TAMMY’S ALWAYS DYING. Canadá, 2019. Un film de Amy Jo Johnson. Disponible en las plataformas canadienses de Rogers, Bell, Telus, Shaw, Sasktel, Cogeco, iTunes, Sony Playstation MTS, Microsoft Video y Google Play.
La problemática relación entre una hija y su madre es expuesta en Tammy’s Always Dying sin que su tratamiento lo distinga de otros que se han visto sobre el mismo tema. Según se lee en las notas de prensa, la realizadora Amy Jo Johnson ha tratado de transmitir aquí algunas de sus experiencias personales y si bien lo logra en parte, el resultado es un tanto desigual dado que el drama no logra impactar como debiera.
La acción que transcurre en la época actual en una pequeña ciudad de Ontario presenta a Kathy (Anastasia Phillips), una joven humilde que trabaja en un bar local y que carga sobre sus hombros el tremendo peso de tener que tolerar a su madre Tammy (Felicity Huffman), una alcohólica mujer de edad, narcisista y tremendamente desagradable que pareciera gozar manipulando a su hija; así una de sus tácticas consiste en simular que se va a suicidar saltando desde un puente peatonal al vacío a fin de que Kathy esté lista para venir a socorrerla.
Aunque gran parte del film discurre entre la tensa relación vigente entre estas dos mujeres, el guión de Joanne Sarazen brinda algunos detalles de la vida de Kathy, quien con su trabajo obtiene magros ingresos para sobrevivir y lo que más ansía es dejar el lugar donde reside; en su vida sentimental no hay mayor futuro que pueda alentar en los casuales encuentros sexuales con un pedestre hombre casado (Aaron Ashmore) y socialmente el único apoyo lo obtiene de Doug (Clark Johnson), su patrón gay con quien mantiene un amistoso vínculo. Del lado de Tammy, poco o nada se sabe de su existencia pasada dado que el libreto no esclarece cómo se desarrolló la comunicación entre ella y su hija cuando era más joven cómo tampoco se llegan a conocer las causas de su alcoholismo.
El relato alcanza su pico dramático cuando se descubre que Tammy sufre de un cáncer terminal lo que motiva a que Kathy se ocupe de atenderla sin que su actitud altere la tóxica relación con su madre. De allí en más y a fin de obtener un dinero extra, a través de Ilana (Lauren Holly), una cínica agente de televisión, logra que la inviten a participar en un programa televisivo de entrevistas informales a fin de relatar su drama personal. Aunque este episodio adopta un tono satírico, su gracia es forzada y de algún modo desvía el conflicto central de la historia.
Si bien la dirección de Johnson es correcta, el guión no gravita lo necesario para tratar con más profundidad las características del psicológico abuso maternal, en tanto que los personajes secundarios no están lo suficientemente desarrollados. Lo más importante del film se halla en las sólidas actuaciones de sus dos protagonistas. Huffman caracteriza con feroz intensidad a la tiránica madre incapaz de mostrar algún rasgo de redención en tanto que Phillips magníficamente da vida a la descorazonada y agobiada hija sujeta a los vaivenes de su explotadora progenitora a quien en última instancia desea que la muerte se la lleve lo antes posible. Jorge Gutman