A THOUSAND AND ONE. Estados Unidos, 2022. Un film escrito y dirigido por A.V. Rockwell. 117 minutos
Con el buen antecedente de haber logrado el premio al mejor film dramático de Estados Unidos en el festival de Sundance de este año, ahora el cinéfilo tiene oportunidad de juzgar A Thousand and One, la ópera prima de la realizadora afroamericana A.V. Rockwell. Con una admirable madurez la novel directora y guionista entrega un emotivo drama de supervivencia ilustrando un profundo amor materno-filial.

Teyana Taylor y Aaron Kingsley Adetola
El relato que se desarrolla a lo largo de poco más de una década, comienza en 1994 y transcurre en Harlem, un barrio de Manhattan. Allí vive Inez (Teyana Taylor), una mujer de color recientemente liberada de la prisión, que intenta rehabilitarse tratando de reanudar su vida como estilista peluquera. Sumida en la pobreza y residiendo en un refugio para gente sin hogar, su propósio es recuperar a su hijito Terry (Aaron Kingsley Adetola) de seis años que durante su ausencia ha sido puesto en un hogar de acogida. Cuando al transitar por la calle consigue ubicarlo trata de congraciarse con él y a pesar de su resistencia inicial ella logra conquistarlo cuando lo visita en el hospital como consecuencia de haber sufrido un accidente. En una rápida maniobra, Inez se las ingenia para sacarlo de la clínica y compra ilegalmente una falsa documentación para el menor a fin de evitar que se descubra su verdadera identidad. De allí en más, a pesar de la pobreza en que vive Inez se esfuerza para que su hijo vislumbre un futuro más auspicioso.
Cuando la historia se traslada a 2001 se ve a al adolescente Terry (Aven Courtney) viviendo con su madre en un departamento alquilado venido a menos y destacándose como un brillante alumno en la escuela; en tanto Inez reanuda su relación amorosa con Lucky (Will Catlett) que regresa después de haber pasado un tiempo en la cárcel; el cariño que este hombre brinda a Terry tratándolo como si fuera su propio hijo hace que el muchacho reciba el afecto y calor del padre que nunca tuvo. Sin embargo esta familia reconstituida está sujeta a ciertas desavenencias que impiden una perfecta integración y esto se intensifica cuando Lucky se enferma gravemente, lo que repercute hondamente en Terry.
En 2005 Terry (Josiah Cross) de 17 años planea sus estudios universitarios mientras que su madre prosigue con su firme propósito de brindarle lo mejor de sí misma; sin embargo hay secretos bien guardados que salen a relucir para que las cosas no resulten de acuerdo a lo planeado.
Sin grandilocuencia alguna, Rockwell describe magníficamente la denodada lucha de gente humilde para poder elevar su nivel de vida frente a obstáculos que muchas veces resultan difíciles de superar. Ilustrando la gentrificación que a través de los años Harlem va experimentando, la directora enfoca la difícil situación de Inez al estar presionada por el dueño del edificio donde vive para que deje de habitar su departamento a fin de proceder a su completa renovación; ese proceso de urbanización también afecta a gran parte del vecindario afroamericano que reside en ese distrito. Asimismo, a grandes rasgos se observa cómo la policía blanca acosa a quienes son de piel oscura, revisándolos en la calle sin justificación alguna.
Demostrando cómo el sueño americano dista de concretarse para muchos como en el caso de Inez, esta dramática historia se distingue por su remarcable realización y por el excepcional nivel de interpretación. Si bien su protagonista no es demasiado conocida, lo cierto es que Taylor deslumbra caracterizando elocuentemente a una madre coraje que volcando su inagotable energía trata de ofrecer a su hijo todos los medios a su alcance para que pueda disfrutar de la vida. Igualmente es loable la caracterización que Kingsley Adetola, Courtney y Cross logran del personaje de Terry, transmitiendo paulatinamente el proceso de madurez atravesado frente a las condiciones de vida de su familia.
En suma, este conmovedor film constituye una muestra del mejor cine independiente de este año permitiendo que el talento demostrado por Rockwell genere favorables expectativas para sus futuros trabajos. Jorge Gutman