THE OLD OAK. Gran Bretaña-Francia-Bélgica, 2023. Un film de Ken Loach. 113 minutos
En lo que parece que será su despedida con el cine, el gran maestro Ken Loach de 87 años de edad, doblemente laureado con la Palma de Oro en el Festival de Cannes en 2006 y 2016, concluye su admirable carrera de extraordinario cineasta con The Old Oak. Sin ser la mejor de sus 27 películas realizadas, su indiscutible nivel de calidad constituye un documento que gravita hondamente abordando el tema de la inmigración en Gran Bretaña.
Como es habitual, Loach se vale de su habitual y excelente guionista Paul Laverty para su relato ambientado en 2016 en el norte de Inglaterra, cercano a Durham, donde la ciudad no ha podido recobrar su impulso desde que se produjo en 1984 la huelga de mineros y el cierre de las minas.
En su comienzo llega un ómnibus con refugiados provenientes de Siria aspirando a un nivel de vida mejor que lo que acontece en el caótico país del Medio Oriente. Una de las recién llegadas junto con su hermano y madre es la joven Yara (Ebla Mari), quien apasionada por la fotografía capta una vistas del lugar con su máquina de fotos; su gesto motiva a que un pendenciero se la arrebate para entregársela posteriormente en dañada condición; es ahí donde interviene Tommy Joe “TJ” Ballantyne (Dave Turner), el dueño de la taberna local, quien con muy buena voluntad recompone la cámara de Yara. A partir de allí se inicia un vínculo afectivo entre ambos; en el que este hombre de mediana edad divorciado y desmoralizado con un hijo adulto completamente alejado de él, se siente motivado en ayudar a Yara y su familia quienes temen por la suerte del padre que ha quedado en Siria prisionero y sojuzgado bajo el temible régimen de Assad.
Entretanto los parroquianos que asisten a la taberna como centro de reunión social, no ocultan la hostilidad que sienten hacia los recién llegados; así le solicitan a TJ que les permita habilitar la clausurada sala del local para efectuar una reunión de protesta, a la que él se niega porque cree que es necesario ayudar a esa gente. Es así que con la colaboración de Yara como denodada activista comunitaria y de una mujer local (Claire Rodgerson) que se involucra en proteger a los inmigrantes, TJ acondiciona esa sala a fin de suministrar comida gratuita tanto a los refugiados como asimismo a aquellas personas del lugar que se encuentran en precarias condiciones económicas. Claro está que su conducta enfurece a algunos de los clientes del pub, proliferando epítetos racistas como es el caso del irascible Vic (Chris McGlade) así como acontece con Charlie (Trevor Fox) que ha sido gran amigo de TJ.
Es así que la taberna configura el eje central de la historia que Loach y Laverty desean ilustrar. Por un lado están los parroquianos demostrando su manifiesta oposición a los recién llegados inmigrantes y del lado contrario se encuentra TJ dispuesto en brindarles su apoyo, arriesgando en perder algunos de los cllientes del local. Esa actitud también queda reflejada en el comportamiento contradictorio de la población anfitriona que en última instancia la mayoría demostrará su empatía y solidaridad hacia los inmigrantes.
Más allá de su tema principal, el relato provee algunas escenas muy emotivas. Así resulta conmovedora la actitud de Yara y su madre llegando al hogar de TJ con un plato típico de comida siria, a fin de aliviarle la gran pena que sufre por la muerte de su querida perrita Marra. Otro significativo momento es cuando TJ lleva a Yara a la catedral de Durham y ella se conmueve observando el lugar al mismo tiempo que siente pena dado que jamás volverá a contemplar los imponentes templos de Palmira en Siria construidos por los romanos y que han sido destruidos por los yihadistas. Igualmente emociona la secuencia en la que los lugareños acuden con ramos de flores para expresar sus condolencias a Yara y su familia al confirmarse que su padre murió en la prisión de Siria.
Dentro del marco de un film coral donde gran parte del sólido reparto está integrado por actores no profesionales, palabras de elogio merece la actuación de Dave Turner sumergido por completo en la psicología de TJ así como igualmente es ponderable la autenticidad brindada por Ebla Mari en su debut cinematográfico aportando ternura como la joven siria que mantiene un platónico vínculo con TJ.
Mediante el microcosmo cultural descripto, Loach deja como legado un loable drama social en apoyo de los inmigrantes refugiados y de las clases desfavorecidas de su país, así como una severa crítica hacia la xenofobia, discriminación y racismo que invaden al mundo. Jorge Gutman