Fes­ti­val Dedi­ca­do al Arte

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

FIFA (1)

Con­si­de­ra­do como el más impor­tan­te de los fes­ti­va­les cana­dien­ses dedi­ca­dos al arte, el 14 de mar­zo se ini­cia­rá la cua­dra­gé­si­ma pri­me­ra edi­ción de FIFA (Fes­ti­val Inter­na­cio­nal du film sur l’art) con la pro­yec­ción del film de Paí­ses Bajos My Heart de la direc­to­ra neer­lan­de­sa Sas­kia Bod­de­ke. El fes­ti­val se desa­rro­lla­rá en sala has­ta el 26 de mar­zo y ade­más a par­tir del 24 de mar­zo has­ta el pró­xi­mo 2 de abril esta­rá dis­po­ni­ble en línea en la pla­ta­for­ma arts.film .

A lo lar­go de su exis­ten­cia FIFA ha pro­mo­vi­do la difu­sión del arte en sus dife­ren­tes mani­fes­ta­cio­nes median­te pelí­cu­las cui­da­do­sa­men­te selec­cio­na­das por el direc­tor Phi­lip­pe U. del Dra­go. Este año la diver­si­fi­ca­da pro­gra­ma­ción inclu­ye la exhi­bi­ción de 220 títu­los pro­ve­nien­tes de 49 paí­ses de todos los con­ti­nen­tes con 67 fil­mes pre­sen­ta­dos en pri­mi­cia mun­dial y 41 fil­mes como pri­mi­cias cana­dien­ses. Asi­mis­mo el Fes­ti­val per­mi­ti­rá des­ta­car el tra­ba­jo de los artis­tas en el cam­po del cine, video y de las artes visua­les a tra­vés de expo­si­cio­nes, per­for­man­ces, dis­cu­sio­nes y jor­na­das profesionales.

Para infor­ma­ción acer­ca de las 11 salas de pro­yec­ción, la pro­gra­ma­ción com­ple­ta, la difu­sión hora­ria y las dife­ren­tes acti­vi­da­des cone­xas con la mues­tra el sitio web a con­sul­tar es lefifa.com

A con­ti­nua­ción se rese­ñan cua­tro docu­men­ta­les que Tri­bu­na Cul­tu­ral ha teni­do oca­sión de apreciar.

OKAY! The ASD Band Film (Cana­dá)

Este enco­mia­ble docu­men­tal de Mark Bone prue­ba cómo median­te la deter­mi­na­ción, cons­tan­cia y empren­di­mien­to del ser humano se pue­de lograr resul­ta­dos favo­ra­bles, no obs­tan­te los esco­llos que pue­dan exis­tir. Eso está refe­ri­do a los pro­ta­go­nis­tas de esta his­to­ria quie­nes afec­ta­dos por el Tras­torno del Espec­tro Autis­ta han logra­do triun­far con su ban­da musi­cal ASD dedi­ca­dos al géne­ro rock.

Gra­cias al estí­mu­lo brin­da­do por la orga­ni­za­ción Jake Hou­se, esta­ble­ci­da en Toron­to con el pro­pó­si­to de apo­yar a fami­lias de autis­tas, cua­tro jóve­nes autis­tas han podi­do cris­ta­li­zar su voca­ción musi­cal cons­ti­tu­yen­do el con­jun­to de refe­ren­cia inte­gra­do por la voca­lis­ta Rawan Tuf­faha, el pia­nis­ta Ron Adea, el gui­ta­rris­ta Jack­son Begley y el bate­ris­ta Spen­ser Murray.

El direc­tor ade­más de enfo­car al gru­po en sus ensa­yos, escri­bien­do can­cio­nes y afi­nan­do las mis­mas, per­mi­te que su tra­ba­jo refle­je cómo la dis­ca­pa­ci­dad ha afec­ta­do sus vidas. En tal sen­ti­do resul­tan per­ti­nen­tes las entre­vis­tas a cada uno de ellos como asi­mis­mo a sus res­pec­ti­vos padres refle­jan­do cómo con gran amor y cari­ño los han ayu­da­do a brin­dar­les con­fian­za y segu­ri­dad para que sean capa­ces de ser inde­pen­dien­tes en la vida.

El con­jun­to ha logra­do publi­car su pri­mer álbum como así tam­bién haber actua­do públi­ca­men­te por pri­me­ra vez en el esce­na­rio de la sala Ope­ra Hou­se de Toron­to. Ade­más de delei­tar al espec­ta­dor con bellas melo­días como Sere­nity (Ron es el com­po­si­tor y letris­ta), Fire­flies,  Bro­ken y Sum­mer­ti­me Blues (Rawan es la com­po­si­to­ra y letris­ta), Mas­que­ra­de y Home (com­pues­tas y escri­tas por Jack­son), Sto­ries y Magic in the Air, entre otras, lo que sub­ya­ce es la empa­tía que se gene­ra con cada uno de estos per­so­na­jes de la vida real. Al pro­pio tiem­po, el docu­men­tal con­tri­bu­ye a des­mis­ti­fi­car los pre­jui­cios exis­ten­tes de la per­so­na autis­ta al com­pro­bar cómo a pesar de todo pue­de desa­rro­llar su poten­cial talento.

