Denun­cian­do una Violación

TO KILL A TIGER. Cana­dá, 2022. Un docu­men­tal escri­to y diri­gi­do por Nisha Pahu­ja. 125 minutos

La renom­bra­da docu­men­ta­lis­ta Nisha Pahu­ja ofre­ce un film sobre la vio­la­ción; si bien este tema ha sido tra­ta­do en varias opor­tu­ni­da­des por el cine, lo que dis­tin­gue a To Kill a Tiger es la inusual pasión que envuel­ve a un padre luchan­do con­tra vien­to y marea para que la jus­ti­cia se impon­ga fren­te a este deni­gran­te acto sufri­do por su hija.

Una esce­na del film

En su comien­zo el espec­ta­dor es infor­ma­do que en abril de 2017 en una peque­ña aldea rural de Jharkhand en India, el agri­cul­tor Ran­jit al des­per­tar­se en la noche cons­ta­ta que su hija de 13 años que ha con­cu­rri­do a un casa­mien­to fami­liar no ha regre­sa­do al hogar; cuan­do horas des­pués ella retor­na, él se ente­ra que ha sido vio­la­da por tres mucha­chos y pos­te­rior­men­te bru­tal­men­te gol­pea­da. Si bien Ran­jit logra denun­ciar a la poli­cía y los vic­ti­ma­rios son arres­ta­dos, los aldea­nos y sus repre­sen­tan­tes ini­cian una sos­te­ni­da cam­pa­ña para obli­gar a la fami­lia a aban­do­nar la pro­se­cu­ción del caso.

En una exce­len­te tarea de inves­ti­ga­ción perio­dís­ti­ca rea­li­za­da a tra­vés de apro­xi­ma­da­men­te tres años, la rea­li­za­do­ra brin­da un remar­ca­ble recuen­to del gra­ve inci­den­te que en varias ins­tan­cias lin­da con un film de fic­ción. Es así como que­da expues­to el fer­vor y deter­mi­na­ción de Ran­jit que por el gran amor hacia su hija no está dis­pues­to a acce­der que ella se case con uno de los vio­la­do­res; esa sería la mane­ra en que supues­ta­men­te que­da­ría a sal­vo el honor de su fami­lia y al mis­mo tiem­po con­ten­tar a los mora­do­res de la aldea a fin de que los cul­pa­bles que­den exo­ne­ra­dos de cul­pa y cargo.

Es loa­ble la valen­tía asu­mi­da por Ran­jit que al poco tiem­po es secun­da­do por su espo­sa para que la vil acción adquie­ra noto­rie­dad y que el tri­bu­nal judi­cial se pro­nun­cie sobre el mis­mo. Igual­men­te enco­mia­ble es la volun­tad demos­tra­da por la hija que aho­ra tie­ne 18 años en haber con­sen­ti­do que su iden­ti­dad sea reve­la­da en este docu­men­tal abri­gan­do así la espe­ran­za de que su dolo­ro­sa expe­rien­cia pue­da ayu­dar a otras jóve­nes que atra­vie­san situa­cio­nes aná­lo­gas; con todo, por res­pe­to de pru­den­cia y pri­va­ci­dad hacia ella y su fami­lia, en el mate­rial de pren­sa se soli­ci­ta a los perio­dis­tas no publi­car su nom­bre uti­li­zan­do a cam­bio el seu­dó­ni­mo “J”.

A todo ello, duran­te el roda­je Pahu­ja debió enfren­tar los obs­tácu­los inter­pues­tos por los aldea­nos opues­tos a su fil­ma­ción; sin embar­go eso no la disua­dió en su tarea de inves­ti­ga­ción para com­pren­der la men­ta­li­dad de los hom­bres y jóve­nes, sobre todo en la cul­tu­ra india, para come­ter seme­jan­te deli­to. El resul­ta­do es un diná­mi­co docu­men­tal que con­mo­cio­na sen­si­ble­men­te a la vez que ofre­ce una esce­na de indes­crip­ti­ble emo­ción; eso acon­te­ce cuan­do “J” jun­to a su fami­lia comien­za a leer el con­te­ni­do de su alo­cu­ción que debe­rá efec­tuar duran­te la audien­cia judi­cial rela­tan­do deta­lla­da­men­te lo acon­te­ci­do duran­te la vio­la­ción sufri­da por sus agresores.

En los fac­to­res téc­ni­cos de pro­duc­ción, el film se valo­ri­za por el exce­len­te tra­ba­jo de edi­ción de Mike Munn y Dave Kaza­la, la ban­da sono­ra de Ani­ta Kush­waha y la remar­ca­ble foto­gra­fía de Mri­nal Desai.

En los cré­di­tos fina­les se indi­ca que en India más del 90 por cien­to de las vio­la­cio­nes no son denun­cia­das; es por ello que el gran méri­to de este docu­men­tal es el de alen­tar a que este infa­me deli­to sea reve­la­do y en tal sen­ti­do las esta­dís­ti­cas refle­jan que en la actua­li­dad el núme­ro de víc­ti­mas de la región que deci­die­ron mani­fes­tar­se se ha dupli­ca­do. Jor­ge Gutman