­gos carac­te­rís­ti­cos del actual Papa Fran­cis­co, gran aman­te del tan­go y apa­sio­na­do del fútbol.

Si bien el rela­to es de fic­ción, mucho de lo que ocu­rre en el mis­mo tie­ne visos de lo que real­men­te acon­te­ció, como lo es por ejem­plo el cón­cla­ve que cele­bra el Cole­gio Car­de­na­li­cio para pro­ce­der a la elec­ción de un nue­vo pon­tí­fi­ce y que por pri­me­ra vez es expues­to en el cine. A todo ello se agre­ga los exce­len­tes dise­ños de pro­duc­ción y una repro­duc­ción inme­jo­ra­ble de la Capi­lla Six­ti­na como una de las mues­tras del esplen­do­ro­so Vati­cano. En resu­men, sin lle­gar al nivel de obra maes­tra Mei­re­lles ofre­ce un film alta­men­te gratificante.

THE CAVE (Siria-Dina­mar­ca-Ale­ma­nia-Esta­dos Unidos-Qatar)

Este impre­sio­nan­te docu­men­tal de Feras Fay­yad que fue fil­ma­do des­de 2016 has­ta 2018, sacu­de y emo­cio­na al pro­pio tiem­po al expo­ner cómo es posi­ble lidiar con los estra­gos de la des­gra­cia­da gue­rra siria que des­de hace 8 años estre­me­ce a los habi­tan­tes de este país del Medio Oriente.

Des­pués de que Last Man in Alep­po fue pre­mia­do en el fes­ti­val de Sun­dan­ce de 2017 reci­bien­do acla­ma­dos elo­gios crí­ti­cos en su enfo­que huma­ni­ta­rio en la sitia­da ciu­dad de Alep­po, el docu­men­ta­lis­ta sirio retor­na a su país natal para cen­trar su aten­ción en la igual­men­te devas­ta­do­ra ciu­dad de Ghou­ta ase­dia­da por los ince­san­tes bom­bar­deos reci­bi­dos del régi­men de Bashar al-Assad y sus alia­dos forá­neos. Con todo, a modo de rela­ti­vo solaz, el rea­li­za­dor expo­ne aquí la altruis­ta labor de la remar­ca­ble pedia­tra Ama­ni Ballour quien lide­ra un equi­po de tra­ba­jo en un hos­pi­tal sub­te­rrá­neo que con su red de secre­tos túne­les real­men­te se ase­me­ja a una caver­na al que alu­de el títu­lo del film.

Acce­dien­do a los reque­ri­mien­tos del direc­tor de no inte­rrum­pir la abne­ga­da labor que rea­li­za mien­tras está fil­man­do, la cáma­ra sigue los pasos de la doc­to­ra Ballour quien con resuel­ta deter­mi­na­ción demues­tra su for­ta­le­za y ener­gía aten­dien­do a los pacien­tes que inclu­yen a niños heri­dos; en su dia­rio tra­ji­nar ella se ve obli­ga­da a supe­rar las con­tin­gen­cias ori­gi­na­das por la esca­sez de medi­ci­na apro­pia­da y la difi­cul­to­sa pro­vi­sión de ali­men­tos. Para agre­gar más leña al fue­go, esta heroí­na se enfren­ta con el odio­so machis­mo impe­ran­te en don­de lle­ga a ser acu­sa­da por un hom­bre de mal mane­jo del hos­pi­tal dicién­do­le que su mejor lugar, como toda mujer, es en el hogar y no en el hos­pi­tal. En todo caso, eso no la ami­la­na para pro­se­guir ope­ran­do con tena­ci­dad y sin per­der, a pesar de todo, el buen sen­ti­do del humor.

Si bien los medios de difu­sión han dado cuen­ta de lo que ocu­rre en esa des­afor­tu­na­da región del mun­do, con todo este duro y valio­so docu­men­tal impo­si­bi­li­ta dejar indi­fe­ren­te a quien lo con­tem­pla. Esta remar­ca­ble pelí­cu­la deja como últi­ma impre­sión la dedi­ca­ción, cama­ra­de­ría y soli­da­ri­dad impe­ran­te en este valio­so gru­po hos­pi­ta­la­rio que rea­li­zan­do una excep­cio­nal tarea des­ta­ca lo más valio­so que pue­de emer­ger del géne­ro humano. Mere­ci­da­men­te, The Cave fue dis­tin­gui­do con el Pre­mio del Públi­co (Peo­ple’s Choi­ce) al mejor documental.

MAR­TIN EDEN (Ita­lia-Fran­cia)

MAR­TIN EDEN

La auto­bio­grá­fi­ca nove­la del escri­tor ame­ri­cano Jack Lon­don publi­ca­da en 1909 ha sido adap­ta­da bri­llan­te­men­te por el direc­tor ita­liano Pie­tro Mar­ce­llo que aun­que res­pe­tan­do su espí­ri­tu ori­gi­nal ofre­ce con Mar­tin Eden una adap­ta­ción libre y dis­tin­ti­va­men­te per­so­nal del per­so­na­je central.

