Crónica de José Ridoutt Polar
Gracias a la gentileza de Destination DC, pudimos visitar Washington DC.
Ciudad de política y poder. Ciudad de intriga, pasión e historia. Museos y monumentos de renombre mundial, amplias avenidas, vastos espacios verdes y una arquitectura impresionante se combinan para hacer de esta una de las ciudades más bellas, cautivadoras y emocionantes del mundo. La capital federal de Estados Unidos tiene la particularidad de que se puede disfrutar a pleno sin erogar un dólar en sus parques y museos o conciertos al aire libre.
Llena de símbolos monumentales y museos interesantes. Washington es además, uno de los mayores centros políticos del planeta, con todo lo que esto conlleva, y una ciudad enormemente dinámica. Los turistas suelen dedicar todo el día a visitar sus numerosos museos y durante la tarde y la noche a buscar el lugar donde tomar una cerveza o cenar en barrios muy animados.
Un paseo por el National Mall
Incluso los habitantes de Washington, cuya vida diaria rara vez los lleva al National Mall, consideran este magnífico parque como el corazón de la ciudad. Tal como lo visualizó Pierre Charles L’Enfant en su plan original para Washington, DC, se extiende 4 km desde el Capitolio hasta el río Potomac, un poco más allá del Monumento a Lincoln. Al lado y cerca se encuentran símbolos clave de la ciudad y la nación: monumentos a los sufrimientos y triunfos del pasado, los lugares de trabajo del gobierno federal y los museos Smithsonian. El National Mall también sirve como plaza pública nacional: se llena al máximo para los deslumbrantes fuegos artificiales del 4 de julio y se llena a diario con gente local para correr, pasear o simplemente disfrutar de las extraordinarias vistas.
El National Mall es la primera parada imprescindible de nuestro recorrido. Hay quien llama al Mall “el jardín delantero de EE UU”. Y se comprende al ver el verde césped que se extiende desde el Capitolio hasta el Lincoln Memorial y que conforma el gran espacio público del país; ese es, el lugar donde se acude tanto para protestar contra el Gobierno como a inyectarse una dosis de orgullo patrio, pues aquí están los sacrosantos símbolos, plasmados en mármol y piedra, que dan forma al ideario patriótico estadounidense. En el Mall se encuentran la mayoría de los museos y grandes monumentos de la ciudad.
En un día se puede ver bastante, aunque será una larga jornada totalmente recompensada. Se suele empezar en el Vietnam Veterans Memorial y se sigue en dirección contraria a las agujas del reloj, con el inolvidable Lincoln Memorial, el entrañable Martin Luther King Jr. Memorial y el obelisco del Washington Monument. Hacia el oeste se pueden apreciar otros monumentos tales como los dedicados a los caídos en la Guerra de Corea o la II Guerra Mundial.
El extremo occidental del National Mall está presidido por el Lincoln Memorial, un edificio de estilo neoclásico dedicado al presidente Abraham Lincoln, cuya estatua contempla serenamente las aguas del estanque Reflecting Pool tras una columnata dórica. El Washington Monument, de 169 metros, es el edificio más alto de la ciudad. Se tardó tanto en construirlo que la cantera de mármol original se agotó: a un tercio de altura se observa el cambio de color entre la piedra nueva y la vieja. Otro memorial que se visita gratuitamente es el dedicado a Martin Luther King Jr., el monumento más reciente del Mall, inaugurado en 2011.
Smithsonian: arte y ciencia a lo grande
Alrededor del Mall están los museos del Smithsonian que hacen una fabulosa labor educativa mostrando muchos de los tesoros culturales y científicos de EE UU. Se puede comenzar en el Smithsonian Castle, un edificio de arenisca roja con torreones construido a mediados del siglo XIX que alberga el centro de visitantes y acoge exposiciones sobre historia, además de mostrar información sobre la institución en pantallas táctiles en varios idiomas. Allí está también la tumba de James Smithson, el excéntrico inglés que en 1826 donó el dinero con el que se creó el instituto que lleva su nombre.
