Un Irre­pa­ra­ble dolor

THE AFTER. Gran Bre­ta­ña, 2023. Un cor­to­me­tra­je de Misan Harri­man. 18 minu­tos. Dis­po­ni­ble en Net­flix 

Mag­ní­fi­co es el apor­te del rea­li­za­dor Misan Harri­man quien en esca­sos minu­tos ha sido capaz de plas­mar un pro­fun­do dra­ma que bien podría pres­tar­se para un lar­go­me­tra­je. En todo caso The After mere­ci­da­men­te ha sido selec­cio­na­do como uno de los cin­co cor­to­me­tra­jes de fic­ción para optar al Oscar 2024.

David Oye­lo­wo, Jes­si­ca Plum­mer y Ame­lie Doku­bo (de espalda)

Basa­do en el guión del cineas­ta escri­to con la cola­bo­ra­ción de John Julius Sch­wa­bach, el comien­zo opti­mis­ta con­tras­ta radi­cal­men­te con lo que des­pués sobre­vie­ne. El remar­ca­ble actor David Oye­lo­wo ani­ma a Dayo, un buen padre de fami­lia quien jun­to con su hiji­ta Lau­ra (Ame­lie Doku­bo) va cami­nan­do por las calles de Lon­dres, cuan­do ella, que ese día está por par­ti­ci­par en una obra esco­lar, le ense­ña a dar unos pasos de bai­le. A ambos pron­ta­men­te se uni­rá Aman­da (Jes­si­ca Plum­mer), la espo­sa y madre de Lau­ra y todos expe­ri­men­tan ale­gría cuan­do Dayo logra pos­ter­gar una reu­nión de tra­ba­jo para poder asis­tir al espec­tácu­lo de su niña. A los pocos ins­tan­tes sur­ge intem­pes­ti­va­men­te un des­afo­ra­do cri­mi­nal quien cuchi­llo en mano ata­ca a Aman­da pro­du­cien­do una esce­na en la que ella y la niña ter­mi­nan muriendo.

Si la pér­di­da de un ser que­ri­do siem­pre resul­ta peno­so, mucho más inten­so es el dolor de que un padre pier­da a un hijo, como en este caso a Lau­ra, y para peor a su que­ri­da espo­sa. La con­go­ja de Dayo es tan inten­sa don­de a par­tir de esa doble des­gra­cia, él tra­ta de sumer­gir­se en su tra­ba­jo como taxis­ta. De allí, varia­dos pasa­je­ros hacen sen­tir su pre­sen­cia mien­tras son con­du­ci­dos por Dayo en tan­to que éste pres­ta aten­ción a sus comen­ta­rios; en uno de los mis­mos un pasa­je­ro reve­la a su com­pa­ñe­ra el gran dolor que lo aque­ja por la pér­di­da de un fami­liar y es allí cuan­do Dayo reme­mo­ra los últi­mos minu­tos vivi­dos con Lau­ra y Aman­da. Con todo, el momen­to cru­cial se pro­du­ce cuan­do el taxi es abor­da­do por un matri­mo­nio des­ave­ni­do acom­pa­ña­do de su hiji­ta, don­de la peque­ña oye la dis­cu­sión de sus padres; al lle­gar a des­tino, mien­tras que sus pro­ge­ni­to­res se bajan y están dis­pues­tos a entrar a su hogar, la niña (Tara-Bin­ta Collins) se afe­rra fuer­te­men­te a Dayo moti­van­do que ese cari­ño­so acto pro­duz­ca en él un des­va­ne­ci­mien­to en la ace­ra a la vez que llo­ra en el sue­lo, al sen­tir nue­va­men­te la tre­men­da ausen­cia de Laura.

La inter­pre­ta­ción de Oye­lo­wo como el indi­vi­duo que­bra­do por la tra­ge­dia es nada menos que excep­cio­nal don­de a tra­vés de sus ges­tos expre­sa el sen­ti­mien­to de un indi­vi­duo al que le resul­ta difí­cil emer­ger del pozo en que se encuen­tra y que se evi­den­cia en la últi­ma esce­na catár­ti­ca que de mane­ra efec­ti­va emo­cio­na al espectador.

Con una impe­ca­ble rea­li­za­ción, Harri­mann entre­ga un remar­ca­ble peque­ño film de inten­sa huma­ni­dad. Jor­ge Gutman