Crónica de Jorge Gutman
A continuación se comenta seis destacados filmes presentados en la vigésimo cuarta edición de Rencontres du Cinéma Documentaire de Montreal (RIDM).
Seuls (Canadá)
El problema que atraviesan los refugiados de diferentes lugares del mundo es tratado con honestidad y respeto por parte del realizador Paul Tom. Sobre un guión preparado por Julie Boisvert y Mylène Péthel, el documentalista ha enfocado su atención en 3 personas quienes sin sus padres han dejado sus países de origen para llegar como refugiados a Canadá.
Afshin, el mayor de ellos, abandonó Teherán en 1986 a los 14 años de edad impulsado por su familia que temía por su seguridad si acaso era obligado de participar en el ejército. El primer tramo lo realiza en un camión que lo transporta a Turquía para posteriormente llegar a Grecia y finalmente de allí emprender el viaje aéreo a Canadá. El recuento de las peripecias que tuvo que atravesar para lograr su objetivo genera momentos de genuina tensión. Con el paso de los años, regresa al país con sus hijos para que conozcan la tierra en que nació y mantener lazos con sus familiares.
En 2006 Alain tenía 13 años cuando huyó de Burundi (Bujumbura) con su madre y sus dos hermanos para refugiarse en Kenia, en tanto que su padre se encontraba en la cárcel por una tentativa de golpe de estado. Con la muerte de su madre acaecida años después, él con sus hermanos mediante la ayuda brindada por la Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas, logran llegar a Canadá en 2009.
El tercer caso es el de Patricia que viviendo en Kampala dejó Uganda debido a que a los 16 años había manifestado íntimos sentimientos hacia una amiga. Sus padres, temiendo que su bisexualidad pudiese ser revelada, organizan su partida enviándola a lo de un tío en Nueva York; de allí la joven decidió dirigirse a Canadá arribando en 2019 y dos años después obtuvo el estatus de refugiada.
Entremezclando las entrevistas realizadas con logradas escenas de animación, Tom acertadamente ilustra la dramática aventura experimentada por estos tres personajes quienes gracias a la solidaridad y apoyo recibidos han podido reorganizar sus vidas vislumbrando un futuro más alentador.
Dehors Serge Dehors (Canadá)
Serge Thériault es un guionista, actor y comediante de Quebec de 73 años muy conocido por el público de esta provincia pero que desde hace un tiempo no se sabe de él. Eso se debe a que afectado por una profunda depresión ha permanecido durante los últimos 7 años confinado en su vivienda al rehusar de manera terminante dejar su domicilio.
Lo que antecede ha motivado a los realizadores Martin Fournier y Pier-Luc Latulippe a considerar lo que acontece con Thériault sin entrar a analizar la causa de su enfermedad. Es así que cuidando de no interferir en la vida privada del actor, los documentalistas han entrado en contacto con su esposa Anna, su hija Melina y la devota pareja de vecinos Robert y Jolande que viven en el piso inferior del inmueble; a través de esos encuentros los realizadores van recogiendo las impresiones y vicisitudes de quienes tratan de ayudar a Thériault para que emerja de su encierro voluntario y comience el proceso de recuperación hacia una vida normal.
En poco más de una hora de duración, Fournier y Latulippe han obtenido un sensible documental que dado su naturaleza extremadamente delicada destila profunda humanidad y que hacia el final permite vislumbrar una luz de esperanza.
Zo Reken (Canadá)
Laureado como el mejor film canadiense en el Festival Hot Docs de Toronto, así como habiendo recibido igualmente el premio al mejor documental canadiense en el RIDM, este excelente film del director Emanuel Licha expone magníficamente el estado de situación en que se encuentra Haití que además de haber sufrido los daños del grave terremoto de 2010 está sumido en una permanente crisis política.
En Haití el término “zo reken” está asociado al Toyota Land Cruiser que generalmente utiliza la policía como un medio de represión así como también es empleado por la ONG (Organización No Gubernamental) para suministrar ayuda humanitaria. Es en ese vehículo que conducido por el haitiano Pascal Antoine viaja Licha acompañado de diversos pasajeros que lo abordan a través de una ruta no muy segura, bloqueada con barricadas y en donde el Land Cruiser suele recibir el apedreo de los transeúntes.
De las conversaciones que surgen durante el recorrido queda evidenciado el desencanto de los pasajeros por los problemas que atraviesa el país. Así la marcada desigualdad de los niveles de ingreso de la población, la mala conducción económica, el deplorable sistema de educación y el marcado sexismo existente han conducido a que la mayor parte del pueblo mantenga una gran desconfianza hacia los políticos y que esa frustración se traduzca en las continuadas manifestaciones callejeras de protestas que son frenadas violentamente por los policías.
Uno de los temas más importantes es el cuestionamiento de los viajeros con respecto al rol que cumple la ONG, aduciendo que la ayuda provista contribuye en última instancia a intensificar la corrupción sin que el ciclo de la pobreza pueda ser eliminado. Curiosamente no faltan las críticas al Presidente Jovenel Moïse, teniendo en cuenta que el film se rodó antes de su asesinato en el pasado mes de julio.