Uno de los más visitados es el Museo Nacional de Historia Natural. Tras saludar a Henry, el enorme elefante africano que vigila la rotonda, hay que subir al segundo piso a ver el diamante Hope (Esperanza). Sus 45,52 quilates arrastran una fama de malditismo sobre sus sucesivos propietarios, entre los que se cuenta la reina francesa María Antonieta, decapitada en la guillotina. También hay dinosaurios, calamares gigantes, tarántulas… un paraíso para amantes de las ciencias naturales y los niños curiosos.
Para quienes prefieran la historia y empaparse de la cultura americana, el National Museum of American History expone todo tipo de objetos del universo estadounidense, con una bandera como pieza estelar: es la misma que ondeó en el fuerte McHenry de Baltimore durante la guerra de independencia de 1812 y en la que se inspiró el himno nacional Barras y estrellas.
Los amantes del arte tienen otra visita imprescindible y gratuita: la National Gallery of Art, con una ingente colección que abarca desde la Edad Media hasta la actualidad, y su vecino jardín de esculturas. Lo más práctico es ir directamente a la galería 6 a ver el único cuadro de Leonardo da Vinci en el hemisferio occidental. En el exterior podremos pasear entre las caprichosas esculturas de Miró, Calder y Lichtenstein, o fijarnos en el diseño del edificio este, del arquitecto Leoh Ming Pei, que contiene arte moderno a lo grande, con obras de Picasso, Matilles y Pollock.
El National Air and Space Museum es otro de los lugares más visitados del Smithsonian. Solo un vistazo ya impresiona. La sala central de Hitos de Vuelo del museo, los imponentes misiles nucleares Pershing-II de EE. UU. y SS-20 soviéticos, se encuentra junto a la popular estación de rocas lunares, donde los visitantes pueden tocar una muestra lunar adquirida en la misión Apolo 17 de 1972. Entre los aviones que cuelgan del techo está el Spirit of St. Louis —el aeroplano con el que el piloto Charles Lindbergh cruzó el Atlántico en el primer vuelo en solitario sin escalas de Nueva York a París en mayo de 1927— y el reactor Bell X‑1c con el que Chuck Yeager rompió por primera vez la barrera del sonido. Las exposiciones permanentes del museo detallan la historia de la aviación a reacción, los viajes espaciales y las comunicaciones por satélite. Hay una sala IMAX, un planetario, simuladores de vuelo… una visita llena de emociones para niños y toda la familia.
El Capitolio y los centros del poder
Hay pocos sitios en el mundo tan reconocibles universalmente como el Capitolio, omnipresente en películas y series. El centro geográfico y legislativo de Washington sorprende por ser un barrio residencial de casas adosadas. Esta enorme zona alberga lugares tan significativos como la Biblioteca del Congreso o el Holocaust Memorial Museum.
Gratis son también las visitas guiadas al Capitolio, aunque las entradas son limitadas, así que es mejor reservarlas online. Desde 1800, este es el lugar donde el Congreso se reúne para redactar las leyes del país. Durante una hora los guías enseñan los antecedentes completos de un edificio lleno de historia. Para ver una sesión plenaria es necesario un pase distinto: los ciudadanos estadounidenses lo pueden pedir a sus representantes, pero los extranjeros deben pedirlo allí mismo mostrando su pasaporte.
También está abierta gratuitamente la Biblioteca del Congreso, la mayor del mundo, con 164 millones de libros, manuscritos, mapas, fotos, películas y otros muchos artículos, un lugar asombroso, tanto por sus dimensiones como por su diseño. El centro de todo es el Jefferson Building, pero son impresionantes también el Great Hall, decorado con vidrieras, mármol y mosaicos, la Biblia de Gutenberg (1455), la biblioteca de Thomas Jefferson y el mirador de la sala de lectura.
Otra biblioteca de visita gratuita es la Folger Shakespeare Library, donde se conserva la mayor colección de libros de Shakespeare del mundo. Se puede pasear por el Great Hall para ver pinturas, grabados y manuscritos isabelinos o asomarse a un evocador teatro, réplica del Globe Theatre de Londres, que por la noche ofrece representaciones.
