CLIFF WALKERS. China, 2021. Un film de Zhang Yimou. 120 minutos
El realizador Zhang Yimou de Red Sorghum (1988), Raise the Red Lantern (1991) y Coming Home (2014), entre otros meritorios trabajos melodramáticos, por primera vez aborda en Cliff Walkers el género de espionaje.
La acción se desarrolla en China, en 1931 durante la invasión y ocupación japonesa de Manchuria. En medio de un clima invernal ahí arriban procedentes de Rusia el matrimonio integrado por Zhang (Zhang Yi) y Yu (Qin Hailu) y los jóvenes novios Chiuliang (Zhu Yawen) y Lan (Liu Haocun); después de haber sido entrenados en la Unión Soviética, estos 4 comunistas chinos tienen como misión rescatar a un compatriota oculto en la ciudad de Harbin ‑ubicada al norte de China- que ha sido testigo presencial de la masacre japonesa realizada en el país. Para lograr una mejor eficiencia en el operativo, las dos parejas se dividen donde Zhang trabajará con Lan en tanto que Chiuliang lo hará con Yu.
De allí en más Yimou basado en el guión de Quan Yongxian, ilustra los avatares que atraviesan estos 4 espías donde permanentemente están expuestos a que sean descubiertos, capturados y torturados. A todo ello, el relato adopta varias vueltas de giro con la participación de infiltrados traidores, dobles espías y servicios de contrainteligencia, en donde resulta difícil precisar quienes actúan a favor o en contra en esta delicada misión. Lo que aquí predomina es la violencia, refriegas a granel, persecuciones automovilísticas y los típicos ingredientes de este tipo de relatos que satisfará a quienes no cuestionen el criterio lógico de la convulsionada y confusa trama. Dentro del género de espionaje, Yimou no ofrece algo nuevo o distintivo de lo que ya se ha visto en las películas basadas en las intrigantes novelas de John Le Carré, o bien en los filmes de James Bond. A pesar de que el elenco se desempeña correctamente, sus personajes se encuentran esquemáticamente definidos.
A su favor cabe resaltar los excelentes valores de producción donde se destaca la impecable textura de la fotografía de Zhao Xiaoding, los logrados efectos visuales de Samson Sing Wun Wong así como la notable reproducción de época de la ciudad de Harbin donde la filmación fue realizada. De todos modos, el remarcable estilo de esta laberíntica historia no alcanza a compensar la insuficiencia de su guión discutiblemente estructurado. Queda como balance un thriller en el que Yimou exalta el nacionalismo chino a través del sacrificio asumido por algunos de sus personajes; de allí la dedicatoria a “todos los héroes de la revolución” que se lee en los créditos finales. Jorge Gutman