El rela­to basa­do en el guión del rea­li­za­dor y Mau­ri­cio Brauc­ci ya no trans­cu­rre en San Fran­cis­co como en el libro sino en la ciu­dad de Napo­les hacia media­dos del siglo pasa­do. Es allí don­de se sale al encuen­tro de Mar­tin Eden (Luca Mari­ne­lli), un mari­ne­ro ita­liano de poco más de 20 años con esca­so acce­so a la edu­ca­ción y de infe­rior cla­se social que por una cir­cuns­tan­cia for­tui­ta lle­ga a cono­cer a Ele­na (Jes­si­ca Cressy) per­te­ne­cien­te a una fami­lia napo­li­ta­na de la alta bur­gue­sía; al que­dar infa­tua­do con ella quien len­ta­men­te va res­pon­dien­do a su apa­sio­na­do amor, se sen­ti­rá esti­mu­la­do a estu­diar y desa­rro­llar su voca­ción de escri­tor. Si bien a la pos­tre el roman­ce que­da­rá trun­co, lo cier­to es que Mar­tin en for­ma gra­dual, va tran­si­tan­do el acer­ta­do camino como auto­di­dac­ta desa­rro­llan­do su poten­cial inte­lec­tual que lo impul­sa­rá a efec­tuar sus pri­me­ros escri­tos; des­pués de supe­rar algu­nos obs­tácu­los logra­rá la publi­ca­ción de sus nove­las y poe­mas. Así, el otro­ra humil­de mari­ne­ro que se gana­ba la vida en ocu­pa­cio­nes nimias atra­ve­san­do una dura exis­ten­cia, se con­vier­te en un impor­tan­te y famo­so eru­di­to. Pero al lle­gar a la cum­bre, su per­so­na­li­dad va cam­bian­do sien­do aho­ra un ser alti­vo y arro­gan­te que nie­ga sus orí­ge­nes de cla­se para trans­for­mar­se en un reac­cio­na­rio indi­vi­dua­lis­ta que final­men­te habrá de pro­vo­car­le una cri­sis existencial.

Las dos caras de la meda­lla de este héroe-anti­hé­roe están muy bien refle­ja­das en la exce­len­te carac­te­ri­za­ción que efec­túa Mari­ne­lli quien de lleno se sumer­ge por com­ple­to en la piel de Mar­tin. Su actua­ción valo­ri­za en gran par­te el tra­ba­jo del rea­li­za­dor ade­más de la foto­gra­fía de Fran­cis­co Di Gia­co­mo y Ales­san­dro Aba­te fil­ma­da en Super 16 inter­ca­lan­do valio­so mate­rial de archi­vo. El resul­ta­do final es un film a todas luces cau­ti­van­te que ha sido dis­tin­gui­do como el mejor de los pre­sen­ta­dos en la Sec­ción Plat­form del festival.

MANO DE OBRA (Méxi­co)

Un dra­ma muy bien ilus­tra­do es lo que se apre­cia en Mano de Obra, el pri­mer lar­go­me­tra­je de David Zona­na quien como guio­nis­ta abor­da la injus­ti­cia social de la cla­se obre­ra en la capi­tal de Méxi­co. El pun­to de par­ti­da es una tra­ge­dia que acon­te­ce con Clau­dio, uno de los alba­ñi­les de la cons­truc­ción com­ple­tan­do una enor­me man­sión con otros tra­ba­ja­do­res, cuan­do rea­li­zan­do sus tareas cae des­de un piso ele­va­do hacia el sue­lo pro­du­cien­do su ins­tan­tá­neo deceso.

El mor­tal acci­den­te pro­du­ce hon­da cons­ter­na­ción en su her­mano Fran­cis­co (Luis Alber­ti), que tam­bién tra­ba­ja en el mis­mo lugar, y su viu­da Lupe (Jes­si­ca Gál­vez) que ade­más de la pér­di­da de su mari­do se encuen­tra emba­ra­za­da y apre­mia­da finan­cie­ra­men­te. Cuan­do Fran­cis­co tra­ta de lograr la indem­ni­za­ción por acci­den­te de tra­ba­jo que le corres­pon­de a su cuña­da, la ofi­ci­na del rico pro­pie­ta­rio del inmue­ble (Hugo Men­do­za) le indi­ca que debe aguar­dar la peri­cia téc­ni­ca; al lle­gar el infor­me ‑indu­da­ble­men­te mani­pu­la­do- en el mis­mo se cer­ti­fi­ca que Clau­dio esta­ba ebrio cuan­do se pro­du­jo su muer­te, pese a que él jamás acos­tum­bra­ba a beber; en con­se­cuen­cia y sin que la pro­tes­ta obten­ga eco alguno no habrá nin­gu­na compensación.

El trá­gi­co inci­den­te se agre­ga a la lis­ta de humi­lla­cio­nes que deben tole­rar los tra­ba­ja­do­res don­de ade­más del atra­sa­do pago sala­rial, cuan­do en cier­tas oca­sio­nes se pro­du­cen leves rotu­ras en los gajes del ofi­cio par­te del suel­do del que lo oca­sio­na es rete­ni­do en una suma des­co­mu­nal­men­te mayor que el daño cau­sa­do. Lo que sigue a con­ti­nua­ción es mejor no reve­lar­lo, sal­vo anti­ci­par que cuan­do el adi­ne­ra­do pro­pie­ta­rio del gran piso falle­ce, Fran­cis­co imple­men­ta una revan­cha ten­dien­te a rei­vin­di­car sus dere­chos y los de sus explo­ta­dos com­pa­ñe­ros aun­que final­men­te lo con­ver­ti­rá en un anti­hé­roe en el tris­te des­en­la­ce de esta historia.

De modes­tos alcan­ces, este pri­mer film de Zona­na logra impac­tar en su con­ci­so metra­je de 82 minu­tos ilus­tran­do el des­am­pa­ro y la fal­ta de pro­tec­ción de los sec­to­res más humil­des a tra­vés del fun­cio­na­mien­to de un sis­te­ma eco­nó­mi­co que incen­ti­va la des­igual­dad social.