La Casa Blanca donde el presidente estadounidense reside, comparte espacio en el centro del barrio con otras instituciones como el Departamento de Estado y el Banco Mundial, que están muy cerca. De día esta es una zona de negocios y de noche es recomendable dar un salto al Kennedy Center, un espacio de artes escénicas muy concurrido. No perderse la exhibición inmersiva del Presidente John F. Kennedy.
Si se tiene la suerte de conseguir entradas para la Casa Blanca, se podrá pasear por varias salas de la residencia principal, todas repletas de leyendas presidenciales.
Y queda todavía por ver la fábrica de moneda: el Bureau of Engraving and Printing es donde se diseña e imprime el papel moneda de EE UU. Hay visitas guiadas de 40 minutos para ver la planta baja, de donde salen de las prensas millones de dólares.
Georgetown
Georgetown es el barrio más aristocrático, donde viven estudiantes de las universidades de élite, académicos en sus torres de marfil y diplomáticos. En consonancia, las calles están llenas de tiendas elegantes. También rincones que todos tenemos muy presentes, como las escaleras de El exorcista, unas empinadas escaleras de piedra que son famosas por ser el lugar donde el padre Karras, poseído por el demonio, muere tras bajar rodando por ellas en la película de terror de William Friedkin.
Pero el símbolo de todo es la Universidad, una de las más prestigiosas del país, fundada en 1789. Aquí han estudiado Bill Clinton, muchos miembros de la realeza de todo el mundo y jefes de Estado internacionales. Impresiona especialmente el Healy Hall, con su aire medieval y su alta torre del reloj con aires de Hogwarts.
Cruzando el río
Técnicamente, en la orilla oeste del Potomac ya no estamos en Washington D. C., sino en Virginia, aunque en realidad allí es donde se encuentran algunas de las atracciones más impresionantes y visitadas de Washington, como el Cementerio Nacional de Arlington, donde descansan 400.000 militares y sus familiares. Aquí hay muertos de todas las guerras en las que ha participado EE UU desde la de la Independencia.
Hay que destacar que la tumba más visitada es la del Presidente John F. Kennedy. La llama eterna junto a la tumba del presidente asesinado fue encendida por la entonces primera dama Jacqueline Kennedy el día de su funeral.
Ubicado fuera del Cementerio de Arlington se encuentra la famosa estatua de Marines de EE. UU. conocido como Iwo Jima Memorial. Representa a los seis soldados que izaron la segunda bandera estadounidense en Iwo Jima, en las islas volcánicas japonesas, el 23 de febrero de 1945. , significando la conclusión de la campaña estadounidense en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial.
Vida nocturna
No hace falta decirlo, pero la gran atracción gratuita de cualquier ciudad es pasear por sus barrios. Las zonas de Eastern Market y H Street NE son muy populares y rebosan de propuestas. U Street Corredor mucha historia. En otros tiempos se conocía como el “Black Broadway” y en él actuaron Duke Ellington y Ella Fitzgerald desde la década de 1920 hasta los años cincuenta. También fue el epicentro de los disturbios raciales de 1968. Pasó por un turbulento declive, pero en las últimas décadas ha vivido un resurgir. Hoy resulta imprescindible pasear por sus calles, con sus callejones llenos de murales, clubs musicales y tiendas de antigüedades.
Otro lugar imperdible es Union Market, con epicentro en 5th St NE. El histórico Mercado alberga decenas de comerciantes de alimentos, bebidas y tiendas. Hay de todo, desde opciones gastronómicas de primer nivel hasta tiendas de plantas, café e incluso artistas. En cualquier mañana de fin de semana, se puede ubicar a lugareños privados de cafeína tomando su dosis y desayunando con sus perros a cuestas.
Si no puede hallar nada en Union Market que se adapte a sus gustos, simplemente cruce la calle y encuentre más opciones en La Cosecha, un mercado contemporáneo de América Latina y una embajada culinaria que celebra siglos de herencia.
Este artículo se hizo gracias al aporte de:
Destination DC
Hotel Royal Sonesta Dupont Circle
USA Guided Tours
City Cruises
Sfoglina Pasta House
Mezcalero
Cranes
The Grill (At the Wharf)
Martin’s Tavern (Oldest family-run restaurant in DC)
Colada Shop (Dupont Circle location)
Fotos: Silvia Valera Cardenas