Hacien­do alu­sión a su títu­lo, OKAY! es un film deci­di­da­men­te OK! que sus­ci­ta ins­pi­ra­ción a la vez que des­ti­la ter­nu­ra y simpatía.

The Faith­ful: The King, The Pope, The Prin­cess (Esta­dos Unidos)

La direc­to­ra Anne Ber­man enfo­ca su aten­ción en Elvis Pres­ley, el Papa Juan Pablo II y la Prin­ce­sa Dia­na, tres figu­ras icó­ni­cas del siglo pasa­do que for­man par­te de la memo­ria colectiva.

Del rey del rock and roll se apre­cian algu­nos clips de sus fil­mes, home­na­jes reci­bi­dos en vida, asi como miles de per­so­nas reu­ni­das en Gra­ce­land en el ani­ver­sa­rio de su muer­te, la casa don­de nació, comen­ta­rios de sus admi­ra­do­res y la inclu­sión de chu­pe­ti­nes con la foto adhe­ri­da a los mis­mos; la nota dis­tin­ti­va es la de una faná­ti­ca devo­ta que tie­ne su casa prác­ti­ca­men­te con­ver­ti­da en un museo con fotos, cua­dros y toda cla­se de obje­tos memo­ra­bles del cele­bra­do ídolo.

En cuan­to a la prin­ce­sa de Wales, el film expo­ne su roman­ce con el enton­ces prín­ci­pe Char­les, lucien­do el tra­je de novia en el día de su enla­ce, el ase­dio de los papa­raz­zi, una toma en el jar­dín del pala­cio de Ken­sing­ton jun­to a su mari­do y con el peque­ño William y obvia­men­te las mues­tras de pesar por su trá­gi­ca muer­te con los innu­me­ra­bles ramos de flo­res colo­ca­dos en las ver­jas del pala­cio de Buckingham.

En el caso del Sumo Pon­tí­fi­ce, el docu­men­tal enfo­ca la vene­ra­ción de que es obje­to por par­te de resi­den­tes y visi­tan­tes al Vati­cano, como asi­mis­mo algu­nos de sus viajes.

No obs­tan­te las bue­nas inten­cio­nes de la rea­li­za­do­ra, el docu­men­tal no agre­ga algo dife­ren­te a lo ya cono­ci­do y vis­to en múl­ti­ples opor­tu­ni­da­des por los dife­ren­tes medios de difu­sión, inclu­yen­do la tele­vi­sión y el cine, exclu­yen­do las redes socia­les que en ese enton­ces aún no exis­tían. En suma, nada nue­vo bajo el techo.

Music Under the Swas­ti­ka — The Maes­tro and the Cellist of Ausch­witz (Ale­ma­nia)

El cineas­ta Chris­tian Ber­ger con­tras­ta dos per­so­na­li­da­des del mun­do de la músi­ca clá­si­ca en este arre­ba­ta­dor docu­men­tal. A tra­vés del mis­mo se siguen las vici­si­tu­des de la vio­lon­che­lis­ta Ani­ta Las­ker-Wall­fisch naci­da en 1925 en el seno de una fami­lia ger­mano-judía y la del direc­tor de la Orques­ta Filar­mó­ni­ca de Ber­lín Wilhelm Furt­wän­gler (1886 – 1954), uno de los más pro­mi­nen­tes del siglo pasado.

¿Cómo trans­cu­rrió la vida de estas dos per­so­na­li­da­des duran­te el omi­no­so perío­do del Ter­cer Reich que oscu­re­ció al mun­do? Si bien el amor por la músi­ca es el úni­co ele­men­to común que los vin­cu­la, sus des­ti­nos fue­ron muy diferentes.

Es bien sabi­do acer­ca del exter­mi­nio de los judíos vivien­do en Ale­ma­nia y en gran par­te de Euro­pa por par­te del atroz régi­men nazi. Sin embar­go la joven Las­ker-Wall­fisch logró sal­var su vida al inte­grar como vio­lon­che­lis­ta la Orques­ta de Muje­res de Ausch­witz tocan­do músi­ca clá­si­ca en el cam­po de concentración.

