LOS COLONOS. Chile-Argentina-Francia-Dinamarca-Gran Bretaña-Suecia-Taiwán, 2023. Un film de Felipe Gálvez. 97 minutos
Resulta gratificante para el crítico de cine comprobar el surgimiento de noveles realizadores capaces de mostrar inusitada madurez en sus primeros trabajos. Ese es el caso del director chileno Felipe Gálvez quien después de una experiencia como guionista y editor en cortometrajes debuta en el largometraje Los Colonos ilustrando lúcidamente de manera ficcional un drama histórico sobre el tratamiento recibido por la población autóctona de Chile.

Mark Stanley, Camilo Arancibia y Benjamín Westfall
El guión del realizador escrito con Antonia Girardi y la colaboración de Mariano Llinás en su comienzo ubica la acción en 1901 en la región patagónica de Chile y Argentina. Allí el poderoso terrateniente José Menéndez (Alfredo Castro), dedicado a la explotación de ovejas, quiere despejar la vasta ruta conducente a una salida en el Océano Atlántico. Para efectuar el recorrido de esa zona contrata los servicios del funcionario escocés MacLennan (Mark Stanley) con el propósito de eliminar a la población autóctona que pueda encontrar en el camino; para realizar su tarea contará con la colaboración del mercenario americano Bill (Benjamín Westfall) y del ayudante Segundo (Camilo Arancibia) que es un mestizo oriundo de la isla de Chiloé. Cumpliendo su misión este heterogéneo grupo no vacila en sembrar a lo largo del camino un sendero de sangre al perseguir y asesinar a la comunidad indígena Selk’nam.
Siete años después de la masacre, el presidente chileno Pedro Montt designa al oficial Vicuña (Marcelo Alonso), para que visite Chiloé a fin de tener un preciso conocimiento acerca del asesinato cometido al pueblo autóctono; para ello intenta obtener información de Segundo que ahora modestamente habita allí junto con su traumatizada mujer indígena Kiepja (Mishell Guaña). En todo caso, las buenas intenciones no reparan el genocidio producido.
Uno de los méritos de Los Colonos es que los personajes están muy bien esbozados; sobre todo el más elocuente es el magníficamente caracterizado por Arancibia quien como Segundo, a través de su óptica se asiste a lo que acontece en el relato; si bien se puede empatizar con el mismo, lo cierto es que él fue un colaborador pasivo de los graves incidentes ocurridos a pesar de su origen autóctono. Igualmente son destacables las intervenciones de Castro como el despreciable genocida Menéndez y de Stanley como el despiadado asesino MacLennan. Además de Westfall, Alonso y Guaña, el sólido reparto se completa, entre otros intérpretes, con Luis Machin, Adriana Stuven, Agustin Rittano, Juan Imbert y Mariano Llinás.
Como realizador Gálvez tiene la delicadeza de sugerir antes que demostrar en toda su magnitud las atrocidades cometidas. Imprimiendo un apropiado ritmo, el cineasta contó con el valioso aporte de la fotografía de Simone D’Arcangelo captando el agreste paisaje en que transcurre la acción, así como la apropiada música de Harry Allouche.
Queda como resultado un muy buen articulado western, que denuncia de manera contundente la acción arrasadora y destructiva de los pueblos originarios que tuvo lugar en la Patagonia a comienzos del siglo pasado; todo ello en nombre de una triste colonización tendiente a aplicar el racismo y el crimen a fin de lograr una civilización más purificada. Jorge Gutman