A través de la visión de varios representantes de la comunidad de Haití, Licha permite que el espectador tenga una idea más clara y precisa de lo que está aconteciendo en el país más pobre del continente americano. Teniendo en cuenta que el cine documental debe reflejar la realidad existente, este excelente documental lo confirma plenamente.
Looking for Horses (Holanda-Bosnia-Herzegovina-Francia)
El documentalista Stefan Pavlovic radicado en Ámsterdam retorna a Bosnia, la tierra de sus padres, para conectarse con su pasado. Al hacer un alto en el pueblo de Orah se impone de la existencia de un pescador viviendo en una iglesia ubicada en una remota isla en las proximidades de un lago. Es allí que se dirige con su cámara para ubicar y entrevistar a dicho individuo.
No obstante que el realizador tartamudea al hablar y que el pescador Zdravko tiene dificultad de expresarse, entre ambos existe una singular comunicación que en parte se produce mediante gestos faciales. Así Pavlovic se impone que su interlocutor se autoexilió del mundo durante los últimos 18 años tratando de superar los traumas sufridos durante la guerra civil que azotó al país donde además de haber perdido un ojo, la explosión de una granada afectó su audición. Es así que en esa isla solitaria ha logrado encontrar la calma y tranquilidad espiritual que le brinda un nuevo sentido a su existencia.
No obstante las diferencias existentes de edad y antecedentes de ambos individuos, gradualmente se va forjando entre los dos una sincera amistad durante las muchas horas transcurridas en el pequeño bote pesquero del isleño.
El poético proceso narrativo de Pavlovic, la remarcable captación de las imágenes que realiza del apacible lugar y del rostro curtido de Zdravko, generan un muy buen documental en donde resulta fácil de empatizar con la suerte de sus dos protagonistas. Por sus innegables méritos, el RIDM distinguió a este documental con el premio al mejor film de la competencia internacional.
One of Ours (Canadá)
Demostrando que el racismo no se evidencia únicamente por el color de la piel, con este documental la directora y guionista Yasmine Mathurin ilustra cómo existen otras vías por las que la discriminación y rechazo pueden emocionalmente dañar a un individuo.
El film sigue los pasos de Josiah Wilson quien nacido en Haití en 1996 a los cuatro años fue adoptado por una abnegada familia radicada en Cálgary perteneciente a la comunidad indígena Heiltsuk. Naturalmente el chico creció, fue educado y provisto de amor por sus padres al igual que sus hermanastros.
Josiah ve alterada su vida normal frente a un inusitado acontecimiento. Como deportista amante del baloncesto, en 2016 los organizadores del All Native Basketball Tournament no le permiten participar en el torneo aduciendo que su sangre no es legítimamente autóctona. Esa flagrante y descomunal descalificación del equipo crea en el joven un cuestionamiento acerca de su verdadera identidad.
Destacando la solidaridad de su familia como asímismo el afecto recibido por la comunidad, Joshua aprecia ese gran apoyo durante la triste etapa vivida. Afortunadamente en 2020 la absurda medida segregacionista es revocada.
A no dudarlo que Mathurin guarda un singular afecto hacia los autóctonos de Heiltsuk como asimismo a la familia de Joshua y en especial a su persona. Además de retratar estupendamente la dinámica establecida entre los miembros del núcleo familiar, este logrado documental permite reflexionar sobre los elementos que concurren para forjar la identidad de una persona a fin de ser aceptada en el medio en que se desenvuelve.
Dear Audrey (Canadá)
Este emotivo documental de Jeremiah Hayes que obtuvo el premio del público en el RIDM constituye una carta de amor que el realizador y director de fotografía Martin Duckworth dedica a su mujer Audrey con quien ha compartido durante casi 50 años de vida conyugal.
Dada la relación de amistad existente entre el documentalista y Duckworth, éste último ha permitido que su amigo entrase en la intimidad de su hogar ilustrando a través de un período de 4 años el modus vivendi de cuidar a su esposa enferma del mal de Alzheimer. El cariño y devoción que el octogenario Duckworth vuelca en su esposa y la ternura que ella le retribuye a pesar de su condición mental, genera momentos de intensa emoción donde permanentemente Hayes cuida que su filmación mantenga una impecable sobriedad.
Con material de archivo empleado, el film destaca momentos remarcables de la vida de Duckworth; incluyendo cómo conoció a su mujer hacia fines de la década del 60, cuando como fotógrafa y activista social captaba las manifestaciones de protesta por la guerra de Vietnam.
https://www.youtube.com/watch?v=VKIKlLtZ9qw
Además de considerar la aflicción de Audrey, el documental expone la manera en que Duckworth debe lidiar con Jacqueline, su hija autista de 46 años, que requiere plena atención y permanente cuidado. Finalmente se llega a la etapa final del Alzheimer en la que Martin comprende que su esposa debe ser trasladada a una residencia; allí permanecerá hasta su deceso acontecido en 2019.
En esencia, Hayes ha logrado un bello documental ilustrando la fuerza de un entrañable amor capaz de perdurar más allá de la muerte.