En cuan­to a Furt­wän­gler, su esta­tus de genial maes­tro musi­cal fue vis­to por Joseph Goeb­bels, el minis­tro de ilus­tra­ción públi­ca y de pro­pa­gan­da de Hitler, como el direc­tor ideal para diri­gir con­cier­tos de auto­res ger­ma­nos como Beetho­ven, Bruck­ner y sobre todo del gran com­po­si­tor anti­se­mi­ta Richard Wag­ner admi­ra­do por Hitler. Es así que a pesar de no haber sido miem­bro del par­ti­do nazi, Furt­wän­gler pre­sio­na­do por Goeb­bels ven­dió su alma al dia­blo per­ma­ne­cien­do en Ale­ma­nia y sir­vien­do al régi­men con la eje­cu­ción de con­cier­tos al fren­te de la Filar­mó­ni­ca de Berlín.

Para este valio­so docu­men­tal, el cineas­ta se valió de un exce­len­te mate­rial de archi­vo y de las entre­vis­tas entre otras rea­li­za­das a los des­cen­dien­tes de Furt­wän­gler, al dis­tin­gui­do músi­co Daniel Baren­boim y obvia­men­te a la sobre­vi­vien­te Las­ker-Wall­fisch, hoy día de 97 años que a tra­vés de su memo­ria rela­ta su expe­rien­cia vivi­da en Ausch­witz. Así, esta tris­te his­to­ria cobra vida pro­ban­do cómo el poder de la músi­ca estu­vo al ser­vi­cio del nazis­mo para demos­trar la rique­za cul­tu­ral del pue­blo alemán.

Char­lot­te Salo­mon, La Jeu­ne Fille et la Vie (Fran­cia)

El tra­ba­jo artís­ti­co de la joven pin­to­ra judía Char­lot­te Salo­mon es rese­ña­do en este remar­ca­ble docu­men­tal de las her­ma­nas Delphi­ne y Muriel Coulin.

A tra­vés de un enfo­que bio­grá­fi­co, las docu­men­ta­lis­tas pasan revis­ta a la vida de esta talen­to­sa artis­ta de fami­lia judía, naci­da en Ber­lín en 1917 que a los 8 años de edad per­dió a su madre por haber­se sui­ci­da­do, aun­que en su momen­to Char­lot­te igno­ró ese hecho. Dada su voca­ción hacia el arte pic­tó­ri­co efec­túa sus estu­dios en la pres­ti­gio­sa Escue­la Nacio­nal de la Aca­de­mia de Bellas Artes de Ber­lín. La ruti­na nor­mal se inte­rrum­pe con el arri­bo del nazis­mo y es así que en 1939 su padre, el médi­co ciru­jano Albert Salo­mon que se había vuel­to a casar, la envía a la ciu­dad fran­ce­sa de Ville­fran­che para con­vi­vir con sus abue­los mater­nos; entre 1940 y 1942 Char­lot­te se dedi­có a pin­tar 1325 goua­ches (téc­ni­ca pic­tó­ri­ca que con­sis­te en diluir los colo­res en agua) de carác­ter auto­bio­grá­fi­co. Cuan­do Fran­cia es ocu­pa­da por los nazis, pre­vien­do su deten­ción ella colo­ca sus tra­ba­jos en una caja entre­gán­do­se­la a un ami­go a quien le mani­fies­ta que allí está con­te­ni­da su ente­ra vida. Al poco tiem­po de ser depor­ta­da jun­to con su mari­do Ale­xan­der Nagler al cam­po de con­cen­tra­ción de Ausch­witz, con 5 meses de emba­ra­zo es envia­da en octu­bre de 1943 a la cáma­ra de gases sucum­bien­do a los 26 años de edad, en tan­to que su espo­so corrió la mis­ma suer­te unos meses des­pués. Al final de la gue­rra, el padre de Char­lot­te y su espo­sa Cla­ra Lind­berg que habían sobre­vi­vi­do por haber resi­di­do en Holan­da, visi­tan Ville­fran­che y allí des­cu­bren con gran sor­pre­sa el feno­me­nal tra­ba­jo de Char­lot­te que final­men­te deci­die­ron legar­lo al Museo His­tó­ri­co Judío de Ámsterdam.

Este rele­van­te docu­men­tal que per­mi­te tener una cla­ra visión de esta mara­vi­llo­sa artis­ta ha sido narra­do por Nata­lie Richard y sus per­so­na­jes han sido repro­du­ci­dos con las voces de Vicky Krieps como Char­lot­te Salo­mon, Han­na Schy­gu­lla, Yves Heck, Cathe­ri­ne Rin­ger y Mathieu Amalric. El mon­ta­je de Valé­rie Loi­se­leux, las imá­ge­nes de Jean-Louis Via­lard, asi como el exce­len­te mate­rial de archi­vo y las foto­gra­fías pro­ve­nien­tes de la colec­ción del Museo His­tó­ri­co Judío de Ams­ter­dam, con­tri­bu­yen a valo­ri­zar la labor de las her­ma­nas Coulin.