Un His­tó­ri­co Hallazgo

THE DIG. Gran Bre­ta­ña, 2019. Un film de Simon Sto­ne. Dis­po­ni­ble en Net­flix 

Para los lec­to­res que aún no han teni­do opor­tu­ni­dad de visi­tar el pres­ti­gio­so Museo Bri­tá­ni­co de Lon­dres, uno de los más impor­tan­tes del mun­do, resul­ta muy con­ve­nien­te ver The Dig en don­de se rela­ta la his­to­ria de uno de los teso­ros más impor­tan­tes alber­ga­dos por esta institución.

El direc­tor Simon Sto­ne valién­do­se del guión de Moi­ra Buf­fi­ni basa­do en el libro de John Pres­ton narra un acon­te­ci­mien­to ver­da­de­ro aun­que no está libre de algu­nas licen­cias pro­pias de cual­quier rela­to de ficción.

Carey Mulli­gan y Ralph Fiennes

La tra­ma que se desa­rro­lla en 1939, poco antes de que se ini­cie la Segun­da Gue­rra, gira en torno de una terra­te­nien­te apa­sio­na­da por la arqueo­lo­gía y su rela­ción con un arqueó­lo­go ama­teur. Ella es Edith Pretty (Carey Mulli­gan), una joven viu­da y madre mono­pa­ren­tal de Robert (Archie Bar­nes), quien pre­su­me que en los túmu­los de los amplios terre­nos que posee en su resi­den­cia de Sut­ton Hoo en Suf­folk, al nor­te de Lon­dres, pue­den encon­trar­se algu­nos ves­ti­gios de la épo­ca de los vikin­gos. A fin de rea­li­zar la exca­va­ción per­ti­nen­te, a suge­ren­cia del Museo de Ips­wich ella con­tra­ta a Basil Brown (Ralph Fien­nes), un estu­dio­so y exper­to explo­ra­dor aun­que sin for­ma­ción académica.

El eje cen­tral del rela­to se cen­tra en los esfuer­zos de este infa­ti­ga­ble ras­trea­dor, injus­ta­men­te menos­pre­cia­do por sus cole­gas, quien tra­ba­jan­do con la ayu­da de un redu­ci­do equi­po intu­ye que podrá des­cu­brir algo impor­tan­te. Asi­mis­mo, la narra­ción ilus­tra el afec­tuo­so víncu­lo del ama­ble des­en­te­rra­dor con Edith y sobre todo con su soli­ta­rio hijo. La gran reve­la­ción se pro­du­ce con el colo­sal hallaz­go de un buque hun­di­do pro­vis­to de teso­ros que data del medioevo.

A todo ello en esta his­to­ria se incor­po­ran otros per­so­na­jes, entre ellos una joven pare­ja de arqueó­lo­gos inte­gra­da por Peggy Pres­ton (Lily James) y su recien­te mari­do Stuart Pig­gott (Ben Cha­plin), Rory Lomax (Johnny Flynn) que es el joven pri­mo de Edith y está pró­xi­mo a alis­tar­se en la fuer­za aérea bri­tá­ni­ca, ade­más de un pre­su­mi­do repre­sen­tan­te del Museo Bri­tá­ni­co (Ken Scott) que desea que Edith ceda a la ins­ti­tu­ción la valio­sa embar­ca­ción des­cu­bier­ta. A decir ver­dad, estos per­so­na­jes no agre­gan mucho al tema prin­ci­pal don­de por ejem­plo poco impor­ta la sub­tra­ma de los amo­ríos de Peggy quien des­ilu­sio­na­da de su matri­mo­nio se entre­ga a los bra­zos de Rory. Asi­mis­mo, si bien el con­flic­to béli­co que se ave­ci­na cons­ti­tu­ye el esce­na­rio de fon­do, ese acon­te­ci­mien­to no agre­ga mayor impac­to dra­má­ti­co al rela­to principal.

En esen­cia, Sto­ne ofre­ce un dra­ma de épo­ca muy bien recrea­do, ponien­do espe­cial énfa­sis en la huma­ni­za­ción de sus prin­ci­pa­les per­so­na­jes que están carac­te­ri­za­dos mag­ní­fi­ca­men­te por Fien­nes y Mulli­gan. El vete­rano actor de Schind­le­r’s List, apor­ta nue­va­men­te su reco­no­ci­do ofi­cio con­fi­rien­do total genui­ni­dad a su per­so­na­je como si se tra­ta­ra de un real explo­ra­dor. No menos pon­de­ra­ble es la pres­ta­ción de la afian­za­da intér­pre­te reve­la­da en An Edu­ca­tion (2009) com­po­nien­do a la frá­gil mujer de que­bran­ta­da salud cuyo pre­sen­ti­mien­to de que exis­tía algo valio­so deba­jo de los mon­tícu­los de tie­rra final­men­te se vio cris­ta­li­za­do con el his­tó­ri­co des­cu­bri­mien­to. La alqui­mia exis­ten­te entre ambos acto­res está muy bien logra­da en la cáli­da amis­tad esta­ble­ci­da entre un madu­ro hom­bre casa­do y una madre mono­pa­ren­tal de dife­ren­tes eda­des y ante­ce­den­tes sociales.

En los cré­di­tos fina­les se acla­ra que duran­te el con­flic­to béli­co, el Teso­ro de Sut­ton Hoo estu­vo res­guar­da­do en una esta­ción de metro de Lon­dres y recién se exhi­bió en el Museo Bri­tá­ni­co nue­ve años des­pués del falle­ci­mien­to de Edith acae­ci­do en 1942 aun­que sin men­cio­nar a su des­cu­bri­dor Basil Brown. Sólo en los últi­mos años se ha reco­no­ci­do el apor­te que él efec­tuó a la arqueo­lo­gía don­de aho­ra su nom­bre apa­re­ce jun­to al de Edith en la expo­si­ción per­ma­nen­te de esta pres­ti­gio­sa ins­ti­tu­ción cul­tu­ral. Jor­ge Gutman