MON CRIME / THE CRIME IS MINE. Francia, 2023. Un film de François Ozon. France. 2023. 102 minutos
A través de 22 trabajos realizados en dos décadas y media el versátil realizador François Ozon continúa impresionando magníficamente. Si bien podría afirmarse que su fuerte es el drama asimismo transitó en exitosas comedias como lo fueron 8 Mujeres (2002) y Potiche (2010), entre otras, ahora retorna exitosamente a este género con Mon Crime.
El libreto de Ozon escrito con Philippe Piazzo está basado en la obra homónima de 1934 de Georges Berr y Louis Verneuil; en esta oportunidad el realizador ubica la acción en 1935 y como ardiente feminista critica las restricciones de la mujer en la sociedad francesa de ese entonces donde cualquier paso a dar estaba sujeto a la voluntad de su contraparte masculina.

Nadia Tereskiewicz
Al comienzo del relato que transcurre en París se asiste a los problemas financieros que afectan a dos jóvenes amigas que comparten un departamento en donde se encuentran presionadas por el locador del edificio debido a los atrasos del pago de arriendo. Una de ellas es Pauline Mauléon (Rebecca Marder), recién graduada de abogada pero sin clientes a la vista; la otra muchacha es Madeleine Verdier (Nadia Tereskiewicz) quien es una actriz sin mayor vuelo que para lograr un pequeño rol para una película acude a la cita fijada con su poderoso productor Montferrand (Jean-Christophe Bouvet); para su desdicha ella retorna agitada a su vivienda contándole a Pauline que huyó desesperada de la pieza del hotel en que se suponía que ese hombre la entrevistaría, cuando él intentó violarla.
El conflicto se produce cuando el productor aparece muerto en su habitación y el magistrado judicial Rabusset (Fabrice Luchini) sospecha de Madeleine. Frente a esta situación las dos jóvenes deciden adoptar una arriesgada estrategia en la que Madeleine que es inocente se declarará culpable. En tanto que Pauline actúa como sagaz defensora de su amiga ante el tribunal de justicia, Madeleine manifiesta que se vio forzada a cometer el crimen como autodefensa al sentirse ultrajada por el salvaje productor. El resultado es que la supuesta asesina queda absuelta de culpa y cargo por parte de un jurado exclusivamente masculino, logrando una inmensa popularidad que le permite concretar sus sueños de importante estrella de cine; por su parte Pauline se ha prestigiado como abogada de su amiga obteniendo una gran clientela, en tanto que Rabusset expresa su enorme satisfacción por haber resuelto el caso con máxima rapidez. A todo ello André Bonnard (Édouard Sulpice), que es el enamorado de Madeleine e hijo de un acaudalado empresario (André Dussolier), le propone de inmediato casamiento cuando antes del incidente había dudado en hacerlo.
La comedia adopta un inesperado giro cuando Odette Chaumette (Isabelle Huppert), una extravagante actriz del cine mudo y viuda del productor a quien asesinó por haber abusado de ella, aparece en escena y chantajea a Madeleine y Pauline con denunciar la verdad a menos que le provean una importante suma de dinero.
En esta comedia que asume en parte el tono de farsa, nada puede ser considerado con absoluta seriedad y eso poco importa porque lo que aquí trasluce son sus brillantes diálogos, el ritmo dinámico impreso por Ozon y su magnífico elenco. Si bien Tereskiewicz y Marder se desempeñan muy bien, Huppert hipnotiza una vez más con su hilarante composición al igual que el siempre aguerrido Luchini; en papeles de apoyo igualmente se distinguen el veterano Dussolier y Dany Boon. Entre otros aspectos resaltan el diseño de producción de Jean Rabasse reproduciendo acertadamente la época en que transcurre el relato así como la fotografía de Manu Dacosse.
Además de la preponderante solidaridad existente entre Madeleine y Pauline, la película paradójicamente ilustra un sistema judicial donde la mentira obnubila a la verdad y sobre todo el empoderamiento de la mujer que bien puede aplicarse al movimiento actual del #metoo.
En resumen, de la mano de Ozon el púbico asiste a una fresca, lúcida y optimista comedia. Jorge Gutman